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Authors: Noelia Amarillo

Tags: #Erótico

Falsas apariencias (3 page)

BOOK: Falsas apariencias
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—No, no lo es. Esperar una llamada telefónica lleva asociada una rutina, una leyenda negra de las citas. Pero los correos no los esperas, los miras a menudo, para mirar mensajes chorras, para hablar con tus amigas y para trabajar con ellos. Si te llega un
e-mail
mío, será una sorpresa y si no te llega, entonces habremos inaugurado una nueva leyenda negra en la historia de las citas fallidas. En vez de teléfonos que no suenan, correos que no llegan.

—Eso es una tontería.

—Puede ser, pero no te cuesta nada. Dame tu dirección de correo —dijo él acercándose a ella y comenzando a besarla—, vamos. No te cuesta nada —le lamió lentamente los labios, se los separó con la lengua y comenzó a mordisqueárselos—, venga.

—Bien, vale —dijo ella separándose, porque tal cual iban, se veía otra vez en las obras—: [email protected]" —dijo al salir del coche y acercándose a un taxi. Él la siguió.

—¿Cómo lo escribo? ¿Todo letras o con el número?

—Búscate la vida —contestó riendo a la vez que se montaba en el taxi. Drácula sujetó la puerta antes de que se cerrara.

—Lleve a la señorita donde le diga —dijo dándole al taxista un billete de cincuenta euros— y quédese con la propina—. Drácula casi estaba seguro de que ella vivía cerca, muy cerca, si el taxista se llevaba una buena propina quizá hiciera caso omiso del coche que pensaba seguirle...

—¡Eh! No hace falta que me pagues la carrera —dijo ella desde su asiento.

—Permítemelo, por favor. Es lo mínimo que puedo hacer ya que no me dejas llevarte a casa —dijo lanzándola un beso.

El taxista puso en marcha el taxi y se fue. Drácula se montó en el Kia, arrancó y esperó a ver qué dirección llevaba el taxista, luego le siguió a distancia. Como suponía, ella vivía cerca, tan cerca que el taxista solo tuvo que pasar la RENFE, cruzar la calle y parar de nuevo. Desde el coche Drácula la vio meterse en el portal. Sonrió para sí mismo. Mañana le mandaría un mensaje por
e-mail.
No pensaba dejar que una chica divertida y apasionada se le escapara de las manos si podía evitarlo. Quién le iba a decir que aquella equilibrista de la gasolinera iba a ser una mujer hermosa, sensual y muy, muy divertida. El mundo estaba lleno de sorpresas.

Capítulo 2

Sábado 1 de noviembre de 2008, 12.30h

De: R2D2

Para C3PO

CC: Pasodestarwars

Asunto: ¿Cómo acabó la noche?

¿Merecía tanto la pena como parecía? No te guardes nada. CUÉNTALO TODO.

De: C3PO

Para: R2D2

CC: Pasodestarwars

Asunto: Acabó en mitad del parking de las Hayas Joder, tías, ni que tuviera 18 años. Acabamos follando como locos en su coche, en el parking a medio hacer. Está claro que bebí demasiado.

PD: Sí, merecía la pena tanto como parecía, y más.

De: Pasodestarwars

Para: R2D2

CC: C3PO

Asunto: Estás loca

¿¿Cómo se te ocurre hacer "eso" en mitad de la calle?? Estás peor de lo que pensaba.

Propongo reunión en el Lancelot para verificar que sigas en tus cabales. Hoy a las 15.00.

PD: De paso nos evitamos cocinar, allí dan buenas tapas.

De: R2D2

Para: C3PO

CC: Pasodestarwars

Asunto: Lancelot

Perfecto. Nos vemos allí, para INDAGAR los prolegómenos del acto "cocheril". Quiero pelos y señales. PD: No hace falta verificar nada, J.uka jamás ha estado en sus cabales.

