El cerebro de cada uno
Jorge llegó desesperado al Gabinete que yo atendía. Pese a lo trabajador que era, no lograba solucionar sus dificultades en Matemáticas. Después de estudiar el caso, detectamos que el obstáculo radicaba fundamentalmente en que no entendía los problemas que se le planteaban. Entonces decidimos diseñar un plan de trabajo para trabajar la imaginación. Descubrimos al poco que siempre que se imaginaba con claridad los problemas que se le planteaban, los resolvía con éxito. Y que antes de comenzar a operar intuía si el resultado sería numeroso o escaso, grande o pequeño, mayor o menor, negativo o positivo, mucho o poco...
Las Matemáticas dejaron de ser un problema. Al final de sus estudios preuniversitarios obtuvo una media de 8,3 en Matemáticas. Eligió un Grado Universitario con algunas asignaturas de cálculo matemático. Y lo mejor: lo que más le gustaba de las Matemáticas era la resolución de problemas, que ya no se le resistían, empleando su imaginación.
El cerebro es el centro que supervisa el sistema nervioso del ser humano (de los vertebrados y muchos invertebrados). Está situado en la parte anterior y superior de la cavidad craneal.
Controla y coordina el movimiento, el comportamiento y las funciones corporales autorreguladoras, como la presión sanguínea, el balance de fluidos, la temperatura corporal, etc. Coordina también las emociones, el proceso del conocimiento, la memoria y el aprendizaje.
Se divide en dos hemisferios, separados por una profunda fisura, aunque unidos en su base, por donde se comunican.
En la complejidad de ambos hemisferios radica la enorme diferencia intelectual a favor del ser humano respecto del resto de animales.
Los hemisferios cerebrales no son iguales. Ambos regulan la temperatura corporal y comparten algunas funciones. Sin embargo, cada uno realiza independientemente otras muchas funciones.
Un trabajo armonioso de los dos permite integrar eficaz— mente las informaciones que llegan al cerebro.
Cuanto más compleja sea una tarea, más asociados tienen que estar los dos hemisferios para realizarla.
El hemisferio izquierdo
El hemisferio izquierdo, es la parte motriz capaz de reconocer grupos de letras formando palabras, y grupos de palabras formando frases, tanto en lo que se refiere al habla, la escritura, la numeración, las matemáticas y la lógica, como a las facultades necesarias para transformar un conjunto de informaciones en palabras, gestos y pensamientos. John Hughlings Jackson, neurólogo británico, ya en 1878 describió el hemisferio izquierdo como el centro de la facultad de expresión. En él residen:
— El uso de la información matemática.
— La secuencia de información de uno en uno.
— La memoria verbal.
— Aspectos lógicos gramaticales del lenguaje, organización de la sintaxis, discriminación fonética.
— La atención focalizada.
— El control del tiempo.
— La planificación, ejecución y toma de decisiones.
— La memoria a largo plazo.
— Las operaciones del lenguaje hablado y escrito.
— El cálculo numérico.
— Habilidad científica.
— Pensamiento lógico.
— Razonamiento.
— El juego del ajedrez.
— La coordinación del lado derecho del cuerpo.
— Procesa la información usando el análisis, que es el método de resolver un problema descomponiéndolo en piezas y examinando estas una por una.
— Es el que analiza, abstrae, cuenta, marca el paso, planea los procedimientos paso a paso, verbaliza, hace afirmaciones racionales de acuerdo a la lógica.
— Es decir, el modo de trabajar del hemisferio izquierdo es analítico, verbal, calculador, secuencial, va de la parte al todo, es simbólico, organizado, temporal, cuantitativo, lineal, crítico, focalizado y objetivo.
— Tiene el pensamiento lógico, traduce las imágenes del hemisferio derecho en manifestaciones físicas.
— Extrae conclusiones y formula predicciones.
— Nos permite dar razones de por qué hacemos las cosas. El hemisferio izquierdo está asociado con habilidades como la escritura, símbolos, lenguaje, lectura, ortografía, oratoria, escucha, asociaciones auditivas, localización de hechos y detalles.
— El hemisferio izquierdo almacena conceptos que luego traduce a palabras (amor, amour, amore, love...). Es decir, el cerebro comprende las ideas y los conceptos y los almacena en un lenguaje no verbal, que luego traduce a un lenguaje o idioma aprendido por el individuo mediante la cultura.
Sin él no podríamos desenvolvernos eficazmente como seres humanos. La mente humana alberga demasiada información y no podría manejarla toda de golpe. El hemisferio izquierdo nos ayuda, en cada momento, a seleccionar lo importante. Desempeña un gran papel en nuestra capacidad para cambiar pautas y crear hábitos de pensamiento profundamente arraigados.
Pero lo más lamentable es que este hemisferio realiza operaciones tan importantes, que ha oscurecido tradicionalmente la importancia e igual necesidad del hemisferio derecho. De hecho, algunos autores han llamado a este hemisferio izquierdo, el pequeño dictador, que tiende a someter al lado derecho. Y así, mucha de la fuerza e información que hemos de tener y usar para introducir en nuestra vida cambios positivos, se ve ahogada por el autoritarismo de nuestro lado izquierdo.
Ejercicios: Hacer sudokus, jugar al tradicional juego de los barcos (escondidos en casillas de una cuadrícula)...
El hemisferio derecho
El hemisferio derecho gobierna tantas funciones especializadas como el izquierdo.
Su forma de elaborar y procesar la información es distinta del hemisferio izquierdo. No utiliza los mecanismos convencionales para el análisis de los pensamientos que utiliza el hemisferio izquierdo. Es un hemisferio integrador, centro de las facultades viso-espaciales no verbales, especializado en sensaciones, sentimientos y habilidades especiales, visuales y sonoras no del lenguaje, como las artísticas y musicales. Intuitivo, irracional, global, va del todo a la parte, imaginativo, instintivo, no verbal, cualitativo, creativo.
