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Authors: Michael A. Stackpole

Tags: #Aventuras, #Ciencia ficción

Marea oscura I: Ofensiva (39 page)

BOOK: Marea oscura I: Ofensiva
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Un silbido de
Leo
indicó a Gavin que encendiera el monitor secundario. El
Invulnerable
avanzaba hacia la batalla sobrevolando el ejército de tierra. Era una nave equipada con potentes escudos y armas, pero era más eficaz si las otras naves disparaban sobre las tropas de tierra.

Gavin pulsó su unidad de comunicación.


Invulnerable
, aquí Pícaro Uno, ¿qué estáis haciendo?

La voz serena del senador A'Kla se abrió paso por el canal.

—El Maestro Skywalker tiene una misión para nosotros, coronel. Está aquí.

—Gavin, necesito que dos de vosotros sobrevoléis el vehículo grande y que soltéis cuatro torpedos sobre el mismo flanco. Os daremos la telemetría —había un punto de agitación en la voz de Luke—. ¿Podéis hacerlo?

—A sus órdenes, Jedi Uno —Gavin pulsó un botón para captar la frecuencia táctica de su escuadrón—.
Palillos
, sígueme. Un Jedi quiere que soltemos una ráfaga sobre ese vehículo grande de ahí.

—Te recibo, Uno. Enseguida estoy contigo.

—Coge los datos telemétricos del
Invulnerable
y úsalos para disparar.

—A tus órdenes, Uno —Jaina elevó la voz—. Voy a por ellos.

Gavin sonrió
.

Tú y yo
, Palillos
, los dos
.

—Dos y Doce, quitadnos de encima al último caza.

Los clics de las unidades de comunicación confirmaron que los pilotos habían recibido la orden y se disponían a cumplirla. Gavin extendió los alerones de babor y giró hacia ese lado para elevarse unos cien metros sobre el campo de batalla. Los disparos de plasma se elevaban hacia su posición, pero eran tan lentos que los sorteaba sin problemas.

Colocó la cuadrícula sobre el lento vehículo y pulsó un interruptor que activaba los datos de vuelo para los torpedos proporcionados por el
Invulnerable
. Mantuvo el caza sobre el objetivo y apretó el gatillo. Dos torpedos de protones salieron envueltos en una llamarada azul, y otros dos surgieron desde su derecha. Ambos alcanzaron el blanco.

Leo
informó de que se había creado una anomalía gravitatoria algo más grande de lo normal para interceptar los misiles. Gavin entrecerró los ojos, esperando la explosión.
Espero que sepas lo que haces, Luke
.

Leia avanzaba rápidamente entre la multitud, mirando de vez en cuando a Danni y a Lando mientras se abrían paso entre el grupo de refugiados. Cuando distinguía a alguien que realmente tenía miedo, le pedía que se dirigiera al perímetro de acogida. El grupo de refugiados comenzó a dispersarse. Leia podía sentir la tensión creciendo en la zona.
Los que vamos dejando atrás saben que estamos buscando algo y tienen miedo de ser ellos
.

Lando marchaba un paso por delante de Danni. De pronto, la chica se sobresaltó y señaló a una anciana y a un hombre que podría ser su hijo. Lando se dio la vuelta y levantó la pistola láser, pero la anciana mostró garras en los dedos, clavó la mano en el pecho de Lando y le desgarró la túnica azul, empujándolo hacia un grupo de refugiados que se habían puesto a gritar.

La anciana se alzó en toda su estatura y el enmascarador ooglith se estiró moldeando una parodia del rostro que había sido. Leia alzó su carabina, láser y disparó dos veces. Uno de los disparos se pasó de alto, pero el segundo ardió en la garganta del yuuzhan vong, que se llevó las manos al cuello mientras caía. El fluido oscuro y el pus blanco manaron entre sus dedos.

El yuuzhan vong que había adoptado el aspecto de su hijo se echó a la derecha y, dando una voltereta, cogió con una mano la pistola láser de Lando, y con la otra agarró a una niña que apretó contra su pecho. El alienígena masculló algo mientras apretaba la pistola contra la cabeza de la pequeña.

—Daño a mí. Ella muerte.

La maldad de sus palabras era más que obvia, pero el hecho de que no se reflejara la Fuerza le parecía a Leia una incongruencia. Alzó la carabina láser y apuntó a la cabeza del yuuzhan vong.

—No te bastará con matar sólo a uno, así que correré el riesgo.

El yuuzhan vong se detuvo un instante a pensar las palabras de Leia y luego apuntó en su dirección. Pero antes de que pudiera apretar el gatillo, el cargador cayó del arma y rebotó en el suelo. La máscara humana del alienígena se estiró de forma espantosa formando una mueca de alegría. Leia hizo un disparo que pasó por encima de la cabeza de la niña y abrió un agujero en la frente del yuuzhan vong.

El guerrero cayó de espaldas, protegiendo a su rehén con su propio cuerpo.

En un instante, la aterrorizada madre de la niña se la arrebató de los brazos.

