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Authors: Alberto Olmos

A bordo del naufragio (7 page)

BOOK: A bordo del naufragio
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...no sabes dónde estás pero sabes que algo andas buscando no sabes cuánto tiempo llevas buscando pero sabes que tienes que acabar la búsqueda algún día vas a pie por calles con edificios sin ventanas y oyes tus propios pasos retumbando sobre tu cabeza como si no fueran tuyos como si alguien te estuviera siguiendo como si tú mismo te estuvieras espiando y tienes miedo quieres dejarlo no quieres buscar más pero has de seguir porque si no se enfadarán contigo y te pegarán o te matarán o te harán algo que no sabes lo que es pero que te aterra miras el rostro de los transeúntes y en todos encuentras el mismo gesto o mueca ridículamente alegro como si la cara se les hubiera petrificado cuando esbozaban una sonrisa de cortesía les preguntas si lo han visto pero todos pasan de largo sin emitir el más leve sonido empiezas a correr tan deprisa como puedes de tal modo que el retumbar de tus pasos se vuelve más rápido y horrísono y parece que estuvieran fusilando a un gigante a cañonazos en una esquina ves a un hombre parado y decides preguntarle cuando estás a su lado notas que no tiene en la cara el gesto ridículo que tenían los otros aguzas la vista para distinguir mejor su rostro pero te lo tomas tan en serio que le borras la cara y lo que ves ahora es la arista de la esquina retrocedes visualmente focalizando tu mirar en el hombre que tienes delante pero es que delante de ti no hay nadie decides volver a pesar de no haberlo encontrado pero no puedes recordar el camino de vuelta subes una calle larguísima llena de esquinas que no inician calle alguna y arribas a un enorme edificio con una sola y pequeña puerta de entrada la llave está en la cerradura y la giras sientes ronronear el motor bajo el capó amarillo ajustas el espejo retrovisor y metes primera es de noche suena una música de mermelada y neón sonríes mientras conduces y ves por el retrovisor parejas de luces jugando al escondite paras a la derecha y sube un señor vestido de negro con un maletín en la mano pones en movimiento el taxi y el señor empieza a hablarte en un idioma bello y extraño llegas a un semáforo en rojo y mientras estás detenido un guardia con los ojos sucios te grita llenándote de saliva el cristal de la puerta no entiendes lo que te dice el semáforo está en verde y continúas en la calle están pegando a una mujer y tú aceleras para no verlo porque le están propinando una tremenda paliza pero el coche se te para y los dos tipos se acercan y empiezan a golpear el taxi con cadenas tienes miedo y le preguntas al señor que qué hacéis él empieza a reírse la mujer está huyendo y tú sales tras ella pero se pierde por un callejón de cubos de basura derramados vuelves al taxi y el señor de negro está muerto y con el pecho rojo de sangre montas en el coche y cegado por el llanto emprendes una conducción temeraria que sólo se detiene en el semáforo rojo el guardia te grita otra vez y te dice que bajes la ventanilla pero no puedes y se lo indicas con gestos nerviosos él sigue gritando y tú sólo deseas que el semáforo cambie a verde para huir lo más rápido que puedas sientes húmedos los pies y es que el taxi se está llenando poco a poco de agua y no puedes salir y ya te llega a las rodillas y ya te llega a los hombros y ya respiras agua y te sientes desfallecer y una hoja de papel escrita a mano se te pega a la boca y una voz te dice diez nueve ocho siete seis
