Todos los niños pueden ser Einstein (10 page)

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Authors: Fernando Alberca

Tags: #Pedagogía

BOOK: Todos los niños pueden ser Einstein
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A. Nunca

B. A veces

C. Casi siempre

D. Siempre

11. Soy amable
:

A. Nunca

B. A veces

C. Casi siempre

D. Siempre

12. Soy igual que los demás
:

A. Nunca

B. A veces

C. Casi siempre

D. Siempre

13. Tengo prestigio

A. Nunca

B. A veces

C. Casi siempre

D. Siempre

Teniendo en cuenta que la mejor respuesta es la que se ocurre de inmediato y que el niño o adolescente ha de responder sin ayuda ni comentarios a este cuestionario, el resultado sería: Adjudicar 1 punto a cada respuesta
«A veces»
y 2 puntos a cada
«Nunca»
,así:

— De 0 a 10 puntos: La autoimagen es buena. El niño está bien adaptado.

— De 11 a 18 puntos: La autoimagen es moderadamente buena, pero necesita ayuda para mejorar ciertos aspectos.

— 19 o más: La imagen de sí mismo es mala.

Comportamiento según la imagen

Según la imagen que de sí mismos rengan los niños, así se tenderán a comportar.

Los niños que han obtenido entre 0 y 10 puntos son:

— Activos.

— Despabilados.

— Deseosos de nuevas experiencias.

— Amistosos.

— Confiados.

— Bien adaptados.

— Exponen con facilidad sus ideas, sentimientos y deseos.

— Resultan a veces traviesos y aficionados a las bromas, aún cuando sean ellos mismos las víctimas.

— Sienten curiosidad por lo externo a la familia y les encanta explorar los ambientes extraños.

— Hacen muchas preguntas y no se satisfacen fácilmente con una respuesta cualquiera.

— Suelen tener más capacidad de lo ordinario y les encanta que se les planteen problemas y resolverlos.

— Llevan a cabo sus tareas con tenacidad.

— Responden o expresan sus opiniones, aún sin estar seguros.

— Casi nunca recurren a la mentira, trampas o intimidación para conseguir lo que quieren.

— Se siente algo superiores a sus compañeros.

— Se adaptan bien. Tanto en la sociedad como en la escuela.

— Demuestran menos ansiedad ante la vida.

— Parecen felices la mayor parte del tiempo.

— Cuando tropiezan con dificultades, las solventan sin demasiado esfuerzo.

Los niños que han obtenido una puntuación de 19 o mas puntos son:

— Niños menos activos.

— Acostumbran a evitar los nuevos estímulos y las situaciones no familiares.

— Parecen tímidos, retraídos, pasivos y poco deseosos de mezclarse en sociedad.

— Se muestran hipersensibles a las bromas de los demás, y la intimidación les angustia.

— Tienden a la fantasía y reaccionan a la tensión, soñando despiertos.

— Les cuesta trabajo concentrarse en clase.

— Les inquietan exageradamente los problemas ante los que tienen que enfrentarse.

— Solicitan ayuda con frecuencia.

— Dudan de su capacidad para resolver los problemas y encontrar la solución por ellos mismos.

— A veces tratan de compensar su aislamiento con la mentira, intimidación y trampas. Con obstinación.

— Presentan más ansiedad que la mayoría y se preocupan en exceso por cosas que otro niño despreciaría o ignoraría.

— Dan la impresión de sentirse infelices o deprimidos la mayor parte del tiempo. Sobre todo en la escuela.

— Padecen dificultades como: insomnio, pesadillas, falta de apetito, incontinencia nocturna, rechazo a la escuela... Además de una serie de enfermedades leves, sin aparente causa física.

Los niños que han obtenido entre 11 y 18 puntos son:

— Reaccionarán de una manera u otra, dependiendo de la situación. Pero raras veces en grado extremo.

Competencia y autoestima de los niños y adolescentes

Si en el cuestionario anterior, la puntuación fue:

— De 0 a 3 puntos: El niño se siente muy competente. Experimenta pocas dudas. Tiene fuertes sentimientos de autoestima y está satisfecho de su personalidad, comportamiento y apariencia.

— De 4 a 9 puntos: El niño se siente medianamente competente y confía moderadamente en sí mismo. Necesita alguna ayuda para mejorar su autoestima.

