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Authors: Matthew Reilly

Tags: #Intriga, #Aventuras, #Ciencia Ficción

Las seis piedras sagradas (22 page)

BOOK: Las seis piedras sagradas
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Sin embargo, lo duro que había sido quedó claro en su primera reunión con los maestros.

Vestido con vaqueros y una chaqueta que ocultaba su musculoso físico y unos guantes que escondían la mano artificial izquierda, Jack West Jr. —comando, aventurero y poseedor de dos licenciaturas en historia antigua— estaba sentado en una pequeña silla de plástico junto a una diminuta mesa delante de la tutora personal de Lily, una mujer con gafas llamada Brooke. Una «tutora», se enteró Jack, no era más que una maestra asignada a supervisar la educación de Lily.

La larga lista de comentarios de Brooke hizo que Jack sonriera detrás de su gesto preocupado:

«Lily ha estado avergonzando a su maestra de latín en clase. La ha corregido delante de los otros estudiantes.»

«Tiene notas excelentes en todas las materias, con un promedio de nueve, pero tengo la sensación de que puede hacerlo mejor. Sólo parece estar haciendo lo necesario para aprobar, y no lo que puede hacer de verdad. Nuestro programa es el más avanzado del país, no obstante, parece aburrirse.»

«Es muy selectiva cuando se trata de amigos. Está mucho con Alby Calvin, cosa que está muy bien, pero por lo que he visto no tiene amigas.»

«Oh, hizo llorar al joven Taylor Bradley doblándole la muñeca hacia atrás con una extraña llave. La enfermera dijo que estuvo a punto de romperle el brazo.»

West estaba enterado de lo sucedido.

El joven Bradley era un pequeño matón que un día había tratado de arrebatarle a Alby el dinero de la comida. Lily había intervenido y, cuando Taylor había intentado sujetarla por la garganta, ella le había cogido la muñeca y se la había retorcido, forzando a Taylor a ponerse de rodillas, y casi le había roto el brazo, tal como Jack le había enseñado.

El joven Taylor no había vuelto a molestar a Alby o a Lily.

Fue la noche de la reunión de padres y maestros cuando West conoció a la madre de Alby, Lois Calvin. Era una mujer dulce y tímida que vivía en Perth con su marido, ejecutivo en una empresa minera. Muy nerviosa, se preocupaba constantemente por su hijo superdotado.

—Ese horrible profesor de gimnasia lo aterroriza —le comentó a Jack mientras tomaban un café—. La verdad es que no entiendo por qué un niño tranquilo y amable como Alby tiene que practicar deporte. ¿Qué pasará si recibe un golpe en la cabeza? Mi hijo puede hacer cosas sorprendentes en matemáticas, cosas que sus maestros ni siquiera pueden soñar con hacer, y todo eso podría perderse por una simple herida en la cabeza en un partido de fútbol. Pero ese horrible maestro de gimnasia insiste en que el deporte es obligatorio, y no puedo convencerlo de que exima a Alby.

Lois era una mujer encantadora y era obvio que adoraba a Alby, pero Jack creyó que debía estar exagerando hasta que más tarde conoció personalmente al profesor de gimnasia, el señor Naismith.

El señor Todd Naismith era un hombretón que vestía unos pantalones cortos muy ajustados y un polo que acentuaba sus gruesos bíceps. Para un chico, debía de parecer un gigante. Para Jack, no era más que una versión más grande de Tyson Bradley: un matón adulto.

El fornido maestro de gimnasia pareció evaluar el tamaño y la estatura de West mientras se sentaba. Luego sacó el expediente de Lily, al tiempo que jugaba con expresión ausente con una pelota de softball en la otra mano.

—Lily West… —dijo mientras ojeaba el expediente—. Ah, sí. ¿Cómo podría olvidarla? Un día se negó a participar en un juego de esquivar la pelota. Dijo que era un juego estúpido y que yo era un imbécil que no sabía nada del mundo real, si mal no recuerdo.

«Ay, madre», había pensado Jack. De eso no se había enterado.

—Vaya —dijo—. En realidad, me sor…

—Su hija no es ninguna atleta —prosiguió el señor Naismith interrumpiendo a Jack sin miramientos—. Pero sus maestras me dicen que es brillante. Bueno, los ratones de biblioteca son una cosa, y, por supuesto, esta escuela está enfocada hacia lo académico. Pero, entre nosotros, me gustan los deportes. ¿Sabe por qué me gustan?

—No me lo imagino.

—Porque generan una mentalidad de equipo. Equipo. La idea de la entrega. Si las cosas vienen mal dadas, ¿Lily se levantará para ponerse de lado de sus amigos? Yo sí, y sé que lo haría, gracias a mi experiencia en el deporte.