De: C3PO

Para: R2D2

CC: Pasodestarwars

Asunto: Re: Lancelot

Prometo contar con pelos y señales. A las 15.00 en Lancelot.

PD: SÍ QUE ESTOY EN MIS CABALES, al menos eso creo...

Se había despertado con resaca, pero nada que no pudiera solucionarse con un par de cafés bien cargados y una buena ducha. Por cierto, Drácula necesitaba un afeitado. Le había dejado zonas enrojecidas alrededor de los pezones con su incipiente barba, pensó sonriendo mientras se miraba en el espejo.

Se conectó a Internet por enésima vez a las 14.45, nada, ningún mensaje. No debería haberle dado su correo, ahora estaría pendiente del ordenador durante una semana. Mierda.

Apagó el PC y se marchó, el Lancelot estaba a escasos cinco minutos andando. Vio el coche de Ruth, un AX con más años que la Cibeles, aparcado correctamente; las chicas ya estarían dentro. Se preparó mentalmente para lo que le esperaba.

El Lancelot estaba ambientado como si fuera una taberna medieval, paredes imitando piedra, techo con vigas de madera, taburetes de roble de tres patas y mesas bajas y alargadas formadas por tablas. La barra ocupaba la pared entera de un lateral y las mesas el resto del local. Los camareros vestidos con vaqueros y camisas rojas, se movían acelerados entre las mesas, sirviendo tanques de cerveza y platos con choricitos al vino, butifarra asada, patatas bravas, calamares a la romana, huevos rotos; y los domingos —lástima que fuese sábado— la paella más rica que se pudiera comer en Alcorcón.

Sus amigas estaban sentadas en la mesa del fondo, en la zona de fumadores. Bien. Dos cocas light y una fuente de huevos rotos adornaban la mesa. Luka se sentó y pidió la tercera coca. Ellas la miraron calladas durante un segundo y luego comenzaron a hablar a la vez.

—¡Cómo se te ocurre! Estás loca. —Esta era Ruth alias bruja piruja, alias Pasodestarwars.

—Qué morbo hacerlo en el coche, ¿no? Como cuando éramos chinorris. —Esta, por supuesto, era Pili, alias R2D2.

—Podía haber pasado alguien, haberos pillado, imagina que un loco os hubiera atacado... Jopelines, imagina que Drácula fuera un loco. —Ruth, la lógica.

—¿Cómo sorteasteis la palanca de cambios? Recuerdo que siempre se me clavaba en el culo, y el volante en la espalda, aunque hay momentos en que un poco de incomodidad no se nota... ¡oh! Dios mío, no lo haríais en tu Clio, ¿verdad? Pobre Drácula. No me lo imagino metiendo sus casi dos metros en tu mini coche, acabaría agarrotado... —Pili, la práctica.

—¿Casi dos metros? Exageras, no llegaba al metro noventa. Aun así, ¡no tienes cabeza! ¡Ay señor! Dime que usasteis condón, en los tiempos que corren el sida está a la orden del día. —Ruth, la alarmista.

—Sí. Usé condón. No, no me fijé en cuánto medía. No, gracias a Dios no fue en mi Clio, fue en su coche, un Kia Carnival, no, no estuvimos incómodos, no, no era un loco, sí, da mucho morbo hacerlo en un coche. No, no estoy loca. Creo que he contestado todas vuestras preguntas —dijo Luka, que se sentía como en un partido de tenis mirando a un lado y a otro según fuera su interlocutora.

Se hizo el silencio. Las tres amigas se quedaron mirando y luego...

—Bueno, pues cuéntanos con pelos y señales.

Y Luka se dispuso a contar casi todo con pocos pelos y ninguna señal, no era cuestión de contar hasta lo más íntimo... Mientras hablaba, Pili y Ruth escuchaban y de vez en cuando hacían preguntas más concisas que, por supuesto, Luka ignoraba. Cuando les contó que se había negado a darle su número de móvil, ambas suspiraron... Era una lástima, pero conociendo a Luka y su historia no les extrañó en absoluto. No obstante, se animaron al saber que le había dado su
e-mail.
Volvieron a suspirar al saber que no había noticias todavía. Y, por supuesto, despotricaron de los hombres a la vez que le daban esperanzas sobre cuándo escribiría. De ahí pasaron al trabajo, la familia y los amigos.

