En contraste, la crueldad que caracterizaba la era de la lobotomía es descrita en un libro aterrador,
Great and Desperate Cures,
de Elliot Valenstein. Macdonald Critchley escribió una soberbia reseña-ensayo de este libro para
The New York Review of
Books.
El caso de Phineas Gage ha suscitado un incesante interés neurológico durante casi ciento cincuenta años, e incluso ahora vuelve a explorarse utilizando las técnicas más avanzadas de reconstrucción neurológica y de representación del cerebro (véase el artículo de Damasio
et al.
en
Science).
La más profunda exploración del caso, y su relevancia en relación con todas las teorizaciones del siglo
XIX
, nos la ofrecen Malcolm Macmillan en «Phineas Gage: A
Case
for All Reasons» y Antonio Damasio en
Descartes' Error.
Dos de mis primeros estudios sobre la memoria, a los que me refiero en este capítulo —«El marinero perdido» y «Una cuestión de identidad»— se incluyeron en
El hombre que confundió a su mujer con un sombrero.
El campo de la investigación de la memoria está ahora extremadamente concurrido, y sería casi ofensivo destacar algún nombre. Pero Larry Squire y Nelson Butters son ciertamente líderes en este campo, y, de manera individual y conjunta, han escrito numerosísimos artículos a lo largo de los años, y son los editores a cargo del volumen
The Neuropsychology of Memory.
Otras lecturas recomendadas sobre el tema de la memoria se incluyen en la sección dedicada al capítulo «El paisaje de sus sueños».
Asistimos hoy en día al surgir de un enorme interés por la neurología de la música y sus poderes terapéuticos en pacientes con trastornos neurológicos. Anthony Storr, el psiquiatra, ha escrito un hermoso libro,
Music and the Mind,
que toca todos los aspectos de la respuesta humana a la música. En un capítulo titulado «Music and the Brain», que forma parte del libro de próxima aparición
Music and the Neurologic Rehabilitation,
me he centrado más concretamente en las distintas maneras en que la música puede afectar al cerebro.
En el libro
Drumming at the Edge of Magic,
Mickey Hart ha tratado la percusión y el ritmo en diversas culturas.
VIDA DE UN CIRUJANO
El artículo en dos partes de Gilíes de la Tourette «Étude sur une affection nerveuse» fue publicado en 1885, y se incluye la traducción de una parte, junto con un comentario, en «Gilles de la Tourette on Tourette Syndrome», de C. G. Goetz y H. L. Klawans. El magnífico libro de Meige y Feindel
Les Tics et leur traitement
fue publicado en 1902 y traducido al inglés por Kinnier Wilson en 1907. El libro es extraordinario no sólo por las múltiples perspectivas que ofrece, sino por su tono, por el respeto que los autores muestran hacia sus sujetos y porque reproduce las conversaciones reales entre ellos y sus médicos. Incluye una singular y temprana narración autobiográfica: «Les Confidences d’un ticqueur».
Sólo en los últimos años han aparecido más narraciones en primera persona de lo que significa vivir con el síndrome de Tourette. Una serie de estas narraciones, a cargo de Adam Seligman y John Hilkevich, fue publicada con el título
Don’t Think About Monkeys.
Yo he escrito varios artículos sobre el síndrome de Tourette: «Ray, el
ticqueur
ingenioso», publicado originariamente en 1981, fue incluido en
El hombre que confundió a su mujer con un sombrero,
junto con «Los poseídos». El lector puede encontrar una visión general del tema en «Neuropsychiatry and Tourette's», publicado en 1989, y más breve y recientemente en «Tourette’s Syndrome: A Human Condition». Presenté un aspecto particular del síndrome de Tourette que siempre me ha fascinado en «Tourette’s and Creativity»; y puede verse una investigación sobre la velocidad y precisión del movimiento touréttico en «Movement Perturbations Due to Tics», aparecido en el
Society for Neuroscience Abstracts
de 1993.
La Tourette Syndrome Association (42-40 Bell Boulevard, Bayside, NY 11361) fue fundada en 1971, y reparte información, ofrece la ayuda de especialistas y patrocina investigaciones. Se puede contactar con ella en el (718) 224-29999 o en el (800) 237-0717 para solicitar información sobre delegaciones de su asociación en otros países.
VER Y NO VER
La recuperación de la vista por parte de aquellos que quedaron ciegos en los primeros años de su vida, aunque es un fenómeno bastante inusual, fue documentada con gran detalle en el informe de Cheselden de 1728. Todos los casos conocidos hasta 1930 fueron recogidos en el libro enciclopédico de Von Senden
Space and Sight.
Muchos de estos casos fueron analizados por Hebb en su
Organization of Behaviour
,
y constituyen, junto con otros datos procedentes de la observación y la experiencia, la prueba fundamental de que «ver» —la percepción visual— es algo que debe aprenderse.