Jack notó que comenzaba a mover la mandíbula, sabiendo muy bien lo que había hecho Lily en beneficio de imbéciles como ese tipo.

—¿Ah, sí? —dijo con voz tranquila.

—Claro que sí.

Naismith continuó lanzando la pelota y…

Rápido como una centella, Jack se la arrebató y la sostuvo en su mano izquierda enguantada, entre sus rostros, sus helados ojos azules al nivel del fornido maestro de gimnasia.

—Señor Naismith…, Todd. Mi hija es una buena chica. No tengo ningún problema con sus concepciones de la lealtad y el espíritu de equipo. Me disculpo por cualquier ofensa que le haya hecho. Es testaruda como yo, pero…

West apretó la pelota con su mano izquierda metálica… y, con un suave ¡crunch!, la hizo pedazos, y los trozos cayeron a través de sus dedos al suelo, seguidos por la funda de cuero.

Los ojos del señor Naismith se abrieron como platos y su confianza previa desapareció en el acto.

—Quizá debería usted apelar a ella en un nivel más intelectual, quizá obtenga una mejor respuesta de esa manera. Ah, y, señor Naismith…, Todd, si su pequeño amigo Alby Calvin no quiere jugar al fútbol, no lo obligue. Consigue que su madre se ponga nerviosa. Eso es todo.

Dicho esto, Jack se marchó dejando a Todd Naismith sentado allí con la boca abierta.

Así pues, Lily vivía para las vacaciones y los fines de semana, cuando podía regresar a la granja y reunirse con sus viejos amigos.

Las visitas del Mago eran las más interesantes, aunque a medida que pasaban los meses se hicieron menos frecuentes. Tenía trabajo, decía. Un proyecto muy importante en el que llevaba trabajando toda su vida.

Lily se entusiasmaba al leer sus notas, llenas como estaban de antiguos misterios y símbolos y, a veces, incluso ayudaba al Mago a transcribir algunas de las inscripciones escritas en la Palabra de Thot, un antiquísimo lenguaje que sólo ella y otra persona en el mundo podían traducir.

En dos ocasiones, el Mago había llevado consigo a su compañero de investigaciones
Tank
Tanaka a la granja.

A Lily le gustaba Tank. Inteligente y divertido, en su segunda visita le había llevado a Lily un juguete de su Japón natal, un pequeño perro autómata construido por la Sony Corporation que llevaba por nombre
Aibo.
La niña de inmediato rebautizó al perro como
Ladramucho
y también sin demora lo utilizó para aterrorizar a
Horus.
Un rápido ajuste hecho por el Mago mejoró los sensores infrarrojos de movimiento de
Ladramucho,
y le permitió que ladrara si detectaba movimiento, incluso en la oscuridad. Era muy divertido jugar con Alby con el objetivo de ser capaz de pasar arrastrándose sin ser detectados junto al superalerta perro autómata.

Tank tenía un tatuaje en el antebrazo derecho que intrigaba a Lily: un pictograma oculto detrás de la bandera de Japón. Siempre interesada por los lenguajes, un día intentó buscarlo en internet, pero no lo encontró en ninguna parte.

No obstante, había algo más en Tank que llamada la atención de Lily: había una tremenda tristeza en él, una luz triste en sus ojos que la niña había visto en su primer encuentro.

Cuando le preguntó qué sucedía, él le respondió hablándole de su infancia.

—Era un niño, más o menos de tu edad, cuando mi país entró en guerra contra Estados Unidos. Vivía en Nagasaki, una hermosa ciudad, pero cuando la guerra se volvió en contra de mi país y la fuerza aérea norteamericana comenzó a bombardear nuestras ciudades a voluntad, mis padres me enviaron lejos, a vivir con mis abuelos en el campo. Mis padres estaban en Nagasaki cuando los norteamericanos lanzaron aquella terrible bomba en la ciudad; nunca encontraron sus cadáveres: habían sido reducidos a polvo.

Lily sabía muy bien lo que significaba perder a los padres —ella nunca había conocido a los suyos—, así que se había creado un vínculo especial entre ella y Tank.

—No soy muy mayor —le dijo solemnemente—, pero una de las grandes cosas que he aprendido en esta vida es que, si bien nunca puedes reemplazar a la verdadera, siempre puedes tener una nueva familia con tus amigos.

Tank la había mirado con bondad, con lágrimas en los ojos.

—Eres muy sabia para ser alguien joven, pequeña Lily. Desearía poder ver el mundo como tú.

Lily no entendió del todo el comentario final de Tank, pero sonrió de todas maneras. A él pareció gustarle.

Después de cada visita del Mago, la pizarra del despacho de West quedaba cubierta de notas.

Tras una de esas visitas, en la pizarra apareció escrito lo siguiente:

TUTMOSIS V

Sacerdote renegado del régimen de Akenatón; monoteísta; rival de Ramsés II; exiliado por él bajo la amenaza de ejecución.

