James Potter y la Encrucijada de los Mayores (27 page)

BOOK: James Potter y la Encrucijada de los Mayores
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La primera clase del lunes de James, irónicamente, fue Escoba Básica. El profesor era un gigante compacto llamado Cabriel Ridcully. Llevaba puesta una descolorida capa de deporte sobre su túnica oficial de Quidditch, que mostraba sus enormes antebrazos y bíceps.

—¡Buenos días, estudiantes de primero! —bramó, y James supuso que Cabe Ridcully era uno de esos grandes madrugadores—. Bienvenidos a Escoba Básica. La mayor parte de vosotros ya me conocéis, de haberme visto en partidos de Quidditch y torneos y eso. Pasaremos este año familiarizándonos con los fundamentos del vuelo. Creo en un acercamiento basado en la participación activa, así que saltaremos directamente a lo esencial, el manejo y control de la escoba. Que todo el mundo se acerque a su escoba, por favor.

James había estado temiendo el volver a subirse en una escoba, pero a medida que progresaba la clase, descubrió que con la guía apropiada, era capaz de hacer levitar su escoba y que esta le sostuviera, e incluso controlar su altitud y velocidad en pequeñas formaciones. Comprendió que había variaciones sutiles a las que respondía la escoba, basadas en velocidad e inclinación. Si la escoba estaba simplemente levitando, inclinarse hacia adelante sobre el palo la lanzaba hacia adelante, mientras que tirar hacia arriba la hacía retroceder. Una vez la escoba estaba en movimiento, sin embargo, esos mismos controles empezaban también a controlar la altura. Cuando más rápido se movía la escoba, más controlaba la postura de James la altitud en vez de la velocidad. Encontrar la línea sutil entre velocidad-inclinación y altitud-inclinación dependía completamente de la velocidad de la escoba en un momento dado. James presentía que el más ligero pánico causaría que perdiera el mínimo grado de control que ya había aprendido, y empezó a entender por qué le habían salido tan mal las pruebas de Quidditch.

Por mucho que le complaciera su tentativo control sobre la escoba, todavía sentía un ramalazo de celos cuando veía a Zane manejar su escoba en elaborados rizos y picados sin esfuerzo.

—Evitemos alardear, señor Walker —gritó Ridcully con reproche, y James no pudo evitar sentir una oleada de mezquina satisfacción—. Guárdeselo para el partido de esta tarde, ¿quiere?

El cuerpo entero de Ralph estaba tenso mientras luchaba por permanecer sobre su escoba. Había conseguido flotar a más o menos un metro del suelo y parecía estar atascado allí.

—¿Cómo consigo moverme así? —preguntó, observando a Zane.

James sacudió la cabeza.

—Yo que tú me preocuparía solo por mantenerme sobre la escoba, Ralph.

Las clases del resto de la mañana fueron mucho menos interesantes, Hechizos Básicos y Antiguas Runas.

Durante el almuerzo, James narró a Ralph y Zane los acontecimientos de la noche anterior. Les habló del Aparato de Acumulación de Luz Solar de Franklyn, y la conversación en la cena sobre los poderes vudú de Madame Delacroix. Finalmente, explicó la conversación que había oído entre su padre y el profesor Franklyn, y cómo encajaba ésta en la historia de Austramaddux sobre el ansiado retorno de Merlín.

—Entonces —dijo Zane, entrecerrando los ojos y mirando pensativamente a la pared que había tras la cabeza de James—. Entiendo que tu padre tiene una capa... que hace que cualquiera que la lleve sea invisible.

James gimió, exasperado.

—¡Sí! Aunque esa no era precisamente la cuestión.

—Habla por ti. Quiero decir, olvídate de los rayos X. Solo piensan en lo que haría un tío con una Capa de Invisibilidad. Es resistente al vapor, ¿verdad?

James puso los ojos en blanco.

—No creo que el mago que pasara su vida creando el más perfecto artilugio de invisibilidad del mundo lo hiciera para espiar en las duchas de las chicas.

—Pero no lo
sabes
, ¿verdad? —dijo Zane, impertérrito.

Ralph masticaba lentamente, pensando.

—¿Así que Franklyn dijo a tu padre que había magos en los Estados Unidos que apoyan algo parecido al Elemento Progresivo? ¿Igualdad muggle y mago y todo eso?

James asintió.

