— El olvido afecta primero a lo accidental y luego a las ideas básicas.
— Al principio el olvido es muy rápido y luego más lento.
— A veces, en un momento de ansiedad (exámenes, entrevistas, preguntas...), se puede producir una inhibición y bloqueo del recuerdo. Casi siempre por un acusado miedo al fracaso.
— Ante esto lo mejor es relajarse, convencerse de que uno lo puede hacer bien. Confiar en la memoria. Convencerse de que un dato tira de otro y así sucesivamente hasta llegar a recordar todo o la mayor parte.
El olvido se destruye en su mayor parte con los repasos adecuados y los factores enunciados en el capítulo anterior.
La mayoría de los conocimientos que veinticinco alumnos adquieren en cuatro horas de estudio, se olvidan a la hora. Porque no repasamos justo cuando el cerebro comienza a olvidarlo. Joaquín decía que tenía que estudiar poco antes de los exámenes, porque si no se le olvidaba todo. Seguimos la técnica que indica este capítulo y ahora lo que estudia un trimestre, lo recuerda en su mayor parte hasta final de curso.
Leer mejor
Algo le pasaba a Lara. En 6
o
de Educación Primaria daba señales de costarle extraordinariamente cada rato de estudio. Trabajaba, no tiraba la toalla; pero no hallaba rendimiento. 5 o 6 era su nota más frecuente. Parecía un problema orgánico. El parto había sido normal. Tras estudiar el caso, se dedujo que era la lectura la causa de todo.
«Simplemente»
no había aprendido a leer bien. Con voluntad y sin complejo, comenzamos a reaprender a leer. En una semana leía muchísimo mejor. Tras un mes y medio estudiaba en diez minutos lo que antes tardaba entre dos y tres horas. Ahora también le resultaban fáciles los problemas matemáticos y tardaba mucho menos en hacer las tareas. Su nota media pasó a ser 8,3 antes de finalizar el año.
Bastaría aprender a leer mejor, escribir mejor y hablar mejor en Primaria y Secundaria. La lectura es el arte por el que se conoce lo que el que escribe ha querido exponer. Consiste en extraer la enseñanza contenida en los signos escritos. Se trata de una de las habilidades más amplias, trascendentes y difíciles de enseñar con eficacia. De ahí la dedicación y empeño que toda institución educativa debería poner en su aprendizaje adecuado.
Hoy en día es preciso leer con mayor rapidez y comprensión, es decir, con mayor eficacia. La lectura eficaz favorece de un lado el conocimiento y de otro el desarrollo de la inteligencia y el éxito escolar. De forma que leer bien se convierte en el método más eficaz para evitar el fracaso escolar. Pudiéndose afirmar que el alumno que ha aprendido a leer adecuadamente está vacunado contra el fracaso. La lectura es el aprendizaje más importante que todo estudiante ha de adquirir, base de cualquier otro. Un aprendizaje que ha de revisarse periódicamente, con independencia de la edad. De forma que al menos se ha de revisar en tres momentos claves:
— Durante la etapa preescolar. Como muy tarde antes de 5 años.
— Durante la enseñanza primaria. Como muy tarde antes de los 9 años.
— Durante la etapa secundaria. Como muy tarde antes de los 16 años.
— Antes de afrontar cualquier materia específica o asignatura.
Importancia
Un 70-75% de lo que se aprende llega al niño y al adolescente a través de la lectura. Si bien pudiera pensarse que con las nuevas tecnologías este tanto por ciento tiende a disminuir, lo cierto es que lejos de ello, lo más importante en la vida se concentra cada vez más en textos que se han de aprender a leer cada vez mejor.
Resulta paradójico que siendo el mecanismo principal para aprender, no se enseñe adecuadamente:
— Cómo leer mejor.
— Cómo leer más rápidamente.
— Cómo comprender más y mejor lo leído.
— Cómo almacenar mejor lo leído en la mente.
— Cómo rememorar mejor lo leído cuando se necesita.
Teniendo en cuenta que ninguna de estas aptitudes son innatas, el niño tiene necesidad de aprenderlas y los adultos responsables de su enseñanza —padres y profesores—, de enseñarlas.
Siempre se podrá aprender a leer mejor, porque el aprendizaje de la lectura es como una escalinata sin fin, en la que se puede subir cada vez nuevos peldaños. Goethe escribió en una carta cuando tenía 80 años:
«He pasado la mayor parte de mi vida intentando aprender a leer, y sin embargo no puedo afirmar que lo haya conseguido»
.