El caso clínico más rico y minucioso estudiado hasta la fecha se debe a Richard Gregory y Jean Wallace. Se incluyó con adiciones posteriores, entre ellas un intercambio de cartas con Von Senden, en
Concepts and Mechanisms of Perception,
de Gregory. Los antecedentes filosóficos de la cuestión de Molyneux y el impacto del caso de Cheselden son también perfectamente descritos por Gregory en su artículo «Recovery from Blindness», publicado en
The Oxford Companion to the Mind.
En
Sight Restoration after Long-Term Blindness,
Alberto Valvo describe sus casos (profundamente meditados) de pacientes sometidos a una nueva técnica quirúrgica para reconstrucción de la córnea.
Los efectos de la ceguera tardía —más concretamente sus efectos sobre la imaginación visual, la memoria, las orientaciones y las actitudes visuales— han sido magistralmente descritos por John Hull en su libro autobiográfico
Touching the Rock.
Y la recuperación de la vista después de una ceguera tardía admirablemente descrita en
Second Sight,
de Robert Hine.
Una de las exploraciones más profundas y de más amplio alcance de lo que podría significar en términos de la identidad estar ciego, tanto para el individuo como para aquellos que le rodean, la ofreció Diderot en su
Carta sobre los ciegos para uso de los que ven
(escribió una similar
Carta sobre los sordomudos para uso de los que pueden hablar y oír).
El relato de Von Feuerbach sobre Kaspar Hauser contiene una extraordinaria descripción de su profunda agnosia visual cuando por primera vez lo sacaron a la luz del día, tras ser mantenido en un calabozo sin luz desde la infancia (pp. 64-65).
Estos casos, cuyo historial clínico conocemos, no sólo han sido objeto de discusión filosófica, sino también de reconstrucción novelesca y dramática. El pionero fue Denis Diderot imaginando a Nicholas Saunderson en su lecho de muerte. En 1909, el novelista Wilkie Collins basó una novela,
Poor Miss Finch,
en dicho tema, que también es fundamental en una de las primeras novelas de André Gide,
La sinfonía pastoral.
Un tratamiento más reciente es la brillante reconstrucción por parte de Brian O’Doherty,
The Strange Case of Mademoiselle P.,
que se atiene con fidelidad a la narración original de Mesmer de 1779. En la obra teatral de Brian Friel
Molly Sweeney,
de 1994, el personaje central es, al igual que Virgil, ciego desde una época muy temprana de su vida, a causa de una lesión retinal y cataratas, y, tras ser operado ya en edad madura, queda sumido en un estado de confusión y ambivalencia agnósicas, que se resuelve solamente cuando al final vuelve a la ceguera.
EL PAISAJE DE SUS SUEÑOS
El primer reportaje publicado sobre Franco Magnani, escrito por Michael Pearce e ilustrado con reproducciones de los cuadros de Franco y fotografías de Susan Schwartzenberg, debidamente encarados para la comparación, apareció en el
Exploratorium Quarterly
del verano de 1988.
A Collection of Moments,
de Esther Salaman, es un bello estudio literario y psicológico de «recuerdos involuntarios» tal como se dieron en Proust, Dostovieski y otros escritores. En
Memory Observed,
de Ulrich Neisser, puede hallarse una exquisita selección de fuentes. Contiene un fragmento del libro de Salaman, y la mayor parte del artículo de Schachtel sobre la memoria y la amnesia infantil, la clásica narración que hace Stromeyer de la vida de
Eidetiker,
un fragmento de
Mind of a Mnemonist
de Luria, y mucho más.
El estudio clásico de Frederic Bartlett,
Remembering,
reúne sus experimentos, en los que muestra la naturaleza constructiva e imaginativa de la memoria.
La irrupción de recuerdos «experienciales» durante los ataques epilépticos (y cómo pueden provocarse mediante la estimulación directa del cerebro en el quirófano) es descrita con un detalle casi novelesco por Wilder Penfield (y su colega Perot) en un artículo que tiene la extensión de un libro: «The Brain Record of Visual and Auditory Experience», en
Brain.
El mismo número de esa publicación contiene también una impresionante narración de la epilepsia de Dostoievski por parte de Alajouanine. Eve La Plante, en
Seized: Temporal Lobe Epilepsy as a Medical, Historical and Artistic Phenomenon,
ofrece una descripción interesante y accesible de la epilepsia de lóbulo temporal y el síndrome de Dostoievski, tanto en relación con la gente normal como con celebrados artistas y pensadores.
El lector interesado encontrará una buena discusión histórica y una aguda consideración psicoanalítica de la nostalgia en «Normal and Pathological Nostalgia», de David Werman.