—Sí, pero es solo una farsa, ¿no? Quiero decir, ¿desde cuándo los Slytherin desean algo bueno para el mundo muggle? Todas las viejas casas sangrepura de Slytherin siempre han querido salir al descubierto, solo para asaltar el mundo muggle y controlarlo. Creen que los muggles son una especie inferior, no iguales.

Ralph parecía extrañamente preocupado.

—Bueno, quizás. No sé. Sin embargo la mayoría de la gente del patio el otro día no eran siquiera Slytherins. ¿Te fijaste?

En realidad James no lo había hecho.

—Eso no importa realmente. Fueron los Slytherins los que empezaron todo el asunto, con los eslóganes del Elemento Progresivo y las insignias y todo eso. Lo dijiste tú mismo, Ralph. Tabitha Corsica estaba ofreciendo las insignias a todos los Slytherins. Ella está detrás de todo.

—No creo que ella esté detrás de todo como

crees —dijo Ralph—, de todo este retornar-a-Merlín-de-la-muerte y eso. Ella solo cree que deberíamos ser justos con todo el mundo, muggles y magos por igual. No está intentado empezar una guerra o alguna estupidez semejante. Quiero decir, realmente no
parece
justo que no podamos trabajar en el mundo muggle, ¿verdad? ¿O competir en juegos y deportes muggles? Solo porque tengamos la magia de nuestro lado eso no nos convierte en parias.

—Suenas como uno de ellos —dijo James furiosamente.

—¿Y qué? —dijo Ralph repentinamente, la cara se le estaba poniendo roja—.
Soy
uno de ellos, por si no te habías dado cuenta. Y no me gusta la forma en que estás hablando de mi Casa. Las cosas son muy distintas ahora de lo que eran cuando tu padre estuvo aquí. Si tanto te preocupa la verdad y la historia, deberías estar totalmente a favor de debatir el tema. Quizás Tabitha tenga razón acerca de ti.

James se recostó hacia atrás, con la boca abierta de par en par.

Ralph bajó los ojos.

—Ella quiere que esté en el primer debate escolar con el equipo A. Supongo que conoces el tema. Ellos lo llaman "Reevaluación de las Presunciones sobre el Pasado, ¿Verdad o Conspiración?”

—¿Y vas a estar en el quipo con ellos entonces? ¿Vas a defender que mi padre y sus compinches se inventaron toda la historia de Voldemort solo para asustar a la gente y mantener el mundo mágico en secreto?

Ralph tenía un aspecto miserable.

—Nadie cree que tu padre se lo inventara, pero... —No parecía saber cómo terminar la frase.

—¡Bien! —gritó James, alzando las manos—. ¡Gran discusión entonces! ¡Estoy sin palabras! Seguro que Tabitha tendrá un buen compañero en ti, ¿verdad?

—¡Quizás tu padre no estuviera en el lado correcto después de todo! —dijo Ralph acalorado—. ¿Nunca se te ha ocurrido pensarlo? Quiero decir, claro, murió gente. Era una guerra. ¿Pero por qué cuando tu lado patea a la gente es el triunfo del bien pero cuando lo hace el otro lado es una malvada atrocidad? Los victoriosos escriben los libros de historia, ya sabes. Quizás la verdad de todo el asunto fuera tergiversada. ¿Cómo lo sabes? Ni siquiera habías nacido aún.

James tiró su tenedor sobre la mesa.

—¡Conozco a mi padre! —gritó—. ¡Él no mató a nadie! ¡Estaba en el lado correcto porque mi padre es un buen hombre! ¡Voldemort era un monstruo sanguinario que solo ansiaba poder y estaba dispuesto a matar a cualquiera que se interpusiera en su camino, incluso a sus amigos! ¡Puede que quieras recordarlo, ya que pareces estar escogiendo el lado de la gente como él!

Ralph miró fijamente a James y tragó saliva. James sabía, en alguna pequeña y distante parte de su mente, que se estaba pasando. Ralph era un nacido muggle, todo lo que sabía de Voldemort y Harry Potter lo había leído en las dos últimas semanas. Además, Ralph estaba siendo alimentado por sus compañeros de casa, que estaban desesperados porque se uniera a ellos. Aún así, estaba furioso hasta el punto que querer golpearle, principalmente porque no se atrevía a golpear a ninguno de los Slytherins que eran directamente responsables de las maliciosas y egoístas mentiras sobre su padre.

