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Authors: Gilles Deleuze

Tags: #Filosofía

Spinoza: filosofía práctica (20 page)

BOOK: Spinoza: filosofía práctica
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[9]
Esta anécdota nos parece auténtica porque en ella encontramos numerosas resonancias «spinozistas». La lucha de arañas, o araña-mosca, podía fascinar a Spinoza por muchas razones: 1.° desde el punto de vista de la exterioridad de la muerte necesaria; 2.° desde el punto de vista de la composición de relaciones en la naturaleza (cómo expresa la tela una relación de la araña con el mundo, que se apropia como tal de las relaciones propias a la mosca); 3.° desde el punto de vista de la relatividad de las perfecciones (cómo un estado que muestra una imperfección del hombre, por ejemplo la guerra, puede, por el contrario, atestiguar una perfección si se lo relaciona con otra esencia, como la del insecto: cf.
Carta XIX,
a Blyenbergh). Más adelante reencontraremos estos problemas.
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[10]
Breve tratado
, primer diálogo.
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[11]
Tratado teológico-político, capítulo 13: Ética, V. 23, escolio.
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[12]
Ética
, III, 2, escólio.
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[13]
Ética
, III, 2, esc. (y III, 13, esc.).
<<

[14]
Incluso el espíritu tiene gran cantidad de partes; cf.
Ética,
II, 15.
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[15]
Ética,
II, 28, 29.
<<

[16]
Ética
, I, apéndice.
<<

[17]
Ética,
III, 2, esc.
<<

[18]
Ética,
III, 9, esc.
<<

[19]
Ética,
III, definición del deseo («para que mi definición envolviese la causa de la conciencia…»).
<<

[20]
Tratado teológico-político
, cap. 4. Y
Carta XIX
, a Blyenbergh.
<<

[21]
Nietzsche,
Genealogía de la moral,\
tratado primero, sección 17.
<<

[22]
Cf. el texto sobre el suicidio,
Ética,
IV, 20, esc.
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[23]
Tratado teológico-político
, cap. 4.
<<

[24]
Cf. la denuncia que hace Spinoza de la «sátira» en
Tratado político,
cap. I, 1, y
Ética
, III, prefacio.
<<

[25]
Tratado teológico-político,
prefacio.
<<

[26]
Ética,
IV, apéndice, cap. 13.
<<

[27]
Ética,
I, apéndice.
<<

[28]
Ética
, III.
<<

[29]
Ética,
IV, 47, esc.
<<

[30]
Tratado político,
cap. X, 8.
<<

[31]
Sobre los dos tipos de pasiones, cf.
Ética
, III, definición general de los sentimientos.
<<

[32]
Se trata de un procedimiento de uso común que consiste en ocultar las tesis más audaces o menos ortodoxas en los apéndices o en las notas (como hace todavía el diccionario de Bayle). Spinoza renueva el procedimiento con su método sistemático de escolios, que remiten unos a otros y se vinculan por sí mismos a los prefacios y apéndices, formando así una segunda
Ética
subterránea.
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[33]
En XXI, Spinoza había afirmado: «En lo que a mí respecta, evito el crimen o me esfuerzo por evitarlo porque el crimen repugna expresamente a mi naturaleza singular…».
<<

[34]
Ética,
IV, 39, esc.
<<

[35]
Por este camino podría responder Spinoza a la anterior objeción de Blyenbergh; como verdades eternas, las relaciones y sus leyes de composición pueden ser objeto de un conocimiento verdadero o de una revelación, aunque, en las condiciones naturales, nos sea necesario pasar por una experiencia de las partes que realizan estas relaciones.
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[36]
Ética
,, IV, 39, pr.
<<

[37]
Dos magníficos textos de la
Ética
examinan estas distintas situaciones: IV, 20, esc., y 39 esc. Spinoza considera en ellos, por un lado, el caso de las supervivencias simplemente nominales, cuando se mantienen determinadas funciones biológicas de un cuerpo mientras las demás relaciones se han descompuesto; por otro, el caso de las autodestrucciones, cuando las influencias exteriores han hecho cambiar hasta tal punto ciertas relaciones que éstas arrastran el conjunto de la destrucción (como en el suicidio, en el que «causas exteriores de las que nada sabemos disponen la imaginación y afectan al cuerpo de manera que se asume una naturaleza distinta y contraria a la primera»). Algunos problemas médicos modernos parecen corresponderse exactamente con los temas de Spinoza; por ejemplo las llamadas enfermedades «autoinmunes», de las que se hablará más adelante; o bien la polémica en torno a los intentos de mantener en una vida artificial a cuerpos «naturalmente» muertos. Las valientes posiciones del Dr. Schwartzenberg parecen inspirarse hoy espontáneamente en un auténtico spinozismo; en este sentido, afirma Schwartzenberg que la muerte no es un problema biológico, sino metafísico o ético. Cf. Spinoza, IV, 39, esc.: «Ninguna razón me obliga a admitir que el cuerpo sólo muera cuando se transforma en cadáver; en realidad, la experiencia misma parece llevarnos en otra dirección. Pues sucede a veces que un hombre sufre cambios tales que se nos hace difícil creer que se trate del mismo hombre. Así he oído contar acerca de cierto poeta español…».
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[38]
Ética,
IV, 59, esc.
<<

