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Authors: Lois McMaster Bujold

Tags: #Novela, Ciencia ficción

Recuerdos (59 page)

BOOK: Recuerdos
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—Tu padre lo hizo. Con notable éxito.

—Con mediano éxito. Deberías estudiar nuestra historia con más atención, amor. Pero yo no soy mi padre. No tengo que repetir sus errores; puedo inventar otros nuevos.

—Te estás convirtiendo en un animal político, últimamente.

—Va con mi territorio. Y… puede que sólo sirva quien permanece y espera, pero la vida es ya bastante corta. Si el Imperio me necesita alguna vez como militar, que envíe un maldito mensaje por la comuconsola.

Ella alzó las cejas; se echó hacia atrás y arregló las almohadas. Él le hizo colocar la cabeza sobre su magullado pecho y le acarició el cabello, jugando con los rizos entre sus dedos; con la mano libre acariciaba su cuerpo de arriba abajo. Notó la tranquilidad invadiéndolos, con la pérdida de la tensión y el terror, con la lentitud de cada latido de su sangre. No era dolor, o no tanto dolor, sino sólo una justa tristeza, una medida debida de melancolía, silenciosa y adecuada.

—Ahora bien… —dijo él por fin—, eso no quiere decir que no va a haber necesidad de misiones de rescate o cosas así, de vez en cuando. Te lo advierto, almirante Quinn: el lugar para tu dulce culito está en una bonita silla en una sala de tácticas. No saldrás con los escuadrones todo el tiempo. No es adecuado para un oficial de alta graduación, y además es demasiado peligroso.

Las uñas de ella siguieron las telarañas de sus cicatrices más espectaculares, haciendo que el vello se le erizara en los brazos.

—Eres un puñetero hipócrita, mi amor.

Él decidió prudentemente no discutir sobre ese tema. Se aclaró la garganta.

—Eso… eso me recuerda una cosa que quería pedirte. Un favor. Sobre la sargento Taura.

Ella se envaró ligeramente.

—¿Qué?

—La última vez que la vi, me di cuenta de que tenía algunos mechones grises. Ya sabes lo que eso significa. Hablé hace poco con el viejo Canaba, ¿lo recuerdas? No da más de dos meses entre el momento en que empiece a tener serios problemas metabólicos y el final. Quiero que me prometas que me lo harás saber con tiempo, para que vaya allí con la Flota, o donde ella esté, antes del final. Yo… no quiero que esté sola en ese momento. Es una promesa que me hice a mí mismo y que pretendo cumplir.

—Muy bien —dijo ella con toda seriedad. Tras un momento, añadió—: Así que… ¿te has acostado con ella?

—Um… —Miles tragó saliva—. Fue antes que tú aparecieras en mi vida, Elli.

Al cabo de un minuto se vio obligado a añadir:

—Y después, de vez en cuando. Muy raramente.

—Ja. Eso pensaba.

Ya que estamos siendo morbosos…

—¿Y… y tú? ¿Hubo alguna vez alguien más, cuando yo no estaba?

—No. Yo fui buena. ¡Ja! —añadió tras un momento—. Ahora bien, antes de que tú aparecieras, ésa fue otra Quinn.

Él decidió que tenía derecho a lanzarle esa pulla; la dejó pasar.

—No debería decirlo, pero por si acaso… ¿sabes que no tienes ninguna obligación conmigo?

—¿Para que tú tampoco tengas ninguna? ¿De eso se trataba? —Le tocó la cara y sonrió—. No necesito que me liberes, amor. Puedo liberarme yo sola, cuando quiera.

—Creo que eso es lo que siempre he amado de ti —vaciló—. ¿Pero puedes elegir el momento que quieras?

—Bueno. Ésa es otra cuestión, ¿verdad? —dijo ella en voz baja. Los dos se miraron largamente, como memorizando interiormente esa imagen. Poco después ella añadió, con inequívoca comprensión y perversa buena voluntad—: Espero que encuentres a tu Lady Vorkosigan, Miles. Quienquiera que sea.

