Mujer sobre mujer (41 page)

Read Mujer sobre mujer Online

Authors: Carmela Ribó

BOOK: Mujer sobre mujer
2.63Mb size Format: txt, pdf, ePub

Cuando nadie excepto vos me ve…

Estoy sola de mi dueña. Y me siento a veces tan triste por eso. Aunque debería decir que no faltan algunas mujeres que andan en la vuelta. Bueno, tampoco muchas, son quizá dos o tres. Pobres infelices! Apenas si las veo como quien mira una mosca rondando entre las frutas de una bandeja.

Sabes ya cuándo vendrás? Me hago cargo de que tienes asuntos que organizar antes de partir. Bueno, tendré paciencia, toda la del mundo. Te quiero.

L.

 

Tres horas después:

 

Reina mía:

Ya sabes que tengo el compromiso conmigo misma de contártelo todo. La noche del concierto hice (sin proponérmelo, claro) otra conquista femenina. No, en realidad fueron dos! O mi Brooklyn rebosa de lesbianas (cosa que antes no sabía) o son mis feromonas que están tan desbocadas por causa de mi
Antechinus
… Te contaré esta noche, cuando me quede al fin sola, porque la rubia adolescente que me besó en el concierto (en realidad, me robó ese beso, para mi desconcierto y mi vergüenza pública) es una historia digna de recordar! Te reirás tan dulcemente, Conchita, de mis prejuicios de aldeana mojigata!

A veces siento que este deseo de vos no es algo normal. No sé qué hacer, caracola. Todo mi ser está extendido dolorosamente, tendido como un arco hacia tu propia vida, hacia tu cuerpo y tu alma, a los que añoro como si alguien o algún evento desconocido te hubiera arrebatado de mis brazos. Te extraño con la misma certeza de haberte sentido muy dentro, muy cercana a mi piel y a mi existencia toda. No existe nadie más con esa palpitante turgencia en mi vida. No pienso, no veo a ninguna otra persona ni a nadie más que a vos. No siento nada por aquellos que me rodean más que un ingrato sentimiento de fastidio, porque todo lo que no sea caracola me sobra y me molesta.

No te preocupes, amor. Esta angustia pasará también cuando bajen mis hormonas después de unos días. No quiero entristecerte. Quería decirte simplemente cuánto te añoro y te deseo.

Con todo mi amor.

Laura.

PD: Este fin de semana iremos las del grupo ayurveda a una meditación en la playa (una casa de meditación en Long Island).

 

Dos horas después:

 

Aún no hago las maletas. Bueno, en realidad será tan solo una mochila. Llevaré mis pareos, un par de toallas y lo demás serán champús y cremas. Y lo principal, el
Manual de Ayurveda
del monje Paradharmadas. Es que quiero graduarme, Conchita, que ya es hora de avanzar en mis estudios y en mis dones de sanadora. Que, por cierto, son dones que nos pertenecen a todos los humanos. Ya sé que mi adorada no cree en estas cosas. Pero tengo mi amor para darte y de seguro será más elocuente que todas las palabras y su inasible don de profecía. A veces siento que mi deseo de tu presencia es tan inmenso que me duele. Estás en mí y estoy allí donde quiera que estés. Aunque no sea misterio alguno dónde es que está mi dueña: estás, estamos en Mitilene. En qué otro sitio? Mmm… qué delicioso encuentro nos espera! Qué alcoba palaciega, qué aposento de aquella Babilonia será más bello que nuestra alcoba en la casa de adobe?

Ya te dejo, mi amor. Será solo un momento en tanto ultimo estas pequeñas tareas que me esperan ahora. Pero te llevaré conmigo a nuestra playa. Cierto que nos pondremos a reguardo del sol que no nos gusta mucho, y por las noches, te bañarás desnuda con tu princesa en el océano.

Te amo.

L.

 

Una hora después:

 

Amor:

Recién termino de armar la mochila y preparar la casita para estos días en los que estará sola. Les he dejado tanta comida a mis gatitos que van a estar más gordos cuando regrese.

L.

 

Veinte minutos después:

 

Mi princesa está de vacaciones en la playa, con un sugestivo bikini estampado de rosas que deja ver a los paseantes y merodeantes todo lo que me oculta, me raciona a mí. ¡Cruel! Me consolaré pensando que a veces piensas en mí y me quieres en la distancia.

Te quiero y te añoro, cada día más, incansablemente.

C.

 

res días después:

 

Conchita de mi alma:

Ya son casi las 7 p. m. Por allá serán las dos de la tarde y estarás en casita, quizá almorzando con las señoras encopetadas o en algún compromiso insoslayable e inaguantable. Ánimo, porque pronto serás libre.

Dónde estás, caracola? Quiero saber de vos, mi dueña!

Quiero hacer cualquier cosa que me dé la ilusión de tu cercanía.

