Maldito amor (27 page)

   Después de este ejercicio, cualquiera estará más receptivo, incluso Marga. Pero como comentábamos antes, puede que los propios miedos de Luis le impidan hacerlo, ya que centrar la atención en el parto le resulta intolerable.

   A su vez, Marga también podría intentar hacer lo mismo: preguntar a Luis por sus sentimientos respecto a los posibles problemas, el parto, etc. Escucharle, aceptarle y expresarle su empatía.

   Esto puede llevarlos a verse como dos «miedosos» en apuros o, bien, como dos personas normales, que se quieren, se necesitan y pueden apoyarse mutuamente para crear un futuro compartido. Cuando sabemos atribuir de forma realista a qué se debe la conducta del otro y, por tanto, dejamos de achacarlo a la falta de consideración, ética o amor, la ilusión se recupera.

   
Es preciso ir en busca de la principal solución: comunicarse.

   Marga tiene un estilo de gestión emocional basado en la
supresión
, inhibe la expresión emocional. Curiosamente, este tipo de gestión es una de las más peligrosas para la salud, teniendo en cuenta su estado. Creemos que si expresamos la insatisfacción sufriremos más, pero en realidad no es así. Aunque neguemos que estamos disgustados, seguiremos sintiéndonos mal y, además, la presión arterial aumentará y el estado mental que mantenemos nos incapacitará para disfrutar con la intensidad merecida de los buenos acontecimientos.

   Cuando sus amigas le aconsejan que hable con Luis para resolver su incomodidad, lo que consigue es que Luis se justifique y se defienda.

   Hay muchas formas de plantear una preocupación o un malestar:

   
• Un modo es reprochar lo que hace mal la pareja, criticándole su actitud. En estos casos, la atención está centrada en el otro, en lo que hace o deja de hacer, y se le juzga por ello. Este estilo suele generar un cierre y rechazo por parte de la pareja al sentir amenazada su autoestima, lo que, a su vez, genera una reacción defensiva y justificadora
.

   
• Otro modo es expresar lo que se siente en cada uno de esos momentos especiales. En este caso, la atención está puesta principalmente en uno mismo, en lo que se siente y se necesita. Por ejemplo, Marga podría haberle dicho
:

   «Hoy te he echado mucho de menos en la clase de preparación al parto. Todas las mujeres estaban con sus parejas y yo fui la única que estaba sola. Me sentí bastante triste y desmotivada. Me pregunto si esto será siempre así. ¿Por qué no me acompañas?»

   «Cuando me has hablado del coche biplaza y me he dado cuenta de que no has pensado en la nueva situación que nos espera, me he sentido muy angustiada y decepcionada. Me cuesta mucho trabajo comprender cómo puedes olvidarte de esto. Me pone muy nerviosa observar que haces planes como si no fueras a tener un hijo. Me provoca mucha inseguridad porque me lleva a pensar que estaré sola en ese momento. ¿Qué te pasa? Necesito que hablemos de lo que sientes, de cómo te lo estás planteando...»

   «Yo no quería tener hijos tan pronto, pero te vi tan ilusionado que decidí embarcarme en la aventura y he sufrido todas las incomodidades del embarazo, me he esforzado en llevar a rajatabla la alimentación y el ejercicio para que todo saliera perfecto... No sé si lo reconoces, porque sólo hablas de la niña, pero no me dices nada sobre el esfuerzo que estoy haciendo. Cuando me quejo, tratas de convencerme de que todo es maravilloso, pero yo no lo siento así. Necesito tu reconocimiento, que te pongas en mi lugar y me des tu apoyo y consuelo. Esto no está siendo fácil para mí...»

   Hablar desde el sentimiento y con un gesto y una voz que reflejan de forma directa lo que realmente sentimos, ayuda a desahogarnos, a establecer una conexión honesta con nuestra pareja. Es también la forma más directa que existe de conectar con nosotros mismos. Evita que acumulemos tensión y reduce el estrés.

   
Observar, oír y sentir lo que otro siente activa la empatía. La mayoría de las personas, al recibir lo que sienten los demás también expresan en espejo, de forma recíproca, sus propios sentimientos, lo que permite a ambas partes conectar emocionalmente. Es la forma en que los temores de ambos pueden ser salvados. Es el modo también de sentirse motivados a cambiar de actitud.