—Yo también lo espero, Elli —suspiró él—. Aunque la búsqueda me da miedo.

—Perezoso —murmuró ella.

—Eso también. Eras el sueño de un borracho, Quinn. Me has malcriado, ¿sabes?

—¿He de pedir disculpas?

—Nunca.

Ella se levantó para recuperar el aliento tras el largo silencio que siguió.

—Hasta que tu búsqueda prospere, ¿nos veremos de vez en cuando?

—Tal vez… No sé. Si alguna vez nos encontramos en el mismo planeta al mismo tiempo. El universo es grande.

—¿Entonces por qué no paro de tropezarme con la misma gente una y otra vez?

Empezaron a acariciarse sin ninguna prisa, sin planes; ningún futuro, ningún pasado, sólo una pequeña burbuja en el tiempo que contenía a Miles y Elli. Después de eso las cosas mejoraron mucho.

—¿Crees que te gustará tanto tu nuevo trabajo como a mí el mío? —murmuró Elli después.

—Empiezo a sospechar que sí. Estás preparada. Últimamente he aprendido algunas lecciones contundentes sobre lo malo que es dejar sin ascender demasiado tiempo a subordinados competentes. Vigila eso en —casi estuvo a punto de decir «mi»— tu personal.

—¿Y te queda algún puesto alto que perseguir? ¿Digamos, subir peldaños de Octavo Auditor a Primero?

—Eso es cosa de longevidad. Ahora que lo pienso, podría pasarme; soy tres décadas más joven que todos. Pero los Auditores tienen un número por comodidad. No hay rangos. Todos son iguales. Cuando se reúnen, se sientan en círculo. Es una cosa muy poco habitual en Barrayar, tan consciente de las jerarquías.

—Como los caballeros de la Mesa Redonda —sugirió Elli.

Miles reprimió una carcajada.

—No, si pudieras verlos… —vaciló—. Bueno, no sé. Aquellos caballeros originales competían por honores, obsesivamente. Quiero decir que para eso Arturo tuvo que hacer que la mesa fuera redonda en principio, para bajarles los humos a todos. Pero la mayoría de los Auditores son… no puedo decir que no sean ambiciosos, o no habrían conseguido todo lo que tienen. ¿Ambiciosos de su cargo? Esos viejos paladines de Barrayar son un grupo muy desinteresado. La verdad es que me muero de ganas por conocerlos mejor.

La hizo reír al darle una vigorosa descripción de las extrañas cualidades de sus nuevos colegas. Ella se pasó una mano por los oscuros rizos, sonriendo a su pesar.

—Santos dioses, Miles. Empiezo a pensar que encajarás y todo.

—¿Te has sentido alguna vez como en casa en un lugar que nunca habías visto antes? Así me siento. Es… muy extraño. Y nada ingrato.

Ella le besó la frente en gesto de bendición; él le besó la palma de la mano, para desearle suerte.

—Bueno, si insistes en ser un civil, sé un buen paladín burócrata —le dijo con firmeza—. Haz que me sienta orgullosa.

—Lo haré, Elli.

Durante el viaje de regreso a Barrayar no hubo incidentes. Miles volvió a la Residencia Vorkosigan en la tranquilidad de una tarde de invierno, para encontrarla cálida e iluminada y preparada. Al día siguiente invitaría formalmente a gente a cenar, decidió, a Duv y Delia y el resto de los Koudelka. Pero esa noche cenó en la cocina con su hombre de armas y Ma Kosti; la cocinera estaba un poco escandalizada, bien porque él se salió de su papel o porque invadió su territorio. Pero él le contó un puñado de chistes hasta que la hizo reír y le golpeó con un paño como si fuera uno de sus hijos, cosa que divirtió a Pym enormemente.

