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Authors: Adolfo Bioy Casares

Tags: #Otros, #Biografía, #Memorias

Descanso de caminantes (57 page)

BOOK: Descanso de caminantes
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Cuando llego a Europa, después de un viaje en avión, nunca duermo bien la primera noche. Me preguntaba por qué me pasaba esto. ¿Por cobardía? ¿Tendré miedo de estar solo, en una ciudad extraña? Hoy, 30 de marzo de 1989, en una tira de divulgación científica publicada en
La Prensa
, encuentro la explicación. El reloj biológico que regula nuestro sueño se desajusta después de un rápido viaje, pero a los pocos días vuelve a sincronizarse con la rotación terrestre.

3 junio 1989
. En las últimas noches, agradables sueños eróticos, que veo como una confirmación de que todo el hombre está vivo.

El sábado 3 de junio de 1989 fui a la recepción que daba, en su casa, Quiveo, después del casamiento (ceremonia religiosa) de su hija Jimena. El cuñado de Quiveo insistió demasiado en que el haber estado a medio metro de mí iba a ser para él algo inolvidable y en que no lo decía por obsecuencia. Un primo de Quiveo me dijo que había tenido de profesor de matemáticas, en el colegio Mariano Moreno, a Felipe Fernández. Había algunas mujeres viejas, bastante agradables, entre otras una que se complacía en suponer que «la inspiración era algo tan romántico… ». Me llevaron a lo de Quiveo Roberto y Daniel; volví en un taxi. El taxista resultó muy simpático; me preguntó qué era —un dramaturgo, un ensayista— y me aseguró que yo era el segundo escritor que había llevado en su taxi; el primero era Dalmiro Sáenz.

Soñé con las viejas señoras de la reunión de anoche. Particularmente con una que para ser fina fruncía los labios. En el sueño, esta señora pinchaba con el tenedor mi trozo de budín inglés. Yo sentí la necesidad de protestar, y para hacerlo con galanura dije: «Preferiría que mordiera mi carne». Cuando sus dientes grandes, amontonados y amarillentos avanzaban hacia mi cara desperté despavorido.

Mis dísticos
. ¿Qué me impulsó a escribirlos? La costumbre matutina de versificar sobre lo primero que se me ocurra. ¿Ya conservarlos? La manía de pasar a estos cuadernos casi todo lo que escribo y una consideración hacia los lectores del futuro: tal vez, como a mí, les diviertan los epigramas de escritores contra escritores.

Envío
.

Haz mañana, Bioy
,

lo que puedas hoy
.

Posfacio

«Jugamos a que nada nos gusta tanto como [… ]

escribir en cuadernos de papel cuadriculado y suave».

Guirnalda con amores.

Durante más de cincuenta años, desde 1947 y hasta poco antes de su muerte, con «la inteligente y dulce urbanidad que permite escuchar con indulgencia la expresión ingenua de sentimientos bajos», Adolfo Bioy Casares registró la memoria de sus días y sus opiniones acerca de sí mismo y de su círculo, primero en diarios de entradas cotidianas, después en cuadernos de apuntes que «no siguen el orden del calendario». Por su asunto y por su estilo, estos cuadernos se destacan nítidamente dentro del dilatado conjunto y, de hecho, fue el mismo Bioy quien decidió reunirlos bajo el título común de
Descanso de caminantes
.

El examen atento de los diarios descubre que el abandono de las entradas cotidianas, a mediados de los setenta, se corresponde con la desaparición de algunos de los principales interlocutores de Bioy: la muerte de Peyrou en 1974, la de Mastronardi en 1976, y sobre todo el gradual alejamiento de Borges después de la muerte de Leonor Acevedo en 1975. Libres de la férrea imposición de lo inmediato, los cuadernos fueron inclinándose hacia la evocación, a menudo crítica, de la propia conducta e incluyen desde «una observación, una reflexión, una conversación» hasta «sueños y proyectos para cuentos». Generosamente misceláneas, pertenecen a esa categoría de
obras de varia lección
tan apreciadas por Bioy y de la que forman parte los
Note-books
de Samuel Butler y los de Geoffrey Madan, pero también los
Essais
de Montaigne, las
Causeries
de Mansilla, las
Historiettes
de Tallemant des Réaux o las
Noches Áticas
de Aulo Gelio.

Aunque Bioy no llegó a dejar indicaciones demasiado precisas acerca de la edición de
Descanso de caminantes
, para establecer qué fragmentos debían ser incluidos conté con la ventaja de haber preparado con él, dentro del plan general de publicación de sus papeles privados, la edición de tres de sus libros —
En viaje
(1967),
De jardines ajenos
y
Borges
— y de haber podido discutir entonces sus criterios y puntos de vista. Fuera del resultado de la aplicación de esos criterios, por regla general he suprimido todo aquello que el lector hallará en
De jardines ajenos
y en
Borges
; no así lo que Bioy publicó en vida pero no recogió en sus libros, como los fragmentos aparecidos en la prensa periódica o los que me ofreció en 1988 para el
ABC de Adolfo Bioy Casares
.

