Cómo no escribir una novela

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Authors: Howard Mittelmark & Sandra Newman

Tags: #Ensayo, Humor

BOOK: Cómo no escribir una novela
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Cómo NO escribir una novela
, Howard Mittelmark y Sandra Newman aplican sus años de experiencia como editores y escritores para identificar los 200 errores más comunes que cometen los escritores y enseñarnos cómo evitarlos. Muchos libros ofrecen consejos sobre cómo escribir bien. Éste no es uno de ellos. A través de hilarantes ejemplos muestra cómo conseguir que tu manuscrito jamás llegue a ser publicado: cómo los personajes son a veces versiones aburridas del propio autor, cómo un argumento puede resultar de lo más tedioso, cómo el estilo puede plagarse de tópicos… Delirantemente divertido y extremadamente útil,
Cómo NO escribir una novela
te ayudará a conseguir, entre carcajadas, que tu manuscrito pase de la pila de las editoriales a las librerías.

Howard Mittelmark & Sandra Newman

Cómo NO escribir una novela

200 errores clásicos y cómo evitarlos

ePUB v1.3

Elle518
11.02.12

Título original:
How Not to Write a Novel: 200 Classic Mistakes and How to Avoid Them

Traducción: Daniel Royo

Howard Mittelmark & Sandra Newman, 2008.

INTRODUCCIÓN

Los escritores que aún no han publicado a menudo citan el caso de John Kennedy Toole, quien, incapaz de encontrar un editor que publicara su novela,
La conjura de los necios
, se quitó la vida. Tras esto su madre luchó incansablemente por el libro de su hijo, que finalmente se publicó y se convirtió en un gran éxito. Su autor ganó póstumamente el premio Pulitzer de novela.

Sí, podríamos decir que esto es una posible estrategia, pero una estrategia que exigió un alto grado de compromiso por parte de la madre del novelista y uno aún mayor por parte del autor. Y, ni que decir tiene, supuso un serio problema en la gira del autor. Pero, lo que es más importante, esta estrategia sólo funcionará si has escrito una obra maestra que aguarda recibir el reconocimiento que se merece.

Si éste es el caso, nuestro libro no te será útil. Pero si hay alguna posibilidad de que puedan hacerse algunas mejoras en tu novela, nosotros te podemos ayudar.

Por supuesto, los novelistas que aún no han publicado pueden recurrir a los innumerables libros existentes sobre cómo escribir: tomos magistrales de grandes autores, fórmulas para crear tramas de autores un poco menos grandes, libros inspiradores sobre cómo sacar el artista que llevamos dentro o cómo liberar nuestra mente creativa.

No vamos a desaconsejarte que leas esos libros. Los mejores de ellos están muy bien escritos, y cuantos mejores libros leas, mejor escritor serás. Los libros inspiradores te pueden ayudar o, como mínimo, pueden ser algo así como la pluma mágica que le dio confianza a Dumbo para que se atreviera a volar. Analizar los entresijos de una trama nos puede permitir echar unas risas y siempre puedes pasar una hora divertida juntando nuevos personajes, cambiándoles los rasgos como hacen nuestros hijos con el Señor Patata, y luego volviendo a escribir la novela fresco y renovado.

Pero si saber cómo escribe Stephen King realmente nos permitiera hacernos con el truco mágico, todos estaríamos escribiendo novelas fascinantes que llegarían a las listas de los libros más vendidos, y si una cosa se ha demostrado en todos los talleres de escritura creativa es que el artista que uno lleva dentro tiende a cometer los mismos errores que todo hijo de vecino con un artista dentro. Es más, al intentar escribir novelas siguiendo las indicaciones de un manual, el escritor a menudo tendrá la sensación de que su voz y su imaginación están siendo constreñidas, y nadie ignora que para cada «norma» sobre cómo escribir que esos libros dan, se pueden encontrar novelas que han roto dichas normas y cosechado un gran éxito.

Por todo esto, hemos visto que hay una necesidad, esto es, que podemos ofrecer un servicio.

Todos esos libros sobre cómo escribir tratan de ofrecer enfoques nuevos y radicalmente diferentes de cómo componer una novela. Si encerráramos en una habitación a todos los autores de esos libros y empezáramos a llenarla lentamente con agua, y la única forma de escapar de ahí fuera llegar a un consenso sobre cómo escribir una novela, si su única esperanza de sobrevivir fuese ponerse de acuerdo sobre qué cosas no hay que hacer, su respuesta sería este libro que tienes entre las manos.

No seremos tan osados como para decirte cómo escribir una novela o sobre qué tema escribirla. Únicamente vamos a decirte las cosas que los editores, demasiado ocupados rechazando novelas, no te dirán personalmente; te señalaremos los errores que los editores reconocen al instante porque se los encuentran una y otra vez en las novelas que no contratan.

No vamos a darte ninguna norma. Te ofreceremos nuestras observaciones, tipo «No cruce en rojo» o «Conducir a toda velocidad contra un muro suele acabar mal». Así serán nuestras observaciones.

Hace mucho que estamos en este negocio, y cientos de novelas no publicadas, e impublicables, han pasado por nuestras mesas. Si hubieras estado a nuestro lado, también habrías visto que esos desastres evitables se repiten una y otra vez, y harías las mismas observaciones.

No pienses en nosotros como si fuéramos policías de tráfico, ni siquiera como unos profesores de autoescuela. Considéranos más bien como tu sistema de navegación, tu GPS, operativo día y noche, una voz amiga que siempre estará a mano cuando, perdido y con miedo, te digas: «¿Cómo coño he acabado aquí?»