... 902
HISTORIA CONTEMPORÁNEA
, un chico coge un libro azul oscuro con el título en amarillo y te mira con cierto desprecio. Resoplas. Enderezas el tronco y te quedas mirando los dibujos de la mesa. Te ajustas las gafas. No te encuentras bien. Deberías irte a casa a dormir. Deberías no hacer otra cosa que dormir. Sientes como si cada una de tus neuronas hubiera empezado un movimiento independentista. Tienes mucha hambre. Te levantas y es entonces cuando empiezas a toser y a sentir náuseas. Te gustaría que alguien se acercara y se preocupara por tu estado. Pero nadie lo hace. Estás mareado. Estar mareado es lo peor que se puede estar. Prefieres estar muerto a estar mareado. Coges la mochila y caminas lentamente sujetándote el estómago con la mano derecha. Tienes poco dinero pero lo suficiente para un café. Te apetece mucho un café. No sabes si eso será bueno o malo para tu dolor de estómago o tu dolor de cabeza o tu dolor de muelas, pero es lo que te apetece tomar. A lo mejor el café te produce un nuevo dolor. Bueno, uno más, qué importa. Bajas las escaleras con sumo cuidado, pues no mides con excesiva exactitud las distancias, y te encuentras la mirada curiosa de un chico. Su cara te resulta familiar, pero no sabes de qué. Quizá le viste en el sueño. Apartas los ojos y te diriges a la salida. Siempre eres tú el que aparta la mirada. Al salir de la biblioteca, vuelves a tener un férreo ataque de tos y no puedes dejar de sentirte un desgraciado. Tu vida es una mierda y, sobre todo, tu pasado; aunque tu futuro también se las trae. Te consideras un fracasado. Sólo tienes veintidós años y eres un fracasado y tu abuelo tenía razón. Lo curioso es que nunca has aspirado a nada en la vida. Es curioso porque quien no aspira a nada no puede ser un fracasado: quien no aspira a nada es una ameba. Tú debes de ser la excepción que confirma la regla; o más bien la regla que confirma la excepción, pues al fin y al cabo, ¿quién que intenta algo con verdaderas ganas fracasa? Al menos, eso dicen las series televisivas americanas: no hay nada imposible, puedes conseguir todo lo que deseas, sólo has de esforzarte mucho. Pero también puedes pensar que los que fracasan lo saben de antemano, lo ven venir, y por eso parece que no se han esmerado en triunfar cuando, en realidad, sólo se han dado cuenta de que no eran los poseedores del número premiado. ¿En qué quedamos? No lo sabes. Hoy piensas de un modo y mañana de otro. Hoy dices el orden es malo y mañana resulta que el orden es bueno. Así no llegamos a ninguna parte, porque estás en una edad en la que conviene tener algunas ideas claras, aunque sólo sea para no sentirte siempre identificado con el no sabe/no contesta de los sondeos. Oyes ya el insufrible murmullo, barahúnda, desperdicio fonético que procede de la cafetería. Entras en ella y tienes la impresión de sumergirte