Historia del Antiguo Egipto (37 page)

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Authors: Ian Shaw & Stan Hendrickx & Pierre Vermeersch & Beatrix Midant-Reynes & Kathryn Bard & Jaromir Malek & Stephen Seidlmayer & Gae Callender & Janine Bourriau & Betsy Brian & Jacobus Van Dijk & John Taylor & Alan Lloyd & David Peacock

Tags: #Historia

BOOK: Historia del Antiguo Egipto
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Si aceptamos la reconstrucción que hace el egiptólogo danés S. B. Ryholt del Canon de Turín, en la columna dedicada al grupo de reyes entre los cuales está Nehesy aparecen 32 nombres, 17 nombres más que se han perdido y dos lagunas, una que cubre a los cinco predecesores de Nehesi y otra de longitud indefinida que, como indica el escriba, ya existía en el manuscrito del cual está copiado el Canon de Turín.

Excepto para cinco de los reyes con nombre, la longitud de los reinados o bien falta o es menor de un año. Además de Nehesy, sólo tres de ellos se encuentran en otras partes." los reyes Nebsenra y Sekheperenra en una jarra y un escarabeo respectivamente, mientras que el rey Merdjedefra es conocido gracias a una estela contemporánea, en la que aparece acompañado del «portador del sello del rey, el tesorero, Renisoneb». El lugar del hallazgo se desconoce, pero se ha sugerido un lugar en el delta oriental, más concretamente Saft el Hinna, a unos treinta kilómetros al norte de Tell el Yahudiya. El rey aparece realizando una ofrenda a Soped, Señor del Este, un dios cuya esfera de influencia eran las rutas del desierto hasta el mar Rojo y las minas de turquesa del Sinaí. Su centro de culto durante la XXII Dinastía era Saft el Hinna. La importancia de la estela de Merdjedefra va más allá de la mera confirmación de la existencia de un rey menor, pues ratifica que los nombres de los reyes de la XIV Dinastía no son ficticios, si bien es poco probable que se trate de un único linaje de reyes que gobernaron uno tras otro desde el mismo lugar.

La descripción de Nehesy es la primera prueba contemporánea de la fragmentación del reino egipcio. Según Bietak, Nehesy encaja en la cronología relativa de Tell el Daba en el estrato F (o b/3), correspondiente a finales de la XIII Dinastía. A partir de entonces ningún rey volvió a controlar todo Egipto hasta la conquista de Avaris. Del período se conservan más de 105 nombres, la mayoría de ellos en el Canon de Turín. Esto implica que en Menfis se llevaba un registro con los nombres de todos estos reyes, sin importar lo breves y localizados que fueran sus reinados. La meticulosa reconstrucción realizada por Ryholt del dañado papiro utiliza tanto concordancia de fibras como análisis textual y, como resultado de ella, poseemos un registro mucho más coherente. Ahora los nombres reales se dividen en cuatro grupos, que se corresponden con las Dinastías XIV a XVII de Manetón. La XIV y XV Dinastías tenían su base en el delta oriental y su capital era Avaris (si bien la XV Dinastía controló también parte de Egipto al sur de Menfis, véase más abajo), mientras que la XVI y la XVII Dinastías estuvieron centradas en Tebas, en el Alto Egipto. La naturaleza fragmentaria del papiro permite más de una interpretación, incluso si se acepta la reconstrucción física del mismo realizada por Ryholt. Una de sus ideas más debatidas y de mayor alcance es la de asignar el grupo más antiguo de reyes tebanos a la XVI Dinastía de Manetón. Africano, el más exacto de sus copistas, describe la XVI Dinastía como «reyes pastores (hyksos)», mientras que Eusebio los cataloga como tebanos. Aquí seguimos la interpretación de Ryholt.

Hay algunos reyes cuyos nombres encontramos en monumentos, mas no pueden ser identificados en el Canon de Turín (quizá porque aparecían en una de las partes desaparecidas). Uno de ellos es Sekerher, que posee una titulatura egipcia completa (se han conservado tres de sus cinco nombres), pero se describe a sí mismo como
heka khasut
(«soberano de países extranjeros»); su inscripción se conserva en una jamba encontrada reutilizada en un edificio de comienzos de la XVIII Dinastía en Tell el Daba. Bietak lo identifica con Salitis, cuyo nombre se conserva en la versión de Josefo de la historia de Manetón, donde aparece como el conquistador de Menfis.

No obstante, también existe un amplio grupo de quince nombres de reyes que sólo aparecen en escarabeos. En unas ocasiones son nombres egipcios y en otras son semíticos occidentales; vienen precedidos por epítetos como «el buen dios», «el hijo de Ra» y «el soberano de países extranjeros». Los dos primeros epítetos los ostentaron durante muchos siglos los reyes egipcios y se refieren a la categoría de rey en los términos más generales. Sin embargo, para describir a estos reyes nunca se utiliza el término nesu («rey»), que sí se emplea en las fuentes egipcias como el Canon de Turín. Estilísticamente, los escarabeos son de dos tipos distintos, utilizados tanto en Egipto como en Palestina. Sus contextos arqueológicos demuestran que pertenecen al período que siguió a la XIII Dinastía y su estilo los relaciona con los escarabeos que llevan los nombres de los reyes de la XIV y XV Dinastías. Es posible que en realidad se trate de nuevos casos de altos funcionarios con autoridad puramente local, pero que se conceden a sí mismos el derecho a los epítetos reales en sus sellos en un momento y un lugar en los que los normalmente rígidos protocolos ya no se podían hacer cumplir.

