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Authors: Ian Shaw & Stan Hendrickx & Pierre Vermeersch & Beatrix Midant-Reynes & Kathryn Bard & Jaromir Malek & Stephen Seidlmayer & Gae Callender & Janine Bourriau & Betsy Brian & Jacobus Van Dijk & John Taylor & Alan Lloyd & David Peacock

Tags: #Historia

Historia del Antiguo Egipto (34 page)

BOOK: Historia del Antiguo Egipto
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El principal título del nomarca, «gran señor», desapareció en época de Senusret III y la explicación más generalizada es que fue una imposición del rey. Es más probable, sin embargo, que la razón real sea otra: en tiempos de Senusret III, sólo los nomarcas de El Bersha y Elefantina siguen siendo mencionados de forma inequívoca como poseedores del título de «gran señor» (otras zonas estaban controladas por alcaldes, pero la documentación de muchas ciudades falta, de modo que no podemos estar seguros al cien por cien). Detlef Franke ha demostrado que durante el reinado de Senusret II la práctica era que el rey educara a los hijos de los nomarcas en la capital y luego les otorgara cargos, ya fuera en la capital o en otras zonas. Con los vástagos de la familia dispersados de este modo, el puesto de nomarca habría terminado siendo eclipsado por el de alcalde, que inevitablemente no disfrutó del mismo nivel de riqueza y poder que había tenido el gobernador provincial. Esto explicaría por qué terminó la época de las grandes tumbas provinciales decoradas. Por lo tanto, no es probable que Senusret fuera el instrumento de la desaparición de los nomarcas, puesto que los datos indican que si bien fue durante su reinado cuando el cargo se extinguió, llevaba en declive al menos la época de Amenemhat II.

Pese a todo, Senusret III situó a otros funcionarios (con base en la corte real) como gobernadores de grandes secciones del país, lo que supuso una clara ruptura con las prácticas del pasado. Se crearon dos oficinas (
waret
), una para las zonas meridionales y otra para las zonas septentrionales del país, controladas por una jerarquía de funcionarios. También se inauguraron otros departamentos, como el «tesoro», la «oficina de las donaciones de la gente» y la de «organización del trabajo». El sector multar fue organizado al mando de un general en jefe y hubo una nueva «oficina del visir». Además de esos departamentos, había una administración separada para el palacio. Como resultado de esta nueva jerarquía, aparecieron títulos nuevos, además de producirse el correspondiente incremento en la burocracia de clase media, lo que se refleja en el mayor número de estelas funerarias de este período, una señal visible de la mayor prosperidad de la clase media.

Fuera de los límites gubernamentales se encontraban las heredades de los templos y sus dependencias. Como revelan los contratos del alcalde Djefahapy de Asyut, se trata de un mundo igual de burocrático. Los diez contratos de Djefahapy —que han sobrevivido porque fueron inscritos en un muro interior de su tumba— fueron firmados para asegurar que su culto mortuorio se mantendría tras su muerte. Aparte de las implicaciones legales, el contrato revela también algunas otras condiciones que se aplicaban al templo, como que cada persona del distrito tenía obligación de entregar al mismo cada año, con ocasión de la primera cosecha, un
heqat
(casi cinco litros) de grano por cada campo de su propiedad. Los contratos son muy específicos, lo cual nos indica que los templos eran autosuficientes y también tenían que pagar impuestos a la Corona, a menos que recibieran de manos del rey un decreto de exención. La política de Senusret I de construir templos provinciales por todo el país redujo de forma efectiva las bases de poder de los templos locales.

La corte real

Del Reino Antiguo se han conservado muy pocos datos sobre el papel del faraón, pero hay algunos textos del Reino Medio que han arrojado algo de luz sobre la naturaleza de la realeza, como
Las enseñanzas para Merykara
,
Las Enseñanzas de Amenemhat I
y los
Himnos para Senusret III
. Algunos documentos no procedentes de la corte también nos proporcionan información, como es el caso de un largo poema en la estela de Sehetepibra encontrada en Abydos (Museo Egipcio de El Cairo), que describe la importancia del rey para su pueblo.

Los episodios finales de
La historia de Sinuhé
(donde se describe su regreso a la corte desde el exilio) proporcionan detalles sobre la vida en la corte; pero es el Papiro Bulaq 18 (XIII Dinastía) el que nos proporciona los datos más elocuentes sobre la jerarquía social de la familia real y las cantidades de raciones diarias entregadas, indicando así la importancia relativa de estos y otros dependientes del palacio. El papiro también indica la fluidez de movimientos de las distintas personas, incluidas sus estancias fuera del palacio. Respecto al propio complejo palacial, el papiro indica que existían tres divisiones internas dentro de sus límites. En orden descendiente de importancia, son: el
kap
o guardería, que era dominio de la familia real, sus sirvientes personales y los hijos seleccionados para ser educados a expensas del rey; el
wahy
o zona de audiencias de la sala columnada, el lugar donde tenían lugar los banquetes; y el
khenty
o palacio exterior, donde tenían lugar los quehaceres de la corte. Estos tres grupos de edificios se encontraban dentro de una zona menos digna llamada
shena
, donde se entregaban provisiones a los dependientes del palacio. El visir y los funcionarios principales ocupaban el
khenty
, mientras que el equipo de servidores quedaba restringido al
shena
. El supervisor interior del
kap
parece haber sido el único funcionario que podía actuar tanto en la zona exterior como en el interior del palacio. Sin la información del Papiro Bulaq 18, nuestro conocimiento de la organización palaciega del Reino Medio apenas iría más allá de los planos arquitectónicos de un palacio de la XII Dinastía en Tell Basta y un palacio de comienzos de la XIII Dinastía en Tell el Daba, en el delta.

