Guía de la Biblia. Nuevo Testamento (31 page)

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Authors: Isaac Asimov

Tags: #Histórico

BOOK: Guía de la Biblia. Nuevo Testamento
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Aparte de los discípulos, que quizá sólo creyeran su historia al cabo de un tiempo, nadie habría dado crédito a la misma. En general, la gente se habría desentendido de todo lo que ella decía, achacándolo a disparates de una loca.

De esto se desprendería que, aun cuando lo creyeran los discípulos (y de manera cada vez más ferviente a medida que pasaba el tiempo), el pueblo en general no aceptó la historia. Y no se produjeron desórdenes ni, desde luego, revuelta alguna contra Roma.

La postura de los evangelios es, por supuesto, que Jesús resucitó y que no sólo se apareció a María Magdalena, sino también a una serie de personas con las que paseó y charló en varias ocasiones diferentes. Mateo cuenta que los discípulos volvieron a casa tras recibir la noticia de la resurrección:

Mateo 28.16.
Los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado,

Mateo 28.18. y
acercándose Jesús, les dijo...

Para explicar la incredulidad general de los judíos, Mateo presenta una historia bastante inverosímil que no se encuentra en los demás evangelios. Dice que los jerarcas sacerdotales sobornaron a los guardianes del sepulcro para que confesaran que se habían dormido y que, durante su sueño, los discípulos de Jesús robaron el cadáver; de ese modo, negarían la resurrección del galileo.

Lo improbable de la historia es que el dormirse mientras se está de guardia es la peor falta de los soldados en todas las épocas, y es improbable que los guardianes consintieran en el soborno para admitir semejante cosa. Aunque los sacerdotes prometieran protegerles de las consecuencias si Pilato se enteraba de que se habían dormido mientras estaban de servicio, es dudoso que se decidieran a correr el riesgo.

Pero eso es lo que dice Mateo, que concluye:

Mateo 28.15.
Ellos, tomando el dinero, hicieron como se les había dicho. Esta noticia se divulgó entre los judíos hasta el día de hoy.

6. Marcos

El Evangelio según San Marcos • Marcos • Juan el Bautista • El espíritu impuro • Leví, el hijo de Alfeo • Abiatar • Boanerges • Legión • Talilha Qumi

El Evangelio según san Marcos

Suele admitirse que Marcos es el más antiguo de los cuatro evangelios, y desde luego es el más breve.

Se ha sugerido que este evangelio, el primero de todos, se escribió con el fin de divulgar entre los cristianos la historia de los sufrimientos de Jesús y su firmeza en la desgracia. Quizá fuese para animar a los cristianos en una época que, por lo general, sufrían persecución.

Las primeras persecuciones graves del cristianismo se iniciaron en Roma con el emperador Nerón, tras el gran incendio del 64 dC, y es muy probable que el evangelio de san Marcos se escribiera poco después de esas fechas.

Por el hecho de que se incluye el sermón apocalíptico de Jesús, donde se indica claramente la destrucción de Jerusalén (véase cap. 5), se piensa que tal vez no se redactara hasta después del 66 dC, cuando se inició la rebelión judía contra Roma. Incluso hay quienes afirman que sólo alcanzó su forma definitiva después del 70 dC y de la destrucción del Segundo Templo por los romanos. Pero no pudo ser más tarde del 70 dC; el evangelio debió componerse y divulgarse antes que Mateo y Lucas empezaran a escribir, pues ambos tomaron mucho prestado de Marcos.

Parece que el evangelio de Marcos se escribió para cristianos de origen judío, pero no para aquellos que tenían amplios conocimientos de la ciencia bíblica. No hay nada de la pedantería de Mateo respecto al Antiguo Testamento.

El autor de Marcos tal vez no fuese persona muy educada; al menos el griego del evangelio no es muy pulido.

Marcos

Papías, el obispo cristiano del siglo II declara que alguien llamado Marcos compuso un evangelio utilizando información obtenida del propio Simón Pedro. No hay duda de que se refiere a este segundo evangelio.

Al parecer, Pedro tenía un discípulo joven llamado Marcos. En su primera epístola se refiere a él con afecto como futuro discípulo o seguidor:

1 Pedro 5.13.
[1]
Os saluda la iglesia..., y Marcos, mi hijo.

Pese a su nombre latino. Marcos no es gentil. Parece ser un apodo añadido a su nombre auténtico, Juan (Jojanán). Así, en los Hechos de los Apóstoles:

Hechos 12.12. ...
se fue
(Pedro) a
la casa de María, la madre de Juan, por sobrenombre Marcos...

Juan Marcos debía de ser muy joven en la época de la crucifixión, y en los evangelios no aparece con su nombre. Sin embargo, hay en Marcos un incidente que no se describe en los demás evangelios y que efectivamente puede referirse al propio evangelista. Viene justo después del prendimiento de Jesús, cuando huyen sus discípulos. Una persona sin identificar permanece durante un rato:

Marcos 14.51.
Un cierto joven le seguía envuelto en una sábana sobre el cuerpo desnudo, y trataron
(los que habían ido a detener a Jesús)
de apoderarse de él;

Marcos 14.52.
mas él, dejando la sábana, huyó desnudo.