Sin otras fuentes que lo confirmen, no parece muy seguro utilizar la distribución de los escarabeos como indicador del alcance de la autoridad de estos «reyes» o utilizar los cambios en el diseño y la forma de los escarabeos para situarlos en una secuencia cronológica. Hasta el momento, los hallazgos de Tell el Daba no nos permiten situar ninguno de ellos, si no es de forma indirecta. Es probable, dado el modelo de la Palestina del Bronce Medio IIB y una interpretación literal de los nombres adoptados por Sekerher, que éste fuera un cacique al que los reyes menores pagaban tributo. Si es así, se explicaría el uso del título «soberano de países extranjeros», tanto en los escarabeos de hombres desconocidos por otras fuentes como en las inscripciones de los soberanos de Avaris.

Bietak asocia el final de la fase hyksa en Tell el Daba (estratos b/1-a/2;E/2-D/2;VI-V) a la XV Dinastía de Manetón y en un fragmento del Canon de Turín se lee: «Seis soberanos de países extranjeros que gobiernan durante 108 años». Sólo se puede leer el nombre del último, Khamudi. Sekerher, Apepi y Yanassi, hijo de Khyan, aparecen en Tell el Daba y el primero y el último pueden identificarse con los Salitis e Iannan de Manetón. Toda la documentación, escrita y arqueológica, sugiere que la autoridad de estos soberanos era mucho mayor que la de sus predecesores. La sucesión de padre a hijo de dos de ellos y el excepcionalmente largo reinado de Apepi (al menos cuarenta años) nos indica que en Avaris estaba gobernando una verdadera dinastía al estilo de, por ejemplo, la XII Dinastía egipcia.

En su momento de mayor extensión, la ciudad ocupaba un área de casi cuatro kilómetros cuadrados, con lo que sería el doble de grande que durante la XIII Dinastía y tres veces mayor que Hazor, la más grande de las ciudades palestinas del Bronce Medio II A-C. En el último estrato hykso, D/2, se construyó en el límite occidental de la ciudad, sobre terreno virgen una ciudadela que controlaba el río y, aproximadamente 200 metros hacia el sureste, una torre de vigilancia que controlaba los accesos por tierra. En torno a ellas se edificó un enorme muro de 6,2 metros de anchura, ampliado después a 8,5 metros, con contrafuertes a intervalos. La fortificación se construyó sobre unos extensos jardines que originalmente habían formado parte del complejo palacial.

El cénit del Período Hykso fue el reinado de Aauserra Apepi (c. 1555 a.C.), a pesar de que dos reyes tebanos lanzaron campañas contra él. Se aprecian signos de un renacimiento consciente de las tradiciones egipcias relativas a los escribas, indispensables para crear y controlar la compleja burocracia necesaria para gobernar al modo egipcio. En la paleta de un escriba llamado Atu, Aauserra es descrito como «un escriba de Ra, enseñado por el propio Thoth […] con numerosas escrituras [de éxito] en el día en que lee fielmente todos los [pasajes] difíciles de las escrituras, igual que fluye el Nilo». Fue en el trigésimo tercer año de su reinado cuando se copió el Papiro matemático Rhind, una tarea que sólo pudo llevar a cabo un escriba que conociera a fondo su arte y con acceso a un archivo especializado en textos matemáticos, que difícilmente pudo haber existido fuera del templo de Ptah en Menfis. Una estela posterior al Reino Nuevo encontrada en esta ciudad recoge la genealogía de un linaje de sacerdotes que se remonta hasta la XI Dinastía. También conserva los nombres de los reyes que gobernaban y menciona a Apepi y Sharek para el período anterior a Ahmose. En Tell el Daba se encontraron los fragmentos de un santuario que conmemoraba a Apepi y su hermana Tany, dedicado por dos asiáticos cuyos escribas adaptaron sus nombres semítico-occidentales a la escritura jeroglífica egipcia. En la tumba del soberano egipcio de la XVIII Dinastía Amenhotep I (1525-1504 a.C.) se encontró también una placa inscrita con delicados jeroglíficos dedicada a la hija de Apepi, Herit.

