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Wedge contempló su trozo de pastel.

—Haber conseguido sacarle con vida de Borleias es algo que merece ser celebrado, como también merece ser celebrado el que el nuevo gran piloto de la Alianza sea un miembro del escuadrón.

Corran puso cara de sorpresa.

—¿Está hablando de mí?

—No. —Wedge dirigió una sonrisa al hombre que acababa de incorporarse a la celebración con un cierto retraso—. Felicidades, Bror Jace. El trío de presas que se cobró entre los interceptores que nos estuvieron siguiendo durante nuestra salida del sistema de Pyria le ha colocado en veintidós victorias. Ha superado al teniente Horn por una.

Una gran sonrisa iluminó el rostro del thyferrano, y sus ojos azules resplandecieron de puro orgullo.

—Gracias, comandante. —Bajó la mirada durante unos momentos, y después aceptó el trozo de pastel que le estaba ofreciendo Mirax—. Es una buena noticia, y me ayuda a soportar un poco mejor la que acabo de recibir.

Wedge dejó su pastel junto a su vaso de whisky.

—¿Cuál es esa otra noticia?

—El mensaje que me estaba esperando procedía de Thyferra. Mi tío abuelo, nuestro patriarca, se está muriendo. Los androides médicos le dan dos semanas de vida como máximo. Ni siquiera el bacta puede curar la vejez.

—Lo siento muchísimo, señor Jace…, Bror. —Wedge volvió la mirada hacia su oficial ejecutivo—. Tycho, ¿podría…?

—No habrá absolutamente ningún problema, Wedge. —Tycho se levantó—. El permiso por razones de compasión no sería admitido, pero si enviamos a nuestro piloto a casa para que lleve a cabo una gira de reclutamiento, creo que el cuerpo diplomático nos prestará su apoyo. Podrá partir tan pronto como haya terminado de ocuparse de su ala-X, señor Jace.

—Gracias.

Corran le ofreció la mano a Bror.

—Lamento saber que tu tío está tan enfermo. También lamento perderte, pero en cambio me alegro enormemente de que volaras tan bien.

—Y yo también me alegro de que tú volaras tan bien. —Bror estrechó la mano de Corran—. Me encantaría poder darte otra oportunidad en este tipo de competición, pero no quiero que exista ni la más mínima sombra de división dentro de este escuadrón.

—Estoy totalmente de acuerdo contigo —dijo Corran, y después cogió un trocito de pastel de la bandeja y se lo metió en la boca.

Todo el mundo siguió el ejemplo de Corran y mientras masticaba, y durante un segundo, Wedge se sintió como si hubiera vuelto a Yavin 4 y estuviese engullendo a toda prisa una frugal comida antes de que él y sus amigos despegaran para iniciar el ataque contra la Estrella de la Muerte. Sabía que no era el sabor del ryshcate lo que había hecho volver aquel recuerdo a su mente, porque en Yavin 4 no disponían ni del tiempo ni de los ingredientes necesarios para crear algo tan cercano al capricho. «No… Es la sensación de unidad la que me ha hecho volver al pasado. El espíritu del núcleo va existía incluso antes de que se formara el Escuadrón Rebelde. Fue el alma del escuadrón, y sigue estando ahí. Esta unidad sigue siendo el Escuadrón Rebelde. No es que haya renacido, sino que se limita a seguir existiendo tal como debía ser…».

—Si se me permite me gustaría hacer un brindis, amigos míos. —Wedge levantó su vaso, y los demás se le unieron—. Por el Escuadrón Rebelde, por los amigos que hemos perdido y las batallas que hemos librado, y por el terror que nuestro regreso traerá a nuestros enemigos.

Epílogo

Kirtan Loor hincó una rodilla en el suelo delante del holograma de tamaño natural de Ysanne Isard.

—Disculpe que la moleste, señora directora, pero me dijo que quería ser informada inmediatamente de cualquier novedad.

Ysanne Isard le dirigió un fruncimiento de ceño lleno de impaciencia.

—Ya he visto la solicitud enviada por el general Derricote en la que pedía más gamorreanos. ¿Ha habido algún cambio importante en la situación?

—No estoy seguro.

—Pero usted aprobó su solicitud.

—Sí, señora directora. —Aunque Ysanne Isard estaba proyectando su imagen desde la torre en que tenía su despacho, la cual se encontraba a casi tres kilómetros por encima del pequeño recinto en el que trabajaba Kirtan, la distancia no bastaba para aislarle de su ira. «No entiendo cómo lo consigue, pero sus ojos parecen ser capaces de proyectar veneno a través de la red holográfica…».—. Perdóneme, señora directora, pero el general Derricote todavía está bastante afectado por la pérdida de sus instalaciones en Borleias. Me dijo que usted le había prometido que éstas le serían devueltas si lograba completar su trabajo dentro de los parámetros fijados.

