Las sirenas de Titán (33 page)

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Authors: Kurt Vonnegut

BOOK: Las sirenas de Titán
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«¡Sapfrum! —dijo, expresando con términos seguros lo que iba a hacer.

«¡Fluf! —gritó.

Era de imaginar que los conspiradores habían huido.

Cayó más nieve.

El ómnibus que Malachi Constant esperaba llegó con dos horas de retraso esa mañana, debido a la nieve. Cuando llegó era demasiado tarde. Malachi Constant estaba muerto.

Salo lo había hipnotizado para que imaginara, al morir, que veía a su mejor y único amigo, Stony Stevenson.

Mientras la nieve goteaba sobre Constant, él imaginaba que las nubes se abrían dejando pasar un rayo de sol, un rayo de sol todo para él.

Una nave espacial dorada, tachonada de diamantes, se deslizó por el rayo del sol y aterrizó en la nieve intacta de la calle.

Bajó de ella un hombre rechoncho, pelirrojo, con un gran cigarro. Era joven. Usaba el uniforme de la Infantería Marciana de Asalto, el viejo traje de Unk.

—Hola, Unk —dijo—. Entra.

—¿Que entre? —dijo Constant—. ¿Quién es usted?

—Stony Stevenson, Unk. ¿No me reconoces?

—¿Stony? —dijo Constant—. ¿Eres tú, Stony?

—¿Qué otro puede soportar ese ritmo endemoniado? —dijo Stony. Se rió—. Entra —dijo.

—¿Para ir a dónde? —dijo Constant.

—Al Paraíso —dijo Stony.

—¿Cómo es el Paraíso? —dijo Constant.

—Todo el mundo es feliz para siempre —dijo Stony—, o por lo menos mientras aguante este Universo de mierda. Entra Unk. Beatrice ya está allí, esperándote.

—¿Beatrice? —dijo Unk, entrando en la nave espacial.

Stony cerró las troneras, apretó el botón de marcha.

—¿Vamos... vamos al Paraíso ahora? —dijo Constant—. ¿Voy... estoy yendo al Paraíso?

—No me preguntes por qué, viejo —dijo Stony—, pero hay alguien allí arriba a quien le gustas.

FIN

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