Adán asintió. Krüger se volvió hacia la ventana para ver a los niños.
—No somos la única forma de vida —dijo dándole la espalda—, este universo es tan vasto y contiene tanto potencial que sería imposible mencionarlo.
—Vuelvo a insistir, doctor. Y perdone mis reparos, pero ¿cómo sabe usted todo esto?
Krüger se giró sobre sí mismo y le dirigió una mirada cómplice a Kate.
—Ella te mostrará lo que necesitas comprobar por ti mismo.
La reunión de los miembros del Gobierno Secreto había recibido la llegada de seis miembros más, lo que obligó a tomar un receso de treinta minutos para aclarar ideas. Varios de los integrantes que habían arribado pertenecían al Club Bilderberg, la elite activa compuesta por los hombres más ricos del mundo, poderosos magnates e influyentes empresarios. De ellos era la intención de eliminar la clase media para crear pobreza y, por ende, mayor esclavitud asalariada; también planeaban colocan un chip en la gente, con todos los datos personales y su ubicación para tener pleno control.
Stewart Washington, vestido con un traje Armani color azul, una fina camisa de seda blanca y corbata también azul oscuro, estaba mirando por una ventanilla de la lujosa sala, absorto en sus pensamientos, cuando Sergei Valisnov, el miembro encargado de inteligencia y asuntos esotéricos se acercó a su lado.
—¿Puedo? —preguntó Valisnov, El Brujo, antes de acercarse a su diestra.
El Cerebro asintió. Su rostro estaba serio y petrificado.
—Sé que estamos en medio de una situación difícil —le dijo Sergei Valisnov con expresión tranquila— y que la amenaza del asteroide o lo que quiera que sea, es grave, pero.
El Cerebro ni siquiera lo miró, seguía como hipnotizado en el horizonte por la ventana.
—Un asteroide viene desde el espacio hacia la Tierra —reafirmó El Cerebro, con VOZ muy débil—, o lo derribamos antes que llegue o nos derribará a nosotros. No hay muchas opciones. Los problemas aumentan.
—Señor —le interrumpió—, me han dado un informe reciente que debería conocer.
La expresión del Cerebro tuvo un atisbo de cambio. Giró su rostro hacia El Brujo. Aunque estaba cansado y con dolor de cabeza por haber leído un sinfín de informes que llevaba junto a él de la CIA, el HAARP, la NASA y los gobiernos europeos.
—Explíquese.
—Me ha llamado mi secretario diciendo que en una reciente conferencia de prensa de la CNN varios ex militares, controladores de vuelos, pilotos y demás, todos ellos ya retirados, han hecho declaraciones que nos comprometen.
Stewart Washington se encogió de hombros, se sentía enojado.
—¿Declaraciones? ¿Sobre qué?
El ruso hizo una pausa para coger una carpeta con informes que llevaba dentro de un maletín negro.
—Señor, han desvelado altos secretos confidenciales por parte del gobierno oficial de los Estados Unidos.
A Stewart Washington le pareció que le daba una brasa caliente en las manos.
—¿A qué se refiere? —la voz de Stewart fue autoritaria a la vez que intrigada.
—¿Recuerda lo que pasó en el año 2001 en
The National Press Club
?
—¿Usted se refiere a
The Disclosure Project
?
—Sí —dijo El Brujo—, en aquel año fueron más de veinte los que declararon.
Sergei Valisnov se refería al Proyecto Revelación, que se había formado en el año 1993, de la mano del doctor Steven Greer, y que actualmente tenía su sede en Crozet, Virginia, con una muy popular página web (www.disclosureproject.org), con la intención de revelar información estrictamente confidencial del gobierno de los Estados Unidos. En una rueda de prensa frente a muchos medios, los integrantes del proyecto hablaron sobre los expedientes secretos con respecto a la vida de seres de otras dimensiones, sus naves, contactos y avistamientos.
Washington recordó aquel evento, hacía ya once años. Frunció el ceño para rememorarlo.
—Por suerte —respondió—, en parte, pudimos poner freno a aquello con la ayuda de la
Office Special Investigations
de las Fuerzas Aéreas Norteamericanas.
Alrededor del mundo mucha gente creía y apoyaba El Proyecto Revelación, ya que era un poderoso y confiable grupo compuesto por ex tenientes coroneles, generales, científicos, comandantes, sargentos, astronautas, pilotos aéreos, profesores, ministros de defensa, gerentes, abogados y demás profesionales de gran prestigio y poder. Ellos sumaban más de cuatrocientos declarantes que habían tenido contactos con naves de tecnología superior que volaban a más de 24,000 metros de altura con una potencia de velocidad de 3,000 kilómetros por hora, tripulados por seres multidimensionales. Ahora, a través de documentos y declaraciones, intentaban revelar la vida de otras inteligencias en el universo, ya que tenían cientos de pruebas de ello.