—Y así es. El que la Alianza haya logrado hacerse con un cierto grado de control sobre Borleias apenas afectará al curso de los acontecimientos. ¿Está intentando decirme que no ha habido ningún progreso en lo referente a Derricote?

—No que yo sepa, señora directora.

—¿Y entonces qué le ha impulsado a ponerse en contacto conmigo, agente Loor?

—Nuestra fuente de información en el Escuadrón Rebelde nos ha proporcionado ciertas informaciones de utilidad. El Escuadrón Rebelde va a trasladarse a Borleias, y la base se convertirá en un gran centro de operaciones para iniciar un avance hacia el Núcleo.

Ysanne Isard se golpeó suavemente los dientes con una uña.

—Ya nos esperábamos algo parecido.

—También nos ha informado de que el mejor de los nuevos pilotos, Bror Jace, va a volver a Thyferra para visitar a su familia. —Loor extendió el brazo hacia atrás, cogió un cuaderno de datos que había dejado encima de su escritorio y le echó un vistazo—. Dada la precariedad del equilibrio existente entre los lealistas y los simpatizantes de los rebeldes en Thyferra, me parece que la visita de un héroe de la Rebelión puede acabar volviéndose bastante problemática. El curso de su viaje también nos ha sido comunicado, por lo que he preparado órdenes para que el crucero Interdictor
Áspid Negro
lo intercepte y destruya.

—Muy buena idea, agente Loor. —Ysard, los ojos clavados en la lejanía, asintió lentamente—. Modifique las órdenes para que le capturen con vida si ello es posible. Dispongo de una instalación que suele tener mucho éxito a la hora de convencer a ardientes rebeldes de que en realidad deberían estar de nuestra parte. También tengo espacio para el tal Jace en Lusankya. Ese piloto demostrará ser muy útil en el futuro.

—He ordenado que el interceptor parta hacia un sistema en el que las actividades de los contrabandistas son lo suficientemente intensas como para justificar la presencia del
Áspid Negro
. Un incremento en el nivel de interceptación general ocultará el que estábamos enterados del curso que iba a seguir Jace.

La gobernante de Coruscant le lanzó una mirada interrogativa.

—¿Realmente lo cree?

—No la entiendo.

—¿No teme que su Corran Horn pueda empezar a sospechar?

Kirtan reflexionó en silencio durante unos momentos y acabó inclinando la cabeza.

—Sentirá una cierta suspicacia, pero no es lo suficientemente inteligente como para ser invulnerable a ciertos métodos de distracción.

—Su conclusión encaja con mi interpretación del expediente de Horn —dijo Ysanne Isard, y sus labios se curvaron en una sonrisa casi imperceptible—. Pero eso requeriría emplear una información que fuese lo suficientemente importante, ¿no?

—Sí, señora directora.

—Excelente. —Ysanne Isard entrelazó las manos detrás de su espalda—. He permitido que una filtración difundiese la información de que usted mató a Gil Bastra.

—¡¿Cómo?!

—Y además la filtración incluye datos que sugieren que, de hecho, ahora Kirtan Loor se encuentra en el Centro Imperial.

Kirtan sintió que se le aflojaba la mandíbula. Había visto furioso a Horn en más de una ocasión, y sabía que el joven corelliano perseguiría implacablemente a quienes hubieran asesinado a otros miembros de la Fuerza de Seguridad. Horn incluso había logrado encontrar una forma de capturar al asesino de su padre, un cazador de recompensas trandoshano llamado Bossk. Kirtan se había sentido encantado de poder dejar en libertad a Bossk, para lo que había aducido la falta de destreza manual del trandoshano como explicación del por qué Hal Horn había perecido bajo un diluvio de fuego desintegrador que sólo pretendía matar al contrabandista con el que estaba hablando en aquellos momentos. Bossk había estado operando bajo una orden de búsqueda imperial totalmente válida y legal, con lo que la muerte de Hal Horn sólo fue una infortunada baja colateral.

—Pero, señora directora…, ¿no había dicho que el Escuadrón Rebelde vendría aquí, al Centro Imperial?

—Así es, y creo que vendrá. —La sonrisa de Ysanne Isard se volvió un poco más grande—. Y creo que mi predicción acabará siendo confirmada por los hechos.

—Entonces Horn vendrá aquí.

—Y buscará a Kirtan Loor. —Isard se lamió los labios—. Más distracciones de su misión principal para el teniente Horn, y más motivaciones para que Kirtan Loor logre destruir al Escuadrón Rebelde.

«En este caso, no estoy demasiado seguro de que esos fines justifiquen los medios empleados…».