Si uno de los encantos de estos cuadernos ha de buscarse en el placer de la digresión, otro radica en la escéptica coherencia que los recorre: la creciente preocupación por el ominoso paso del tiempo y por los síntomas de la decadencia física —preocupación que asoma en medio del inagotable repertorio de anécdotas, discusiones lexicográficas y de sueños revisitados— nunca cede a la melancolía. Rechazada con gesto cortésmente irónico, con esa amable sinceridad que, como quería Rousseau, puede proponer inexactitudes para mejorar una anécdota pero nunca para encubrir un vicio o para fingir una virtud, es un encanto más, acaso el supremo.

Daniel Martino

ADOLFO BIOY CASARES,(Buenos Aires, Argentina; 15 de septiembre de 1914 – ibídem, 8 de marzo de 1999) fue un importante escritor argentino que frecuentó las literaturas fantástica, policial y de ciencia ficción. Debe, además, parte de su reconocimiento a su gran amistad con Jorge Luis Borges, con quien colaboró literariamente en varias ocasiones. Éste lo consideró incluso uno de los más notables escritores argentinos. La crítica profesional también ha compartido la opinión: Bioy Casares recibió, en 1990, el Premio Miguel de Cervantes.

Bioy nació en Buenos Aires y fue el único hijo de Adolfo Bioy Domecq y Marta Ignacia Casares Lynch. Perteneciendo a una familia acomodada, pudo dedicarse exclusivamente a la literatura y, al mismo tiempo, apartarse del medio literario de su época. Escribió su primer relato, Iris y Margarita, a los 11 años. Cursó parte de sus estudios secundarios en el Instituto Libre de Segunda Enseñanza de la Universidad de Buenos Aires. Luego, comenzó y dejó las carreras de Derecho, Filosofía y Letras. Tras la decepción que le provocó el ámbito universitario, se retiró a una estancia —posesión de su familia— donde, cuando no recibía visitas, se dedicaba casi exclusivamente a la lectura, entregando horas y horas del día a la literatura universal. Por esas épocas, entre los veinte y los treinta años, ya manejaba con fluidez el inglés, el francés (que hablaba desde los cuatro años) y, naturalmente, el español. En 1932, Victoria Ocampo le presenta a Jorge Luis Borges, quien en adelante será su gran amigo y con quien escribirá en colaboración varios relatos policiales bajo diversos seudónimos, el más conocido de los cuales fue el de Honorio Bustos Domecq. En 1940, Bioy Casares se casa con la hermana menor de Victoria, Silvina Ocampo, también escritora y pintora.

Entre sus premios y distinciones destacan la membresía a la Legión de Honor francesa en 1981, su nombramiento como Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires en 1986,1 el Premio Cervantes y el Premio Internacional Alfonso Reyes en 1990 y el Premio Konex de Brillante en 1994 Sus restos descansan en el Cementerio de la Recoleta.

Novelas

La invención de Morel (1940). Plan de evasión (1945). El sueño de los héroes (1954.) Diario de la guerra del cerdo (1969). Dormir al sol (1973). La aventura de un fotógrafo en La Plata (1985). El perjurio de la nieve (1945). Un campeón desparejo (1993). De un mundo a otro (1998).

Colecciones de relatos

La trama celeste (1948). Historia prodigiosa (1956). Guirnalda con amores (1959). El lado de la sombra (1962). El gran serafín (1967). El héroe de las mujeres (1978). Historias desaforadas (1986). Una muñeca rusa (1990). Una magia modesta (1997).

Ensayos

La otra aventura (1968). Memoria sobre la pampa y los gauchos (1970). Diccionario del argentino exquisito (1971). Diccionario de palabras que no deberíamos utilizar. De jardines ajenos: libro abierto (1997), recopilación de frases, poemas, y miscelánea diversa, editada en colaboración con Daniel Martino De las cosas maravillosas (1999).

