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Authors: Ian Shaw & Stan Hendrickx & Pierre Vermeersch & Beatrix Midant-Reynes & Kathryn Bard & Jaromir Malek & Stephen Seidlmayer & Gae Callender & Janine Bourriau & Betsy Brian & Jacobus Van Dijk & John Taylor & Alan Lloyd & David Peacock

Tags: #Historia

Historia del Antiguo Egipto (5 page)

BOOK: Historia del Antiguo Egipto
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Como resultado de las excavaciones de urgencia realizadas durante la década de 1960, antes de que la mayor parte de la zona quedara inundada por el lago Nasser, nuestro conocimiento de la Nubia prehistórica está comparativamente bien documentado. Las concentraciones de hachas de mano achelenses aparecieron sobre todo encima de
inselbergs
(cimas erosionadas de colinas), donde era posible conseguir materia prima de buena calidad: arenisca ferruginosa. Como muchos de los yacimientos estuvieron expuestos en la superficie durante muchos cientos de miles de años, no es de esperar que hayan sobrevivido otros restos que no sean Mucos. Incluso cuando ése es el caso, sólo poseemos una información limitada y carecemos de medios seguros para datarlos, a excepción de las aproximaciones tipológicas. Según estas tipologías, los yacimientos pueden asignarse al Achelense Temprano, Medio y Tardío respectivamente. Es notable que los hendedores, tan característicos del resto de África, no aparezcan en estos conjuntos, lo cual sugiere que durante el Achelense Nubia probablemente constituyera una provincia particular en África, un enclave original.

En el Desierto Occidental se conocen varios yacimientos del Achelense Final, sobre todo en los oasis de Kharga y Dakhla, además de en Bir Sahara y Bir Tarfawi. Estos yacimientos se encuentran situados en las escarpaduras que rodean los oasis, pero los hallazgos más importantes se encuentran asociados a arroyos fósiles en el suelo de depresiones de oasis o en los depósitos de la playa. Todos los yacimientos están claramente relacionados con condiciones húmedas, cuando en la zona era posible una vida de caza-recolección. La mayor parte de los yacimientos conocidos se encuentran en mal estado de conservación, pero se ha sugerido que los antiguos canales del Desierto Occidental, descubiertos por radar desde el transbordador espacial, son ricos en yacimientos achelenses, ninguno de los cuales ha sido excavado todavía.

El Paleolítico Medio

La imagen que se obtiene del Paleolítico Medio egipcio es bastante compleja. Se origina en el Achelense Final, cuando las hachas de mano pasan a estar asociadas a foliáceas bifaciales y a técnicas de percusión típicas de Nubia. Este tipo de conjuntos pueden datar de antes del año 250000 B.P. El destino de los yacimientos con este tipo de conjuntos es similar al de los achelenses: por todo el desierto se pueden recoger artefactos dispersos que en tiempos estuvieron juntos en el mismo yacimiento, en la actualidad destruido. A juzgar por el elevado número de este tipo de objetos, es tentador asumir que la densidad de población era relativamente elevada.

Al igual que sucede en muchas zonas del Viejo Mundo, el Paleolítico Medio egipcio se caracteriza por la introducción del método «levallois», una técnica especial diseñada para producir lascas y hojas de tamaño fijo a partir de un nódulo de pedernal. Además del típico sistema levallois, el método nubio de percusión fue introducido para crear lascas puntiagudas. En el Paleolítico Medio egipcio se pueden distinguir varias «entidades» artefactuales. La cronología todavía no está clara, pero la investigación, sobre todo en el Desierto Occidental y en la zona de Quena, proporciona varias claves. A modo de tentativa, podemos proponer el esquema que aparece en la figura de abajo.

El Paleolítico Medio Nubio se caracteriza por la técnica levallois nubia y por hojas bifaciales y pedunculadas. Se conoce sobre todo por Nubia, donde se han descubiertos varios yacimientos. Si bien es indudable que también estaba presente en Egipto, allí no se han encontrado todavía yacimientos bien conservados. Finalmente, se ha conseguido información importante referida a mediados del Paleolítico Medio. En Bir Tarfawi y Bir Sahara, en el Desierto Occidental, se han excavado numerosos yacimientos bien conservados del musteriense del Sahara. Es evidente que los yacimientos en esta zona sólo fueron accesibles durante las fases húmedas, que probablemente hay que considerar como períodos cortos en un clima principalmente seco.

Durante la mayoría de los períodos de ocupación, en el Desierto Occidental hubo lagos permanentes o, durante algunos intervalos, playas estacionales alimentadas por lluvias locales de hasta 500 mm al año. En algunas fases, los lagos podían alcanzar una profundidad superior a los siete metros. La zona era abandonada durante los períodos de hiperaridez, que separaban los episodios lacustres. Raederas, puntas y denticulados son las herramientas mejor representadas. Los entornos del lago y la playa probablemente fueran ricos en recursos florales que era fácil explotar, pero desgraciadamente no existen pruebas arqueológicas de ello. La fauna que aparentemente explotaban las gentes de esta época iba desde la liebre, el puerco espín y el gato salvaje en un extremo del espectro del tamaño, hasta el búfalo, el rinoceronte y la jirafa en el otro extremo. Pequeñas gacelas, principalmente de la especie dorcas, dominan el conjunto. La presencia de estos animales sugiere que la caza selectiva —quizá estacional— de pequeñas gacelas se combinaba con acopios de carne más oportunistas de piezas mayores.

