El Secreto de Adán (38 page)

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Authors: Guillermo Ferrara

Tags: #Aventuras, Histórico, Intriga

BOOK: El Secreto de Adán
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—¿Y?

—Junto con el ego, al ser humano le fue entrando miedo. Y pasó de ser un ser humano ­divino con conciencia de unidad para convertirse, poco a poco, en un hombre asustado y terminar como —volvió a mirar a Eduard despectivamente— un ser sin escrúpulos, competitivo y vanidoso.

—No se pase de listo, profesor. Díganos qué coño descubrió. ¿La Atlántida?

Aquiles Vangelis se aclaró la garganta.

—Algo que certifica que existió. Algo que puede devolverle al hombre y a la mujer el estado paradisiaco perdido.

Eso era precisamente lo que el cardenal Tous quería escuchar.

—Un nuevo nacimiento. Un nuevo ciclo. Los mayas anunciaron que el 21 de diciembre de este año las personas preparadas energética y espiritualmente volverían a comenzar un ciclo de luz.

Eduard arqueó una ceja.

—¿De qué forma? ¿Cómo?

Aquiles hizo una pausa.

—Durante mucho tiempo lo llamaron iluminación.

Alexia se dio cuenta de que su padre estaba demorando la situación y no les diría lo que ellos querían oír.

—¿Y usted qué pinta en este cuento, profesor?

—Bueno, yo descubrí que la Atlántida existió.

—¿Cómo? ¿Dónde? —Eduard estaba impaciente. No creía que Tous estuviera detrás del paradero de la Atlántida, sino de algo más funcional, algún instrumento de poder. Aunque sabía que a la iglesia y al Gobierno Secreto no les convenía que se hallaran pruebas de que el hombre antiguo era un dios y mucho menos de que existió vida ultrainteligente hace 12,000 años.

Aquiles prosiguió:

—La iluminación o la reconexión con La Fuente de Conciencia Original es un proceso transformador. —Aquiles se quedó en silencio, doliéndose de la espalda y pidió que le dejaran beber un poco de agua.

Villamitrè le acercó la botella con desprecio.

—Con la plena iluminación de la conciencia, el ADN humano funciona con todo su potencial, activando sus 12 hebras y sus 64 codones. Sabemos que las células tienen luz —le dijo a Alexia—. Y que inicialmente el cuerpo del ser humano fue creado con un tipo de células capaces de absorber y consumir 90 por ciento de la luz y de las fuerzas cósmicas. Sin embargo, las células, que son el núcleo de la vida, comenzaron a deteriorarse, hasta alcanzar sólo 10 por ciento de su capacidad para captar y consumir energía. En la antigüedad, se sabía que la recarga energética y espiritual venía del Sol. Lo que he descubierto sirve para volver a llenar de luz todo el ser, desde las células físicas a la conciencia.

Eso sí que era una amenaza para la iglesia. Eduard comprendió por qué el cardenal estaba tan interesado en conocer e impedir que se produjera ese posible despertar colectivo.

—¡Hable! —gritó Eduard, que estaba sumamente tenso por la mirada de Tous.

—Es lo que estoy haciendo.

—¿Entonces, profesor? Deprisa, ¡hable o le disparo a su hija!

Aquiles hizo una mueca de dolor. Giró el cuello.

—Queremos saber cómo haría para volver a programar el ADN.

—Es más fácil de lo que crees. Se le ha inculcado al ser humano a vivir con la mente puesta en el pasado o en el futuro y de esa forma se pierde el presente. El presente, como la palabra lo indica, es el regalo, el obsequio, la iluminación del eterno ahora, la captación de la realidad última, el origen de la vida. Los místicos lo han llamado de distintas formas.

Aquiles estaba al tanto de que el cerebro no estaba plenamente en el presente, sino una milésima de segundo detrás de la realidad. Se necesitaba esa pequeña fracción de tiempo para procesar la información. Y la iluminación no sería otra cosa que el cerebro activado completamente y recolocado en la realidad.

