—Sí. Nos gustan desde pequeñas. Y son seres muy sensibles y divertidos...
—Es un reptil —contestó incrédulo—. Es de sangre fría.
—Como tú —espetó dándose la vuelta y dejando a Ringo en su adorado ficus.
Cuando lo enfrentó de nuevo, se aclaró la garganta y cruzándose de brazos le preguntó:
—En las reglas del torneo no indican si los ganadores reciben algún tipo de remuneración por ser mejor amo y mejor sumisa.
—Hay un premio. Dos millones de dólares.
—Do... —se atragantó—. ¡¿Dos millones de dólares?! —gritó con voz de pito.
—Sí.
—Vaya, ahora sí que entiendo por qué participan.
—El premio es muy atractivo. Pero la gente del BDSM, los que de verdad lo aman y entienden lo que es, no están ahí por el dinero. Para ellos ya es un premio poder participar y jugar a sus juegos favoritos. Erigirse como Amo y sumisa ganadores, al margen de los millones, les da una satisfacción casi espiritual. Es un honor para ellos.
Lion hablaba con respeto sobre los practicantes del BDSM. Ella no sabía nada sobre ellos, pero él, al parecer, entendía qué les movía. ¿Se habría infiltrado más de la cuenta?
—¿Se sabe ya cuál será la ruta de este nuevo torneo?
—A los seleccionados nos enviarán una invitación privada con el lugar de inicio de los juegos. Esto es como una gincana. Sabemos dónde empieza pero no sabremos dónde acabará.
—En las reglas del juego he leído que se impondrán castigos a aquellas parejas que pierdan en los duelos. Los Hombres lagarto, los Monos y todos los demás... jugarán con el amo o la sumisa de la pareja... ¿Eso no es obligarles a hacer algo que no quieren? ¿No es eso un abuso?
El agente se apoyó en la encimera y sonrió comprensivo.
—No se le obliga a nadie a hacer nada en contra de su voluntad. Esa es la realidad de
Dragones & Mazmorras DS
. El juego es sano, justo y muy respetuoso. Las Criaturas son amos que esta vez jugarán ese rol, pero no quiere decir que sean malvados. Si te das cuenta, las parejas protagonistas siempre pueden elegir qué hacer. El rol siempre les da segundas elecciones, incluso cuando ya han perdido. Una pareja puede aceptar el castigo de las Criaturas si se ha decidido por consenso entre ambos. Si no es así, la pareja siempre puede abandonar y finalizar su participación antes de caer en
gang bangs
o en otro tipo de actividades más multitudinarias y duras. Pero te sorprenderá ver que muchos querrán jugar con las Criaturas, porque para ellos se trata de un juego sexual donde no hay pecado, excepto el de no disfrutar. Todo dependerá de la personalidad del amo y la sumisa.
—Pero he leído que los Amos criaturas son muy crueles. ¿Como un hombre o mujer sumiso se entrega a alguien que le hará daño?
—Piensa que si se entregan a ello, es porque lo desean. Podrás ver a gente gritar, y te parecerá que lo están pasando verdaderamente mal. Pero en realidad lo disfrutan. Están en su propia fantasía. La sumisión y la dominación son roles sexuales y espirituales, y
Dragones & Mazmorras DS
es una película. Y todos los participantes están en su salsa.
—Entiendo... Creo. Tengo la idea del BDSM como algo malo y oscuro. Es normal que tenga reservas, ¿no? —Ella misma se estaba defendiendo de las nulas críticas de Lion.
Él se cruzó de brazos y colocó su pierna derecha por delante de la izquierda.
—¿Tiene más preguntas, señorita?
—¿Qué es Toril?
Lion sonrió abiertamente y Cleo tuvo que parpadear para dejar de mirarlo. ¿Le rodeaba un halo de luz?
—Toril es un planeta ficticio de los escenarios de los
Reinos Olvidados
. Los juegos de rol de
Dragones y Mazmorras
se escenifican en planetas y tierras de los
Reinos Olvidados
y de
WarCraft
. Sea cual sea la ruta que sigamos, los escenarios que nos preparen estarán inspirados en ellos. Toril significa la cuna de la vida.
—Hay palabras del informe y del dossier que no entiendo.
—Lo solucionaremos. Te he traído un par de cositas para que te documentes.
—Podría pedirle a Marisa que me prestara esos libros eróticos que están tan de moda ahora...
Lion resopló y clavó los ojos en el techo.
—No vas a leer eso.
—Pero habla de BDSM, ¿no? Todo el mundo se lo ha leído.
—Nena... El BDSM auténtico es otra cosa. Lo suyo son juegos de amos y esclavas vainilla.
Cleo parpadeó. ¿Nena? La había llamado nena... Vaya. El agente estaba perdiendo sus formas; y Lion salía a la superficie.
—Pues es un
bestseller
.
—Los leí, ¿crees que no? Pero son libros que pueden confundir a la gente. El protagonista estaba loco y traumatizado porque su madre le apagaba las colillas en el pecho y decidió meterse en el BDSM. Y ella pretende salvarle y sacarlo de ahí. Pues adivina.