Nunca me querés! Yo no sé por qué te querré tanto...

Te amo y quiero hacerte toda clase de pecaminosas cosas, son cosas muy secretas... Mua.

L.

 

Cinco horas después:

 

Mil tareas que me enojan, y mientras tanto, solo pienso en mi princesa, en lo que llevará puesto y en lo que le haría.

Concha.

 

Dos horas después:

 

Conchita, cruel, desatento amor:

Ayer de madrugada te mandé una notita con un pedido que no me quisiste dar... Hoy de tarde te mandé una carta, cartita, sí, lo admito, pero te escribí, mi dueña!

Hoy de noche, también te fue otra nota, que se llamaba «Una notita desesperada para una dueña insensible y lejana». Además, te dejé unos mensajitos en el celular.

Me faltó tomar un avión y llamarte desde un hotel en tu ciudad.

A ninguna de mis misivas contestaste, y todavía tenés el descaro de escribirme una línea (una sola línea!) con pequeño reproche? Te adoro! Te amo hasta el cielo (de ida y de vuelta). Me llamarás mañana de mañana?

Te espero, mi adorada. Mua.

Lauri.

 

Un día después:

 

Caracola:

Qué llevo puesto? Un vestido con cremallera a un costado que vestiré cuando nos encontremos. Y sí, me pondré bombachas de encaje y también liguero, solo porque a mi dueña le hace ilusión. Y también porque a mí me ilusiona el paseo donde andaré muy ufana del brazo de caracola (y más aún me ilusionan las lentitudes que me promete y que vendrán después. Una siesta contigo… Qué delicia!). Sí, te devuelvo el beso que es también largo y suspirado. Con respiros para ganar aire y enloquecerte un poco más en un lento lamer la nuca y el cuello… Si vos has de ser como mi tirana, yo, bien lejos de dama medieval, preferiría ser una perra (tuya) en celo y entregada. Abotonada al dolor y al placer de tus manos, de tus labios, de tu Frank, durante horas y horas y horas… hasta que les gastemos unas pilas y otras y otras. Esa postura de la trenza prioral me tiene el cerebelo frito de tanto imaginarla y sin poder comprenderla del todo! No te estarás riendo de mí. O sí?

Te contaré otra cosa. Mañana recibo la iniciación al segundo grado en ayurveda Usui. Estoy contenta! Ya hace tiempo que debería haberme iniciado, pero me entretuve con otros pensamientos. Lo cierto es que, apenas tuve el grado uno, ya estaba estudiando para esta nueva etapa, y aunque no se trata de una tarea que exija méritos intelectuales, igual lo hice porque me encanta aprender cosas nuevas. Posiblemente para mediados de este año, mis hermanos y yo ya estemos graduados en el nivel ayurveda master. Lo ves? Ya estoy pensando en el siguiente paso! Luego me esperan veintiún días de purificación energética. Es una especie de limpieza que acompaña cada sintonización. Se remueven muchas cosas en la vida de un sanador cuando esto sucede, y algunos experimentan también reacciones de orden físico. Yo solo experimenté una dulce sensación de tibieza y un hormigueo, un ardor delicioso en las palmas de las manos. También tuve sueños extraordinarios en los primeros días. Sueños removedores que me hicieron replantear algunas cosas que había vivido y que, ciertamente, no estaban del todo resueltas. Fue algo muy liberador, caracola. Bueno, voy a dejar las confidencias por aquí, porque ya he abundado suficientemente en este tema. (Que te aburra es un hecho que me pasa de largo!).

El cielo amenaza tormenta. Y yo aquí sola sin mi dueña.

Te amo!

Sabés ya cuándo vendrás?

Lauri.

 

Un día después:

 

Lauri querida:

Supongo que duermes tras la tormenta. Qué sueño apacible, en la alcoba que huele a ti, mientras por la ventana se filtra el olor de la tierra mojada y esa electricidad que queda en la atmósfera después de los relámpagos… En esa circunstancia me hubiera gustado estar junto a ti, abrazarte y consolarte como a una niña a la que asustan los truenos. Esta vez no te habría abrazado como hembra, solo besitos quedos en el pelo y alguna caricia en tu nuca fría con palabritas al oído de amor y de calma.

Así que la cremallera al costado, eh? Hummm! Qué placer bajarla e introducir la mano por la abertura camino del trasero, palpar un poco empezando por introducir el dedo en el canalillo de los glúteos…

Todo llegará en su momento, morosa y dulcemente, como un río dormido que se acerca al mar. No quiero apresuramientos torpes, sino sabiduría lenta, vegetal, éxtasis a cámara lenta, abrazos amodorrados, acoplamientos casi dormidas…

Yo tengo una enamorada al otro lado del charco, y lo que me gustaría es distraerla con palabras de amor y relatos íntimos solo para sus oídos.