Observar nombre-elemento egipcio «mosis», que significa «hijo de» o «nacido de»; este elemento, por lo general, va seguido de un elemento teosófico o divino.

Por tanto: «mosis», «moses» o «meses» = «hijo de»; Rameses = Ra-moses = hijo de Ra.

Tutmosis = Thot-moses = ¡hijo de Thot!

PARADERO DE LAS TABLILLAS GEMELAS DE TUTMOSIS

¿Quién lo sabe? Templo de Salomón —
Archa foederis —
Menelik
—›
Etiopía

Búsqueda de los templarios en Etiopía en 1280 —¿Iglesias de Lalibela?

Símbolos templarios en todas ellas.

¿Las Tablillas están en Etiopía?

TRIBU NEETHA

• Tribu remota, de la República Democrática del Congo (Zaire); belicosos, muy temidos por las otras tribus, caníbales.

• Deformidades congénitas en todos sus miembros, una variedad del síndrome de Proteo (protuberancia ósea en el cráneo similar a la del hombre elefante).

• Hallados casualmente por HENRY MORTON STANLEY en 1876, los guerreros neethas mataron a diecisiete de su grupo, Stanley consiguió escapar con vida. Años más tarde intentó encontrarlos de nuevo pero no consiguió dar con ellos.

• Con toda probabilidad, la misma tribu hallada por el explorador griego HIERONYMUS durante su expedición a África central en el año
205
a. J.C. (Hieronymus mencionó una tribu con terribles deformaciones faciales en la selva al sur de Nubia. Fue a los neethas a quienes robó el orbe transparente que más tarde fue utilizado por el oráculo de Delfos)

• EXPERTA MÁS CONOCIDA: DOCTORA DIANE CASSIDY, ANTROPÓLOGA DE LA USC. Toda su expedición, integrada por veinte hombres, desapareció en
2.002
mientras buscaban a los neethas en el Congo.

• Cassidy encontró esta pintura rupestre en el norte de Zambia y la atribuyó a los antepasados de los neethas.

Parece representar un volcán hueco con el orbe de Delfos en la cumbre, pero su significado es desconocido.

Finalmente, las entradas que más intrigaban a Lily:

ISLA DE PASCUA (también conocida como «RAPA NUI»: «EL OMBLIGO DEL MUNDO»)

COORD.: 27° 09' S, 109° 27' O

CULTO DEL HOMBRE-PÁJARO («TANGATA MANU»)

• Cerca de Rano Kau, el volcán más al sur de la isla de Pascua, se celebra una competición anual donde un joven campeón compite en nombre de su cacique.

• Cada campeón tiene que nadar hasta la isla de Motu Nui, coger el primer huevo de golondrina de mar y luego volver por las aguas infestadas de tiburones. El patrocinador del ganador se convierte en hombre-pájaro, o cacique de caciques, durante el año siguiente.

LAS ADIVINANZAS DE ARISTÓTELES

Serie de extrañas adivinanzas dejadas por Aristóteles como una «guía de vida» para sus estudiantes.

La autoría de Aristóteles es discutible, dado que no hay ninguna correlación en ninguno de sus trabajos. Comienzan con:

¿Cuál es el mejor número de mentiras?

(Una, porque sostener una mentira significa contar más.)

¿Cuál es el mejor número de ojos?

(Otra vez, uno, como el Ojo que Todo lo Ve egipcio.)

¿Cuál es la mejor vida?

(La vida en el más allá; clave de la teología cristiana.)

¿Cuál es la dirección de la muerte?

(Oeste; origen egipcio)

A Lily le encantaba leer los libros de Jack que trataban de la isla de Pascua, podía estarse horas contemplando las gigantescas estatuas, los famosos moáis, que miraban por encima del terreno desnudo de aquella isla distante, la más remota del planeta.

Era frecuente que West la encontrara durmiendo en un rincón de su despacho con un libro abierto sobre el regazo. En dichas ocasiones, la levantaba con mucho cuidado, la llevaba a su habitación, y la acostaba.

La presencia de Alby en la vida de Lily aportó no sólo diversión y buenos momentos, sino también nuevo material de lectura.

Si bien la niña había sido una fanática de
El señor de los anillos,
fue Alby quien la introdujo en el conocimiento de un chico mago llamado Harry Potter.

Lily devoró las series de Harry Potter y las releyó una y otra vez; de hecho, cada vez que viajaba —ya fuera de ida y vuelta a la escuela o a ultramar para visitar a sus compañeros del piramidión dorado— siempre llevaba consigo los libros del pequeño mago. Siempre, siempre.

Pero, como siempre, el mayor misterio para Lily —incluso ahora que la había adoptado— era Jack West Jr.

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