PRIMERA PARTE
LA TRAMA

Algo más que un montón de cosas que pasan

Como escritor, sólo tienes un trabajo: hacer que el lector siga leyendo. De todas las herramientas que usa un escritor para que el lector siga leyendo la más esencial es la trama. No importa si la trama es sentimental («¿El miedo de Jack al compromiso le impedirá encontrar el verdadero amor con Synthia?»), de intriga («Pero, Jack, el cuerpo de Synthia estaba en una habitación cerrada, con un charco en el suelo, junto a una pierna de cordero descongelada») o de acción («¿Permitirá a Jack el uso inconstitucional de la tortura a Shyntia, la terrorista internacional, en Abu Dhabi localizar la bomba de relojería que ya ha iniciado su cuenta atrás?»), siempre y cuando impulse al lector a descubrir qué pasará después. Si a tu lector no le importa lo que va a ocurrir a continuación, es que no hay trama.

Habitualmente la trama de una buena novela empieza presentando a un personaje más o menos simpático que tiene que vérselas con un problema muy peliagudo. A medida que la trama se va complicando el personaje va echando mano de todos sus recursos para solucionar el problema, siempre en medio de sorprendentes acontecimientos o informaciones inesperadas que lo ayudan o lo entorpecen en sus esfuerzos. Dolorosos conflictos internos lo llevarán a seguir adelante pero también lo paralizarán en los momentos de la verdad. Finalmente el protagonista solucionará ese problema de una forma que sorprenderá al lector pero que, vista con perspectiva, nos parecerá elegante e inevitable.

La trama de una típica novela no publicada presenta a una protagonista, luego a su madre, a su padre, a sus tres hermanos y a su gato, dedicándoles a todos largas escenas en las que exhiben sus comportamientos habituales. A éstas les siguen otras escenas en las que estos personajes interactúan entre ellos, llevándonos a un interminable recorrido por restaurantes, bares, casas, todo lo cual se describe con gran lujo de detalles.

Una escena típica de una novela no publicada es esa en la que a la protagonista le hacen un peinado horroroso justo en el momento en que su autoestima pende de un hilo. Esto da pie a la siguiente escena típica, en la que «la madre de la protagonista cree que su hija gasta demasiado en la peluquería pero en la que se ve que la autoestima es clave para una buena salud mental», o la escena en que «el novio no entiende las necesidades de la protagonista pero finalmente reconoce que sus actuales prioridades responden en exceso a las características básicas del género masculino» o la escena donde ella «toma un baño de burbujas para relajarse después de unas escenas con mucha tensión, baño en el que la protagonista recapitula mentalmente las tres escenas anteriores», sin que nada que se parezca ni remotamente a una historia haya aparecido todavía en el horizonte.

A veces un prólogo intimista describe a la protagonista mirando por una ventana y pensando en todas las cuestiones filosóficas que el autor no ha podido introducir en la narración que sigue. A veces el prólogo plantea esas cuestiones filosóficas mediante una voz que no se sabe muy bien de dónde viene. En otras el prólogo prescinde completamente de filosofías y presenta a la protagonista mirando por la ventana y pensando en productos de belleza para el pelo.

Un gran número de los problemas relativos a la trama que presentan las novelas no publicadas pueden resolverse con una estrategia muy simple. Tener claro qué se quiere contar y quitar todo lo demás. No escribas cientos de páginas sin saber exactamente qué historia quieres contar. No escribas cientos de páginas explicando por qué quieres contar esa historia que dentro de poco nos vas a contar, por qué los personajes viven como viven cuando arranca la historia, o qué hechos del pasado han convertido a esos personajes en las personas que aparecen en la novela. Escribe cientos de páginas contando la historia, de lo contrario lo que has escrito no permanecerá en los estantes de las librerías, sino que servirá de material de relleno para que esas librerías se mantengan en pie. Caer en alguno de los errores relativos a la trama que a continuación expondremos es una garantía de que tu novela será un montón de papel más en la riada de páginas que acaban como papel para reciclar.

1
PRINCIPIOS Y ESCENARIOS INICIALES

Un manuscrito para llorar de risa caído del cielo

Muchos escritores asesinan sus tramas antes de que crezcan debido a una premisa equivocada o un inicio ilegible. Si escoges alguna de las estrategias que hemos reunido en nuestra prolongada experiencia, tú también podrás sabotear tu propio libro.

El calcetín perdido

Cuando es demasiado endeble

«Idiotas», pensó Thomas Abrams, meneando la cabeza cuando acabó su inspección de la unidad de drenaje ante la preocupada mirada de Len Stewart.

—Qué idiotez, qué idiotez, pero qué idiotas —masculló.

Saliendo de debajo del émbolo de captación se puso en pie y se sacudió el polvo que cubría su mono gris. Cogió su tablilla con el informe y escribió unas cosas en el impreso mientras Led esperaba nerviosamente el veredicto. Thomas no tenía intención de hacerle esperar mucho.

—Bien —dijo cuando acabó y se guardó el bolígrafo—. Bien, bien, bien.

—¿Qué pasa? —preguntó Led, incapaz de disimular el temblor en su voz.

—¿Cuándo aprenderán ustedes que no hay que usar una junta B-142 con un remache 1811-D?

—Pe… pero —tartamudeó Led.

—O quizás, déjeme adivinar, quizás sólo ha confundido una 1811-D con una 1811-E —hizo una pausa para que sus palabras calaran antes de soltar la bomba—… Otra vez.

Dejó a Led sin habla y se fue sin ni siquiera mirar atrás, riéndose al imaginarse la cara de Led cuando finalmente comprendiera todas las implicaciones de su error.

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