—¿Y eso en qué cambiaría la vida de las personas? —preguntó Eduard.

Aquiles volvió a sonreír.

—No puedes ni imaginar las consecuencias. Sería un salto cuántico.

El arqueólogo fingió una tos, no quiso revelar más sobre ese tema.

Alexia sonrió, estaba orgullosa de su padre. Ahora sentía que iba encajando más piezas del rompecabezas.

—Siga —le ordenó El Búho, sumamente inquieto.

—Gracias a lo que he descubierto, también pude averiguar que estamos conectados a una Red de Conciencia de Unidad.

—¿Red de conciencia? ¿Qué es eso?

Aquiles suspiró. Hizo un esfuerzo para seguir hablando Le dolía mucho la espalda.

—La mayor parte de las personas ignora esta información, aunque los gobiernos más poderosos del mundo lo saben. Sospecho que aquellos para quienes trabajan ustedes dos están enterados. Saben que existen campos electromagnéticos de forma geométrica que rodean y contienen a la Tierra como si fuese el escudo de un guerrero. Hay millones de ellos y desde el espacio se ven como luces brillantes alrededor del globo; vendría a ser el "vestido del planeta". Cada persona también tiene este campo de energía, el aura, que no es otra cosa que la combinación de electricidad y magnetismo.

—¡Pero qué pretende! —exclamó Eduard—, ¿darnos una clase de electricidad? ¿Nos toma por idiotas? ¿Qué ha descubierto?

Aquiles prosiguió, no quería escuchar gritos.

—Así como la Tierra tiene la red electromagnética de unidad que algunos gobiernos se han empeñado en destruir, los seres humanos también tenemos tres redes vinculadas a la conciencia. La primera red estaba conectada desde hace mucho tiempo con algunos sabios indígenas antiguos como los mayas, los egipcios, los griegos, los australianos y los indios americanos, pues ellos son los supervivientes atlantes.

—La segunda red está diseñada geométricamente como triángulos, de allí que los egipcios construyeran las pirámides de Gizah como laboratorio para los iniciados que querían recuperar la conciencia de unidad perdida y recuperar los poderes.

—La tercera es la Red de Conciencia de Unidad, está literalmente basada en una figura geométrica conocida como un dodecaedro pentagonal. Y es la Red de Conciencia que está ampliándose y que se verá afectada como conciencia colectiva. Así las personas preparadas podrán volver a iluminarse en la extraordinaria alineación planetaria el próximo 21 de diciembre.

"¿Una iluminación colectiva?", pensó Eduard, "eso sería un problema para nosotros".

—¿Qué tienen que ver estas redes con su descubrimiento? ¡No me ha dicho nada! —Eduard estaba perdiendo los estribos.

—Sí tiene que ver, Eduard. Lo que pasa es que no lo sabes —Aquiles trataba de volcar aquel conocimiento a cuentagotas.

—¡Quiero saberlo! ¡Hable!

—Para entender el funcionamiento de estas redes tienes que entender algo muy importante —dijo Aquiles, con voz más firme—. Sin esta Red de Conciencia de Unidad no habría posibilidad de evolución de la conciencia. Quienes tienen el control lo saben y por ello han tratado por todos los medios de alterarla.

Los gobiernos manipulaban la red y también otras cosas actuando invisiblemente sobre el aire. Eduard recordó que en 2008, cuando Cataluña atravesaba una época de falta de agua, se rumoraba que compraron productos químicos que distribuían mediante aviones por el cielo y aquello producía nubes artificiales para hacer llover. Toda la primavera de aquel año fue un diluvio, día tras día, algo raro en el mediterráneo. Con eso se habían aliviado de seguir comprando agua del delta del Ebro, salvándose a nivel económico y en su orgullo. Aquellas maniobras antinaturales traían desequilibrios en la naturaleza y el clima.