Cómo se lee
Los ojos reciben palabras escritas. Esta percepción la envían al cerebro, que la pone en contacto con la información anterior.
Los ojos no deslizan la vista por las palabras de izquierda a derecha, tal y como están escritas. Sino que suelen dar saltos en esta dirección.
A cada salto le sigue un cuarto de segundo aproximadamente en un lector de media destreza. Durante este cuarto de segundo la visión permanece fija, como si estuviera escaneando lo leído antes de pasar al siguiente golpe.
¿Cuántos golpes se dan en una línea? Depende de las palabras que contenga la línea y del número de palabras que está habituado el ojo a captar en cada golpe.
Los malos lectores perciben una palabra en cada golpe. Los buenos, tres o cuatro.
Esto se aprende. De ahí la necesidad de habituar al ojo a realizar una fijación amplia y abarcar cada vez más palabras, hasta llegar a las cuatro de un buen lector.
Cómo se pasa la página
Aunque parezca algo despreciable, el modo de pasar la página, como el tener que seguir con el dedo la línea en la que se está leyendo, puede ocupar un 10% del tiempo de lectura. Demasiado en comparación con lo poco que emplea el buen lector, que prepara con los dedos y el codo el cambio de página cuando aún se está en las dos últimas líneas de la página y no deja espacio vacío de lectura en el cambio de página.
Además, la lectura conlleva menos cansancio si el esfuerzo en el cambio de página lo hace el codo, separándolo del punto de apoyo, más que la muñeca.
Características de los buenos lectores
Mis hijos leen rápido y bien. Pero la mayor, fruto del hábito, es decir, del aprendizaje, no por superdotación innata, lee más de 130 páginas por hora (1.200 palabras/minuto), lo que le permite leerse un libro cada tarde, después de hacer los deberes escolares, cuando el libro le engancha. Si no, tarda dos tardes.
Solo por un hábito que ella ha adquirido y todos podrían adquirir. ¿Y qué hace para leer tan rápido y comprendiendo perfectamente lo que lee? Precisamente eso, querer comprender rápidamente, más que leer. Pero veamos las características de los lectores eficaces:
— Mueven los ojos de modo suave y rítmico.
— Pocas o ninguna vez vuelven a leer lo ya leído en la línea o párrafo.
— Tienen una amplia zona de enfoque visual.
— No se entretienen en los márgenes o la página completa al terminar una línea. Sino que ejecutan la secuencia de líneas de forma rápida.
— No vocalizan en voz alta, en voz baja ni semi-inconscientemente.
— Leen con diferentes velocidades, según convenga por el contenido, yendo más rápidos en ejemplos o divagaciones cuyos detalles afectan menos a la lectura, y más lentos en los pasajes más cruciales para la historia y su comprensión.
— Leen 4-5 veces más deprisa que el término medio de los lectores, sin detrimento de la comprensión.
De cuanto se deducen los defectos de los malos lectores.
Principales defectos de los malos lectores
— Percepción visual reducida. Se da cuando solo se lee una sílaba en cada fijación o una sola palabra.
— Vocalización en voz alta o baja. Consiste en ir vocalizando las palabras que se van leyendo. En este caso la comprensión se realiza por el oído y no por la vista. Lo que dificulta la velocidad y la comprensión. La lectura silenciosa es la adecuada. Porque lo que los ojos ven, pasa directamente al cerebro, sin intermediarios.
— Vocalización mental. Es una especie de lenguaje interior que enlentece la lectura. Es difícil de detectar y eliminar. Para detectarlo, hay que observar los movimientos del cuello al deletrear. También se puede detectar por el cansancio en la lengua en su parte posterior. Impide igualmente la velocidad lectora.
Aunque es un defecto a la larga, no lo es cuando se está aprendiendo a leer en la edad preescolar. Se trata de una muleta que hay que dejar cuanto antes. Algunos creen que lo mismo ocurre con el hábito de señalar con el dedo.
Pero lo cierto es que el hacerlo no impide una lectura eficaz y rápida en adultos.
— Regresiones. Consiste en volver atrás sobre lo leído. El buen lector no regresa, porque retrasaría la velocidad y saber que puede hacerlo le haría disminuir la comprensión de su primera lectura.