Nada se desprende de este incidente, y el joven no vuelve a aparecer, pero la tradición afirma que se trata del propio Marcos y que el evangelista no pudo evitar el mencionar su presencia en un momento crítico de la historia de Jesús.

Juan el Bautista

Marcos empieza su evangelio con Juan el Bautista. No dice nada del nacimiento virginal en Belén, ni de los muchos prodigios o milagros relativos a la infancia de Jesús. Ni siquiera menciona la ascendencia davídica; alude a Jesús como Hijo de Dios (es decir, el Mesías), pero rara vez como Hijo de David.

En realidad, si sólo dispusiéramos del evangelio de san Marcos para orientarnos respecto a la vida de Jesús, habríamos de suponer que el Mesías nació en Nazaret de la forma en que lo hacen todos los hombres, en el seno de una humilde familia galilea sin pretensiones regias.

Semejante origen está tan apartado de las profecías del Antiguo Testamento referentes al Mesías, que Mateo quizá escribiera
su
evangelio con el fin fundamental de afirmar temas tales como la ascendencia davídica y el nacimiento en Belén. Sólo así podía defenderse a Jesús contra las aseveraciones de teólogos judíos de que
no
podía ser el Mesías porque había nacido en Galilea y no era de linaje real.

En Marcos, la primera mención de Jesús se refiere a su bautismo:

Marcos 1.9.
En aquellos días vino Jesús desde Nazaret... y fue bautizado por Juan en el Jordán.

A continuación, el Espíritu de Dios descendió sobre él; igual que en Mateo.

Se describe a Juan el Bautista como precursor (igual que en todos los evangelios) consciente de su misión:

Marcos 1.7.
En su predicación les decía
(Juan el Bautista):
Tras de mí viene uno más fuerte que yo, ante quien no soy digno de postrarme para desatar la correa de sus sandalias.

En el momento del bautismo de Jesús, Mateo cuenta que Juan reconoció de manera clara a Jesús como ese «más fuerte», pero nada de eso se menciona en Marcos.

El espíritu impuro

Después del bautismo. Marcos refiere brevemente el episodio de la tentación, pero sin detalles, sin las citas del Antiguo Testamento que Mateo introduce para delectación de sus lectores cultos.

Jesús elige entonces a sus cuatro primeros discípulos y comienza su actividad de predicador. Marcos presta mucha atención a sus curaciones milagrosas. Así, en Cafarnaúm:

Marcos 1.23. ...
hallándose en la sinagoga un hombre poseído de un espíritu impuro...

Marcos 1.25.
Jesús le mandó: ...sal de él.

Marcos 1.26.
El espíritu impuro ... salió de él.

Marcos cita las palabras del espíritu impuro, que grita ante la proximidad de Jesús:

Marcos 1.24. ...
¿Qué hay entre tú y nosotros, Jesús Nazareno?... Te conozco; tú eres el Santo de Dios.

Marcos utiliza la expresión «Jesús Nazareno» porque en este evangelio no hay indicación de que Jesús naciera en otra parte que en Nazaret. Esta expresión llegó a ser tan popular que se adoptó en los demás evangelios, pese a la historia del nacimiento en Belén. Además, Marcos, que en ningún momento menciona las ascendencias davídicas, emplea «Santo de Dios» en lugar de «Hijo de David» para designar al Mesías.

Leví, el hijo de Alfeo

Marcos cuenta que Jesús elige a un publicano como discípulo:

Marcos 2.14.
Al pasar vio a Leví el de Alfeo sentado al telonio, le dijo: Sígueme. Él, levantándose, le siguió.

Mateo cuenta la misma historia, pero referida al discípulo Mateo (presumiblemente el propio evangelista), y no dice nada de que el publicano fuese hijo de Alfeo.

En la lista que da Mateo de los doce apóstoles, se enumera a dos parejas de hermanos:

Mateo 10.2. ...
Simón ... Pedro, y Andrés, su hermano; Santiago, el de Zebedeo, y Juan, su hermano...

