La puta de Babilonia (40 page)

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Authors: Fernando Vallejo

BOOK: La puta de Babilonia
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Y el Pío siguiente, Pío XII, en su alocución del 29 de septiembre de 1949 ante el Cuarto Congreso Internacional de Médicos Católicos, dijo: "Si bien es cierto que no pueden a priori rechazarse nuevos métodos por el sólo hecho de su novedad, sin embargo por lo que a la fecundación artificial se refiere no solamente hay que ser en extremo reservados, sino que debe ser absolutamente rechazada. Al hablar así, no se proscribe necesariamente el empleo de ciertos medios artificiales destinados únicamente ora a facilitar el acto natural, ora a hacer alcanzar su fin al acto natural normalmente cumplido". ¿Qué quiso decir esta fuente clara y translúcida de donde mana una verdad transparente? Lo mismo que quiso decir Luis Echeverría cuando les dijo a los periodistas siendo presidente de México que él no era de izquierda ni de derecha sino todo lo contrario. Y también afirmó el dicho Pío en dicho congreso: "La fecundación artificial fuera del matrimonio debe condenarse pura y simplemente como inmoral. La fecundación artificial dentro del matrimonio, pero hecha con elemento activo de un tercero, es igualmente inmoral, y como tal ha de reprobarse sin distingo". ¿Qué quiso decir "con elemento activo de un tercero"? ¿Estaba acaso condenando el Santo Padre el ménage à trois? Lo que sí le salió muy bien a este papa fue cuando hablando "del uso del matrimonio en tiempo de infecundidad" ante el Congreso de la Unión Católica Italiana de Comadronas el 29 de octubre de 1951 dijo: "Cumple ante todo examinar dos hipótesis. Si la práctica de aquella teoría no quiere decir otra cosa sino que los cónyuges pueden hacer uso de su derecho matrimonial aun en los días de esterilidad natural, nada hay que oponer a ello; con ello, en efecto, no impiden ni perjudican en modo alguno la consumación del acto natural y sus ulteriores consecuencias".

—Explíqueme usted ahora una cosa, compadre: ¿Cuántos espermatozoides se pierden en las eyaculaciones in vagina en los días de "esterilidad natural" en que los cónyuges hacen uso de su "derecho matrimonial"?

—Dos millones de billones de trillones de cuatrillones, compadre.

—¡Qué pena! Como para poblar dos galaxias... ¿Y si se emplearan unos cuantos de ellos para curar la blenorragia? ¿Por qué no lo permitía el papa?

—Porque al Vicario de Cristo no le dio su puta gana.

Además, como ya sabemos, la gonorrea no se cura con espermatozoides sino con antibióticos. Lo que sí va a lograr la ciencia en un futuro no lejano es marcar los espermatozoides en la mismísima fuente de los canales germinales de donde manan, de suerte que podamos saber cuáles están destinados a ser papas, y así el hombre de buena voluntad pueda cazarlos con escopeta antes de que florezcan. ¿Se imaginan ustedes si hubiéramos podido suprimir a tiempo el espermatozoide Pacelli, o el espermatozoide Montini, o el espermatozoide Wojtyla? ¡Cuánto mal no le habríamos ahorrado al mundo!

E inaugurando el 9 de noviembre de 1941 en Roma un curso de la Pontificia Academia de Ciencias dijo el mencionado Pacelli, quien de espermatozoide cabezón y obtuso floreció en el brillante Pío XII: "El hombre, dotado de alma espiritual, fue colocado por Dios en la cima de la escala de los vivientes como príncipe y soberano del reino animal. Las múltiples investigaciones tanto de la paleontología como de la biología y la morfología sobre estos problemas tocantes a los orígenes del hombre no han aportado hasta ahora nada de positivamente claro y cierto. No queda, por lo tanto, sino dejar al porvenir la respuesta a la pregunta de si un día la ciencia, iluminada y guiada por la revelación, podrá ofrecer resultados seguros y definitivos sobre punto tan importante". ¡El hombre arriba de los animales, como en el Génesis! ¡Y la ciencia guiada por la revelación! ¡Ah cura bellaco! ¡Va fan culo, paporro cabrón!