[39]
Acerca de «directo» e «indirecto»,
Ética
, IV, 63, cor. y esc.
<<

[40]
Ética,
IV, 64.
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[41]
«¿Se trata de saber si uno y otro acto, el del ladrón y el del justo, en cuanto que pertenecen a la realidad de la que Dios es causa, son igualmente perfectos? Respondo que, si consideramos únicamente los actos, puede que haya en uno y otro igual perfección. ¿Se pregunta si el ladrón y el justo son igualmente perfectos, alcanzan igual beatitud? Respondo que no.»
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[42]
Ética,
III, definición del deseo.
<<

[43]
«Si algún hombre se percata de que puede vivir más cómodamente colgado del patíbulo que sentado frente a su mesa, actuaría como —un insensato si no se colgara; del mismo modo, quien viera con claridad que puede gozar de una vida, o una esencia mejor, cometiendo crímenes que adhiriéndose a la virtud, también merecería el nombre de insensato si no los cometiera. Pues, respecto a una naturaleza humana tan pervertida, los crímenes serían virtud.»
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[44]
En la XXI, Spinoza había afirmado: «Aunque Dios conociese el estado pasado de Adán como su estado presente, no por ello concebía que Adán quedase privado de su estado pasado, o dicho de otra manera, que su estado pasado perteneciese a su naturaleza presente».
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[45]
1.
Ética,
III, definición de la tristeza: «No podemos decir que la tristeza consiste en la privación de una mayor perfección, pues la privación no es nada, mientras que el sentimiento de la tristeza es un acto, que por esta razón no puede ser otro que el acto por el que se pasa a una perfección menos…»; 2. definición general de los afectos: «Cuando digo: una fuerza de existir mayor o menor que antes, no entiendo que el espíritu compare el actual estado del cuerpo con el pasado, sino que la idea que constituye la forma del afecto afirma del cuerpo algo que envuelve mayor o menor realidad que antes».
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[46]
Cf.
Ética
, III, 20 (y todos los encadenamientos de las pasiones tristes).
<<

[47]
Tal es el movimiento del comienzo del libro V: las alegrías-pasiones, y las ideas inadecuadas de las que dependen, se encadenan con ideas adecuadas y alegrías «activas», mientras que las tristezas sólo se encadenan con otras tristezas e ideas inadecuadas.
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[48]
Sobre la prueba de la arcilla,
Carta LXXVIll
, a Oldenburg.
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[49]
Ética,
IV, 20.
<<

[50]
Spinoza alega en efecto una variación-inversamente proporcional: cuantas más inadecuadas y tristes, mayor es relativamente la parte de nosotros que muere; por el contrario, cuantas más ideas adecuadas y alegrías activas tenemos, mayor es «la parte que persiste y permanece indemne; y menor es la parte que muere y a la que lo malo afecta (cf.
Ética,
V, 38-40; estas proposiciones sobre las dos partes del alma son de lo más esencial del libro V. Gracias a ellas, Spinoza podría responder a la objeción que Blyenbergh le hace, en su última carta, acerca de la existencia de «partes del alma»).
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[51]
Avenario,
Ueber die beiden resten Phasen des Spinozische Pantheismus
… Leipzig, 1868.
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[52]
Todo el desarrollo del cap. 21 del
Breve tratado
implica el descubrimiento de una coincidencia Naturaleza-Dios (y el apéndice llegará a invocar literalmente esta «coincidencia», cf. prop. 4, cor.). En la
Ética,
se trata de una identidad demostrada y que se desprende de la substancia única: I, 14 («de ahí… que en la Naturaleza no haya más que una sola substancia que es absolutamente infinita»). Sobre estas diferencias entre el
Breve tratado
y la
Ética,
cf. Gueroult,
Spinoza,
Aubier, I, especialmente ap. 6. Como señala Gueroult, la fórmula del naturalismo aparece bastante tarde en el texto de la
Ética: Deus sive Natura.
, pref. libro IV.
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[53]
Cf.
Tratado de la Reforma
: «Desde el comienzo trataremos ante todo de alcanzar lo más pronto posible el conocimiento del Ser más perfecto» (sec. 49); «Si empezamos tan pronto como se pueda por la fuente y el origen de la Naturaleza, no habremos de temer el error» (sec. 75); «Tan pronto como se pueda y exija la razón, deberemos inquirir si existe un Ser, y también cuál es, que sea la causa de todas las cosas» (sec. 99). Esta última frase ha sido generalmente deformada por los traductores. Igualmente se supone una laguna imaginaria en la sección 46; cf. los argumentos invocados incluso por Koyré, en la edición Vrin, págs. 104-105. Empero, tanto la
Ética
como el
Tratado de la reforma
señalan la necesidad de un mínimo de tiempo antes de llegar al Absoluto. Ciertamente, puede objetarse que las substancias o atributos substanciales, que sirven de punto de partida a la
Ética
, constituyen ya la esencia de Dios. Pero, por una parte, esto aún no se sabe, ni llegará a saberse, hasta la proposición 10. Por otra parte, y sobre todo, el comienzo de la
Ética
no aprehende los atributos en la esencia (tercer tipo de conocimiento), sino que los considera únicamente como «nociones comunes» (segundo tipo): cf. las declaraciones de Spinoza en V, 36, esc. Se encuentra en el
Tratado teológico-político
la siguiente fórmula (cap. 6): «La existencia de Dios, al no conocerse por sí misma, debe deducirse necesariamente de nociones cuya verdad sea tan firme e inquebrantable…», lo cual se corresponde estrictamente con la
Ética.
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[54]
Por ejemplo, el libro V se presenta como un acelerado o un precipitado de demostraciones. A veces, hasta podría creerse que el libro V sólo es un boceto. Ocurre más bien que las demostraciones no tienen en él el mismo ritmo que en los libros precedentes, comportan síntesis, iluminaciones. En efecto, se trata ahora del tercer tipo de conocimiento, una fulguración. Incluso ya no se trata aquí de la máxima velocidad relativa, como en el principio de la
Ética,
sino de una
velocidad absoluta que corresponde al tercer tipo.
<<