Entonces, la pequeña se dio cuenta de que se suponía que debía estar asustada y comenzó a llorar, pero los gritos quedaron ahogados por el fuerte abrazo de su madre.

El intercomunicador de Leia soltó un pitido.

—Adelante.

—Aquí Mara. He encontrado el rastro de unos seis.

—Nosotros tenemos dos aquí, así que queda uno...

—Lo tengo yo.

— ¿Estás herida?

—Rasguños. Pero él está destrozado —Mara parecía animada—. Me quedaré por aquí y veré si asusto a alguien.

Leia acudió junto a Danni para ayudar a Lando a levantarse. Las garras del yuuzhan vong le habían abierto un profundo corte, pero Lando parecía más preocupado por su camisa que por las heridas. Elevó las manos ensangrentadas, como buscando algo donde limpiárselas, y pensó en hacerlo en la túnica, pero rechazó la idea.

Leia hizo un gesto a dos voluntarios.

—Llevad a Lando a un puesto de socorro.

—Estoy bien, Leia.

—Estarás bien cuando dejes de chorrear sangre.

Lando señaló al yuuzhan vong muerto.

—Un buen truco lo de soltar el cargador. Sabía que ibas a hacerlo cuando le invitaste a apuntarte a ti en lugar de a la niña.

—No fui yo, Lando, fue Danni —Leia sonrió a la joven científica—. Muy valiente por tu parte.

— ¿Tú crees? Bueno, sí, puede —Danni se estremeció—. Al volver a estar tan cerca de un yuuzhan vong no sabía qué hacer. Lo que Jaina me enseñó, lo de intentar calmarme, no funcionó. Y pensé... sí, creo que el truco ha funcionado.

—Me has salvado la vida, Danni. Una pequeña victoria para nosotros, y una pequeña derrota para ellos —Leia suspiró y miró hacia el sur.
Sólo espero que el resto supere nuestras victorias para que salgamos de aquí con vida
.

En la cabina del
Invulnerable
, Luke señalaba hacia el vehículo grande.

—Acércanos.

—Sí, Maestro Skywalker.

— ¿Qué tal van los datos de telemetría, Erredós?

El pequeño androide silbó tranquilizador, girando la cabeza para mirar a Luke.

Un pitido del androide y Elegos miró el monitor secundario.

—Se han lanzado cuatro torpedos y todos han dado en el blanco.

—Bien.

Luke se recostó en el asiento y cerró los ojos. Luego cogió aire e invocó a la Fuerza. Dejó que su percepción de las cosas se expandiera sobre la presencia debilitada de los esclavos y avanzara hacia el vehículo. No tenía una impresión compacta del mismo, aunque parecía albergar a unos cuantos esclavos. Utilizó esa ausencia como punto de partida para encontrar un vacío y, cuando se formó, el agujero negro surgió potente en la Fuerza.

El vacío que generaban los dovin basal del vehículo para interceptar los misiles era una anomalía gravitatoria que tenía sustancia en el mundo real.

Pequeñas hebras de Fuerza se colaban en su interior a medida que absorbía insectos, pájaros, murciélagos y bichos. Luke utilizó los rastros vitales que se desvanecían y las mismas corrientes de aire que el vacío creaba para definirlo.

De esa forma definió los límites y supo exactamente dónde estaba y lo potente que era.

Se abrió con más intensidad a la Fuerza de lo que lo había hecho en años, incluso más que durante el rescate de su sobrino. La Fuerza fluyó dentro de él, ardiente como el metal derretido y al mismo tiempo suave como la caricia del agua de la lluvia. Se arremolinó en su interior, llenando cada célula de su cuerpo, liberándole del cansancio y despejando su mente.

Luke hizo acopio de esa potencia y la lanzó contra el vacío que había generado el vehículo yuuzhan vong. Empujó, tiró y supo al momento la potencia que los dovin basal eran capaces de generar para controlar el vacío.

Casi sonrió porque no era nada en comparación con la Fuerza, pero no se detuvo a regocijarse en ese pensamiento.

—Erredós, lanza los misiles.

R2-D2 silbó obediente e introdujo nuevos datos en los torpedos de protones.

Éstos giraron en el aire y se dirigieron hacia el cielo, por encima del vacío.

Luego giraron de nuevo y se precipitaron hacia abajo, en dirección al lomo del vehículo.

Los dovin basal trasladaron el vacío al instante para cubrir la nueva trayectoria de ataque. Luke dirigió la Fuerza hacia su control del agujero negro, venciendo a los basal, cuya presión aumentó. Luke se mantuvo inamovible. Los torpedos estaban cada vez más cerca. Los dovin basal activaron toda su potencia, y entonces Luke dejó que el vacío se deslizara a interceptar los torpedos de protones.

Los dovin basal dedicaban su esfuerzo a deslizar el vacío a su sitio, lo que requería tanto un movimiento lateral como la reducción del arco de desplazamiento. Cuando lo atrajeron hacia el vehículo, Luke empujó con la Fuerza y, dado que los dovin basal ya estaban tirando del agujero negro hacia su vehículo, no estaban preparados para que el desplazamiento se acelerara.

