¿Sabes que te quiero? (63 page)

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Authors: Blue Jeans

Tags: #Infantil-Juvenil, Romantico

BOOK: ¿Sabes que te quiero?
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—Ya ves. Me he vuelto algo más lanzada. ¿Y tú? ¡Estás genial! —exclama, pero enseguida baja el tono de voz—. ¿Cómo te encuentras?

En ese instante llega hasta ellas Mario, que la saluda con dos besos, mientras su novia habla.

—Bastante bien. He engordado unos kilillos y todo parece que va un poquito mejor.

—¡Cómo me alegro...! —comenta Cristina con los ojos brillantes.

—¿Te ha ido bien el curso?

—Bueno, me quedó una.

—¿No has hecho selectividad?

—No, no he podido. De todas las maneras, creo que no la voy a necesitar. Quiero hacer un módulo.

—Ah, genial...

—Oye, y tu hermana, ¿cómo está? —le pregunta sonriente a Mario, aunque con cierto dolor por dentro.

—Pues... lleva tres noches sin dormir en casa.

—¿Y eso?

—Es su vida actual: no hacer nada por el día y no aparecer en casa por la noche. Mis padres ya no saben qué hacer con ella.

—Vaya, lo siento...

—Es un caso perdido.

Después de aquel día en el hospital, Cris y Miriam no se volvieron a hablar. Durante el verano, el grupo se tue separando poco a poco, hasta que llegó septiembre y cada una de las Sugus comenzó a ir por su lado.

—Bueno, chicos, me tengo que ir, que me están esperando. Me alegro mucho de haberos visto, de que sigáis juntos y de que tú estés mejor, Diana.

—Yo también me alegro de haberte visto otra vez, guapísima.

Las dos se abrazan con intensidad. Luego, la chica besa a Mario y se despiden.

—¡Escríbeme alguna vez algún privado en el Tuenti para saber cómo estás! —grita Cris mientras se marcha.

—¡Vale!

—¡Y, si veis a Paula, dadle recuerdos de mi parte!

—¡Claro!

Cristina sonríe por última vez, se gira y, para sorpresa de Diana y Mario, se monta en una moto en la que ya estaba subido un chico con el pelo largo. Arranca y, a gran velocidad, se alejan por la calle.

Ese mismo día del encuentro, en otro lugar de la ciudad.

—¡No me lo puedo creer!

Su madre, que está a su lado, intenta mirar por encima del hombro.

—¿Pero qué dicen? ¿Te la han dado?

—¡Sí! ¡Me han dado la beca!

Paula y Mercedes se dan un gran abrazo.

—¡Tengo que llamar a tu padre para contárselo!

—No sé cómo se lo tomará. El no quiere que me vaya...

—Yo tampoco quiero que te vayas. Pero sé que es lo mejor para ti y que es una gran oportunidad.

La chica sonríe. Menos mal que su madre es comprensiva. Espera que pueda convencer a su padre y que él también entienda que irse a estudiar tuera es muy bueno para ella.

—Gracias, mamá. Las dos sonríen.

Mercedes sale de la habitación de su hija para llamar a Paco y comunicarle la noticia.

Paula se queda a solas en su cuarto. Lee otra vez la carta que le han enviado. ¡Sí, le han dado la beca! Tiene ganas de contárselo.

Mira el reloj. ¿Estará disponible ya? Da igual, esto es importante. Se lo tiene que decir cuanto antes. ¡No aguanta más! Alcanza el móvil y marca su número.

—¿Sí?

—¡¡¡Hola!!!

—¡Huy, qué eufórica!

—¡Sí! Te quiero, ¿lo sabías?

—Algo me habías contado.

—Y que te querré siempre, ¿eso también lo sabías?

—Mmm... Va, Paula, suéltalo ya. ¿Qué pasa? La joven esboza una risita nerviosa.

—¡Me han dado la beca!

—¿Sí?

—¡Sí! ¡Me acabo de enterar!

—¡Qué bien!

—Estoy contentísima.

—Es para estarlo. Me alegro mucho por ti.

—Sí, es genial. Aunque... eso significa que...

—Que me tendré que buscar a otra que viva más cerca que tú.

—¡Capullo! ¡No te vas a buscar a otra!

El chico sonríe al otro lado del móvil. Le encanta cuando se pone así. En esos seis meses que llevan juntos no ha dejado de encontrar ni un solo día algo distinto que le guste de ella. Paula es lo mejor que le ha pasado. Y, aunque no le hace demasiada gracia que se vaya a estudiar fuera, sabe que es lo mejor para ella.

—Tranquila, ya tengo a la mejor.

—No soy la mejor.

—No solo eres la mejor, sino que eres única.

—Venga, no me hagas más la pelota.

El joven ríe. La imagina tumbada en su cama, moviendo los pies nerviosos arriba y abajo, sonriente y con los ojos iluminados de la emoción.

—Vaaaaale. Oye, ¿quieres que quedemos y lo celebramos?

—¿No estás muy ocupado?

—Sí, pero me tomo un respiro.

—¿De verdad que no es mucha molestia?

—No. Voy a recogerte a tu casa. Estoy ahí dentro de una hora. ¿Te parece bien?

—¡Genial!

—Perfecto. Hasta luego, Paula. Te quiero.

—Hasta luego, Alex. Te quiero.

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