A lo largo de la historia, sus miembros y testimonios habían sido censurados, tanto por los gobiernos de John Fitzgerald Kennedy, Jimmy Carter, Ronald Reagan, Bill Clinton y George Bush padre e hijo, con medidas de extrema represión por parte del gobierno y en menor medida, extraoficialmente, por parte del Gobierno Secreto. A pesar que los testigos del equipo del doctor Greer continuaban activos con aquella campaña, y en internet circulaban las noticias de este hecho, no habían conseguido que los gobiernos oficiales dieran a conocer a la gente aquella información confidencial.
El Cerebro se volvió rojo de ira.
—No me dirá que nuevamente han revelado —la voz de Washington parecía la de un demonio.
El Brujo Valisnov afirmó con la cabeza.
—Es más grave de lo que sucedió con
Wikileaks
en 2010.
Valisnov se sintió incómodo al estar tan cerca del Cerebro en aquel estado emocional alterado, pero lo manejó como pudo, el tiempo pasaba y había prisa por encontrar soluciones.
—No tengo ningún dato concreto de ello —añadió—, pero hay informes de avistamientos recientes en Oregón, Texas, Colorado, Nuevo México, Dallas y otras ciudades. Ahora en Nueva York y otras capitales mundiales hay diferentes grupos que están haciendo manifestaciones entre los grupos activistas que dicen haber tenido contacto con inteligencias superiores, más los grupos espirituales y
new age
, que están desplegando información a la población a mansalva —los ojos de Valisnov se encendieron.
—Son minorías sin credibilidad.
Valisnov hizo una pausa para ver entre sus papeles.
—No deberíamos subestimarlos, señor, se han vuelto muy listos. Son cada vez más y ya es difícil que crean más montajes. El dique tiene mucha presión ahora.
—¿Qué dicen en el NORAD? —preguntó El Cerebro, preocupado—. No tengo informes de ellos.
Washington hacía alusión al Centro de Defensa Aeroespacial Norteamericano, conocido por sus siglas como North American Aerospace Defense Command, ubicado en las montañas Cheyenne, Colorado.
—Tampoco me ha llegado nada reciente.
Hubo un silencio.
—Señor —agregó Valisnov con mesura—, también han visto un gran círculo de luces giratorias en los cielos, encima del Área 51.
El Área 51 era una base militar ultrasecreta que comenzó a construirse en el año 1955 y que poseía una extensión de unos 10,000 kilómetros cuadrados, al norte de Las Vegas. Dicha área, también conocida como "
The Box
", era a menudo tildada de lugar de conspiraciones y se decía que allí dentro, entre otras cosas, había científicos estudiando y ocultando tecnología de origen extraterrestre.
Washington lo miró con los ojos desorbitados.
—¿Encima del Área 51?
Ambos sabían que eso era peligroso, la AEC, el sitio para la
Atomic Energy Comission
, como también era conocida, era propiedad del Departamento de Defensa y de la Fuerza Aérea.
—Eso es muy grave —Washington mostraba una profunda preocupación.
Hizo una pausa para pensar.
—En realidad ése es tema del gobierno oficial y de la CIA. ¿Qué dicen ellos? Deberían hacerse cargo de coger la papa caliente.
—Lo están estudiando rápidamente para ejecutar maniobras —contestó Valisnov, con énfasis.
—Ordene que la prensa y los medios televisivos que están bajo nuestra influencia equilibren la balanza y minimicen los datos.
—De esto ya se han encargado otros miembros —contestó fríamente el ruso—. Los medios están alertados para que filtren toda información confidencial de las profecías y los avistamientos de naves.
El Gobierno Secreto era muy hábil a la hora de censurar ciertas informaciones a la luz pública y de ventilar otras. Incluso programaban, mediante megaproducciones y películas de Hollywood, ideas y creencias para que entraran al inconsciente colectivo. De esa forma, la masa veía aquellas películas orquestadas en argumento y financiación por ellos mismos, tal como las películas sobre 2012 que mostraban terror y miedo sin mencionar la posibilidad de evolución, para que la gente lo captara de esa forma.
—Bien —susurró Washington con dolor de cabeza—. Busque la forma de seguir anestesiando a la gente. Busquen un nuevo chivo expiatorio momentáneo que nos dé tiempo de solucionar las cosas, una gran bomba, la muerte de algún famoso. Tenemos muchos frentes abiertos y debemos desviar la atención mundial. Y que incrementen los vuelos químicos sobre todas las capitales.
Washington sentía que el panorama para el Gobierno Secreto era duro, tendrían que desplegar todas sus armas de control. El Brujo Valisnov sintió ahora un sudor frío en su cuerpo. Necesitaba hablar sobre algo personal, no podía contenerse más. Era una oportunidad para ascender dentro de la organización.
