Centrándonos en los datos, en el año 2000 se recibieron 107 narraciones a concurso que constatan un amplio poder de convocatoria internacional con más del 42% de las narraciones procedentes de diversos países. Fueron exactamente 45 y procedían de Colombia (15), Argentina (7), Estados Unidos (6), México (3), Francia (3), Ecuador (2), Canadá (2), Bélgica (1), Bolivia (1), Costa Rica (1), India (1), Puerto Rico (1), Yugoslavia (1) y Cuba (1).
La mayor parte de los concursantes escribieron sus narraciones en castellano (85 novelas, es decir, el 79%), aunque el segundo idioma fue el inglés con 12 novelas (el 11%). De nuevo catalán (7) y francés (3) fueron lenguas menos utilizadas entre las narraciones presentadas a concurso.
La decisión del jurado y la entrega de los premios se hizo pública el 29 de noviembre de 2000 en un solemne acto académico presidido por el vicerrector de la UPC, doctor Ramón Capdevila, y copresidido por el señor Manuel Basáñez, vicepresidente del Consejo Social de la UPC, la entidad que patrocina y organiza el concurso. El conferenciante invitado fue el escritor estadounidense David Brin.
El jurado estuvo formado por Lluís Anglada, Miquel Barceló, Josep Casanovas, Jordi José y Manuel Moreno. El contenido del acta con el fallo del jurado (traducida del original en catalán) dice así:
El jurado del premio upc de ciencia ficción 2000, reunido en la sede del Consejo Social el día 30 de octubre de 2000 para deliberar sobre la entrega de los premios, ha decidido otorgar:
— el primer premio de 1.000.000 de ptas.
ex-aequo
a repartir entre las siguientes obras:BUSCADOR DE SOMBRAS
de Javier Negrete (Plasencia, España)
SALIR DE FASE
de José Antonio Cotrina (Vitoria, España)
— una mención de 250.000 ptas. a la obra:
DEL CIELO PROFUNDO Y DEL ABISMO
de José Luis Zarate (Puebla, México)
y desea hacer constar el extraordinario éxito de participación de esta novena convocatoria internacional (107 originales recibidos), y hacer mención de las siguientes obras por orden de apreciación:
Signos de guerra (de la que recomienda su publicación)
de Vladimir Hernández (La Habana, Cuba)
Deux
de Alain Le Bussy (Esneux, Bélgica)
Magics Price
de Bud Sparhawk (Annapolis, EE.UU.)
— El jurado ha decidido otorgar la mención UPC (dotada con 250.000 ptas.) a la obra:
HALGOL,
de Miguel López (Barcelona, España).
Tras la presencia de Marvín Minsky, Brian W. Aldiss, John Gribbin, Alan Dean Foster,Joe Haldeman, Gregory Benford, Connie Wil-íis, Stephen Baxter y Robert J. Sawyer, en el año 2000 la persona encargada de dictar la conferencia invitada en la ceremonia de entrega de premios fue el escritor estadounidense David Brin.
No es éste el lugar para recordar la personalidad de Brin, autor muy publicado en
NOVA
, y cuya emotiva obra
E
L CARTERO
(1985
, NOVA
número 105 con el título «Mensajero del futuro») llevó a ese curioso western nacionalista del futuro que perpetrara Kevin Costner. La obra más conocida y famosa de Brin es la serie de la Elevación de los Pupilos que, en sus seis títulos, le ha reportado repetidos premios Hugo, Nébula y Locus. También ha escrito novelas francamente ambiciosas como
T
IERRA
(1990, NOVA éxito, número 6), una larga novela de temática ecologista sobre el futuro cercano en nuestro planeta, y
T
IEMPOS DE GLORIA
(1993
, NOVA
éxito, número 9) que incluye una inteligente y cuidada especulación en torno a una forma distinta de organizar la relación entre los sexos. Brin ha colaborado con Benford y Bear en la nueva trilogía de la famosa fundación de Asimov, con el volumen
E
L TRIUNFO DE LA
F
UNDACION
(1999
, NOVA
número 136), que cerraba esa brillante aportación a un universo tan decisivo en la ciencia ficción como el de las inolvidables Fundaciones asimovianas.
Tras esta presentación se incluye el texto íntegro de la interesante conferencia de Brin, «Sondeando arenas movedizas: cómo será el mundo del futuro, posiblemente una de las más amenas de las interesantísimas disertaciones que han jalonado la entrega del Premio UPC en sus diez años de historia. Con un punto de vista que no rehuye el optimismo, Brin contempla el desafío del futuro y los variados problemas y esperanzas que éste nos plantea.