El cabo Kosti se asomó después de su turno de guardia, para ser también alimentado adecuadamente y jugar con los gatitos que ahora vivían en una caja cerca del horno, o más bien escapaban obsesivamente de ella. El cabo y Ma Kosti informaron a Miles sobre las peripecias de Martin, que realizaba el entrenamiento básico, y todas sus fanfarronas quejas.

Después de la cena, Miles bajó a la bodega. Ceremoniosamente, seleccionó una de las más antiguas y raras botellas de su abuelo. Después de abrirla decidió que estaba algo más que rancia. Pensó en bebérsela de todas formas, por bien del simbolismo. Luego la tiró por el lavabo de su nueva suite y bajó a por otra botella de una añada más reciente muy buena.

Con un vaso de vino del mejor cristal se sentó en el comodísimo sillón ante la ventana, para ver los copos de nieve revolotear con las luces del jardín y celebrar su propio velatorio en privado. Hizo un brindis ante su espectral reflejo nocturno en el cristal. Ésta era cuál, ¿la tercera muerte del almirante Naismith? Una en Jackson's Whole, otra en el despacho de Illyan, la tercera y última y sorprendentemente dolorosa, resucitado y eliminado de nuevo por Lucas Haroche. En su primera muerte no había estado en posición de disfrutar de un velatorio adecuado (fue un equipaje congelado y perdido); en la segunda, la daga de su abuelo, abridora de vinos más rojos, había sido más halagadora que el coñac. Se acomodó, y se dispuso a concederse una hora de autocompasión junto con el vino, y acabar de una vez con aquello.

Pero, en lugar de eso, se encontró acomodado en el cálido sillón, riéndose en voz baja. Se tragó la risa, preguntándose si había perdido la chaveta.

Todo lo contrario.

Haroche no era ningún hacedor de milagros. Ni siquiera era un ilusionista. No había tenido ningún poder, entonces ni nunca, para darle o retirarle a Naismith, aunque Miles sintió un escalofrío criogénico al pensar en lo cerca que había estado de caer en manos de Haroche.

No era extraño que estuviera riéndose. No lloraba una muerte. Celebraba una huida.

—No estoy muerto. Estoy aquí. —Se tocó las cicatrices del pecho, asombrado.

Le pareció extraño y único no estar ya hecho de piezas. No ser Lord Vorkosigan ascendente ni Naismith perdido, sino todo él, de una pieza, siempre. ¿Un poco apretado ahí dentro?

No.

Harra Csurik había tenido bastante razón. No era tu vida lo que encontrabas otra vez al continuar. Era una vida nueva. Y no era en absoluto la que había estado esperando. Su lenta sonrisa se hizo más profunda. Empezaba a sentir mucha curiosidad por su futuro.

APÉNDICE

Miles Vorkosigan/Naismith: su universo y su época

Lois McMaster Bujold ambienta prácticamente todas sus novelas y narraciones en un mismo universo coherente, en el que se dan cita tanto los cuadrúmanos de
EN CAÍDA LIBRE
como los planetas y los sistemas estelares que presencian las aventuras de Miles Vorkosigan, su héroe más característico.

A continuación se ofrece un breve esquema argumental del conjunto de los temas que tratan los libros de ciencia ficción de Bujold aparecidos hasta hoy en Estados Unidos. La
CRONOLOGÍA
se refiere a la edad de Miles Vorkosigan, protagonista central de la serie, y los
HECHOS
incluyen un brevísimo resumen de parte de lo sucedido, con la única intención de situar el conjunto de las narraciones en un esquema general. Cada uno de los libros puede ser leído independientemente. La mayor parte de la información procede de datos aparecidos en las ediciones norteamericanas de las aventuras de Miles Vorkosigan, que no he dudado en modificar y completar por mi cuenta. El apartado
CRÓNICA
hace referencia a las narraciones en las cuales se detallan las diversas aventuras. Se indica, en cada caso, el título original en inglés, la fecha de publicación de dicho original y una traducción del título que, muy posiblemente, coincida con la que utilizaremos en su edición española.

