La Edad De Oro (28 page)

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Authors: John C. Wright

Tags: #Ciencia-Ficción

BOOK: La Edad De Oro
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Más sutil aún era el software El Tiempo Sana Todas las Heridas, publicado por la Mansión Gris Oscuro Nuevo Centurión. Éste creaba un modelo predictivo del cerebro del usuario, para deducir cómo pensaría y actuaría una vez que se hubiera agotado su aflicción actual, y luego le imponía las nuevas formas de pensamiento. No anulaba el recuerdo sino que limaba sus asperezas, como si la tragedia hubiera sucedido mucho tiempo atrás.

Faetón estaba por coger ese icono, y descargarse el programa en la cabeza, pero se contuvo. Se levantó tan bruscamente que la escena donde estaba no tuvo tiempo de trazar limpiamente sus piernas y sus pies. Tropezó contra la baranda del balcón, y la aferró con ambas manos.

La baranda no parecía metal, madera, poliestructura ni urim. No parecía una sustancia; era sólo una noción geométrica de una superficie chata, una sensación de dureza y resistencia en los nervios de las palmas y los dedos. Cuando él clavaba las uñas, no cedía; cuando golpeaba con el puño, no había dolor.

Faetón oyó un doble campanilleo. Movió la cabeza a izquierda y derecha, sin poder localizar una fuente. Desconectado de Radamanto, Faetón carecía de un conocimiento automático del significado de los dos campanilleos. Desconocía las tradiciones y costumbres de la estética de esta habitación. Quería hacer el gesto de identificación, pero no tenía adonde apuntar.

Las dos notas musicales sonaron de nuevo.

—Activar —dijo Faetón. Y añadió—: Activar función. Abrir. Ir. Avanzar. Entrar. Ejecutar. Sí.

Una de ellas debía de ser la palabra mágica. Una autoimagen tricéfala apareció del otro lado de la superficie de la mesa. Estaba vestida con un anticuada chaqueta del período medio de la Cuarta Era. La tela tenía cordoncillos verticales destinados al reciclaje, la flotación y otras funciones. Las tres cabezas eran de mono, halcón y serpiente. Era la imagen de la quimera de la Composición Caritativa.

El ave de presa era en realidad un azor; el mono era un orangután; la serpiente era un áspid negra. Faetón estaba familiarizado con parte de la iconografía Caritativa: esta combinación de cabezas indicaba que la imagen se proyectaba desde la rama hospitalaria del subdirectorio de medios y publicidad de las operaciones espaciales Caritativas. En otras palabras, era el gerente o
maitre d'hótel
de la caja pública y servicio de área local que usaba Faetón. Otras funciones de la mente colectiva Caritativa se representaban a sí mismas con diferentes combinaciones de cabezas de ave, primate y reptil.

Faetón no pudo contener una sensación de desdén y disgusto. La imagen no había entrado por una puerta; sólo había aparecido. Ni siquiera había simulado un sonido de desplazamiento de aire ante esa llegada repentina. Sospechaba que todo esto concordaba con la Segunda Estética Revisada Estándar, o alguna otra escuela populista y plebeya.

Faetón no se presentó.

—Esto es una intrusión. ¿Qué deseas?

La criatura se inclinó para saludar.

—Uno se sirve a sí mismo al servir a uno y a todos. Mi deseo es ayudar y confortar al uno que eres tú.

—Pero no me conoces.

—Uno vive, uno sufre dolor. Éste es motivo suficiente para instar a la caridad. Pide lo que desees.

Faetón miró a la quimera con el ceño fruncido. Éste era uno de los Pares, o al menos parte de él. Los Pares eran compatriotas de Gannis, y los que se beneficiaban con la pérdida de memoria de Faetón.

—¿Y por qué supones que necesito ayuda?

—Hubo puñetazos y castañeteo de dientes. La actividad de tu tálamo e hipotálamo muestra desequilibrio neural y alteración emocional extrema.

Faetón sintió una auténtica alteración emocional. La simulación tenía realidad suficiente para permitirle sentir el rubor de la furia palpitando en su rostro.

—¿Cómo te atreves a monitorizar los estados internos de mi cerebro sin permiso? ¿No respetas la intimidad?

La criatura señaló la baranda del balcón.

—La cortina de intimidad no estaba en uso. La postura de angustia y los golpes en la baranda habrían sido visibles desde abajo, si esta escena hubiera sido real. Se supone que todo aquello que hubiera sido visible desde abajo está en espacio de información pública.

—¿Y mi actividad cerebral?

—Son visibles las emisiones de auras Kirlian y de energía chakra.

—No en el mundo real. ¡Allí no existen esas percepciones sensoriales!

—Las percepciones sensoriales de lectura de aura están permitidas por la Estética Revisada Estándar. ¿Prefieres la Estética Consensuada? Ofrezco mis disculpas. Si uno hubiera dado a conocer sus preferencias, las necesidades de uno habrían sido satisfechas, y el pasaje de tu información privada al espacio de información pública se habría restringido a lo que es accesible por medio de los cinco sentidos tradicionales. La ofensa fue involuntaria: ¿sería preferible que este infortunado episodio fuera eliminado de todos los registros? Todo el recuerdo de la intrusión se puede editar; será como si nunca hubiera ocurrido.