Y oigan lo que dijo paulinamente Pío XI a propósito de la "emancipación de la mujer" en su encíclica Casti connubii (Del matrimonio casto) el 31 de diciembre de 1930: "Cuantos de palabra o por escrito empañan el brillo de la fidelidad y de la castidad nupcial, ellos mismos, como maestros del error, fácilmente echan por tierra la confiada y honesta obediencia de la mujer al marido. Y más audazmente algunos de ellos charlatanean que tal obediencia es una indigna esclavitud de un cónyuge respecto del otro; que todos los derechos son iguales entre los dos; y pues estos derechos se violan por la sujeción de uno de los dos, proclaman con toda soberbia que han logrado o van a lograr quién sabe qué emancipación de la mujer. Tal emancipación según ellos debe ser triple: en el régimen de la sociedad doméstica, en la administración del patrimonio familiar y en la facultad de evitar o suprimir la vida de la prole. Y así la llaman social, económica y fisiológica: fisiológica, porque quieren que las mujeres a su arbitrio estén libres o se libren de las cargas conyugales o maternales (emancipación ésta, como ya dijimos de sobra, que no lo es sino un crimen horrendo); económica, por la que pretenden que la mujer, aun sin saberlo ni quererlo el marido, pueda libremente tener sus propios negocios, dirigirlos y administrarlos, sin tomar para nada en cuenta a los hijos, al marido y a toda la familia; y social, en fin, por cuanto apartan a la mujer de los cuidados domésticos, tanto de los hijos como de la familia, a fin de que sin preocuparse por ellos pueda entregarse a sus antojos y dedicarse a los negocios y a los cargos, incluso públicos".

¡A ver si hoy la Puta tiene el valor de respaldar esa encíclica bellaca! Que la promuevan los curas, si son capaces, y a ver cuántas de las hijas de Eva les van a volver a la iglesia a llenarles las alcancías de limosnas. Hasta donde pudo la Puta cohonestó la esclavitud, el antijudaísmo y la misoginia. Pues del mismo modo ni más ni menos hoy calla ante el atropello del hombre a los animales. Algún día sacará a relucir al pobre de espíritu de Francisco de Asís que les prohibió a los de su orden comer carne sí, pero sólo los días de vigilia. ¡Y ése dizque era el que quería a los animales! ¡Cómo va a ser eso que llaman cristianismo una religión!

Escrita para oponerle a la tolerancia de la Lambeth Conference (una conferencia de los anglicanos de ese mismo año de 1930) la más decidida condena a la anticoncepción, en la encíclica Casti connubii está en germen la más dañina de todas las encíclicas, la Humanae vitae (De la vida humana) de Pablo VI, que promulgó este papa el 25 de julio de 1968 para rechazar todos los medios de anticoncepción y declarar que todo acto sexual tenía que darse sólo dentro del matrimonio y estar dirigido sólo a la trasmisión de la vida. El camino estaba abierto para que surgiera la alimaña Wojtyla. En 1846, cuando ascendió al papado Pío Nono, la población mundial era de mil doscientos millones. En 1930, cuando la encíclica Casti connubii, era de dos mil millones. A un año largo de la muerte de Wojtyla hoy es de seis mil quinientos millones. ¿Ha hecho algo la Puta para que progresen la ciencia y la tecnología y ayuden a acomodar y darles de comer a todos estos millones? Sí. Tanto cuantos niños abandonados del Tercer Mundo ha recogido el papa o cuantas vacas ha salvado del matadero este zángano.

