Read La tierra heredada 2 - Cosecha de esclavos Online
Authors: Andrew Butcher
Tags: #Ciencia ficcion, Infantil y juvenil, Intriga
—¿Qué vamos a hacer sin ellas? —preguntó Tilo, sombría.
—No vamos a hacer nada sin ellas —contestó Travis—. Si no están en el Enclave, estarán en otra parte. Las encontraremos.
—La verdad, Trav —dijo una voz familiar procedente de las sombras que hizo que los cuatro adolescentes se pusiesen en pie, asombrados e incrédulos—, eso tampoco vais a tener que hacerlo.
—Somos nosotras las que os hemos encontrado. —Apareció una segunda voz, tan bienvenida como la primera—. Seguimos el brillo del fuego y las voces.
Jessica y Mel emergieron de las sombras del bosque como fantasmas, hasta adentrarse en la luz del fuego. Sus amigos las miraron boquiabiertos.
—Bueno —dijo Mel—, ¿alguien se alegra de vernos?
Y resultó que las chicas no eran fantasmas. Eran reales. Sus cuerpos estaban tibios y vivos cuando sus amigos las estrecharon y besaron, gritando de júbilo por su regreso aunque los pudiesen escuchar los alienígenas. Incluso Richie besó efusivamente a Jessica y a Mel, y aunque ninguna se sintió particularmente entusiasmada por sus atenciones, las aceptaron por su buena intención y sonrieron. La sonrisa de Mel no se desvaneció cuando Antony reservó el último y más largo abrazo con Jessica para sí, pero tuvo que mirar a otra parte.
Más tarde, y en voz baja, las dos chicas narraron los acontecimientos que rodearon a la caída del Enclave. Mel no dejó de alabar la recién descubierta puntería de Jessica.
—Comparada con ella, yo era una inútil —admitió.
—Entonces es que no has cambiado en nada —se burló Richie.
—¿De qué hablas, Mel? —Jessica saltó en su defensa—. No fue una inútil, para nada.
—Bueno, dicho de otro modo, de no ser por Jess, los cosechadores nos hubiesen alcanzado y nunca hubiésemos llegado al túnel, mucho menos al bosque. Y no nos encontraríamos aquí ahora.
—Me alegro de que así sea —dijo Travis, contento.
—Todos nos alegramos —dijo Tilo—. Por fin volvemos a estar juntos.
—Salvo por uno. —Mel frunció el ceño—. No sabemos qué le ocurrió a Simon.
—Nosotros, sí —dijo Antony, y los cuatro que habían combatido a bordo de los Josués contaron su historia.
—Pobre Darion —se lamentó Mel cuando hubieron terminado—. Me caía bien. Pobre Dyona, cuando se entere.
—Por lo menos murió por una causa en la que ambos creían —dijo Travis—. Puede sentirse orgullosa de ello.
—¿Y qué hay de Simon? —preguntó Jessica—. Sí, nos traicionó, pero aun así… fue uno de los nuestros. No podemos dejarlo tirado en el Enclave. Deberíamos enterrarlo.
—¿Qué? ¿Después de que él intentase enterrarnos a nosotros? —A Richie no le gustaba la idea.
Los ojos de Mel brillaron.
—Jessie tiene razón. Se lo debemos a Simon por su pasado antes de la enfermedad. Sobre todo tú, Richie.
—Vale —dijo Travis, tras comprobar que las diferencias que habían surgido entre Jessica y Mel parecían haberse resuelto. Lo cual suponía un alivio—. Parece que mañana tendremos que regresar al Enclave de todos modos, Antony.
—¿Y después qué? —Tilo volvió al tema original—. ¿Qué hacemos entonces?
Miró alrededor del fuego. Antony estaba abrazado a Jessica mientras Mel, que a falta de alguien a quien abrazar se estaba sujetando las rodillas con los brazos, dividía su atención entre la pareja de rubios y el corazón de las llamas. Ella estaba abrazada a Travis, lo que dejaba a Richie solo (aunque no quiso mirar hacia él por si sus miradas se cruzaban, dando una pista a Travis de algo que no debía saber jamás), al borde de la luz del fuego, a medias entre la luz y la oscuridad. Seis en total. Seis contra los cosechadores.