Pili trabajaba, al igual que Luka, de secretaria en una empresa de venta al por mayor de cristal. Se llevaba bastante bien con su jefe y éste se aprovechaba de ellos haciéndoles quedarse hasta las tantas sin cobrar las horas extra. Por si fuera poco se estaba empezando a notar un bajón, la crisis comenzaba a ser un hecho.

Ruth era secretaria de la directora de recursos humanos de una ONG dedicada al cuidado de ancianos con problemas de alzheimer, demencia senil y cualquier cosa que se le pareciera. Un trabajo muy duro que a ella la llenaba completamente. Lástima que el gobierno no se lo tomara muy en serio, porque desde septiembre habían suspendido los pagos a la ONG, un breve aplazamiento de un par de meses, decían. La crisis, culpaban.

Luka por su parte, trabajaba en una pequeña empresa familiar que se dedicaba a vender cristal para cuadros y tiendas. Estaba hasta las narices de uno de sus jefes, y adoraba al resto del personal. La crisis también les estaba afectando.

Las tres se conocían desde hacía casi un cuarto de siglo. De hecho, desde que Luka tenía cuatro años y ella y su amiga Enar entraron en preescolar en el colegio San José de Valderas. Pili y Ruth estaban en primero. En cuarto ya eran amigas, vivían en el mismo barrio y jugaban juntas al rescate. Para cuando Pili y Ruth acabaron octavo, Luka y Enar estaban en sexto. Durante dos años, se separaron, el colegio une y desune, pero en el verano en que Luka terminó octavo volvieron a juntarse y desde entonces eran inseparables. Habían pasado 24 años. Luka y Enar tenían 26 y Pili y Ruth dos más.

Pili y Luka se veían todos los viernes sin falta al terminar el trabajo, iban a la cafetería y hablaban de todos los temas habidos y por haber. Con Ruth era más complicado, sus horarios eran más flexibles y solía salir los viernes demasiado tarde y agotada para quedar con nadie, los sábados, si no quedaba con ellas, se iba a la sierra para recorrer kilómetros de montañas heladas en soledad, olvidarse de todo y acabar molida —esto último solo lo pensaba Luka, cuyo deporte favorito era el levantamiento de libros en el sofá—, pero lo cierto es que Ruth era una persona muy sana, muy deportista y muy centrada. Todo lo contrario a Luka. Pili por su parte era el término medio. Vivía en pareja con su chico de toda la vida, y era todo lo feliz que podía ser. De hecho estaban pensando en casarse. ¡Ufff!

Pasaron la tarde del sábado hablando sin cesar de mil y una cosas, hasta que el reloj marcó las ocho. Entonces se separaron, quedaban cosas por hacer. Luka regresó a casa caminando tranquilamente mientras observaba los escaparates de las tiendas. Se paró en el de la peluquería, habían rebajado sus precios. Genial. Tenía que darse mechas con urgencia. El sábado siguiente se las daría. Lo malo era que aunque hubieran rebajado los precios, seguían siendo prohibitivos, cincuenta euros, madre mía. Solo por dar cuatro mechas... se le ocurrió una idea... había visto en el polígono donde trabajaba una tienda de venta al por mayor de artículos para peluquería... iría, se presentaría como compañera de polígono y compraría lo que hiciera falta. Se las daría en casa ella misma. Seguro que se ahorraba una pasta, entre la hipoteca del piso —sí, era de protección oficial, pero aun así había que pagarlo—, comida, luz, agua y gas, apenas sí tenía para ir al cine una vez cada tres meses, y si se hacía mechas, entonces pasaban tres meses más antes de ir al cine... sí. Se las haría ella misma.