en una especie de lago; o de entrar en una habitación llena de humo. Un humo que es el resultado vaporoso de la hoguera del diálogo. Un humo que no entiendes, que es tu idioma pero no lo entiendes; un humo que se te mete en la carne, en el cerebro, y te apuñala por dentro porque no tienes nada que ver con él. La cafetería es una catedral llena de mesas cuadradas donde cada cual adora al Dios que le apetece. Tú entras en ella como un ateo ecuménico, preguntándote quiénes son esos dioses de los que hablan. Hay en el suelo mucho estudiante desparramado, con las piernas desbaratadas sobre las baldosas, como si no fueran suyas. Y hay varias máquinas expendedoras de tíckets, con colas sinuosas que se confunden con el ir y venir de la clientela, y por momentos parece que todo la cafetería fuese una única e inmensa cola. Tú también estás en ella. Tienes delante una pareja que no para de hacerse carantoñas y de sonreír. Te vienen irrefrenables deseos de estrangularlos. Ella es fea. Él, guapo. Uno siempre mira lo que le ha tocado a los demás para ir haciéndose una idea. A veces te llevas sorpresas. Por ejemplo ahora. Él está demasiado bueno para una chica tan fea. Debe de ser que ella tiene una de esas cualidades espirituales que tanto valoran los jóvenes profundos y las (de nuevo) series televisivas. Cuando les toca pedir, empiezan a buscar el dinero y tú te pones nervioso porque tienes muchas ganas de meterte dentro ese café caliente. Siguen sin meter ni una sola moneda en la máquina. Esta gente es que es la hostia. Deciden dejar de buscarse monedas en los bolsillos e introducen un billete de mil pesetas. La máquina se lo devuelve. Prueban de nuevo. La máquina se lo devuelve. Te cagas mentalmente en lo más alto. Lo intentan otra vez. La máquina se lo acepta. Suspiras. No saben qué pedir. Ella quiere un batido de fresa, pero a lo mejor no es O’key, y ella sólo toma O’key. Él se ofrece amablemente a ir hasta la barra, esperar cinco minutos, y preguntarle al camarero si los batidos de fresa que se sirven en la facultad son O’key. Por fortuna, ella le dice que no se moleste, y le llama cariño. Él pregunta que si van a ir hoy a visitar a Luis. Ella dice que a qué viene eso. Él responde que Luis siempre le ofrece bollos y que, si van a visitarle hoy, no toma su napolitana de todos los días, porque tiene el colesterol por las nubes. Ella le espeta que no diga bobadas, pues su colesterol es normal y hasta ella le gana a michelines. Él decide tomarse la napolitana porque, asegura, los dulces de Luis son repugnantes. Ella sigue morosa. Tú te cagas de nuevo en lo más alto legitimado por tus dolores corporales y el hecho objetivo de que esta pareja sería capaz de hacer blasfemar a la mismísima Teresa de Calcuta. Al final ella no toma nada (típico) y te toca pedir. Metes una rubia y le das al café con leche en vaso ochenta pesetas y luego aprietas el botón verde del tícket y lo coges y te largas. Te sumas ahora a la cola ácrata y dispersa que espera en la barra para ser atendida. Por fin llegas a primera línea y levantas la mano haciendo ondear tu tícket como una banderita. Bienvenido míster Marshall, es lo que te viene a la cabeza. El camarero, joven pero calvo, de camisa