—Ofreces mutilar tus propios recuerdos con toda libertad y soltura. —El conocimiento que padeciste se produjo a través de una inadvertida invasión de tu intimidad. ¿Cómo se puede restaurar la intimidad a menos que ese conocimiento se anule? Si el acontecimiento es olvidado por todos, si se borran todas las pruebas, es como si ese desdichado episodio nunca
hubiera ocurrido. Pero tu expresión indica que no estás de acuerdo.

—Me repugnas.

—Se presentan nuevas disculpas. Pero si los recuerdos son desagradables, ¿para qué atesorarlos o preservarlos? ¿Cómo pueden tener valor?

—Porque son reales. ¡Reales! ¿Eso ya no significa nada para nadie?

Dio la espalda a la quimera y miró por el balcón. Encima y debajo, las ventanas que representaban la actividad en el espacio mental público centelleaban y titilaban. Imágenes, iconos, dramas oníricos, archivos fantasmales y escenas extrañas vivían y palpitaban.

Para sorpresa de Faetón, la quimera respondió:

—Si nuestra percepción de la realidad es vulnerable a la manipulación de nuestra tecnología, ¿por qué no deberíamos emplear esa tecnología, si sirve a nuestra conveniencia, utilidad y placer? ¿Dónde está el mal?

Faetón aferró la baranda y habló sin volver la cabeza.

—¿Dónde? ¿Dónde está el mal? Malditos sean tus ojos, ¿dónde está mi esposa? ¿Dónde está Helión? Imagina que despiertas para descubrir que tu padre ha muerto y ha sido reemplazado por una copia. Una copia parecida, casi exacta, pero copia al fin. ¿Cómo debo sentirme? ¿No debo molestarme? ¿Debo sentirme satisfecho con la copia, si la copia es similar?

»¿Y si ni siquiera es similar? ¿Qué pasa entonces? ¿Qué pasa si tu esposa se ha ido… una mujer que siempre consideraste mejor y superior a lo que podías desear, un amor más perfecto de lo que soñabas, una felicidad perdida irremediablemente? ¡Perdida! ¡Reemplazada por un maniquí ambulante! Y, para sumar una crueldad a otra, el maniquí fue hipnotizado para creer que es tu esposa, y lo cree de veras. Una muchacha simpática, hermana gemela de tu esposa, con su misma apariencia, su mismo modo de hablar. La muchacha incluso quiere ser ella. Pero no lo es.

»¿Y si te encuentras mirando un espejo y preguntándote cuanto de ti se ha olvidado? ¿O cuánto de ti es real? ¿Y si no sabes si estás vivo o muerto? Creo que empezarás a ver exactamente cuánto de malo hay en todo eso. ¿Conveniencia, utilidad, placer? No me siento complacido ni servido.

—¿Y quién tiene la culpa, Faetón de Radamanto? —respondió la quimera—. La humanidad goza hoy de poderes divinos, para prestar buen servicio a los demás, o para servir a sus fines egoístas, según se elija. Pero si uno no atiende a los deseos de los demás, no esperes ser atendido cuando llega el turno de pedir consuelo.

La voz era diferente. Faetón miró por encima del hombro.

La autoimagen había cambiado; la quimera tenía las cabezas de un hombre coronado, un águila calva, una cobra rey. Ésta era otra parte de la mente colectiva Caritativa, una parte de la estructura central de mando. Era uno de los directorios.

Faetón se enderezó y giró.

—Eres uno de los Siete Pares. Gannis dijo que todos deseabais que yo fracasara. ¿Es verdad? ¿Te regodeas en mi angustia? Mi esposa ha muerto, está peor que muerta: ni siquiera se me permitió ver un funeral.

La cabeza de serpiente sacó la lengua, saboreando el aire; el águila lo miró sin parpadear; pero la cabeza humana parecía grave y triste.

—La Composición Caritativa no desea mal a nadie. Tu dolor sólo nos despierta pesadumbre y compasión. Una vez hubo una manera de evitar este conflicto. Aun ahora, quizá no sea demasiado tarde.

—¿Demasiado tarde para qué?

—Helión y tú estáis en desacuerdo. La reliquia de Dafne y tú estáis doloridos; ella te ama pero tú quieres el amor de su yo original.

—¿Eso está mal? Si una mujer extraña se pareciera a mi esposa y creyera que es mi esposa, no merecería mi amor. ¿Crees que me casé con mi esposa por su apariencia? ¿Crees que me casé con ella por las cualidades superficiales que se pueden copiar a un maniquí? ¿Cuan superficial crees que soy?

Faetón adoptó una expresión severa.

—¿Cuan fácil de detener creéis que soy? —añadió con voz serena y mordaz.