—¿Qué?
—Los amos y las sumisas no quieren que nadie les salve. Les gusta lo que hacen, les gusta su mundo. Y no responde a ningún tipo de psicopatía, ni paranoia, ni trastorno obsesivo compulsivo... Por eliminación y por mayoría, hay muchos más desequilibrados vainillas que miembros de BDSM. Hay muchos más locos que hacen el amor a lo clásico y con ternura, que amos y sumisas. Hay gente que se excita si les lames los pezones y gente que se corre si se los muerdes. Pero unos y otros sienten placer. El dolor puede ser placer, y eso lo saben los DS.
—Hablas como si fueras uno de ellos.
Los ojos de Lion se oscurecieron, las comisuras de sus deliciosos labios se alzaron, y su rostro mostró un mundo lleno de pecado y lujuria.
—Soy uno de ellos, Cleo. Soy Amo desde que cumplí los veinte y me di cuenta de que me gustaba más el sexo más duro y de control que el convencional. Que me dieran esta misión fue mera casualidad.
Cleo abrió la boca de golpe.
—¡¿Qué?!
—Vas a jugar conmigo, así que mejor te digo ya cuáles son mis gustos sexuales, ¿no te parece? —Intentó ponerle un tono cómico al asunto, pero Cleo no se reía.
¿Lion era un amo? ¿Un amo de verdad? La cabeza pensante de la joven empezó a carburar y a hilar ideas y sospechas que no le gustaron nada.
—A ver... —fijó los ojos verdes en el dibujo impreso en el cuello de su superior—. ¿Qué significa el tatuaje que llevas en el cuello? —Estaba asustada y a la vez, se sentía femenina delante de él. Como si él pudiera evaluarla y ella seducirlo. Qué sensación más extraña...
—Significa «amo».
Cleo se abrazó a sí misma y empezó a caminar de un lado al otro.
—¿Por qué siento como si esto fuera una encerrona, Romano?
Él se encogió de hombros y sus ojos se cubrieron de humor. Cleo le llamaba Romano cuando estaba nerviosa y cabreada.
—No lo es.
—¿Quién introdujo a Leslie y a Clint en las artes de la dominación?
—Un dominante que da clases de BDSM en Nueva York. Yo se lo recomendé.
Cleo apretó los labios.
—¿Y por qué debes de ser tú quién me inicie a mí? ¿Por qué debo acatar esta decisión? No somos los mejores amigos, aunque nos conozcamos desde hace años. ¿Por qué me has elegido a mí como tu sumisa? Podrías entrar con otra.
Esta vez fue Lion quien dibujó una línea de frustración con su boca.
—¿Prefieres que sea un dómine quien tenga que tocarte y hacer que te excites? ¿Quién tenga que azotarte y...?
Cleo se estremeció.
—Es igual de incómodo que me lo hagas tú. Incluso puede que más —protestó ella.
—Leslie utilizó a una domina mujer. Clint accedió porque prefería que fuera una tía quien lo azotara. Tu hermana no quería que fuera un desconocido quien le metiera mano. Así que intentó sentirse más cómoda con una mujer. Y Susi hizo un trabajo excelente con ambos. Los preparó a la perfección.
Cleo miró hacia otro lado. ¿Susi?
—Cleo, mírame. —Ella no lo hizo. Rebelde y desafiante, sí señor—. Lo he decidido así porque Leslie no querría que tú te pusieras en manos de un amo que no conocieras. Ella sabe que yo cuidaré de ti. Y yo, de algún modo, me siento responsable de lo que te suceda.
—Vete a la mierda, Lion. No eres mi hermano mayor, ¿sabes? Si quiero que otro amo me enseñe lo que es el BDSM, estoy en mi derecho de escogerlo. Pero tú has decidido por mí y me has obligado a acatar tu decisión.
—¿Insinúas que me rechazas?
—¿Y tú me estás diciendo a mí que eres un amo de verdad? ¿Amo y agente especial del FBI?
—Sí. Una cosa no va reñida con la otra —gruñó entre dientes.
—¿Lo sabe el subdirector? ¿Lo saben tus superiores?
—No.
—¿Por qué no se lo has dicho?
—Porque a nadie le importa. A los demás solo les debe importar mi competencia como agente federal. Mis gustos sexuales no deberían incumbir a nadie más que a mí.
—Y a mí... Ahora también lo sé yo.
—Quiero que seas mi pareja en esta misión. ¿Demasiado para ti, agente?
Cleo entreabrió los labios sin saber qué decir. Lion era un provocador, pero sabía perfectamente que, por mucho que la empujara, ella no se echaría atrás en su determinación de continuar con el caso. No era solo las drogas y el tráfico de personas. Se trataba de su hermana.
—Pero estás en un caso de BDSM... Y te han elegido a ti como agente al cargo.
—Mera casualidad. Me han elegido por mi perfil, no porque sepan que me gusta dar cachetes.