A mayor escala, el Gobierno Secreto también utilizaba otros diferentes productos químicos para que cuando cayeran, la gente los inhalara y se afectara su comportamiento, su energía, su psiquis y su aura; estas sustancias volvían al ser humano más huraño, distante, materialista, consumista, con conciencia de separación y enojado consigo mismo sin saber por qué. Las hipotecas, las deudas y la presión en el trabajo de todo aquel montaje difundido hacían el resto. La población estaba así dominada sin saberlo. Una especie de esclavitud contemporánea invisible.

Aquiles volvió a respirar profundo. Prosiguió mientras miraba a su hija que estaba sumamente atenta, sacando sus conclusiones de lo que oía.

—Ya delira —le dijo Eduard.

—Te equivocas, pueden comprobar científicamente que lo que mencioné es cierto, busca en las fuentes científicas de internet. Estados Unidos descubrió la segunda red y Rusia descubrió la Red de Conciencia de Unidad.

Alexia escuchaba con atención. Aquello era oficial. Los dos gobiernos habían trabajado en eso.

—La Red de Conciencia de Unidad ha estado deteriorándose ex profeso por los gobiernos para debilitar a la humanidad. Han querido que la conciencia siguiera cayendo en picado.

Eduard hizo una mueca. Su tic volvió a activarse.

—¡Continúe!

—Ya hablé bastante, libera a mi hija.

Eduard movió la cabeza negativamente.

—Siga hablando, profesor, y luego la liberaré.

—No hables más, papá. ¡No me dejará salir ni a mi ni a ti!

Eduard la miró con odio.

—No me obligues a amordazarte o a disparar. Mantén esa boca cerrada.

Aquiles frunció el ceño, el dolor en las muñecas lo atormentaba.

—La Red Electromagnética de Unidad descubierta por los rusos tiene tres partes energéticas importantes. Una masculina, en Egipto; una neutra en Tíbet y, la que se despertará próximamente, la femenina, en México.

—¿Cómo se despertará? Explíquese.

Aquiles dirigió los ojos hacia su hija.

—La energía femenina se potenciará por todo el planeta el próximo equinoccio. Y muchas cosas van a cambiar.

—¿Qué cambiará? —preguntó Eduard, inquieto. Se sentía ansioso por terminar, liquidarlos y aportarle la confesión a Tous.

—La energía femenina es la energía de la diosa.

—¿La diosa? ¿Qué diosa? —volvió a preguntar el catalán.

—La Fuente Original —argumentó Aquiles sonriendo.

Eduard guardó silencio.

—El patriarcado tomó el poder dejando su sello en todo: razón y lógica, fuerza y guerra, filosofía y política, competitividad y ambición. Sólo los minoicos fueron los que mantuvieron el matriarcado y el culto a la diosa hasta hace 4,500 años en Creta y Santorini.

Eduard estaba perplejo. Alexia en cambio, asintió.

—En las culturas antiguas, la vida estaba dirigida por las mujeres sabias, era el matriarcado, regido por la vibración de la intuición, el amor libre, la telepatía, la magia divina y la sensibilidad artística. Pero eso se ha ido perdiendo, en parte porque quemaban vivas a aquellas mujeres. Pero pronto esta vibración se activará de nuevo cuando la energía fotónica del cosmos active el ADN.

Alexia conocía a su padre a la perfección. Recordó en silencio una frase que siempre le repetía: "Cuando doy un paso atrás, no creas que retrocedo, sino que estoy tomando impulso para ir hacia delante".

Tous desde el monitor estaba atento como un lince tras su presa.

—Algo importante —agregó Aquiles—. Este poder femenino estará únicamente activo si hay dos o más personas recibiéndolo.

El catalán hizo un gesto de incomprensión.

—No entiendo, hable claro —dijo molesto.