El vacío se estrelló contra el vehículo en medio del lomo. El largo transporte se dobló hacia atrás cuando sus dos extremos fueron absorbidos por el agujero negro. Fluía como si fuera un líquido espeso, y los afilados cuernos y las placas óseas se licuaron al verse arrastrados hacia el horizonte del suceso del agujero negro. En un abrir y cerrar de ojos, el vehículo había sido devorado por el vacío, dejando un enorme hueco entre las filas yuuzhan vong.

Y entonces, los torpedos de protones explotaron. Uno tras otro, los cuatro misiles dieron en el suelo e hicieron explosión. Las llamaradas destrozaron a los guerreros vong e iluminaron la noche. Las tropas apuntaron un enorme cañón a la línea de avance yuuzhan vong y las ondas expansivas fueron tales que la tierra se estremeció incluso en el campamento refugiado. Los soldados cayeron en ambos bandos y las murallas se derrumbaron.

— ¿Y ahora, Maestro Skywalker?

Luke miró al caamasiano por un instante, intentando responder, pero una ola de fatiga le sobrevino y se interpuso entre su cerebro y él. Negó con la cabeza y se recostó en la silla. La energía de la Fuerza que empleó para ayudar a los yuuzhan vong a destruirse a sí mismos le había agotado por completo, dejándolo débil y casi incapaz de mantener los ojos abiertos.

— ¿Maestro Skywalker?

—Haga... lo que... considere mejor, senador... —consiguió decir Luke antes de que el mundo se apagara.

Anakin se levantó del suelo y pestañeó para dejar de ver las detonaciones de los torpedos que se repetían en su retina y le impedían ver en la oscuridad.

Encontró su sable láser y llamó a su hermano.

—Jacen! Jacen!

Se giró a la izquierda cuando le llegó la respuesta, y se abalanzó a por la horda de reptiloides que estaban sobre su hermano. Alejó a uno o dos con el sable láser y, con un temblor de la Fuerza, desperdigó al resto. Algunos se pusieron de pie y le atacaron, pero Anakin les bloqueó sin dificultades y los derribó después.

Jacen se puso en pie sangrando por la nariz y por la boca, y con el ojo izquierdo ligeramente cerrado. Alargó la mano derecha para recuperar su sable láser y, en un segundo, activó la hoja verde.

—Esa cosa, ese vehículo, debía de ser un Coordinador Bélico, un centro de órdenes y de control. Los esclavos se han vuelto locos.

A su alrededor, los reptiloides se abalanzaban a por las murallas. Muchos habían tirado las armas y aullaban, rasgando lo que fuera con las manos y los dientes. Pero no se limitaban a asaltar a las tropas de Bril'nilim, sino que también se atacaban entre sí. Parecían más un enjambre de insectos suelto por el campo que un cuerpo militar.

Lo dos jóvenes Jedi se introdujeron en la corriente de reptiloides. Anakin repartía estocadas a diestro y siniestro, cortando yuuzhan vong mientras avanzaba. Jacen y él se dirigieron hacia la derecha, abriendo camino a unas tropas de asalto de Bril'nilim que se habían quedado atrapadas. Con ellos detrás, volvieron a abrirse paso hacia el campamento de refugiados. Más adelante, resonaron disparos de pistola láser allí donde estaban los refugiados.

Anakin podía ver tiros perdidos volando en todas direcciones, lo que sugería confusión entre los voluntarios que defendían a los refugiados.

El
Invulnerable
flotaba sobre ellos abriendo fuego sobre los soldados. Disparos de menor magnitud comenzaron a despejar el camino entre los Jedi y los refugiados. Jacen y Anakin se apresuraron, utilizando los sables láser para que los disparos no alcanzaran a las tropas que iban con ellos, sino a los reptiloides.

Entraron en el recinto y rechazaron más reptiloides, pero los que habían conseguido entrar ya habían hecho estragos.

Los cadáveres quemados de los reptiloides estaban por todas partes, salpicados de la sangre de sus víctimas. Los niños estaban agotados, y los hombres y las mujeres miraban hacia arriba, hacia los cargueros bajo los cuales se habían escondido. Los lamentos y los gritos llenaban el aire, salpicados por los silbidos de las pistolas láser o la llegada de otros reptiloides.

Leia corrió a por sus hijos, y Anakin vio que estaba herida.

—Mamá, estás herida.

—No es nada. Elegos dice que la segunda mitad de los yuuzhan vong está por llegar. Luke no puede con el otro vehículo. Aun así, hemos ganado algo de tiempo con los torpedos —señaló a los cargueros—. Tenemos que embarcar a todo el mundo y salir de aquí enseguida. Tenemos que irnos de Dantooine.

Jacen frunció el ceño.

—Pero no había comida suficiente para un viaje a otro sistema, y llevamos aquí varios días...

Anakin miró a su alrededor.

—Ya no hay tantas bocas que alimentar.

Su hermano mayor lo pensó un instante.

—Ya.

—No pasa nada, chicos —Leia les dio una palmada en el hombro—. Comenzad a reunir a la gente. Que se muevan. Nos queda muy poco tiempo antes de morir.

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