—Si Helión, Dafne y tú estuvierais dispuestos a entrar en composición con todos nosotros, vuestros temores serian aplacados, vuestros deseos satisfechos. La componenda y la renuncia satisfarían tus deseos, y los de ella, y los de él, y no habría más conflicto. Cada defecto y oscuridad de tu alma sería subsanado y esclarecido por el pensamiento de otro integrante de nuestra composición; todos nuestros pensamientos y mentes se mezclarían en una sinfonía de amor armonioso, paz y alegría. Serías uno con mil amados, más cercanos que amigos, padres o esposas, y tu dolor egocéntrico se purgaría. Encuentra la componenda. Somete tu egoísmo al bien general; renuncia a ti mismo. Hazlo, y encontrarás paz y consuelo inconmensurables.

—¿De veras? ¿Y si quiero algo mejor que consuelo, reposo, renuncia y paz?

—¿Qué más se puede desear? —La quimera extendió las manos con una leve sonrisa de asombro.

—Actos de renombre sin par —murmuró Faetón, irguiéndose.

Faetón sabía qué diría la quimera Caritativa: que el deseo de una vida de gloria no era más que egoísmo y autoexaltación; que todo logro humano era el resultado de un esfuerzo colectivo.

Casi todas las composiciones hablaban del mismo modo. Las mentes grupales eran el último baluarte, en los tiempos modernos, de aquellas personas que en épocas anteriores se habrían unido a movimientos políticos o religiosos colectivistas, ahogando su individualidad en la muchedumbre, en la obtusa conformidad, en modas piadosas y fraudes piadosos. Faetón sentía asco sólo de pensarlo.

Pero la quimera lo sorprendió.

—¿Por qué precio abandonarás tus actuales intentos de redescubrir el contenido de tus recuerdos ocultos? ¿Por qué precio abandonarás para siempre ese proyecto que tu yo anterior convino en abandonar, en Lakshmi?

Faetón recordó que la Composición Caritativa no era sólo una mente colectiva sino un Par y un político. Mucho tiempo atrás, una versión de esta composición había gobernado toda Asia. No parecía dispuesta a hablar en ese tono santurrón típico de las composiciones. Parecía dispuesta a hacer un trato.

—Te ofrecemos el lugar de Helión a nuestra mesa —dijo la cabeza de serpiente—. Únete a nosotros como Par, una de las siete eminencias de la Ecumene Dorada. Quizá pronto se declare el deceso legal de Helión; te le pareces mucho, y serías un sustituto adecuado. Recibirás riqueza, honor y respeto. La Plataforma Solar será tuya. Es posible que cumplas un papel protagonista en la Trascendencia de diciembre.

La quimera aumentó levemente su tamaño. En la iconografía Caritativa, los iconos aumentaban de tamaño a medida que más integrantes de la mente colectiva prestaban atención a la escena.

—Tendrás riqueza y prestigio más espléndidos que ningún capitán de la industria recordado por la historia, más que la riqueza multinacional de cualquier mente colectiva, más que la que disfrutaron los conquistadores de imperios en los tiempos antiguos. La Composición Caritativa hace una oferta preliminar de doce mil millones de kilosegundos en moneda temporal, o su valor equivalente en energía, antimateria u oro.

Era una fortuna enorme. Como sus conexiones con Radamanto estaban cerradas, Faetón no podía calcular con precisión el valor energético que se le ofrecía pero, en una conversión aproximada, era suficiente para acelerar una colonia espacial de gran tamaño hasta una o dos gravedades durante doscientas horas.

—Una munificencia abrumadora, aun para los Caritativos —respondió con escepticismo.

—Regocijémonos en los sacrificios, por grandes que sean, siempre que sirvan al bienestar de todos.

Faetón entornó los ojos.

—Tus motivos no son claros —dijo.

—Los pensamientos internos de la Unidad de Vigilancia Ética Caritativa están expuestos en canales públicos para que todos los vean. Sólo las mentes individuales, aisladas y solitarias, pueden seguir planes o proyectos secretos basados en la deshonestidad. Nosotros no somos un individuo; podemos buscar el bienestar de todos, un bienestar que incluya el tuyo.

—¿Qué hay del bienestar de Helión? Hablas con desparpajo de traicionarlo.

—El peligro que tú planteas es mayor que los beneficios que él promete. Él debería ser feliz de ser sacrificado por el bien común. Además, si Helión está realmente muerto, tú adquieres posesión de sus derechos de propiedad, incluida la propiedad intelectual. Esto incluye sus archivos de memoria y sus plantillas de personalidad; con esos elementos puedes crear un hijo, modificado para serte fiel, equipado con las aptitudes, los conocimientos y la personalidad de Helión, preparado para dirigir el Proyecto de Ingeniería Solar.

Faetón retrocedió con asco. El protocolo Gris Plata prohibía la duplicación y edición de las personalidades de otros, aunque sus derechos de propiedad hubieran caducado. Obviamente los integrantes de una mente colectiva no tenían tanto respeto por la integridad mental de los individuos.

—Creo que no tenemos nada que decirnos —respondió fríamente.

—¿Rechazas nuestra oferta de negociación?

—Mi alma no está en venta, gracias.

La quimera retrocedió, y sus tres cabezas se miraron con intrigada sorpresa.

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