Cleo apretó los labios y bajó la mirada. «Quiere intimidarme el muy cretino».
—Entonces... Esta misión te va como anillo al dedo, ¿verdad, Lion? —preguntó con inquina.
—Sí.
—¿Lo sabía mi hermana?
—Tanto Clint como ella.
—¿Cómo se lo tomaron?
—Sorprendidos al principio. Pero luego lo agradecieron, porque les pude ayudar en muchas cosas.
«Muchas cosas». Lo que implicaba esas palabras sería material de estudio. Ahora debía decidir si quería a Lion como amo y jefe o solo como jefe.
—¿Sigues pensándote si me quieres o no?
—¡Pues claro! —murmuró rabiosa—. Esto no es fácil para mí... Eres... Eres Lion. El niño que me tiraba del pelo, me quitaba las muñecas, me apartaba de los juegos y se reía de mí porque no tenía tetas. Y ahora quieres que...
—Cleo. —La cortó con frialdad. Sus ojos azules destilaban resentimiento—. Si es demasiado para ti, lo solucionaremos. Pero eso no cambia el hecho de que entres en el torneo como mi pareja. Serás mi pareja sí o sí, no hay debate en esto. Aun así, es un acto de irresponsabilidad no aceptar trabajar conmigo en tu instrucción. Debemos ser una pareja perfecta; y si no conoces mis gustos y mi forma de ser, no podrás aceptar mi comportamiento como amo en el rol y podemos confundir a la gente. Pero es tu decisión, y a mí no me gusta imponer mi presencia a nadie. —Se encogió de hombros, pasándose la mano por la cabeza—. Ve a cambiarte. Te llevaré a un sitio en el que puedas empezar tu entrenamiento.
Cleo dio un respingo y echó los hombros hacia atrás.
—¿Ahora mismo?
—Ahora. —Ordenó con dureza—. Vamos a buscarte a un amo. Tienes que familiarizarte ya con el ambiente. Sube y ponte algo con capucha, que cubra parte de tu rostro.
Cleo le obedeció y pasó por su lado, mirándole de reojo. Lion estaba muy enfadado. Se le notaba en la pose: los músculos tensos, los hombros alzados, la mandíbula apretada...
Un punto a su favor. Lion, como agente al cargo, podía ordenarle que acatara su ley, de lo contrario se consideraría un acto de rebeldía y la retirarían inmediatamente del caso. Pero no lo hacía. Le estaba dando la posibilidad de elegir; a su manera, claro.
No tenía ni idea de amos y dominantes. Del BDSM solo conocía lo que la cultura popular decía: que era oscuro y pervertido. Y ahora, Lion la iba a llevar a un sitio en el que empezar su instrucción.
Estaba aterrorizada.
¿Quién se suponía que le iba a enseñar?
Desde la calle Tchoupitoulas, bordearon el río y dejaron de largo el Irish Channel.
Lion conducía en silencio.
Era la primera vez que Cleo se subía en su coche, y se maravilló de lo limpio que estaba y lo bien que olía... Los asientos eran de piel negra; la consola tenía aparatos llenos de luces de última generación y el interior era amplio y muy cómodo. No había ninguna pegatina, ni peluchito ni ambientador en forma de dibujo animado a la vista. Su Jeep era exclusivo, serio y recto como él. Pero, a la vez, era cómodo y seguro.
—Estás enfadado —le dijo Cleo mirando por la ventana opaca el ferry que llegaba hasta Gretna.
Lion la observó con los ojos azules oscuros entrecerrados. Su cabeza estaba cubierta por una sudadera violeta, y el contraste con los mechones de pelo rojo que acariciaban sus mejillas y los ojos verdes claros y rasgados era cautivador. No llevaba nada de maquillaje y, aun así, su belleza natural era sexy y gatuna.
¿Enfadado? No tenía ni idea. Lion tenía tanta frustración en ese momento que no sabía cómo decirle a esa chica que era tonta por no elegirlo. No iba a permitir, bajo ninguna circunstancia, que otro que no fuera él le enseñara lo que era el BDSM. Él quería hacerlo. Por eso mismo, en cuanto el subdirector le dijo que estaban pensando en Cleo Connelly para infiltrarla, él se ofreció inmediatamente a ser su
partenaire
. No se sentía bien si se imaginaba a alguien atando, o fustigando a la pequeña Cleo... Esa chica debía entrar amablemente en el mundo de la sumisión y la dominación. Y para ello, lo mejor era ponerse en las manos de alguien en quien pudiese confiar.
Leslie no le perdonaría que hubiera dejado a su hermana en manos de otro. Por eso él se haría cargo.
Pero ahora, el hada testaruda tenía miedo de él y se sentía insegura, lo que propiciaba su necesidad de estar con otro y no tener que intimar con él. No obstante, el éxito de la misión. Dependía entre otras cosas del papel que desempeñara Cleo, y aunque la joven estaba siendo irresponsable, él no lo sería; el mejor amo para Cleo se llamaba Lion Romano.
Y se acabó.
Ella se daría cuenta inmediatamente.