La publicación del Premio UPC 2000
En este volumen se incluyen las narraciones premiadas en la edición del 2000 del Premio UPC de Ciencia Ficción. Esta vez el jurado, además de recaer en la solución de compromiso que representa el
ex-aequo
, solicita la publicación de uno de los textos no premiados. Tras el oportuno contrato con el autor, el editor ha podido atender esa petición a costa de la no publicación de la novela que obtuvo la mención dedicada a los miembros de la UPC. Ha ocurrido otras veces y lo lamento por Miguel López. Espero que
H
ALGOL
, una novela construida en torno a una interesante idea, encuentre pronto acomodo en alguno de los productos obra de editores aficionados que han aparecido durante los últimos años en la ciencia ficción española.
En
B
USCADOR DE SOMBRAS
de Javier Negrete, la búsqueda de la materia oscura del universo —un tema que parece técnico—, se convierte en las hábiles manos de uno de los mejores autores de la ciencia ficción española en una interesante y sugerente investigación psicológica. Con esta obra, Javier Negrete alcanza la esencia más depurada del buen arte narrativo de un excepcional escritor.
José Antonio Cotrina nos ofrece en
S
ALIR DE FASE
una historia de amor infinito en un complejo mundo donde se «visten» cuerpos como hoy se viste la ropa. Una sociedad futura en donde se cambia de cuerpo con gran facilidad y que, en definitiva, parece hacer real el dicho «la esencia de la humanidad es el cambio».
El mexicano José Luis Zarate desarrolla en
D
EL CIELO PROFUNDO Y DEL ABISMO
la sorprendente historia de un superhéroe (nunca nombrado pero muy reconocible…) caído en desgracia y venido a menos en el papel de un mísero detective de tercera fila pese a sus famosos superpoderes. Una idea muy interesante que revisa críticamente uno de los mitos más característicos del siglo XX.
Para finalizar este irrepetible volumen, el cubano Vladimir Hernández desarrolla en
S
IGNOS DE GUERRA
las poderosas imágenes de una futura guerra entre humanos y alienígenas narrada con gran efectividad y realismo. Una pequeña joya de concisión y efectividad narrativa.
En definitiva, el volumen que corresponde al décimo aniversario del Premio Internacional UPC de Ciencia Ficción supera ampliamente algunos volúmenes anteriores, con cuatro historias de alto nivel temático y estilístico, además de componer un brillante panorama de la mejor ciencia ficción escrita en castellano en todo el mundo.
Y nada más, sólo constatar que las previsiones que hiciera Brian W. Aldiss en la edición de 1992 se siguen cumpliendo, y el Premio UPC de Ciencia Ficción se consolida con el paso de los años como el mejor y más importante premio de ciencia ficción no sólo en España, sino en todo el mundo. Nos sentimos orgullosos de ello.
Para la edición del año 2001, el límite de recepción de novelas concursantes se mantiene hasta el 15 de septiembre de 2001. De las mejores de esas narraciones trataremos en el futuro volumen de
NOVA
sobre el premio UPC 2001, al que les remito. De momento, disfruten de las cuatro narraciones aquí incluidas. Componen una lectura variada, inteligente y agradecida.
Y piensen en reservar la fecha del 28 de noviembre de 2001 si desean acudir a la entrega de premios de la nueva edición del Premio UPC de Ciencia Ficción. Todavía no puedo confirmarles el conferenciante invitado pero, si las gestiones en curso llegan a buen término, les recomiendo la asistencia.
M
IQUEL
B
ARCELÓ
David Brin
(Traducción: Miquel Barceló)
¿Cómo será el futuro?
Esta es una pregunta que, en nuestros días, se plantean muchas personas. Y muy a menudo. Pese a todo, como autor «futurista» y de ciencia ficción, me siento mucho más interesado en explorar lo posible y no tan sólo lo probable. Porque lo cierto es que podrían pasar muchas más cosas de las que realmente acaban sucediendo.
Una de las novelas más poderosas de todos los tiempos, publicada hace unos cincuenta años, prevé un oscuro futuro que nunca llegó a materializarse. El hecho de que hayamos conseguido librarnos del destino que George Orwell había imaginado en
1984
puede deberse, en parte, a la forma en que su estremecedor relato afectó a millones de personas, que decidieron enfrentarse al Gran Hermano hasta el último aliento. Dicho de otra forma, tal vez Orwell contribuyó con su novela a que su propio guión no se hiciera realidad.
Desde entonces, muchas otras «profecías autopreventivas» han sacudido la conciencia o la percepción del público. Rachel Carson predijo un mundo estéril si seguíamos maltratando el medio ambiente, un error del cual hemos tomado conciencia gracias a advertencias
como Primavera silenciosa y Soylent Green: cuando el destino nos alcance.