La vida urbana: la ciudad de la pirámide de Lahun

La vida de las gentes del común nos llega a través de la ciudad de Hetep-Senusret, junto al complejo piramidal de Senusret II, en Lahun. Llamada equivocadamente Kahun por Flinders Petrie, que la excavó en 1888-1889, estaba estrechamente asociada al culto de Senusret II. Construida siguiendo un único plano arquitectónico, como las mucho más pequeñas ciudades amuralladas del Reino Nuevo en Amarna y Deir el Medina (véanse los capítulos 9 y 10), Hetep-Senusret se fundó para acomodar a los trabajadores del rey y sus familias. No obstante, es posible que entre sus habitantes se contaran muchos que no estaban relacionados con el culto funerario. Basándose en la capacidad de los silos de grano de toda la ciudad, se ha calculado que ésta podía haber contado con una población de hasta cinco mil personas. No obstante, en la actualidad la ciudad apenas es distinguible del desierto que la rodea, puesto que sus ladrillos han desaparecido casi por completo, quedando sólo los cimientos y las hiladas inferiores de los edificios.

El material procedente de Lahun es especialmente precioso, porque deriva del mundo de los vivos más que de una necrópolis (más recientemente se han excavado en Abydos, Menfis y Elefantina asentamientos del Reino Medio, lo que permite comenzar a considerar el material de Lahun desde una perspectiva más amplia). Por desgracia, gran parte del material dejado en Lahun cuando fue abandonado durante la XIII Dinastía fue arrojado a inmensos basureros por los habitantes posteriores de la ciudad. De este modo, mucho antes de que fuera excavado se destruyó gran parte del precioso contexto del mismo. No obstante, algunas de las casas estaban comparativamente intactas, conservando su potencial para proporcionarnos unas imágenes de la vida de las personas que no suelen aparecer en el material textual y funerario. Gracias a las semillas recogidas por Percy Newberry durante la expedición de Petrie, ha sido posible reconstruir la vegetación de la zona (a pesar de cierta cantidad de contaminación de material botánico grecorromano). Había flores como amapolas, lupinos, miñoneras, jazmines y lirios (además de hierbajos) y verduras como guisantes, judías, rábanos y pepinos.

El material de Lahun también cuenta con hallazgos tan fascinantes como ramitas para encender el fuego (probablemente el único ejemplar conocido en Egipto), el molde para ladrillos más antiguo conocido (idéntico a los utilizados actualmente en Egipto), un juego de instrumental médico y otras muchas herramientas utilizadas por granjeros y artesanos profesionales. También había una rica variedad de cerámica y grandes cantidades de papiro (algunos todavía sin publicar), cuyo contenido ha arrojado luz sobre muchos aspectos de la religión y la vida diaria. Entre los textos más interesantes procedentes de Lahun se encuentra el llamado «Papiro ginecológico», que, como su nombre indica, ofrece la más antigua recopilación de remedios para las enfermedades femeninas.

El comercio exterior

Unos cuantos fragmentos de cerámica minoica hallados en la fase de la XII Dinastía de Lahun nos indican la existencia de contactos comerciales entre el Egipto del Reino Medio y el Egeo, además de la tapa de una píxide y fragmentos de cerámica egipcia local que imitan tipos minoicos. No obstante, como estas cerámicas aparecieron en depósitos de desecho, es difícil estar seguros de su contexto estratigráfico original. Curiosamente, parecen haber sido recipientes comunes utilizados por los trabajadores (más que productos importados de lujo), lo que quizá sea un indicio de la presencia de trabajadores extranjeros procedentes de Creta entre la población de la ciudad. En la XII Dinastía hay algunos depósitos de fragmentos de «cerámica Kamares» en yacimientos como Lahun, El Haraga y Abydos y en una tumba de la misma época situada tan al sur como Elefantina. Numerosos hallazgos de este tipo revelan la existencia de una red mediterránea de intercambio artístico e iconográfico: hay objetos con motivos egipcios en lugares muy remotos, como los escarabeos dedicatorios de arcilla ofrecidos en los santuarios de las cimas de las montañas de varios lugares de Creta. Los vasos de piedra egipcios también llegaron a la isla, donde su estilo fue imitado por los artesanos minoicos. Si bien estas imitaciones locales de estilos e iconografía egipcia proceden a menudo de contextos sin datar, no por ello dejan de ser importantes, puesto que sugieren un contacto frecuente que llevó al intercambio de ideas tanto como de materiales y productos.