— 10 o más puntos: El niño se siente incompetente, en general inútil e insatisfecho con su personalidad, comportamiento y apariencia. Necesita una ayuda comprensiva para apoyar su sentimiento de competencia.

14

Consejos prácticos para mejorar la concentración

Gonzalo sacaba unos cinco suspensos por evaluación. No daban con la tecla para motivarle a que estudiara. Le llevaron a un especialista que le diagnosticó un TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad). Le prescribieron una medicación que retrasó la madre y no empezó a tomar. Pese al diagnóstico, la atención era normal. El déficit lo tenía en la concentración. Las cosas le llamaban la atención, pero no era capaz de mantenerse atento más de un minutos o dos. Como la inmensa mayoría de los niños del primer mundo acostumbrados a un lenguaje muy visual y celérrimo. Empezó a hacer tres minutos de ejercicios diarios de concentración. Cada día subiendo el tiempo en que se mantenía concentrado. Al final volvió al especialista que le confirmó que la medicación — que no había llegado a tomar— estaba surgiendo efecto por— que estaba muy bien de atención y concentración. Es muy recurrente para profesionales de la psicología y la educación decir que un alumno presenta déficit de atención y concentración.

Hoy es tan frecuente que el diagnóstico no ha de ser nuestra preocupación. Al menos no tanto como saber el modo de evitarlo.

La concentración es, según la definió Webster:
«la orientación de la atención»
, sobre algo.

Si mientras alguien lee, se le ocurre: ¡Qué hambre tengo!, ¿Qué comeré hoy?, ¿Dónde estará Fulanita?, ¿Qué pasará con aquel problema?, es evidente que no está concentrado.

La falta de concentración es uno de los principales motivos del escaso rendimiento de horas de estudio, o del tiempo pasado ante los libros abiertos.

La concentración está íntimamente relacionada con la buena lectura, con su velocidad y comprensión.

Es mayor la concentración cuanto más sentidos se activan al captar el mensaje de lo que se lee.

Por eso mejorará mucho la concentración si se siguen los consejos que veremos en el capítulo Leer mejor.

Por ahora, recordemos algunas sugerencias efectivas.

Consejos para concentrarse mejor

Ya que concentrarse es orientar la atención, es preciso aprender a evitar las distracciones internas y externas:

— Preparándose antes de empezar a leer. Programando el tiempo a fin de no tener que interrumpirlo para hacer otras cosas.

— Eligiendo un lugar adecuado.

— Eliminando interrupciones. Colocándose lejos de teléfonos que puedan sonar, teniendo el material necesario al alcance de la mano, preparándose todo lo que sea necesario para no tener que levantarse en el tiempo previsto.

— Eliminando distracciones acústicas. Procurando el mayor silencio posible, si el niño o adolescente es de las personas que necesitan silencio absoluto para concentrarse. Algunas personas creen que la música les ayuda a concentrarse. Si esto ocurre de verdad, es porque una determinada música puede ayudar a enmascarar otros ruidos del ambiente y ayudarnos de verdad a concentrarnos. Así ocurre igualmente por ejemplo con el sonido rítmico de una bomba de agua de un acuario. Cuyo ritmo puede ayudar a la concentración y ni siquiera llegar a oírse. O lo contrario, dependiendo de la persona. En cualquier caso, la música a gran volumen no ayuda, porque tiende a agotar los esfuerzos y la concentración.

— Encontrando el momento adecuado. Si se tiene un hábito en el horario de hacer algo o estudiar, es más fácil que se haya habituado a condicionar los preparativos de ponerse a hacerlo, con la concentración, y le resulte más fácil hacerlo en ese momento particular del día.

— Marcándose unos objetivos. Unos objetivos concretos y razonables de velocidad y tiempo ayudan a la concentración.

— No retrasando las tareas. Haciéndolas ahora.

— Evitando en lo posible inquietudes. En un momento de estrés, de asalto de problemas, de toma de decisiones complejas es más difícil concentrarse. Habrá que eliminar estas incertidumbres antes de pretender concentrarse o simplemente poner más empeño en la letra escrita que se lee y los anteriores consejos dados, para poner todos los medios posibles, conociendo la dificultad añadida que tiene en estas circunstancias la concentración.