blanca y chaleco negro, parece coger todos los tíckets menos el tuyo. Esto te mosquea soberanamente y piensas en una conjuración mundial para reírse de ti y tomarte por el pito del sereno (expresión, por cierto, que no entiendes). Toma tu tícket sin mirarte y con avezada urgencia pone un vaso lleno hasta la mitad de una cosa negra (el café, se supone) y vierte después humeante leche caliente. Lo difícil es ahora salir de esta especie de manifestación de ideales básicos (que ya es más de lo que tienen las manis de verdad) y llegar a un sitio libre sin derramar el café. Por fin alcanzas un trozo de suelo neutral donde puedes dilucidar si sales de la cafetería a tomar tu consumición en las escaleras y pasillos colindantes (donde unos carteles muy pulcros prohíben tomar consumiciones fuera de la cafetería) o buscas silla dentro de ella. Optas por esto segundo, sencillamente, porque por algo tienes que optar. (Es cierto que el hombre está condenado a elegir, pero eso no significa que esté condenado a razonar.) Inicias la búsqueda
...estás dando vueltas y los demás también están dando vueltas y la música suena pero no todo el rato a veces se detiene y entonces tienes que sentarte rápidamente antes que los demás y por ahora lo vas consiguiendo pero luego has de levantarte de nuevo porque la música suena otra vez y tienes que seguir dando vueltas y volver a hacerlo bien porque si no quedarás fuera como María Marcos Luis y Julia que están fuera y tienen la cara triste porque han perdido perder es triste tienes que ganar te lo dice la escuela y el director de la escuela y tu abuelo que ya sabes que desea que ganes algo alguna vez pero tú nunca ganas porque ya has perdido no has alcanzado la silla y sólo quedaban unas vueltas más y habrías ganado ganado nunca ganas y Juan gana siempre y le envidias tú no ganas y él sí no te gusta este juego es una actividad del colegio tienes que hacerla y no te gusta y tienes que hacerla porque es una
... Al fondo se ve algún sitio libre. Avanzas por el pasillo central con la mochila verde en una mano y el café tiritando en la otra. Te sientes como si acabaras de casarte con nadie y salieras de la iglesia a una lluvia de arroz en forma de ruido. De vez en cuando, capturas en el murmullo alguna frase, sintagma o palabra que te recuerdan que no estás en Babel. Un joven barbado, gafas redondas, pelo rizado, se levanta de repente y te bautiza de fuego los dedos. Te cagas en su putísima madre, mentalmente, y sigues andando. Llegas al fondo de la cafetería, dejas la mochila en el suelo y el café sobre la mesa y te desplomas sobre el plástico naranja, alabeado y sucio que unido al metal podomórfico recibe el nombre de silla (deberías ir a un psiquiatra). Desde tu posición contemplas todo el antro. El aire está saturado de humo y gomina, gritos y carcajadas, gente que juega al mus o lee o estudia o compara apuntes o ríe o besa o da vueltas de un lado a otro buscando a alguien. Las mesas están atiborradas de bollería tierna, diaria como el periódico, pero más sabrosa (tiene menos sangre), más caliente y aromática, con un olor a niño recién bañado, que es como el olor de la mañana.