James apartó la mirada primero. Oyó a Ralph recoger sus libros y su mochila.

—Bueno —dijo Zane tentativamente—. Yo venía a ver si queríais que nos reuniéramos después del partido esta tarde para tomar unas cervezas de mantequilla con los Gremlins, pero quizás mejor dejo la propuesta para otra ocasión, ¿eh?

Ni Ralph ni James hablaron. Después de un momento, Ralph se alejó.

—Has sido bastante horrible con él, sabes —dijo Zane llanamente.

—¿Yo? —exclamó James.

—Antes de saltar a defenderte —dijo Zane, alzando la mano en un gesto conciliador—, solo déjame decir que tienes razón. Por supuesto que es todo un montón de basura. Pero es Ralph. Solo está intentado encajar, ya sabes.

—No —dijo James rotundamente—. No cuando "encajar" significa ir contando un montón de mentiras sobre mi padre.

—Él no sabe que son mentiras —dijo Zane razonablemente—. Solo es un tipo que oye todo esto por primera vez. Quiere creerte, pero también quiere encajar en su Casa. Por desgracia para él todos ellos son un atajo de lunáticos ávidos de poder.

James se sintió ligeramente animado. Sabía que Zane tenía razón, pero aún así no podía lamentar realmente su acceso contra Ralph.

—¿Entonces?

eres un tipo que oye todo esto por primera vez también. ¿Por qué no estás corriendo a unirte al Elemento Progresivo y cantando eslóganes?

—Porque por suerte para ti —dijo Zane, pasando un brazo alrededor del cuello de James—. Me seleccionaron en Ravenclaw y todos ellos odian al viejo Voldy tanto como vosotros los Griffindors. Además —pareció ligeramente anhelante—, sucede que considero que Petra Morgansten está, en todos los sentidos, mucho más buena que Tabitha Corsica.

James apartó a Zane con el codo, gimiendo.

Ambos fueron a la biblioteca para un período de estudio. Knossus Shert, el profesor de Antiguas Runas, estaba vigilando el período, sus gruesas gafas y sus largas y flacas extremidades dentro de la túnica verde le hacían parecer una mantis religiosa sentada tras el escritorio principal de la biblioteca.

Zane estaba copiando teoremas de Aritmancia, frunciendo el ceño mientras los resolvía. James, no queriendo molestarle pero igualmente desinteresado en embarcarse en sus deberes, sacó la copia de
El Profeta
de la mañana de su mochila, donde lo había metido durante el desayuno. Miró el artículo de nuevo, apretando los labios con disgusto. Cerca del final de la portada a James le molestó ver una foto de Tabitha Corsica. Tenía el aspecto de siempre; razonable, pensativa y cortés. "
Prefecta de Hogwarts Discute sobre los Movimientos Progresistas en el Campus"
decía el titular que había cerca. Sabiendo que no debía leerlo, James se fijó al azar en un par de líneas en medio del artículo.

"Por supuesto que mi Casa no cree en perturbar la armonía de la escuela con estas discusiones, pero respetamos a los miembros de otras Casas cuando expresan sus preocupaciones". Explicó la señorita Corsica, con los ojos llenos de pesar por los acontecimientos del día, pero obviamente reconociendo la validez de las motivaciones de sus compañeros estudiantes. "A pesar de la reluctancia de la directora a aclarar el calendario de debates, confío en que se nos permitirá seguir adelante con nuestro plan de fomentar una discusión sobre las prácticas y políticas de los aurores, y las presunciones en las que estas se basan, en el marco de un debate abierto y libre".

La señorita Corsica, una estudiante Slytherin de quinto año, es también capitana de su equipo de Quidditch. "Tengo una escoba elaborada por artesanos muggle", explica tímidamente, "Ellos no tenían ni idea sobre las propiedades mágicas de la madera, y por supuesto tuve que registrarla en la escuela como artefacto muggle. Pero aún así, creí que sería agradable experimentar algo fabricado por nuestros amigos muggles. Además es una de las escobas más rápidas del campo", añade, mordiéndose el labio modestamente, "pero creo que eso es crédito tanto de las manos que la hicieron como de los hechizos que se le infundieron a la madera".

James cogió el periódico y lo levantó furiosamente, golpeándolo después contra la mesa y ganándose un ruidoso carraspeo del profesor Shert.