[55]
Es lo que afirma el
Tratado de la reforma,
sec. 46, donde no hay por qué conjeturar una laguna.
<<

[56]
Cf. Platón,
República,
VI, 510 sq. En su libro sobre Fichte, señalaba Gueroult que el método sintético no se oponía punto por punto al método analítico, sino que, por el contrario, integraba un proceso analítico subordinándolo a sus propios fines
(L'evolution et la structure de la doctrine de la science chez Fichte,
Les Belles Lettres, t. I, pág. 174). Se recordará el profundo spinozismo de Fichte.
<<

[57]
Tratado de la reforma,
sec. 72-73, 95-96.
<<

[58]
Cf.
Ética,
V, 36, esc.
<<

[59]
Tratado teológico-político
, cap. 7. La
Ética
expone las nociones comunes en II, 37-38 (las más universales) y 39 (las menos universales).
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[60]
Sobre la ambigua naturaleza de las entidades geométricas, cf. Gueroult,
Spinoza,
t. I, apéndice 11.
<<

[61]
La carta LXXXIII, a Tschirnhaus, afirma que las limitaciones del método geométrico no proceden de este método mismo, sino de la naturaleza abstracta de las cosas que considera. Y ya el
Tratado de la reforma
deseaba sustituir con «cosas físicas o reales» los conceptos geométricos y lógicos que interrumpen el verdadero progreso del entendimiento.
<<

[62]
En efecto, contrariamente a las esencias simples íntimas, que remiten a la intuición del tercer tipo, las relaciones componibles o descomponibles remiten a todo tipo de procedimientos (segundo tipo). No poseemos conocimiento alguno
a priori
de las relaciones de descomposición, y se hacen necesarios los experimentos. Si nos preguntamos por los sucesores de Spinoza, nos parece que uno es Geoffroy-Saint-Hilaire o, con menor propiedad, Goethe, cuando emprenden una investigación sobre la unidad de composición de la Naturaleza, en nombre de un «principio de conexiones». Ahora bien, estas investigaciones implican todo tipo de experimentos y de variaciones, incluso imaginarias: por ejemplo, los «plegados» mediante los que se pasa de un animal a otro cada tipo de animal siendo una realización del Animal en sí o conforme a tal o tal relación. Actualmente, la biología molecular recoge este problema experimental de la unidad de composición, que Geoffroy planteaba, no solamente a nivel anatómico, sino ya en el campo de las partículas (y el mismo Spinoza en el de los «cuerpos más simples»). En Spinoza, la experimentación desempeña un papel muy particular tanto en la
Ética
como, en forma de presentimiento, al final de las páginas redactadas en el
Tratado de la reforma:
irrumpe un llamamiento, breve pero intenso, a los experimentos (sec. 103). Jules Lagneau afirmaba que el motivo de la interrupción del
Tratado de la reforma
se encontraba en que «no había aplicado, experimentado, el método experimental»
(Célebres legons et fragments,
P.U.F., 2.
a
ed. pág. 52). Así debe entenderse también el programa de experimentos que aparece en la
Ética.
Pero, precisamente, este programa está subordinado a las nociones comunes.
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