—La ley del movimiento de Newton lo explica más o menos así: "Para cada acción hay siempre una reacción igual y contraria; la mutua acción de dos cuerpos es siempre igual y opuestamente dirigida".

Villamitrè se rascaba la cabeza.

—La existencia de una sola fuerza es imposible. Debe haber siempre, como en efecto lo hay, un par de fuerzas iguales y opuestas, ya que la electricidad es un fenómeno de repulsión y atracción, el juego de electrones y protones de cargas opuestas.

—¡Me está mareando! ¡Quiero saber todo lo que descubrió, ya mismo! —Eduard se acercó al arqueólogo y lo miró cara a cara con odio. Se sentía impotente, esperaba algo más claro, más conciso.

—Lo pondré más fácil para ti, Eduard. Se une la electricidad femenina con el magnetismo masculino. Eso es luz. Igual que los interruptores eléctricos de las casas.

—¿Qué coño tiene que ver la electricidad y el magnetismo, la Red de Conciencia de Unidad, la Atlántida y el despertar de la diosa? —gritó el catalán con aire bravucón, no conseguía que aterrizara aquella teoría.

El cardenal Tous lo sabía bien. Aquiles soltó una risa ahogada, seguida por una tos.

—Es algo muy natural que todo el mundo realiza pero que no todos saben para qué sirve.

Aunque Eduard era hábil y mañoso, ahora se perdía en las lagunas de su mente.

Aquiles experimentó una nueva sensación de esperanza.

—Me refiero a aquello que tanto la religión católica como muchas otras religiones han condenado.

—Ninguna religión habla de condenar la electricidad y el magnetismo —sentenció Eduard.

Aquiles volvió a reír.

—Me temo que te equivocas. La religión se ha empeñado en separar la electricidad y el magnetismo de muchas maneras. Por un lado inculcando falsas enseñanzas patriarcales dogmáticas y autoritarias y, por otro lado, lo más importante: mutilando lo que une a dos personas y que genera el "electromagnetismo" y con ello la Conciencia de Unidad.

—¿Eh? —exclamó sorprendido, Eduard—. Creo que usted, profesor, nos está vendiendo una historia de locos.

—No —rebatió secamente— es puramente científico. Pasa todo el tiempo. La iglesia ha condenado la unión de la electricidad y el magnetismo desde hace muchos siglos, sólo que no lo conocen con ese nombre.

—¿Y cuál es el nombre?

Aquiles se tomó unos segundos, como si las palabras que iba a pronunciar fueran sagradas.

—El sexo.

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—¿El sexo? —exclamó Eduard, sorprendido—. ¿Qué tiene que ver el sexo en todo esto?

—El sexo es un medio energético­místico para producir la Conciencia de Unidad y recuperar la luz en las células y la psiquis. De esta forma se activa el potencial total del ADN; lo que sucede es que normalmente se utiliza de una forma animal, para saciar los instintos y las presiones más que como un vínculo espiritual y un reprogramador celular.

Alexia empezó a tener un atisbo de por qué su padre había solicitado la presencia de Adán. Al pensar en él, tuvo un impulso emotivo. Sentía atracción sexual y magnética por él.

Eduard mostró cara de asombro, su paciencia llegaba a los límites.

—¿Dónde encajan los atlantes con el sexo, el electromagnetismo y la iluminación?

—Los atlantes usaban el sexo de una forma sagrada, científica. Eran encuentros sexuales largos, entraban en éxtasis y comunión con la Unidad Original. Veneraban el poder de la diosa, la energía cósmica y sexual. A través de la luz interior que generaban mediante el sexo alquímico despertaban más poderes —su voz se frenó de repente, Aquiles le dirigió una mirada a su hija y al collar con el cuarzo que Alexia llevaba colgando y que él mismo se lo había regalado—. Y mediante la energía que generaban a través del sexo y por el poder del pensamiento programaban cuarzos.

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