   Expresar lo que se siente es un acto de valentía, de apertura sincera al otro. No siempre es fácil: nos educan para callarnos o para criticar, pero no nos enseñan del todo a expresar nuestras emociones y necesidades. Una forma de compensar la dificultad de Marga para expresarse podría ser que Luis se
atreviera
a desvelar lo que sin duda observa, y expresara explícitamente ese «poquito» de empatía, diciendo por ejemplo:

   «Marga, cuando llego a casa te noto seria, triste, o a veces me parece que estás como enfadada... Sé que lo del embarazo no te convencía y que estás haciendo un gran esfuerzo. Yo intento animarte hablándote del futuro, de lo linda que será la niña y todo eso, pero no sé si lo consigo...».

   Algunas palabras sencillas, en el orden correcto, son como agua de mayo.

   
1.
Expresar cómo nos hace sentir lo que ocurre
(en vez de criticar o exigir un cambio al otro). Puede suponer un cambio de perspectiva total para muchos, pero sin duda es la base de una buena comunicación y gestión emocional. Estimula la empatía y, por tanto, la aceptación y el respeto hacia el otro.

   
2.
Empatizar
. Ponerse en el lugar del otro, comprender qué puede estar sintiendo dadas las circunstancias, conociendo cómo es, por lo que ha pasado y cuáles son sus objetivos, es la llave maestra de la comunicación. También es la base de la confianza interpersonal y ya sabemos que, sin confianza, no es posible la relación.

   
3.
Reconocer lo positivo del otro y hacérselo saber
. Deberíamos observar activamente todo lo positivo que hace el otro —sus esfuerzos, sus progresos, sus logros, su bondad, su atractivo, su inteligencia...— y hacérselo saber usando un lenguaje emocional, directo o en primera persona: «Me apasiona ver que...», «Me hace muy feliz observar que...», «Me excitas mucho...», «Aprendo mucho de ti...», «Me siento orgullosa cuando veo que...».

   
4.
Cuidar y cuidarse
. Implica ser sensibles a las necesidades del otro, cuidar de su salud cuando es necesario, apoyarlo, animarlo, ofrecerle consuelo, cariño, hacerle regalos... Cuidarse supone estar bien para el otro y para uno mismo. Comprometerse a estar sanos, descansados y guapos, sin obsesionarse. Mantenerse atractivos no sólo cuando salimos a la calle sino también dentro de casa, el espacio en el que más nos miramos (si deseamos seguir haciéndolo).

   
5.
Flexibilidad
. Supone romper con la creencia de que nuestro modo de ver y hacer las cosas es el mejor, cosa que nos facilita una apertura a otros puntos de vista y un deseo de aprender, de evolucionar positivamente, en contra de la rigidez, de mantener a toda costa los hábitos, las ideas y las reglas iniciales. Implica también tener paciencia, escuchar y analizar antes de actuar. La vida en pareja puede ser una carrera de obstáculos o bien de aprendizaje continuo
.

   Hoy no tiene cabida una relación en la que hombre y mujer no colaboren. Esta colaboración es más fácil con buenas dosis de inteligencia emocional. La introspección y el análisis emocional nos permitirán también diferenciar cuándo estamos decepcionados con el «otro» y cuándo lo estamos con nosotros mismos. A menudo, nuestro sufrimiento se debe a la fuerte insatisfacción de ser quienes somos, de no hacer lo que nos haría sentirnos libres e importantes, lo que sin duda se plasma en las relaciones que establecemos.

   Pensar y hablar desde los sentimientos es conectar con lo más íntimo. Cada vez que preguntamos a nuestra pareja «¿Qué sientes?», tenemos la posibilidad de penetrar en su mundo. Una buena comunicación emocional basada en la escucha y la empatía mantiene vivos los ingredientes más importantes para que el amor perdure: la curiosidad y el deseo de comprender lo que experimenta la persona a la que amamos.

   
Notas

   
1
Idea basada en una investigación holandesa. Dijsktra, P.; Buunk, B. «Jealousy as a function of rival characteristics: an evolutionary perspective»,
Personality & Social Psychology Bulletin
, vol. 24. Citado por: André, C. y Lelord, F.
La fuerza de las emociones
. Kairós. Barcelona, 2002.

   
2
Para una mayor profundidad en el tratamiento de los sentimientos asociados a los celos y la experiencia de vergüenza véase: André, C.; Lelord, F.
La fuerza de las emociones
. Kairós. Barcelona, 2002.

   
1
Clasificación basada en: Givens (1983) y Perper (1985) en: Fisher, H.
Anatomía del amor
. Editorial Anagrama. Barcelona, 1992.