Miró fijamente sin ver el reverso del periódico. ¿Cómo podía alguien creerse tan obviamente inventadas estupideces? Tabitha Corsica y su escoba especial hecha por muggles eran solo la guinda del pastel, y ella lo sabía. Cuando James la había visto en el patio, Tabitha había estado haciendo la entrevista con Rita Skeeter. James recordaba la cara ansiosa de Skeeter y su pluma danzando sobre el pergamino. Estúpida e incauta mujer, pensó James. Aunque aparentemente era escrupulosamente sincera consigo misma y sus lectores.

A James le habían hablado del primer encuentro de su padre con Skeeter, durante el Torneo de los Tres Magos. Tía Hermione había averiguado el secreto de Rita Skeeter, que era una animago sin registrar, y su forma animal era un escarabajo. Al final Hermione había capturado a Skeeter en su forma de escarabajo, evitando, durante un tiempo, que continuara su asalto a la verdad por medio de sus artículos en
El Profeta
. Esta mañana, sin embargo, Harry había dicho a James que había formas de luchar por la verdad que no incluían discutir con gente como Rita Skeeter. Francamente, James prefería los métodos de tía Hermione a los que su padre reclamaba preferir estos días.

Mientras rumiaba esto, los ojos de James vagaron distraídos sobre los titulares y fotos del reverso del periódico. De repente, sin embargo, un titular captó su atención. Se inclinó sobre él, con la frente fruncida.

EL ALLANAMIENTO EN EL MINISTERIO SIGUE SIENDO UN MISTERIO

Londres: La semana pasada un allanamiento en la sede del Ministerio de Magia dejó a aurores y oficiales perplejos por igual sobre los motivos de los allanadores y la posibilidad de que tuvieran cómplices dentro. Como se informó en este mismo medio la semana pasada, tres individuos de dudosos antecedentes fueron arrestados la mañana del lunes 31 de agosto, en relación con un allanamiento y robo en varios departamentos del Ministerio de Magia. Los tres presuntos allanadores, dos humanos y un duende, fueron encontrados durante una búsqueda por los alrededores horas después de que el allanamiento fuera descubierto.

Dado que los individuos había caído bajo la Maldición Lengua Atada, lo que los incapacitaba para responder a cualquier interrogatorio, los tres fueron enviados bajo vigilancia al Hospital St. Mungo para Enfermedades Mágicas. Una búsqueda en los departamentos saqueados, que incluían el Departamento de Cooperación Mágica, la Oficina de Conversión de Moneda, y el Departamento de Misterios, sin embargo, reveló que aparentemente no habían desaparecido objetos ni dinero.

Los cargos criminales fueron subsecuentemente reducidos a destrucción de propiedad y allanamiento, y la historia, curiosamente, había sido desechada hasta la semana pasada, cuando se supo que ninguna contramaldición o maleficio había tenido ningún efecto sobre los maldecidos acusados.

"Estas maldiciones notablemente poderosas implican un alto grado de magia oscura" —dijo el Doctor Horatio Flack, jefe del Departamento de Contramaldiciones de St Mungo. "Si somos incapaces de levantar la maldición a estos hombres para este fin de semana, me temo que los hechizos pueden volverse permanentes".

Como resulta de esto, uno de los acusados, identificado por este reportero como el duende, un tal señor Fikklis Bistle de Sussex, empezó a responder a los contramaleficios en el transcurso del fin de semana. "Está produciendo sonidos y gruñidos, llegando bastante cerca de las auténticas palabras", informó una de sus enfermeras, que pidió permanecer en el anonimato. Poco después del amanecer de esta mañana, sin embargo, el señor Bistle fue encontrado muerto en su habitación, aparentemente víctima de una medicación no recetada. Esto da amplio campo a la especulación, y ha dado como resultado una nueva investigación del allanamiento. Quorina Greene, a cargo de la investigación del caso, ha dicho, citando sus palabras. "Ahora estamos principalmente preocupados por determinar cómo, exactamente, estos tres individuos fueron capaces de entrar en las oficinas del Ministerio. Eran tres criminales de baja estofa, ninguno había intentado algo de esta magnitud en el pasado. No podemos descartar la probable ayuda exterior, ni siquiera un cómplice en el Ministerio. La muerte del señor Bistle, sin embargo, aunque sospechosa, se ha dictaminado como accidente. Solo podemos estar agradecidos", agregó la señora Greene, "de que los ladrones aparentemente fracasaran en sus esfuerzos, viendo que según parece no falta nada".

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