UMMMMUMMMMUMMMM QUE ES LA HOSTIA PERO LA HOSTIA DE VERDAD UMMMMUMMMMUMMMM PAVO ÉSE ES UN CHOLLO SE REGATEA A TODO DIOS UMMMMUMMMMUMMMM NO SUSPENDE A NADIE ME LO HA DICHO JAIME QUE MUCHO MUCHO Y LUEGO UMMMMUMMMMUMMMM SÍ LE VI TÍA Y QUÉ TAL PUES NADA COMO SIEMPRE NO ME HIZO UMMMMUMMMMUMMMM QUE SE HAN SEPARADO LOS MUY GILIPOLLAS AH SÍ NO ME HABÍA ENTERADO SÍ AHORA SACAN UN ÁLBUM EN DIRECTO PARA ACABAR DE FORRARSE Y YA ESTÁ LO DEJAN Y SE PONEN A HACER EL PAYASO CADA UNO POR UMMMMUMMMMUMMMM NO SÉ DE DÓNDE LO UMMMMUMMMMUMMMM QUE LLEGARAN AL PODER Y AHORA QUE ESTÁN EN ÉL NO HACEN NADA BIEN LOS MUY UMMMMUMMMMUMMMM HOMBRE GUSTAVO YA ERA HORA DE VERTE POR LA QUÉ TE UMMMMUMMMMUMMMM SI ESTÁN AHORA BUENOS LO DEL AÑO PASADO ES PURA COÑA MIRA QUE GANAR UMMMMUMMMMUMMMM NO ESO NO LO DIJO MACLUHAN CÓMO QUE NO PERO TÍO SI ES LO ÚNICO QUE ME SÉ DE ÉL PUES ENTONCES LAMENTO COMUNICARTE QUE NO TIENES NI PUTA IDEA DE MACLUHAN QUE NO NO ME UMMMMUMMMMUMMMM JAJAJAJAJAJAJAJA UMMMMUMMMMUMMMM EVA NO TE HE VISTO FUMAR UN SOLO CIGARRILLO EN TODA LA MAÑANA ES QUE LO ESTOY DEJANDO ASÍ DE REPENTE SÍ YA VES DEBE DE SER QUE ME VOY CONCIENCIANDO DE LO DEL CÁNCER Y TODA ESA MIERDA BUENO SÍ ESO DEL CÁNCER ES UNA PUTADA PERO TE ASEGURO QUE ESTABAS SUPER PROVOCATIVA CON EL CIGARRO EN LA BOCA QUIERES DECIR QUE MMMMUMMMMUMMMM LA PELÍCULA SE LLAMARÁ TESIS QUÉ TE PARECE UMMMMUMMMMUMMMM NO ME LO EXPLICO TÍA NO ME LO EXPLICO MIRA QUE ME LO ADVIRTIERON Y YO NADA TAN UMMMMUMMMMUMMMM DIJE QUE YO NO LO QUERÍA QUE UMMMMUMMMMUMMMM ESTRUCTURA SIN RAZONES PARA UMMMMUMMMMUMMMM POR OTRO LADO HAY QUE RECONOCER QUE ESTÁ BUENÍSIMA LA TÍA TIENE UN CULO UMMMMUMMMMUMMMM VAYA MIERDA DE VERAS LO DE ESA PELÍCULA ES LO QUE PASA SIEMPRE TRES HORAS SOPORÍFERAS Y LENTAS DE IMÁGENES SURREALISTAS Y CUATRO FRASES EN PLAN PROFUNDO Y UN FINAL QUE NADIE ENTIENDE PERO DE QUÉ VA DE NADA ÉSA ES LA IDEA IR DE NADA Y QUE DIGAN QUE ERES UN GENIO LA MADRE UMMMMUMMMMUMMMM MUERTOS LA HOSTIA ES QUE ES INCREÍBLE LA GENTE QUE MUERE ASÍ UMMMMUMMMMUMMMM MILLONES QUE QUERÍA DAR POR ÉL EL MILÁN UMMMMUMMMMUMMMM FRESCA SIN OTRA COSA UMMMMUMMMMUMMMM TAL CON NURIA BIEN Y CUÁNTO TIEMPO LLEVÁIS CUATRO AÑOS Y DOS MESES JODER UMMMMUMMMMUMMMM PUES TÍA YA VES SI EN LUGAR UMMMMUMMMMUMMMM SIN OTRA COSA QUE HACER QUE UMMMMUMMMMUMMMM SI ME EXPLICO LO QUE YO DIGO ES QUE SI LA MAYORÍA VE ESOS PROGRAMAS PUES ES QUE ES LO QUE QUIERE VER Y SI ES LO QUE QUIERE VER HAY QUE ADMITIR QUE LA MAYORÍA ES IMBÉCIL SÍ PERO A VER QUIÉN UMMMMUMMMMUMMMM NO NO CÓMO QUE NO PUES NO JODER NO TENGO QUÉ QUIERES NO SÉ PERO A LAS PUERTAS DE SIGLO XXI Y CON LA MOVIDA DE INTERNET UMMMMUMMMMUMMMM ES BONITA TÚ CREES SÍ CLARO QUE SÍ A MÍ ME ENCANTA UMMMMUMMMMUMMMM QUE NO TE QUIERA SINO QUE NO SÉ UMMMMUMMMMUMMMM NI EL PAÍS NI EL MUNDO EL MEJOR PERIÓDICO ES EL JUEVES Y QUE NO ME VENGAN CON QUE LA CODORNIZ ESTO Y UMMMMUMMMMUMMMM LIBERTAD DE CÁTEDRA ES NECESARIA NO PUEDE CONCEBIRSE UMMMMUMMMMUMMMM CUESTIÓN DE SUERTE UMMMMUMMMMUMMMM SÍ ESTE SÁBADO SI TE ANIMAS YA SABES POR DÓNDE SOLEMOS UMMMMUMMMMUMMMM PARECIDO PARECIDO UMMMMUMMMMUMMMM JEJEJEJEJEJEJEJE UMMMMUMMMMUMMMM SÍ TE LO PUEDO ASEGURAR VA A SER UN ÉXITO DE LA MAR ESTO ES BUENO MUCHO MEJOR QUE UMMMMUMMMMUMMMM

BOOK: A bordo del naufragio
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