Al andar promoviendo el diálogo con renegados y apóstatas, Wojtyla y Benedicto se han convertido a los ojos del universo mundo en un par de herejes. ¡Con que van a juntar a la Puta de Oriente y a la de Occidente en una sola bajo un único cayado, el suyo! Permítanme que me ría, ¡ilusas! Éstas son de las que se duermen contando ovejas. Y si al inmenso rebaño cristiano fuera posible sumarle los musulmanes y los judíos tanto mejor: el que el cristianismo, el judaísmo y el mahometismo sean religiones monoteístas se les hace un buen punto de partida. Pero yo digo que no: el judaísmo y el mahometismo son, en efecto, religiones monoteístas, pero en tanto los judíos creen en Yavé, cuyo gran esbirro fue Josué, los musulmanes creen en Alá, cuyo gran esbirro fue Mahoma. Si sus esbirros son distintos, se trata entonces de dos dioses distintos. Por cuanto a los cristianos se refiere, no son monoteístas sino triteístas pues creen en la Santísima Trinidad, que son tres en uno: el cristianismo es un triteísmo monoestúpido. Le aconsejo pues a Ratzinger que no siga por ese camino que le está buscando la cuadratura al círculo. Hoy ha ido a rezar a la Mezquita Azul de Estambul. Se descalzó a la entrada como musulmán y oró de cara hacia La Meca.

—¿De veras?

—De veras.

—¿Y cómo fue eso? Cuénteme a ver.

—Pues que al finalizar el tour que le dio al papa por la mezquita, el Gran Muftí de Estambul, Mustafá Agrici, dijo: "Ahora voy a rezar". Y volteando el culo hacia Washington y mirando hacia La Meca se entregó a lo anunciado.

—¿Y el papa? ¿Qué hizo?

—Igual. Cerró sus ojitos cansados, inclinó su cabecita santa y oró en silencio durante un minuto mirando como el otro hacia La Meca.

—¿Y cómo sabe usted, compadre, que oró, si fue en silencio?

—Porque el portavoz del Vaticano, el reverendo Federico Lombardi, lo dijo. "El Santo Padre, dijo, hizo una pausa para meditar dentro de la mezquita y seguramente sus pensamientos estuvieron con Dios". ¿Cómo puede interpretar usted ese "seguramente" sino que es seguro que rezó? Por algo el portavoz es un vocero: porque le da voz al jefe cuando calla.

Al salir de la mezquita los dos rezanderos intercambiaron presentes: el muftí le dio al pontífice un azulejo vidriado decorado con una escena del Mar de Mármara y una paloma. Y el pontífice le regaló al muftí un mosaico con cuatro palomas.

—¡Cuatro!

—Como lo oye.

—¿Y no iba por casualidad entre las cuatro el Espíritu Santo?

—No porque ése se lo comió en caldo de verduras Wojtyla cuando su agonía. Sólo dejó las plumas.

—¡Ah viejo cabrón! Todo se lo parrandeó. ¿Y a cómo están vendiendo las plumas?

—A cero dólar por pluma porque las echó a volar sobre la plaza de San Pedro en una performance desde su balcón. Plumas del Espíritu Santo fue lo que le llovió ese día a la chusma novelera.

¡Pobre Puta, se te acabó la fiesta! La farsa infame del pontificado de Wojtyla, frívolo, inmoral, vacío, con su santidad de relumbrón y su desvergüenza te dio el puntillazo final. ¡Tú la teóloga, la misteriosa, la profunda, la recóndita, la que se creía representante de Dios en la tierra y mataba en su nombre y hablaba en latín, puesta a la altura de un mundial de fútbol! Bendito sea ese papa bellaco, instrumento de Dios. Ahora viene la resaca que sigue a la borrachera en que el borracho quemó la casa. Es el turno del Islam, la secta de Alá y su esbirro Mahoma. De ellos serán las nuevas oscuridades medievales. El día del ayatola se acerca, la Gran Bestia Negra se nos viene encima. Con Wojtyla hemos enterrado a la Puta. Requiescat in pace.

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