— Evitando la indisciplina. Algunas personas no se concentran porque nunca se han exigido a sí mismas. Les parece muy difícil empezar una tarea y mantenerse haciéndola hasta acabarla, si no les apetece en ese momento. Si así es, habrá que tomar estos consejos que estamos dando sobre la concentración como una buena oportunidad de llegar a mejorar también en la autodisciplina.

— Desechando la actitud negativa. Es posible que no agrade el material que hay que leer o la tarea que hay que hacer. Conviene pensar en tal caso que la tarea ha de hacerse y solo uno puede hacerla. Y centrarse en los consejos anteriores.

— Evitando la fatiga mental. Si se está muy cansado, será más difícil la concentración y habrá que elegir otro momento. Empeñarse en hacer algo cuando el cerebro no tiene fuerza por la hora que es, por ejemplo, resulta ilógico y nada práctico. Acostarse y dormir si es muy tarde, o tomarse una pausa de diez minutos, es mucho más efectivo.

— Practicar y aumentar la capacidad de concentración. Si una persona necesita momentos de gran concentración, ha de practicar estos consejos dados en otros momentos de menor presión al principio, para coger el hábito de concentrarse. Nadie es capaz de concentrarse mucho durante un periodo de tiempo muy largo. Hay que empezar por eso por tiempos menores: 5 minutos, 10, 20.

Ejercicios para mejorar la concentración:

1. Meirovitz y Jacobs nos proponen encontrar las 7
«N»
de este texto. No todos las encuentran a la primera: LAS FICHAS INCLUIDAS EN EL TEXTO SON EL RESULTADO DE AÑOS DE ESTUDIO CIENTÍFICO COMBINADO CON LA EXPERIENCIA DE MUCHOS AÑOS.

2. Cuenta el número de veces que aparece la letra “a” en el texto que sigue:

«ncunsnconscnasnlsanknsjknsanlkalkhuihauhuash

duwbdbwhsbdiowbhdwhidobouhduiqwhduohwoi

houqhduobubdhduohwoudbouqwbuohdouhoudhuo

dbubuohduhudbudhudhuwhduwbdnwhubwduhu

huwdbubdubdudbubdubwdubwuhuivhduhwduhudbu

wbduiqhdiuhduqhudhwuqdhuhwubduwhsuhduhd

uivbquwbqunoienoidosjiodsjiojsoijsoidjoisjoijdoijsoi

joijdoisjoidjsijdoioijd.»

3. Ahora cuenta las
«c»
y
«e»
del anterior texto.

4. Recordar el dormitorio de un abuelo o un familiar, imaginarse en él, imaginar que se mira alrededor y describirlo con el máximo detalle posible.

5. Cuenta de 0 a 32, de 4 en 4 (0, 4, 8...).

6. Y ahora hazlo de 32 a 0 (32, 28, 24...).

7. Con una pistola de agua o dispositivo semejante, escribir una palabra entera en una pared

15

La atención

Los padres de Jaime estaban preocupados porque no ponía ninguna atención.
«Al ponerse a estudiar se distrae con cualquier cosa. Sobre todo con sus estampas de fútbol. No atiende a los estudios ¿Tendrá déficit de atención?»
Les expliqué que cuando alguien se distrae es porque siente una atención mayor por otra cosa distinta de la que está haciendo. No es la atención lo que le fallaba. Trabajamos durante dos meses la concentración y comenzó a aficionarse a las buenas notas —desde entonces hasta hoy—.

La atención es la facultad del cerebro por la que se puede dirigir la actividad hacia algo concreto, de manera voluntaria. La atención es un estado afectivo.

No se suele marcar, grabar, nada en el cerebro, sin que previamente haya despertado el interés, sin que afecte. De la misma manera, no se puede recordar algo sin haberle prestado atención al observarlo o vivirlo. Para recordar algo hay que haber prestado atención al percibirlo. Solo se puede fijar en el cerebro las cosas y situaciones que han interesado, agradables o desagradables.

Así, cualquier estudiante que se enfrente a una materia que tenga que aprender, debe pensar con seriedad —concentración— cómo conseguir recordar mejor eso leído, visto o escuchado.

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