PRODIGIOS
Extraordinary People,
de Darold Treffert, es una excelente introducción al tema de los
idiots savants,
inspirándose por igual en narraciones históricas (de Séguin, Down, Tredgold, y otros) y en la propia experiencia clínica de Treffert.
De estilo más académico,
The Exceptional Brain,
a cargo de Loraine Obler y Deborah Fein, reúne una gran variedad de investigaciones en relación con los talentos humanos en general y con los talentos de los
savants
en particular.
El libro de Steven Smith
The Great Mental Calculators
es la fuente más completa de observaciones sobre el talento para el cálculo, ya sea en personas normales como en retrasados y autistas.
Uno de mis libros favoritos, ignorado por los escritores actuales, es
Human Personality,
de F. W. H. Myers. El propio Myers era un genio, y eso es algo que se ve en cada frase de su magnífico (aunque a menudo absurdo) libro en dos volúmenes. El capítulo sobre el «Genio» es una narración penetrante y de amplias miras del talento para el cálculo en relación con el inconsciente cognitivo.
Aunque el libro de Loma Self
Nadia: A Case of Extraordinary Drawing Ability in an Autistic Child
está por desgracia agotado,
Art, Mind, and Brain,
de Howard Gardner, contiene un importante ensayo sobre Nadia, que hasta cierto punto fue el punto de arranque de sus posteriores y ampliamente ramificados estudios sobre la inteligencia y la creatividad. Un análisis particularmente meditado de
Nadia
nos lo ofrece Clara Claibome Park, cuando compara la obra de Nadia con la de su hija Jessy y la de otros artistas autistas.
La investigación cognitiva más detallada de un sabio musical, Eddie, la encontramos en
Musical Savants,
de Leon K. Millar.
Las profundas investigaciones de Beate Hermelin y sus colegas (entre los que se incluyen Neil O'Connor y Linda Pring) pueden encontrarse principalmente como artículos sueltos, e incluyen detallados estudios de Stephen Wiltshire y otros
savants.
Uno de los primeros artículos de O’Connor y Hermelin, «Visual and Graphic Abilities of the Idiot Savant Artist», reproduce y discute algunas de las primeras obras de Stephen.
La monografía de 1945 sobre un sabio, L., «A Case of “Idiot Savant”: An Experimental Study of Personality Organization», de Martin Scheerer, Eva Rothmann y Kurt Goldstein, plantea cuestiones fundamentales todavía no respondidas (y a menudo tampoco planteadas) hoy en día. En mi opinión es el análisis más profundo y minucioso que se ha hecho jamás de la mente del
savant
(y autista). Está claro que L. es autista, aunque este término no se utiliza, pues la versión original del ensayo apareció en 1941, antes de que Kanner describiera el autismo. En una versión posterior y más completa de 1945, Goldstein
et al.
comparan sus formulaciones con las de Kanner.
El libro de Merlin Donald
Origins of the Modern Mind,
en el que especula acerca de los poderes miméticos del hombre primitivo, abre una vasta perspectiva histórica y es una de las reconstrucciones más sólidamente argumentadas e imaginativas que he visto de nuestra pasada (y quizá futura) evolución mental. Jerome Bruner ha explorado el desarrollo del pensamiento del niño durante muchos años: el lector hallará una narración muy clara de lo que él llama estado «escenificador» en
Studies in Cognitive Growth.
Dwight Macintosh: The Boy Whom Time Forgot,
de John MacGregor es un estudio fascinante y profusamente ilustrado de un artista octogenario retrasado.
Yo he escrito acerca de otros tres casos de
savants,
todos publicados en
El hombre que confundió a su mujer con un sombrero:
«El artista autista», «Los gemelos» y «Un Grove ambulante».
Finalmente, están los importantísimos libros del propio Stephen:
Drawings, Cities, Floating Cities,
y
Stephen Wiltshire's American Dream.
(Por desgracia, el único que se puede conseguir actualmente en los Estados Unidos es
Floating Cities.)
Para más libros sobre autismo, y para información sobre asociaciones de autistas, véase las lecturas recomendadas para «Un antropólogo en Marte».
UN ANTROPÓLOGO EN MARTE
La descripción del autismo como patología se remonta a los trabajos pioneros de Kanner, Asperger y Goldstein en los años cuarenta; a continuación fue descrito desde el punto de vista psiquiátrico (con la errónea hipótesis de etiología parental) por Bruno Bettelheim en los cincuenta (y posteriormente en
La forta
leza vacía),
y finalmente se reconoció su base biológica en los sesenta (cuando se publicó
Infantile Autism,
de Bernard Rimland). Sin embargo, los aspectos humanos del autismo no se describieron hasta que comenzaron a aparecer narraciones biográficas y finalmente autobiográficas.