En Lahun y Lisht también existen pruebas tempranas de la característica cerámica de Tell el Yahudiya (véase el capítulo 8), formada por jarras que quizá contuvieran en tiempos aceite de Oriente Próximo. Los reyes egipcios promovieron activamente las importaciones de madera, aceite, vino, plata y quizá marfil desde Siria-Palestina. En el resto de Egipto también se han producido hallazgos ocasionales de cerámica, tanto chipriota como minoica. Bienes egipcios, como escarabeos, estatuas, joyas e incluso varias esfinges, se han encontrado en lugares tan lejanos como Biblos, Ras Shamra y Creta. A través de Siria se estableció contacto con Chipre y Babilonia, pero muy poco de este material procede de contextos fechados adecuadamente.

El aumento de los contactos con Oriente Próximo y Medio viene sugerido por el hecho de que en Lahun las pesas asiáticas sobrepasan en número a las egipcias. Además, uno de los hallazgos más ricos del Reino Medio es una colección de objetos de oro y plata asiáticos (quizá minoicos), descubierta en cuatro joyeros de bronce debajo del templo de Montu en Tod. Del mismo modo, Pierre Montet encontró un tesoro formado por mil objetos egipcios enterrado en una jarra en la ciudad siria de Biblos, con joyas muy semejantes a las de los «tesoros» de las tumbas de las princesas de la XII Dinastía en la necrópolis de Lahun. Neferhotep y otros soberanos egipcios fueron reconocidos como señores por los gobernantes de Biblos, quienes no sólo copiaron las insignias y títulos egipcios, sino que también imitaron las inscripciones jeroglíficas faraónicas.

También hubo estrechos contactos con zonas al sur de Egipto. Aparte de sus actividades en Nubia, muchos de los soberanos del Reino Medio, sobre todo Mentuhotep III y Senusret I, mantuvieron lazos comerciales con la región africana del Punt (situada probablemente en algún lugar próximo a la moderna Eritrea). En el extremo oriental de Wadi Gawasis, en la costa del mar Rojo (a escasa distancia de la moderna Quseir), se ha descubierto el puerto de Sawaw, de la XII Dinastía; mientras que varias estelas inscritas encontradas a lo largo del
wadi
y en el propio puerto proporcionan documentación sobre los viajes al Punt durante la XII Dinastía.

La religión y las prácticas funerarias

Las novedades más importantes de la religión del Reino Medio tienen que ver con el culto a Osiris, que para entonces se había convertido en el gran dios de todas las necrópolis. Una de las razones del crecimiento de este culto fue el generoso patronazgo de los soberanos del Reino Medio, sobre todo en Abydos durante la XII Dinastía. El climax se alcanzó durante el reinado de Senusret III, cuyo «cenotafio» en Abydos fue el primer monumento real en ser erigido allí durante el Reino Medio. Un decreto de la época de Wegaf soberano de la XIII Dinastía, (usurpado después por Neferhotep I), prohíbe que se construyan tumbas en el camino procesional de Abydos. Sobekhotep III también erigió aquí estelas para varios miembros de su familia y Neferhotep I fue a Abydos para tomar parte en los misterios de Osiris en el segundo año de su reinado, erigiendo una estela para conmemorar el acontecimiento. Dado el poder de Osiris y Abydos en términos de legitimización del poder real, el interés de los soberanos de la XIII Dinastía por la ciudad puede haberse debido en especial a que sus orígenes eran sobre todo ajenos a la familia real, pero no se puede decir lo mismo de los monarcas de la XII Dinastía. La creciente influencia de Osiris parece derivar hasta cierto punto de la promoción activa de Abydos y de los llamados misterios de Osiris. En una estela de la XII Dinastía (actualmente en el Museo de Berlín) erigida en Abydos por Ikhernofret, organizador de la fiesta anual durante el reinado de Senusret III, se mencionan algunos detalles de estos ritos.

El crecimiento del culto osiriano vino acompañado de un fenómeno cultural que en ocasiones se describe como la «democratización de la otra vida»: el acceso de la gente del común a privilegios funerarios que antaño lo fueron reales. Las numerosas estelas de Abydos demuestran concretamente que se estaba volviendo algo habitual para los particulares tomar parte en los ritos de Osiris, recibiendo con ello bendiciones antes restringidas a los dioses. Como resultado de esta situación, las creencias y ritos funerarios de toda la población egipcia comenzaron a cambiar. Uno de estos primeros cambios fue la práctica de decorar los ataúdes no regios con
Textos de los sarcófagos
, una combinación de extractos de los
Textos de las pirámides
con nuevas composiciones funerarias aparecidas durante el Primer Período Intermedio (véase el capítulo 6). No obstante, durante la XII Dinastía el uso de estos textos se interrumpió de repente, sobre todo como resultado de nuevos cambios funerarios, como la introducción del ataúd momifornie, que debido a su forma más irregular no era tan adecuado para una larga inscripción con un texto religioso.

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