—Comprendo, señora directora.

—Estoy segura de ello, agente Loor. No es necesario que me envíe más informes concernientes a las rabietas del general Derricote. Sólo quiero resultados, y además quiero que esos resultados consistan en éxitos.

—Como desee, señora directora —se encontró diciendo Kirtan Loor entre la oscuridad creada por Ysanne Isard al poner fin bruscamente a la transmisión.

Kirtan se fue inclinando lentamente hacia atrás y acabó sentándose en el suelo. Durante una fracción de segundo, anheló un regreso de los días en que él y Horn habían sido adversarios en la Fuerza de Seguridad. Kirtan y Horn se odiaban el uno al otro, especialmente después del incidente de Bossk, pero por aquel entonces la tensión aún no se había vuelto letal. Un instante después Kirtan se dio cuenta de que en realidad no temía el posible castigo de Corran Horn. «Su éxito significaría que yo quedaría libre de las garras de Ysanne Isard. Si Horn lo supiera, naturalmente, encontraría una forma de clonarme para así poder tener el placer de matarme sin que ello le impidiera obligarme a seguir trabajando para Ysanne Isard hasta el fin de los tiempos».

—Sí, tendría la posibilidad de llegar a esos extremos de crueldad…, pero Horn nunca será capaz de cometer tales crueldades. Ésa es su gran debilidad. —Kirtan Loor se agarró al borde del escritorio y se incorporó—. Mientras me encuentre en el Centro Imperial y tenga que actuar dentro de los dominios de Isard, ni estoy obligado a observar ninguna clase de límites o restricciones ni siento el más mínimo deseo de hacerlo. Ven a Coruscant, Corran, y tráete contigo a tus amigos y a tu enemigo secreto. El Centro Imperial es el último sitio que podrías pensar en llegar a visitar, y yo haré cuanto pueda para asegurarme de que sea el último sitio que visites en tu vida…

MICHAEL A. STACKPOLE, (nacido en 1957) es un autor de ciencia-ficción y fantasia. Ha escrito I, Jedi, Dark Tide Duology y la mayoría de la serie de libros X-Wing. También ha escrito los cuentos Missed Chance y Elusion Illuion. Co-escribió el cuento Side Trip y el cómic Mara Jade: By the Emperor’s Hand junto con otro autor favorito de los fans, Timothy Zahn.

Stackpole ha creado los conocidos personajes de Barón Soontir y Corran Horn. Accedió a figurar como este último para Star Wars Customizable Card Game, a pesar de que no se parece en nada al personaje.

Desde 1977, ha trabajado como diseñador de juegos de rol para varias compañías de juegos, y ha escrito docenas de artículos de revistas para la industria. Durante esta época, en respuesta a las acusaciones de Patricia Pulling y de otros pocos más que tuvieron la sensación de que los elementos «ocultos» en Dungeons & Dragons inducían a la gente al satanismo, al asesinato y al suicidio, quizás incluso como parte de una gran conspiración satánica de rituales de abusos, Stackpole realizó un estudio de investigación sobre todos los casos jurídicos americanos en los que la muerte o las lesiones se hubieran atribuido al juego, y encontró que no solo los vínculos a los juegos eran muy débiles, si no que incluso si todos los informes hubieran sido válidos, habrían mostrado que los jugadores violentos o suicidas eran mucho menos habituales que el público general.

En los 80, Stackpole comenzó a diseñar juegos de ordenador para Coleco e Interplay Productions. El más conocido fue Bard’s Tale III.

En 1986 escribió su primera novela, la historia de fantasía Talion: Revenant. Sin embargo, el manuscrito no sería publicado hasta 1997 por Bantam Books. Sus editores creían que un libro de 175.000 palabras era demasiado largo para un autor desconocido y que la historia no era particularmente atrayente. La historia permaneció inédita durante los siguientes 11 años hasta su reelaboración por su editora Anne Lesley Groell. Stackpole clarificó todas esas cuestiones en el epílogo de la versión publicada de Talion.

En 1987 comenzó a escribir novelas ambientadas en el universo de Battletech para FASA, y se convirtió en uno de los autores más populares en ese género. Algunos de sus libros de Battletech se utilizaron como fuente para series animadas de televisión.

Debido a su popularidad entre los aficionados de ficción, fue elegido para escribir varias novelas del universo de Star Wars para Bantam Books.

Además, ha escrito varias novelas y cuentos con una configuración original. Una de sus series más recientes es el DragonCrown War Cycle. Estos libros pretendieron romper las convenciones de la fantasía, incluyendo la introducción de armas de fuego en una ambientación de fantasía, lo cual, no es universalmente reconocido como un avance positivo.

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