Está ahí, mi princesa? Interfiero en su iniciación al segundo grado en ayurveda Usui? La verdad es que estoy orgullosa de ti porque te esfuerzas en progresar en esa vía (aunque yo no entienda mucho, lo respeto, e incluso, de manera egoísta, espero que algún día me puedas transmitir toda esa energía que eres capaz de desarrollar).

El beso demorado, húmedo, con algo de lengua…

C.

 

Un día después:

 

Caracola:

Mi denodado esfuerzo se luce cuando escucho música hasta altas horas, o cuando camino (con un hondo sufrir de preciosos tacones) una tarde entera por Brooklyn buscando un libro o un perfume nuevo. Y cuántas fatigas y afanosos quehaceres, preparando delicias para recibir a los invitados! Qué agobiante labor cuando no tengo más remedio que ordenar un poco el caos de mi casa, o resignarme a no encontrar ni el cepillo de dientes en su lugar del baño! La nuestra es una alianza, una amistad muy equilibrada. No estás de acuerdo, Conchita?

En general ando en la luna, incluso con las cosas de USA. Es que no miro tele, no escucho radio y no leo periódicos muy a menudo. No siempre fue así, te lo aseguro! Muy por el contrario. Pero en este momento de mi vida yo necesito sentirme así de apartada del mundo. Necesito esta paz porque estoy en un tiempo de crisálida. Y no lo digo únicamente porque tu amor me invita a una contemplación enamorada, casi adolescente. Estoy haciendo un balance de mi vida, una especie de replanteo en donde he empezado por cuestionar qué es lo verdaderamente importante para mí, para ordenar después mis prioridades. Determinar cuáles son las vivencias y las cosas de este don de vivir que realmente me interesa priorizar. Estoy también buscando trascender en otras áreas que son espirituales. Los cincuenta me han puesto muy contemplativa y libertaria! No sé qué pasará el año que viene (cuando cumpla cuarenta y nueve…).

Cierto que no me cuesta mucho mi vida retirada, vivo como quiero y disfruto de lujos impensables en una sociedad moderna: silencio, calma, verdor. Noches para contemplar las estrellas y siestas de verano que nada ni nadie excepto el calor puede interrumpir. Necesito estas cosas para sentirme a gusto. Yo a veces pienso para qué habré arraigado en Brooklyn? Una casa de campo y cría de caballos en Texas, una cabaña en los huertos urbanos del Beacon Food Forest de Seattle habrían sido un escenario más ajustado. Aunque, quién sabe… Ahora mismo sería una hortelana y de seguro enemistada con estos modernismos de las computadoras (esos aparatitos de Mandinga). Entonces también seguramente nunca te habría navegado por esos mares tormentosos y nunca habría dado contigo, amor.

Ah, yo quería escribirte una carta alegre y llena de esos consejos que tengo en la galera. Habría querido contarte simplemente la extraña manera que tenés de estar presente en mi vida. Más certera y real que otras presencias cotidianas. Quizá no debería buscar ninguna explicación a estos asuntos que me pasan contigo. Precisamente yo, que sé de buena fuente cómo la magia y el misterio están por todas partes y sostienen el mundo de los hombres para que pueda ser… Me gustó tanto que pensaras en mí y en lo mucho que me asustan las tormentas. También me habría gustado dormirme así, sintiéndome abrazada y contenida, mimada únicamente como si fuera una niñita con escalofríos de miedosa. Cierro los ojos y casi puedo sentir tus pechos menudos contra mi espalda (y tus manos golosas en otras más afortunadas coordenadas). Pero nada de vicios e indecencias! Solo tu cuerpo tibio abrigándome, tu olor de dueña protectora que me pondría a salvo del frío. Y de esta pavorosa soledad de una noche de lluvia y de relámpagos. Te quiero, cielo. Hoy estoy más tranquila. Y mi deseo se adormece en esta dulce nostalgia. Esta ternura.

En fin… ya soy una flamante sanadora ayurveda grado dos. Lo que, entre otras cosas, significa que puedo trabajar con las nanas biológicas y también tratar problemas psíquicos y emocionales. Ahora sí, formalmente puedo hacer ayurveda a distancia, porque me han impuesto los símbolos que trascienden el espacio y ya puedo trabajar directamente con ellos. No es que antes no lo hiciera, lo hacía (o lo intentaba), pero ahora dispongo de otras herramientas.

Feliz viaje! Que las estrellas te sean propicias. Y que mi amor te acompañe como un aura de luz donde quiera que vos estés, mi dueña.

Other books

El Desfiladero de la Absolucion by Alastair Reynolds
Thyme II Thyme by Jennifer Jane Pope
Audrey Exposed by Queen, Roxy
Dylan by Lisi Harrison
The Girl from Everywhere by Heidi Heilig
Paranormalcy by Kiersten White
The Gathering Storm by Peter Smalley