   
2
Turchet, P., (2004).
El lenguaje de la seducción
. Amat Editorial. Barcelona, 2005.

   
3
Eibl Eibesfeldt, I., (1976).
Amor y Odio
. Salvat Editores, S. A. Barcelona, 1986.

   
1
Money, J., (1986).
Lovemaps: Clinical Concepts of Sexual/Erotic Health and Pathology, and Gender Transposition in Childhood, Adolescence and Maturity. Nueva York
. Irvington Publishers. Citado en: Fisher, H.
Anatomía del amor
. Editorial Anagrama. Barcelona, 1994.

   
2
Tennov, D., (1992).
Love and Limerence: The Experience of Being in Love
. Stein and Day. Nueva York, 1979.

   
3
Para más información sobre los cambios neurobiológicos que acompañan al enamoramiento ver: Fisher, H.
Por qué amamos. Naturaleza y química del amor romántico
. Editorial Taurus. 2004.

   
4
Loureiro, C. «Enamorarse», en: Segura, M.
Los secretos de la atracción, la seducción y el amor
. EDAF. Madrid, 1997.

   
5
Investigación de Tennov, referida en: Fisher, H.
Anatomía del amor
. Editorial Anagrama. Barcelona, 1992.

   
6
Branden, N.
La psicología del amor romántico
. Paidós Ibérica. Barcelona, 2009.

   
7
Loureiro, C. «Enamorarse»,
op. cit
.

   
1
Tomado de: Marrone, M.
La teoría del apego
. Psimática. 2009.

   
2
Sobre el apego evitativo en: Marrone, M.
La teoría del apego. Un enfoque actual
. Ibíd.

   
1
Stenberg, R. J. «Triangulating Love», en: Stenberg, R. J.; Barnes, M. L.
The Psychology of Love
. Yale University Press. New Haven, 1989.

   
2
Basado en el resumen sobre los distintos tipos de amor de Stenberg en: Arnett, J. J.
Adolescencia y adultez emergente. Un enfoque cultural
. Pearson Educación. México, 2008.

   
3
Tomado de: Rojas Marcos, L.
La pareja rota. Familia, crisis y superación
. Espasa Calpe. Barcelona, 1994.

   
4
Estudio de Kroger, J. «Identity Development During Adolescence», en: Adams, G.; Berzonsky, M.
Blackwell Handbook of Adolescence
. Malden, M. A. «Blackwell», citado en: Arnett, J. J.
Adolescencia y adultez emergente. Un enfoque cultural
. Pearson Educación. México, 2008.

   
1
Damasio, A.
En busca de Spinoza. Neurobiología de la emoción y los sentimientos
. Crítica, Barcelona 2006.

   
2
Para un análisis más profundo sobre este modo de ruptura ver: Michelena, M.
Me cuesta tanto olvidarte
. La Esfera de los Libros. Madrid, 2012.

   
3
Sobre las bases biológicas del amor: Fisher, H.
Anatomía del amor. Historia natural de la monogamia, el adulterio y el divorcio
. Editorial Anagrama. Barcelona, 1994.

   
1
Basado en: Braiker, H. B.
La enfermedad de complacer a los demás
. EDAF. 2001.

   
1
Rojas, L.
La autoestima: Nuestra fuerza secreta
. Espasa-Calpe. Barcelona, 2009.

   
2
Castilla del Pino, C.
Conductas y actitudes
. Tusquets. Barcelona, 2009.

   
3
Gottman, J.; Silver, N.
Siete reglas de oro para vivir en pareja
. Editorial Debolsillo. Barcelona, 2010.

   
4
Hoffman, M.
Desarrollo moral y empatía
. Idea Books. Barcelona, 2002.

   
1
André, C.; Lelord, A., (2002).
La fuerza de las emociones
. Kairós. Barcelona, 2002.

   
2
Fisher, H., (1992).
Anatomía del amor. Historia natural de la monogamia, el adulterio y el divorcio
. Editorial Anagrama. Barcelona, 1994.

   
3
Thornhill, R.; Gangestad, S.W.; Comer, R. «Human female orgasm and mate fluctuating asymetry»,
Animal Behavior
.

   Ellis, B. J.; Symons, D. «Sex diferences in sexual fantasy. An evolutionary psychological approach»,
Journal of Sex Research
.

   Ambos estudios comentados en Domínguez-Rodrigo, M.
El origen de la atracción sexual humana
. Ediciones Akal. Madrid, 2006.

   
4
Basado en Fisher,
op cit
.