Si Leví (o Mateo) era hijo de Alfeo, entre los apóstoles debería contarse una tercera pareja de hermanos, pues hay otro Santiago, hijo de Alfeo, distinto de Santiago, hijo de Zebedeo. ¿No debería mencionarse a Leví (o Mateo) junto con Santiago, hijo de Alfeo? En la lista de apóstoles Mateo incluye a:

Mateo 10.3. ...
Mateo, el publicano; Santiago, el de Alfeo, y Tadeo
[2]

En Mateo, el procedimiento es que el hermano menos conocido siga al hermano más famoso (o, quizá, el hermano menor sigue al mayor), y sólo se menciona el nombre del padre en relación con el hermano referido en primer lugar. Pero Lebeo es la forma griega del nombre de Leví, de modo que el versículo 10.3 podría incluir a Santiago el de Alfeo y a Leví, su hermano. Sin embargo, tal parentesco no se menciona; se coloca a Mateo en otro grupo diferente al de Santiago; y por lo visto. Mateo se toma la molestia de identificarse como «Mateo el publicano»,

En la lista que da Marcos de los apóstoles, ese parentesco es menos importante. Por ejemplo, no se identifica a Andrés como hermano de Pedro (aunque sí se hace en el momento en que ambos son aceptados como discípulos). Ni siquiera se coloca a Andrés al lado de Pedro. Dice Marcos:

Marcos 3.18.
a Andrés y Felipe, a Bartolomé y Mateo, a Tomás y Santiago el de Alfeo, a Tadeo...

No se identifica a Mateo. ¿Por qué afirmaría Mateo ser publicano, si no lo era?; tal profesión era ignominiosa (v. cap. 5). ¿O acaso quería Mateo subrayar su elevación a la gracia oscureciendo su posición antes de alcanzar tal perfección?

Abiatar

Marcos empieza en seguida a describir la creciente inquietud de los judíos ortodoxos ante las doctrinas de Jesús; ante sus afirmaciones de tener poder para perdonar pecados y ante su humanitaria actitud hacia el sábado (v. cap. 5).

Al mantener que los hombres de bien podían quebrantar el sábado cuando fuese necesario, Jesús señalaba como antecedente un acto del propio David. Cuando éste huía de Saúl sufriendo las punzadas del hambre, el sumo sacerdote de Nob le permitió comer el pan especialmente santificado, de ordinario reservado únicamente a los sacerdotes. Así, las necesidades humanas se sitúan por encima de la liturgia.

Sin embargo, al dar este ejemplo Marcos comete un error objetivo:

Marcos 2.26. ...
entró
(David)
en la casa de Dios, bajo el pontífice Abiatar, y comió los panes de la proposición...

Pero en la época en que este incidente tuvo lugar Abiatar no era sumo sacerdote, sino su padre, Ajimelec (v. cap. 9). No obstante, es un desliz comprensible porque Abiatar fue el único superviviente de la matanza de sacerdotes en Nob a consecuencia de haber dado de comer a David, y ese pontífice estuvo estrechamente relacionado con David durante el posterior reinado de este último. Para un judío de la época del Nuevo Testamento sería casi instintivo pensar en Abiatar en relación con el rey David.

Mateo y Lucas repiten la historia, pero ninguno de ellos menciona el nombre del sumo sacerdote, evitando así el error.

Boanerges

En la lista que da Marcos de los doce apóstoles, hay una adición interesante: el sobrenombre dado a los hijos de Zebedeo.

Marcos 3.17.
a Santiago el de Zebedeo y a Juan, hermano de Santiago, a quienes dio el nombre de Boanerges, esto es, hijos del trueno;

Boanerges es una transliteración griega del arameo «benai regesh», que significa «hijos de la ira». Quizá represente esto una tradición por la cual Santiago y Juan fuesen de temperamento violento y estuvieran siempre dispuestos a reaccionar en forma colérica.

Un claro ejemplo de esto lo encontramos en Lucas. En ese evangelio, cuando Jesús fue rechazado por los samaritanos que no le permitían la entrada en una de sus aldeas, Santiago y Juan piden venganza:

Lucas 9.54.
Viéndolo los discípulos Santiago y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo que los consuma, como hizo Elías?
[3]

Se refiere a un episodio de Elías, el cual, cuando llegaron cincuenta soldados a prenderle en época de Ocozías, rey de Israel, utilizó fuego del cielo para defenderse:

2 Reyes 1.10.
Elías respondió al jefe de los cincuenta: «Si soy hombre de Dios, que baje fuego del cielo y te abrase a ti y a tus cincuenta hombres». Y bajó fuego del cielo y le devoró con sus cincuenta hombres.

Pero Jesús reprendió a sus airados discípulos:

Lucas 9.56. ...
El Hijo del hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas
...
[4]

Legión

En el relato de la expulsión de los demonios en el país de los gadarenos o gergesenos (v. cap. 5), Marcos cita las palabras que Jesús dirige a los demonios:

Marcos 5.9.
Y le preguntó
(Jesús al demonio posesor):
¿Cuál es tu nombre? Él dijo: Legión es mi nombre, porque somos muchos.

Tanto en la versión King James como en la Revised Standard, Legión viene con mayúscula, como si fuese un nombre propio, el del espíritu posesor.

En realidad, «legión» es el nombre dado a la unidad fundamental del ejército romano, y se deriva de una palabra latina que significa «reunir». Una legión es un grupo de soldados «reunidos». En la época del Nuevo Testamento, una legión consistía en unos 6.000 soldados, y, por tanto, la palabra podría utilizarse para indicar un número elevado. La afirmación de «Legión es mi nombre, porque somos muchos», equivale a decir: «Somos miles».

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