—Señor, si me deja explicarle algo que tengo en mente. Creo que si unimos las piezas de la situación del planeta con los terremotos, la situación del Sol, el anuncio de las profecías mayas más el asteroide que han visto en los observatorios, unido a los manifestantes de los seres dimensionales, podemos cambiar las fichas a nuestro favor.
El rostro y la luminosidad de los ojos del Brujo mostraron que guardaba un as de espadas en la mente. El Cerebro mostró una expresión de intriga. Se aflojó el nudo de la corbata. Estaba abierto a conocer lo que el ruso podría brindarle. En ese momento, se ordenó el regreso para retomar la reunión con los demás líderes del Gobierno Secreto. Los participantes se iban sentando en torno a la mesa de roble con carpetas y nuevos informes, mientras Valisnov le terminaba de susurrar en privado a Stewart Washington una idea poderosa para generar una maniobra contundente.
Adán fue conducido por Kate a través de un largo pasillo hasta una sala de reuniones que cruzaron para salir a un pequeño parque, donde se notaba la mano de algún jardinero especializado, ya que había varios árboles y plantas cuidadosamente arregladas. Llegaron hasta un edificio con forma de cúpula, con un círculo de vidrio color azul marino y diversos
vitreaux
en lo alto y hacia el interior de la espaciosa sala circular.
Kate abrió la puerta blanca con una tarjeta magnética que deslizó por una estrecha ranura.
—Por favor, deja tus zapatos y tus objetos metálicos fuera —le pidió con delicadeza.
Adán se descalzó y dejó sobre una mesita su reloj, sus gafas de Sol, la billetera, el cinturón y una cadenita de plata con el símbolo griego de la eternidad. "Qué energía poderosa tiene este sitio."
Parecía que Kate hubiera captado su pensamiento.
—Este lugar contiene mucha energía, Adán. Trata de dejar tu mente a un lado.
—¿Qué haremos? —preguntó.
Kate lo miró con sus ojos llenos de luz. Su rostro emitía una magnética sensualidad.
—Conocerás el descubrimiento de Aquiles. Queda poco tiempo y tenemos que ser muchos más los que lo demos a conocer. Por lo que tengo entendido, Aquiles esperaba mucho de ti, Adán, eso fue lo que me dijo el doctor Krüger.
La figura de Kate era imponente, su cuerpo parecía haber sido torneado por un artista, su ser emanaba una energía envolvente.
Pasaron al interior de aquella misteriosa cúpula en cuyo centro se veía un círculo de pequeños cristales de cuarzo de unos quince o veinte centímetros de alto, justo debajo de la circunferencia de cristal azul en el techo.
—¿Cuarzos? —preguntó Adán mientras su cabeza giraba para ver las altas paredes blancas, el techo abovedado y los cristales que había por doquier.
—Aquí tenemos una minúscula parte del descubrimiento de Aquiles. Aquí es donde hemos hecho los experimentos con los niños. Antes lo hicimos con los miembros del equipo. Primero te mostraré el hallazgo de Aquiles y a continuación sentirás en carne propia la vivencia.
Adán guardó silencio. Quería de una buena vez saber qué sería lo que el arqueólogo había encontrado además de la tablilla atlante grabada en
oricalco
.
—Primero cierra los ojos y respira profundamente varias veces. Es importante, como te dije antes, que suspendas el trabajo de la mente, quédate en silencio por dentro.
Adán Roussos estaba acostumbrado a meditar así que se puso en marcha. Luego, con una sonrisa suave le indicó a Kate que ya estaba listo.
—Dirígete al círculo de cristales de cuarzo —le pidió Kate con seguridad—, si pudieras hacerlo totalmente desnudo sería mejor, yo también lo haré. Entraremos juntos.
A la mente de Adán le vino el recuerdo del científico Wilhelm Reich, quien experimentó con la energía sexual. Ponía a parejas a hacer el amor durante una hora en un sitio especial, donde luego venía otra pareja, y más tarde otras, con el fin de juntar bioenergía dentro del ambiente. A esa energía él la llamaba orgón.
Luego introducía a gente enferma que, extraordinariamente, se sanaba al absorber la energía biológica y las vibraciones del orgón, generado por los cuerpos al hacer el amor. Eso potenciaba el campo energético de los pacientes y desde allí la salud se deslizaba naturalmente al cuerpo físico. Por aquellos y otros experimentos, Reich, había sido censurado por el gobierno de los Estados Unidos.
Kate se mostró natural y relajada, no hizo ningún alarde de vergüenza por la desnudez de sus cuerpos; el suyo no llevaba ninguna joya, sólo estaba engalanado por un pubis abultado que formaba un delicado triángulo. Adán se sentía un poco desconcertado por aquella situación.
—Bien —le dijo Kate con firmeza—, cruza las piernas en flor de loto como en las meditaciones y coloca la columna bien derecha. Cierra los ojos y respira profundo. Las palmas de las manos abiertas a la altura del centro del pecho como esperando recibir algo.