La aparente diferencia de contenido entre los yacimientos encontrados en distintos emplazamientos puede tratarse de un reflejo de la variación en las actividades realizadas en ellos. Los yacimientos hallados en terrenos hidromórficos fosilizados, caracterizados por una baja densidad de artefactos, indican un uso limitado, que probablemente combine varias fases breves de uso de los mismos durante años muy secos. Los yacimientos hallados en arenas de playa eran accesibles durante la mayor parte del año, pero es probable que no durante la temporada de aguas más altas, quizá durante el verano. Los yacimientos asociados a los lechos secos de lagos reflejan episodios inusualmente áridos, cuando los lagos se secaron dejando sus lechos expuestos.

Las excavaciones en la cueva Sodmein, cerca de Quseir, en las montañas del mar Rojo, revelan unas condiciones húmedas similares durante parte de mediados del Paleolítico Medio, con presencia de cocodrilos, elefantes, búfalos, kudu y otros grandes mamíferos. Aparentemente, la cueva fue visitada durante un amplio período de tiempo, pero siempre se trató de estancias cortas. En ocasiones se utilizaron hogares más grandes.

Un modo de vida comparable puede haber existido en el valle del Nilo, pero todavía no se han encontrado yacimientos en la llanura de inundación. Por otro lado, el valle del Nilo nos ha proporcionado muchos yacimientos que documentan la extracción de materias primas. Existen yacimientos contemporáneos a la ocupación del Desierto Occidental en Nazlet Khater y Taramsa, donde los grupos de mediados del Paleolítico Medio iban a buscar materias primas, principalmente nódulos de pedernal, a los depósitos de las terrazas. Estos grupos se diferencian por sus sistemas de percusión: el Grupo K egipcio utilizaba el clásico método levallois, además de la producción de lascas a partir de núcleos de uno y dos planos de percusión, mientras que el Grupo N egipcio utilizaba frecuentemente el método levallois nubio. Las herramientas siempre son raras en estos yacimientos de extracción, porque los artefactos producidos aquí estaban destinados a ser transportados a los lugares de habitación, situados probablemente en la llanura de inundación del Nilo. Por desgracia, es probable que estos yacimientos hayan quedado cubiertos por aluviones recientes y no se han encontrado.

Material de finales del Paleolítico Medio, junto a artefactos halfanienses y safahanienses (levallois de Idfuan), ha sido encontrado en lugares de extracción, como Nazlet Safaha, cerca de Quena, así como en lugares de habitación cerca de Edfu. La industria halfaniense, sin embargo, estaba restringida principalmente a Nubia. En comparación con el Paleolítico Medio más temprano, la técnica levallois nubia fue desapareciendo y, además de la producción de lascas y hojas a partir de núcleos de plataformas sencillas y dobles, sólo se utilizó un levallois clásico evolucionado para la producción de delgadas hojas levallois. En los lugares de habitación se utilizaban buriles, muescas y denticulados. Mientras tanto, el clima se volvió de nuevo árido o hiperárido y así permaneció. La evolución del clima cambió las condiciones de vida por completo, haciendo que las fuentes de alimentación quedaran casi por completo restringidas a la llanura de inundación. Este cambio climático obligó a la gente que vivía en el Sahara a abandonar la zona, lo que tuvo como resultado una concentración de población humana en el valle del Nilo.

Durante el período final del Paleolítico Medio (Taramsaniense) hubo una clara tendencia hacia la producción de hojas a partir de núcleos de gran tamaño; gracias a un proceso virtualmente continuo de producción, en vez de conseguir unas pocas hojas levallois, con un único núcleo se podían conseguir muchas hojas. En Taramsa-1, un impresionante yacimiento de extracción y producción de esta época cercano a Quena, se puede observar que existía un creciente interés por la producción de hojas, un sistema que se generalizaría posteriormente durante el Paleolítico Superior. Conjuntos similares han sido identificados en el Neguev, donde la transición desde las lascas levallois hasta la producción de hojas ha sido documentado en Boker Tachtit, en torno al año 45000 B.P. El enterramiento de un niño «anatómicamente moderno» en Taramsa-1 está asociado al final de Paleolítico Medio. Es probable que esta inhumación sea la tumba más antigua que se ha descubierto en África.

Las técnicas utilizadas en los lugares de extracción eran sencillas, pero estaban bien adaptadas a los afloramientos naturales de pedernal. Los núcleos de este material eran extraídos de los depósitos de la terraza mediante una trinchera y un sistema de pozos, con una profundidad máxima de 1,7 metros. Sólo la parte superior de la terraza era minada y los pozos y trincheras se caracterizan por una planimetría muy irregular, con muchas ramificaciones y oscilaciones de altura. Poseen paredes verticales, con sólo retoques menores y su anchura varía entre un metro y cerca de dos metros. Como el depósito de nódulos de pedernal no estaba consolidado, sólo se necesitaban herramientas de extracción sencillas. Las depresiones de las trincheras se utilizaban a menudo como talleres para la fabricación de productos levallois. La extracción era muy extensiva y, en la región de Quena, las zonas afectadas ocupan varios kilómetros cuadrados. La búsqueda de pedernal de buena calidad y la existencia de una producción de herramientas especializada demuestran la compleja organización de los habitantes del valle del Nilo en esta época, así como el hecho de que los humanos del Paleolítico Medio no sólo eran capaces de razonar en tres dimensiones, sino que también desarrollaron conocimientos geológicos y geomorfológicos.

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