CRONOLOGÍA:
Aproximadamente 200 años antes del nacimiento de Miles
.

HECHOS:
Se crean los cuadrúmanos por medio de la ingeniería genética. La gran corporación espacial Galac-Tech los explota, en condiciones de esclavitud, en el Habitat Cay. Los cuadrúmanos luchan por su libertad con la ayuda del ingeniero Leo Graf.

CRÓNICA: Falling Free
(abril de 1988)

EN CAÍDA LIBRE
(NOVA, número 24)

CRONOLOGÍA:
Durante la guerra entre Cetaganda y Barrayar, pocos años antes del nacimiento de Miles.

HECHOS:
Cordelia Naismith, comandante de la fuerza expedicionaria de Beta, encuentra a Lord Aral Vorkosigan como capitán de un crucero de la flota Imperial de Barrayar. Ambos militan en bandos opuestos de la guerra entre Cetaganda y Barrayar. A pesar de los peligros, aventuras y dificultades, se enamoran y se casan.

CRÓNICA: Shards of Honor
(junio de 1986)

FRAGMENTOS DE HONOR
(NOVA, número 157)

CRONOLOGÍA:
Poco antes del nacimiento de Miles, durante la guerra de sucesión de Vordarian
.

HECHOS:
Ezar, el anciano emperador de Barrayar, fallece dejando a Aral Vorkosigan como regente hasta la mayoría de edad de Gregor, entonces un niño de cuatro años. Aral debe superar diversos complots contra el emperador y contra su misma regencia. Cuando su esposa Cordelia está embarazada, fracasa un intento de asesinar a Aral con gas venenoso, pero Cordelia resulta afectada: Miles Vorkosigan nace con diversos defectos físicos, entre ellos unos huesos frágiles y quebradizos. Su estatura será, finalmente, la de un enano
.

CRÓNICA: Barrayar
(octubre de 1991)

BARRAYAR
(NOVA, número 60)

CRONOLOGÍA:
Miles tiene 17 años
.

HECHOS:
Miles fracasa al pasar las pruebas físicas del examen de ingreso en la Academia Militar. En un viaje posterior, la necesidad le lleva a improvisar y acaba creando la flota de los Mercenarios Libres Dendarii. Durante cuatro meses pasará por diversas aventuras, todas ellas en cierta forma involuntarias pero inevitables. Finalmente, deja a los Dendarii en las competentes manos de Ky Tung y viaja a Beta para reconstruir la cara destrozada de la comandante Elli Quinn. Debe volver a Barrayar para desbaratar un complot contra su padre, el regente del imperio. El emperador en persona interviene para hacer que Miles ingrese en la Academia Militar
.

CRÓNICA: The Warrior's Apprentice
(agosto de 1986)

EL APRENDIZ DE GUERRERO
(NOVA, número 33)

CRONOLOGÍA:
Miles tiene 20 años
.

HECHOS:
Tras obtener la graduación de alférez, Miles debe encargarse de una de las muchas responsabilidades que recaen en los nobles de Barrayar y actuar como detective y juez en un caso de asesinato
.

CRÓNICA: «The Mountains of Mourning»
(1989),
incluida en Borders of Infinity
(octubre de 1989)

«Las montañas de la aflicción» en
FRONTERAS DEL INFINITO
(NOVA, número 44)

CRONOLOGÍA:
Miles sigue teniendo 20 años
.

HECHOS:
El primer destino militar de Miles finaliza con su arresto. Miles tiene que reunirse de nuevo con los Dendarii para rescatar al joven emperador de Barrayar. Finalmente, tras no pocas aventuras, el emperador acepta a los Dendarii como ejército secreto personal
.

BOOK: Recuerdos
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