—¿Que qué hacemos? —quiso saber Travis—. Bueno, es obvio que el armamento que podemos reunir no es lo bastante potente como para poner en aprietos a los cosechadores, pero tiene que haber algún modo de detenerlos. Tiene que haberlo. Y tenemos que descubrir cuál. Eso es lo que tenemos que hacer.
—Ya, bueno, no quiero sonar como un pedazo de aguafiestas, Naughton —protestó Richie—, pero creo que estás pasando un detalle por alto: ¿Cómo?
Travis ya tenía la respuesta preparada.
—Empezaremos por la lista que le entregó Mowatt a Jessie. Encontraremos los otros Enclaves. Si siguen operativos, puede que encontremos ayuda en ellos.
—¿Y si no?
—Entonces, Richie, la encontraremos en otra parte —contestó Travis con determinación—. Porque seguiremos buscando. Nunca dejaremos de buscar, ni de pelear, ni de conservar la esperanza. Los cosechadores lo han tenido fácil hasta ahora. La enfermedad. La invasión, que nos cogió desprevenidos. Al principio no entendíamos la verdadera naturaleza del enemigo al que nos enfrentábamos, pero ahora sí. Estamos preparados. —Travis se aproximó al fuego y las llamas iluminaron su rostro y el brillo ardiente de sus ojos—. Ahora tienen que enterarse de con quién están tratando. Somos seres humanos y no somos una raza inferior. No vamos a rendirnos. Vamos a resistir, nos negaremos a ser esclavos. Vamos a defendernos y vamos a derrotarlos. Los cosechadores lamentarán haber venido a la Tierra. Haremos que se arrepientan. Si creemos en nosotros y somos fuertes, daremos con un modo, cueste lo que cueste, y cuando lo hayamos encontrado, ese día, derrotaremos a los cosechadores.
ANDREW BUTCHER, seudónimo usado por el inglés Andrew James Butcher, también conocido como A.J. Butcher.
Ha sido profesor de inglés en la escuela de gramática Parkstone Grammar, en Poole, Dorset, y actualmente enseña en la escuela Talbot Heath en Bournemouth.
Es el autor de la serie futurista juvenil "Spy high" publicada por Atom Books y traducida a muchos idiomas.
Andrew Butcher se dio cuenta del poder que las palabras tenían a la edad de siete años, cuando consiguió que no le pegasen en el patio del colegio porque «contaba buenas historias». Desde entonces ha intentando seguir contando buenas historias en todas sus novelas.
Actualmente vive en Inglaterra.
[1]
N. del t.: Canción tradicional anglosajona en la que diez personas en una cama van rodando fuera de la misma; por lo tanto, cada estrofa comienza con una persona menos, hasta que termina la canción.
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[2]
N. del t.: Canuto, rey de Inglaterra de origen danés, se sentó ante el mar en su trono y ordenó detenerse a las mareas. Cuando estas siguieron su curso y mojaron sus ropas, aleccionó a sus súbditos sobre lo vacuo que es, en realidad, el poder de la nobleza.
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[3]
N. del t.: Referencia a la carga de caballería británica contra las fuerzas rusas durante la guerra de Crimea, que representa el ideal heroico de la unidad que carga al enemigo aunque se enfrente a la muerte.
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[4]
N. del t.: George Armstrong Custer, comandante de caballería muerto en la batalla de Little Big Horn, 1876, un choque caracterizado por la falta de previsión del bando norteamericano, que subestimó al enemigo.
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[5]
N. del t.: Nombre, en clave militar, del desembarco de Normandía.
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[6]
N. del. t.: Heroica defensa, por la diferencia de fuerzas, que llevaron a cabo las tropas británicas durante la guerra anglo-zulú en enero de 1879.
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