¿Quién puede dudar de que películas como
¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú, La hora final y Punto límite
nos advirtieron de los peligros de una guerra nuclear involuntaria? Al igual que el Gran Hermano, todo centro de poder imaginable, desde gobiernos y grandes corporaciones hasta élites criminales o tecnológicas, es una y otra vez objetivo del mensaje más implacable de Hollywood: ¡sospechad de toda autoridad!
Estos ejemplos apuntan a algo mucho más grande e importante que la simple ficción. Algo profundamente humano que nos mantiene, a la vez, fascinados y preocupados ante los peligros del mañana. Todos nosotros intentamos proyectar nuestros pensamientos hacia el futuro. Utilizamos porciones especiales del cerebro, denominadas
lóbulos prefrontales
, para imaginar, fantasear y explorar las posibles consecuencias de nuestras acciones, y así detectar los errores y evitar algunas equivocaciones.
Los humanos adquirimos esas misteriosas protuberancias de materia gris, a veces denominadas «faros sobre las cejas», antes de la era neolítica.
Lo que ha cambiado es nuestra efectividad para utilizarlas. Hoy dedicamos buena parte de nuestra economía a predecir, prever, planificar, invertir, hacer algunas apuestas o, simplemente, prepararnos para los tiempos venideros.
El éxito de nuestra civilización depende, como mínimo en la misma medida, de los errores que evitemos y de los éxitos que proyectemos, pero desgraciadamente nadie lleva la cuenta de esas pequeñas victorias por elusión. De alguna manera parecen menos interesantes que la crisis de cada semana. La gente se fija en algunas especies salvadas de la extinción, en cómo se detiene el crecimiento del agujero de la capa de ozono y en nuestra buena suerte por haber evitado hasta hoy la guerra nuclear. Y eso hace referencia a esas veces en las que hemos escapado por poco. Pero, si decidiéramos emprender una tarea seria e importante, registraríamos una sorprendente lista de balas esquivadas y de cambios afortunados.
Averiguar cómo y por qué lo hemos logrado debería ser una investigación de la mayor prioridad.
¿Realmente estamos utilizando mejor esos famosos lóbulos prefrontales? ¿Ha habido algún cambio en la manera como la civilización aborda el futuro?
La historia es una larga y monótona letanía de malas decisiones tomadas por gobernantes de todos los siglos y de todos los continentes. No hace falta una complicada teoría para explicarlo. Un defecto habitual en el carácter humano, engañarse a uno mismo, empuja finalmente, incluso a los grandes líderes, a tomar opciones equivocadas y fatales e ignorar las advertencias de otros.
Como dijo el desaparecido físico Richard Feynman: «El primer principio es que no debes engañarte a ti mismo; y tú eres la persona más fácil de engañar.»
George Orwell describió la estupidez esencial de la tiranía a través de la feroz y al mismo tiempo engañada oligarquía de Oceanía en su novela
1984.
Al mantener a las masas sin educación y suprimir la libertad de expresión, la élite de Oceanía intentaba eliminar la crítica y conservar su posición a corto plazo, garantizando así el desastre a largo plazo. El mismo defecto trágico y ubicuo, presente en diez mil tribus y naciones, puede haber sido el principal factor para mantenernos muy por debajo de nuestro potencial como especie, hasta que encontremos una solución.
La solución de las muchas voces.
Cada uno de nosotros podemos estar demasiado obcecados para encontrar nuestros propios errores. Pero en una sociedad abierta, podemos contar con que los demás los detecten por nosotros. A pesar de que a todos nos molesten las fastidiosas críticas y las responsabilidades, son herramientas que funcionan. Las grandes instituciones seculares que han favorecido nuestro bienestar y nuestra libertad sin precedentes —ciencia, justicia, democracia y mercado— funcionan mucho mejor cuando se puede ver, escuchar, hablar, conocer, discutir, competir y crear sin temor.
Hoy, ni siquiera nuestras élites pueden escapar al hecho de ser censuradas y analizadas. Al alejarnos de las rígidas estructuras de mando, parece que estemos apostando, en su lugar, por una extraña combinación donde se mezclan el individualismo más rebelde con la responsabilidad mutua.
Aunque a primera vista pudieran parecer incompatibles, lo cierto es que aquél no puede desarrollarse sin ésta.
Los avances tecnológicos como Internet pueden ayudarnos a amplificar esta tendencia, o a sofocarla, según las decisiones que tomemos en los próximos años.
¿Qué problemas se nos plantearán en los próximos años? Una nueva píldora que haga que los maridos machistas sólo engendren varones. O un nuevo detector de mentiras realmente efectivo. O un láser que permita a los pirómanos encender fuego a distancia.