Como fenómeno cultural, los hyksos han sido descritos como «peculiarmente egipcios». La mezcla de rasgos culturales faraónicos y sirio-palestinos —como dejan ver los objetos de los estratos D/3 y D/2 (reinado de Apepi) en Tell el Daba— se pueden reconocer en una amplia zona del delta, de oeste a este: Tell Fauziya y Tell Geziret al oeste de la rama tanítica del Nilo, además de en Farasha, Tell el Yahudiya, Tell el Maskhuta y Tell el Habua. Estos yacimientos son mucho más pequeños que Tell el Daba y su período principal de ocupación coincide en todos los casos con los últimos estratos hyksos, pero dos de ellos, Tell el Maskhuta y Tell el Yahudiya, desaparecieron antes del período representado por el último estrato hyksos de Tell el Daba (D/2).Tell el Maskhuta y sus poblados satélites están situados en Wadi Tumilat, que conduce a una de las rutas principales que cruzan el norte del Sinaí y llegan hasta Palestina. Se trataba de un asentamiento pequeño, quizá ocupado sólo de forma estacional. La riqueza de Avaris procedía del comercio, no sólo con Palestina y el Levante, sino, en su última fase, sobre todo con Chipre. La estela de Kamose menciona todos los bienes importados por los hyksos («carros y caballos, barcos, madera, oro, lapislázuli, plata, turquesa, bronce, innumerables hachas, aceite, grasa y miel»); pero sigue habiendo pocas pruebas materiales referidas a los bienes que los hyksos proporcionaban a cambio.

El soberano de Avaris afirmaba ser rey del Alto y el Bajo Egipto, si bien por la estela de Kamose sabemos que Hermópoks señalaba su teórico límite meridional y Cusae, algo más al sur, su frontera específica. Esta región incluye tanto a Menfis como a Itjtawy, la capital de los reyes de la XII y XIII Dinastías. ¿Cómo era la autoridad ejercida por el rey de Avaris en esta región? ¿Podemos reconocer en ella la característica cultura del delta oriental?

Menfis: la mansión de Ptah

Josefo afirma que cita directamente a Manetón en esta descripción de la conquista y ocupación de Egipto por parte de los hyksos:

Por la fuerza se apoderaron fácilmente de ella sin tener que descargar un solo golpe y al haber dominado a los gobernantes de la tierra, entonces quemaron sus ciudades sin piedad, arrasaron hasta los cimientos los templos de los dioses […] finalmente, nombraron como rey a uno de los suyos cuyo nombre era Salitis. Tenía su sede en Menfis, recaudando tributos del Alto y del Bajo Egipto y siempre dejando tras él guarniciones en las posiciones más ventajosas.

Esta imagen del gobierno hyksos se ve confirmada por el hecho de que el soberano tebano Kamose rechazó ser considerado su vasallo. En los textos de Kamose se menciona el estricto control fronterizo en Cusae, los impuestos, sobre todo el tráfico del Nilo y la existencia de guarniciones de asiáticos dirigidas por comandantes egipcios. Los reyes hyksos parecen seguir el modelo creado por los reyes de la XII Dinastía para gobernar Nubia, para el cual probablemente siguieran en pie las instituciones burocráticas y militares. El papel clave de Menfis también está claro en la descripción de Kamose. Avaris era la ciudad natal del rey hykso, el centro de su poder; pero no había modo de gobernar Egipto, ni siquiera su parte septentrional, desde el delta oriental. Controlar Egipto significaba controlar el Nilo y todos los soberanos egipcios lo habían hecho desde el vértice del delta, es decir, la región de Menfis y la moderna El Cairo.

Las pruebas indiscutibles de la destrucción y el saqueo de los hyksos son escasas. En Tanis se encontraron cuatro esfinges colosales de Amenemhat III (soberano de la XII Dinastía) y dos estatuas de Esmekhera (soberano de la XIII Dinastía) inscritas con los nombres de Aqenenra Apepi (otro de los nombres de Aauserra Apepi). Sus dedicatorias a Ptah indican que originalmente estuvieron en Menfis. En general se suele asumir que fueron robadas por Apepi y llevadas a Avaris, de donde en Época Ramésida fueron trasladadas a Tanis; pero lo único de lo que podemos estar seguros es de que Apepi las reclamó escribiendo su nombre en ellas; quizá no abandonaran Menfis hasta Época Ramésída. No obstante, al menos un monumento real de un soberano de la XIII Dinastía fue violado: el piramidión de la pirámide del rey Merneferra Ay, que probablemente se construyera en Sakkara, se encontró en Faqus, cerca de Tell el Daba.

Hasta la fecha, nada indica que los reyes hyksos construyeran monumentos funerarios según la tradición menfita, es decir, en el Desierto Occidental que domina la ciudad. No obstante, antes de aceptar el argumento
ex silentio
es necesario recordar la completa destrucción de Tell el Daba llevada a cabo por parte del victorioso Ahmose y las ansias de los reyes posteriores por construir con piedra. Por ejemplo, en el templo de Hathor en Gebelein se encontraron dos bloques, uno de caliza y otro de granito, con los nombres de Khyan (c. 1600 a.C.) y Aauserra Apepi. Como no existen pruebas de que los reyes hyksos llegaran nunca a controlar esta parte de Egipto y menos aún de que construyeran monumentos tan al sur, lo más probable es que los bloques procedan de Menfis y se llevaran a Gebelein durante el Reino Nuevo.

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