Notas

[1]
Collection «Pavillons», de la editorial Robert Laffont, de París. Allí se habían publica do L'invention de Morel (1952), Le songe des héros (1964), Journal de la guerre au cochon (1970), Nouvelles d'amour (1971), Plan d'évasion (1972), Nouvelles fantastiques (1973) y Dormir au soleil (1974). Posteriormente se publicarían también Le héros des femmes (1982), Nouveaux contes de Bustos Domecq (1984), Nouvelles démesurées (1989), Une poupée russe (1991), Un champion fragile (1995). [N. de DM]
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[2]
Andrés Oppenheimer y Jorge Lafforgue. El 26 de noviembre de 1973, la revista Siete Días de Buenos Aires publicó su reportaje a ABC [N. de DM].
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[3]
Alusión a los versos de Antonino Lamberti: «Cuando mueran don Bartolo,/don Bernardo y don Vicente,/este país quedará solo/ por más que haya mucha gente». ABC se refiere, así, a Bartolomé Mitre, Bernardo de Irigoyen, Vicente López, Carlos Pellegrini, Julio A. Roca y Domingo Faustino Sarmiento. [N. de DM]
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[4]
Grafodramas: Tira cómica de Luis J. Medrano (1915-1974) publicada diariamente en La Nación entre 1941 y 1974. Constaba de una ilustración sin diálogos, explicada al pie por un comentario irónico. Según el Diccionario Sopena (1954), un grafodrama es un «dibujo de intención irónica o suavemente satírica que comenta la realidad insinuando una situación grotesca». [N. de DM]
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[5]
Se refiere al reportaje efectuado por Vlady Kociancich, publicado en la revista Status, (Buenos Aires), nº 7 (abril 1978), especialmente p. 7: «P: ¿Se psicoanalizó alguna vez? ABC: ¿Y usted? P: No, nunca. ABC: Ah, qué suerte. Entonces podemos hablar. Mire, con relación al psicoanálisis vengo a ser algo así como un contemporáneo de los primeros cristianos. Al comienzo de mi vida esa iglesia no estaba tan firmemente arraigada en la sociedad. Por lo menos, no todos la conocían. Una amiga mía, a quien quiero mucho, piensa que soy un cobarde porque prefería arreglármelas solo. También me gustaría morirme repentinamente, sin tener que recurrir para eso al auxilio de los médicos». [N. de DM
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[6]
[…] descienden en línea recta de un Irala que tuvo un problema con los indios" [Dormir al sol, V]. [N. de DM]
<<

[7]
Châteaureynaud, Georges-Olivier,"La mort d'un héros". Les Nouvelles Littéraires (París), 1/2/79. Châteaureynaud escribe: «S'il vous plaît, M. Laffont, rééditez Le songe des héros, reedites un des plus Meaux romans de la littérature contemporaine». [N. de DM]
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[8]
Natural del departamento de San José (Uruguay).
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[9]
Autor, avant l'heure, de una teoría de las estructuras.
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[10]
Je te crois (nota en francés del propio Karl Baedeker).
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[11]
The Benson Morder Case (1926) y The Greene Murder Case (1928), respectivamente. [N. de DM]
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[12]
Fueron incluidos en las ediciones escolares de La invención de Morel y de El Perjurio de la nieve, de Editorial Colihue, ambas de fines de 1981. [N. de DM]
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[13]
Barrenechea, Ana María. Crítica y profesora argentina. Formada en el Instituto Nacional del Profesorado y en el Bryr Mawr College de Pennsylvania. Enseñó en las universidades de Buenos Aires y en la Columbia University. Publicó, entre otras obras, La expresión de la irrealidad en la obra de J. L. Borges (1957) y estudios diversos sobre Sarmiento, Cortázar y Macedonio Fernández. [N. de DM]
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[14]
«¿Para qué reunirse con los amigos?».
<<

[15]
Un boxeador con el que Lowell había peleado hacía poco.
<<

[16]
Ya decían che papusha, oí.
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[17]
Este Adolfo no soy yo.
<<

[18]
Como Hugo.
<<

[19]
Materna.
<<

[20]
Teología, desde luego, pero ¿el método?
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[21]
Me aseguraron que es de Don Juan, de Tirso de Molina.
<<

[22]
1666.
<<

[23]
Tomados evidentemente de La fin del mundo [Buenos Aires: CEAL, 1971] de Lidia Parise y Abel González. [N. de DM]
<<

[24]
Al revés, según el Diccionario de la Academia.
<<

[25]
Es virginalmente entera. O: tiene su entereza virginal.
<<

[26]
Alusión al poema de Leigh Hunt, «Jenny kissed me when we met/ Jumping from the chair she sat in;/ Time, you thief, who love to get/ Sweets into your list, put that in!/ Say I'm weary, say I'm sad,/ Say that health and wealth have missed me,/ Say I'm growing old, but add/ Jenny kissed me». [N. De DM)
<<

[27]
a primera fue en el 85 o en el 86. La recordé hoy, al leer la estrofa (Buenos Aires, 27 de enero de 1987).
<<

[28]
Se refiere a su propio diario de viaje [N. de D.M.]
<<

[29]
Tableau. Suceso no ocurrido, en que no faltaron elementos para que no ocurriera.
<<

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