— Retrocesos. También consiste en volver sobre lo leído. Pero, a diferencia de la regresión, esta es volver sobre la misma línea y de forma involuntaria. Y el retroceso volver sobre líneas o páginas anteriores y de forma voluntaria.
— Vocabulario deficiente. Quienes no poseen un vocabulario amplio, no pueden leer con rapidez, porque les detendrá como obstáculo en el camino cada palabra que no conozcan.
— Movimientos corporales. Pueden ser muy variados y siempre son perjudiciales. Cualquier tipo de movimiento corporal dificulta la lectura. Aunque si se trata de estudiar, el ir subrayando u otro tipo de movimientos rítmicos pueden ayudar a la concentración, comprensión y memorización.
Diferencia entre pronunciar y leer
Demasiados alumnos y adultos cuando tienen que leer en público confunden pronunciar y leer. En esa situación están más pendientes de la entonación, los signos de puntuación y la pronunciación de cada palabra, que de comprender cuanto están leyendo.
Si fueran ellos quienes escuchan a otro leer, están más pendientes del contenido y su comprensión. Se olvidan de que si estuvieran comprendiendo al mismo tiempo, su lectura y transmisión a los que escuchan sería mucho mayor y mejor.
La razón, el qué dirán... Lo mismo ocurre en la enseñanza a menudo. En la que muchos profesores se preocupan más de la pronunciación y entonación que de la comprensión.
Diferencia entre descodificar y leer
Existe mucha diferencia entre descodificar signos y comprender.
A muchos niños se les corrige cuando al leer pronuncian una palabra que no está en el texto, pero cuyo significado es el mismo de cuanto el texto presenta. Eso ocurre porque el niño estaba leyendo, comprendiendo, y ha pronunciado lo que su cerebro ha leído correctamente.
La motivación en la lectura
Quien lee algo, antes debería encontrar la motivación para hacerlo. Aprender algo si se trata de leer para estudiar o conocer. O vivir la vida de unos personajes, otros yo, en el caso de la lectura recreativa y placentera.
Así la lectura conlleva intrínsecamente una motivación interna. Porque el sujeto quiere comprender lo que bajo las palabras se expone y la lectura eficaz (veloz y comprensiva) le consigue.
Empezar por leer los títulos y subtítulos
Si se trata de un texto que hay que leer para aprender, es preciso comenzar por leer e interpretar los títulos y subtítulos del texto. Si carece de títulos y subtítulos, el lector ha de crearlos. Sirven de guía para la comprensión y facilitan la memorización.
Comprensión y rapidez
La comprensión es la consecuencia de la lectura fluida. Podría pensarse que mientras más lento se lee, mejor se comprende. Muchos lectores lentos, así lo creen. Pero, si es cierto que esto puede ocurrir siempre que se lea a unas 500 palabras por minuto o más, es igualmente cierto que a menos velocidad, leer lento no facilita la comprensión, sino las distracciones.
La mayor eficacia de la lectura en realidad estriba en lograr la máxima velocidad con la óptima comprensión.
Por medio del entrenamiento por separado primero y junto después, se puede mejorar mucho en la eficacia de cada lector. Centrándose en los defectos detectados y sustituyéndolos por los hábitos contrarios.
Calcular la eficacia lectora
La manera más adecuada de calcular la eficacia de un lector es hacer una prueba donde se mida por un lado la velocidad y por otro la comprensión.
Conocer la comprensión de un niño
Se puede estimar la capacidad comprensiva de un niño, dándole un texto a leer y tras ocultárselo, preguntarle aspectos esenciales sobre el mismo. Tales como:
— Significado de palabras claves.
— Idea principal.
— Ideas secundarias.
— Datos.
— Ejemplos.
— Contenido implícito. Que no se dice expresamente, pero se sugiere.
De un texto hay que saber extraer las ideas, las palabras claves. Encontrar los sinónimos que aseguran entender el texto.
Pero apuntaremos más en el capítulo en el que se explica cómo realizar el esquema de contenido de un texto.
Si el resultado de la comprensión de un texto es adecuado, deberá centrarse en mejorar la velocidad, ya que no le es preciso mejorar la comprensión. Pero lo más común es que sea necesario mejorar ambas.
Ejercicios para mejorar la comprensión
En caso que se requiera mejorar la comprensión, hemos de:
1
o
Determinar la finalidad por la que ha de leerse el texto concreto.
2
o
Inspección general. Refuerza la motivación y la finalidad, al tiempo que prepara el cerebro para asociar con lo ya conocido lo que se leerá.