Cuando llegó a casa conectó el ordenador, y esperó la media hora de rigor hasta que la cascarria se quiso poner en marcha. Algunas personas disfrutaban de portátiles, otras más afortunadas se recreaban con ordenadores último modelo, unas pocas con otros algo antiguos que funcionaban a la perfección, ella tenía una cascarria de mil años con una banda de músicos callejeros desafinados viviendo en su interior. Si algún día se decidía a grabar los sonidos que hacía su PC al arrancar, lo mismo se hacía millonaria... música New Age mezclada con Heavy metal rotundo y un constante de ruido de cacharros... impresionante, pensó frunciendo el ceño.

Se sentó frente a él en la antigua silla de la cocina de su madre, esa que sus padres habían pensado tirar en el "punto limpio" y que ella recicló para SU PROPIA CASA, Dios, qué bien sonaba eso, repitió para sí misma otra vez, "mi propia casa", llena de muebles que los demás habían tirado a la calle. Su casa —a medias con el banco—, pensó satisfecha.

Tamborileó con sus uñas cortas sobre la mesa —la que antes era de su abuela— y esperó, por fin el PC hizo un horrible pitido y en el monitor apareció su página web favorita. Una página de novela romántica, con todas las novedades —que no podía comprar— y con un foro lleno de gente alucinante con los que pasaba horas hablando. Clickeó en el Motzilla Thunderbird y esperó a que actualizara el correo.

—Semana fantástica en El Corte Inglés. —Genial, a ver si es tan fantástica que me regala las cosas... Pues va a ser que no, solo venden.

—Ebay ofrece grandes ventajas si quieres vender lo que no te sirve en casa. —Cojonudo, cuando tenga algo que no me sirva lo venderé...

—Xtendedor, el mejor aparato para hacer de su pene el objeto de deseo de las mujeres. —Bien, cuando tenga pene lo usaré... Por favor, para qué quiere C3PO extender un pene que no tiene... Joder con los Spam.

—Tropecientos mensajes avisando de un nuevo virus... —Más mensajes en cadena, si no los reenvías se te acabara la suerte. —Perfecto, no tengo suerte, así que no puede terminarse. Eliminado.

—Mi madre. Veamos éste.

De: mpgr

Para: C3PO

Asunto: Estamos en la playa

Hola cariño, tu padre y yo hemos pensado que como os habéis emancipado, aquí no hacemos nada y nos hemos ido a pasar irnos días a la playa. Hace un tiempo estupendo, estoy en bañador en la playa y tu padre da largos paseos. Por cierto, ¿cuándo te vas a cambiar de correo? Odio pensar que mi hija se hace llamar como un robot listillo de hace treinta años.

Te quiere: mamá.

PD: Le he dado tus llaves a Feli.

Perfecto, sus padres en la playa disfrutando y ella aquí, en fin... siguió mirando mensajes. —No quiero un Chef de cocina. —Supuestamente me ha tocado un premio de Ibercaja, ja, si ni siquiera soy cliente.

—Un tal Drácula quiere chuparme la sangre, sí claro. Un momento... ¡Drácula! —dijo casi gritando. Abrió el mensaje.

De: Drácula6969

Para: C3PO

Asunto: quiero chupar todo tu cuerpo y beber tu sangre

Hola. No pienso ser parte de la leyenda negra de las citas. Aquí estoy. He escrito. ¿Tienes planes para esta noche?

PD: La sed de sangre me mata, pienso comerte entera cuando te vea.

De: C3PO

Para: Drácula6969

Asunto: Llevo puesto un collar de ajo

Siento decepcionarte, pero el collar de ajo impedirá que puedas acceder a mi sangre.

Esta noche estoy libre. Había quedado con Bruce Willis para ver la jungla de cristal IV, pero he decidido dejarle en la estacada por ti. No me decepciones.

PD: Drácula... ¿6969? ¿Eres tan presuntuoso que lo pones por partida doble?

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