El hemisferio derecho está asociado con las habilidades como las relaciones espaciales, formas y pautas, canto y música, sensibilidad del color.
Concibe las situaciones y las estrategias del pensamiento de una forma total. Integra varios tipos de información (sonidos, imágenes, olores, sensaciones) y los transmite como un todo.
En él reside, además:
— La imaginación.
— El sentido artístico y musical.
— Las sensaciones y los sentimientos.
— La percepción tridimensional.
— La pericia y perspicacia.
— La capacidad creativa.
— La coordinación del lado izquierdo del cuerpo.
El hemisferio derecho está considerado el receptor e identificador de la orientación espacial, el responsable de nuestra percepción del mundo en términos de color, forma y lugar. Jhon Huglings Jackson informó que un paciente con un tumor en el lado derecho del cerebro no reconocía objetos, lugares ni personas.
Utilizando sus facultades somos capaces de situarnos y orientarnos; podemos saber por qué calle estamos caminando mirando simplemente la arquitectura de los edificios que hay a uno y otro lado de ella, la forma y aspecto de las fachadas, de los tejados y de las puertas de entrada.
Si vamos caminando por la calle y reconocemos un rostro, la identificación de dicho rostro también corre a cargo de la memoria visual del hemisferio derecho. El nombre que corresponde a la persona que posee dicho rostro conocido lo proporciona, en cambio, el hemisferio izquierdo.
Muchas de las actividades atribuidas al subconsciente son propias del hemisferio derecho. Procesa la información mayoritariamente usando el método de la síntesis. Componiendo o formando la información a partir de sus elementos, hasta un conjunto. Nos hace imaginar cosas que sólo pueden existir en la imaginación, o recordar cosas que pueden ser reales.
Por él, vemos cómo existen las cosas en el espacio y cómo se unen sus partes para formar un todo. Con el hemisferio derecho entendemos las metáforas. Soñamos. Creamos nuevas combinaciones de ideas. Cuando algo es demasiado complejo para describirlo, podemos hacer gestos para comunicarlo.
Con el modo de procesar información del hemisferio derecho, usamos la intuición y hacemos
«saltos»
de comprensión, que son esos momentos cuando
«todo parece encajar»
sin haber seguido un orden lógico para solucionar las cosas. O comprende datos incompletos.
El modo de trabajar del hemisferio derecho es la intuición, la subjetividad, lo relacional, la atemporalidad.
Se considera que el lado derecho es la fuente de la creatividad y de la imaginación, la visualización, la estimulación y los sueños. A veces tenemos una idea, que no sabemos de dónde nos ha venido. La respuesta es que nos viene de los neurotransmisores del hemisferio cerebral derecho.
Ejercicios: Hacer puzzles; jugar al cubo de rubbick, aunque sea para hacer solo una corona. Entre dos jugadores, dibujar el último triángulo recto sobre una cuadrícula de 4x4 puntos; jugar al tetris...
La unión de los dos
Los hemisferios son asimétricos, igual que los dos lados de la cara del individuo. Como hemos dicho, el hemisferio izquierdo coordina las funciones motoras del lado derecho de nuestro cuerpo y el hemisferio derecho las del lado izquierdo. Por eso, los diestros suelen presentar predominancia del uso del hemisferio izquierdo y los zurdos, del derecho. Lo que origina la lateralización.
Es curioso que sean tan distintos, tan evidentes, y que el hecho de su existencia y su diferencia afecte tan poco a educadores y alumnos. Que no lo tengan en cuenta a la hora de enseñar unos ni de aprender otros. Pese a que la predominancia de uno u otro hemisferio determina el aprendizaje.
Muchos ni siquiera conocen cómo afecta esa predominancia de hemisferios en todo cuando el sujeto interpreta, lo que le transmiten los sentidos, lo que aprende, conoce, razona, piensa y cómo se expresa.
Una cisura profunda los divide. En lo más hondo de la cisura, el cuerpo calloso, formado por un conglomerado de fibras nerviosas, conecta ambos hemisferios, transfiriendo información de un lado al otro.
Cuerpo calloso, que es mucho más nutrido en el cerebro femenino, efectúa mayor número de conexiones entre los hemisferios que en caso del varón. Así, al varón le cuesta más tiempo pasar del hemisferio izquierdo al derecho y viceversa.
La diferencia de competencias entre los dos hemisferios cerebrales parece ser exclusiva del ser humano. Y es que las dos mitades del cerebro son complementarias.
En la mayoría de los adultos, los centros del habla están situados en el lado izquierdo. No obstante, alrededor de un 15 % de los zurdos y un 2 % de los que usan preferentemente la mano derecha, tienen centros del habla en ambas partes del cerebro.
Algunos zurdos desarrollan el habla en el hemisferio izquierdo únicamente. Aunque menos de la mitad la tienen en la parte derecha. Aun cuando el lado derecho del cerebro controla principalmente el lado izquierdo del cuerpo, y el lado izquierdo del cerebro controla, en gran parte, el lado derecho del cuerpo, el hecho de ser ambidiestro indica que en las personas diestras las dos mitades del cerebro están mucho más especializadas: casi completamente.
En los niños de corta edad, cada lado del cerebro posee, en potencia, la facultad del habla y del lenguaje. Una lesión en el lado izquierdo en los primeros años de vida, da como resultado el desarrollo de la facultad del lenguaje en el lado derecho del cerebro.
El dominio del habla y otras facultades se establece firmemente en uno de los hemisferios hacia los diez años de edad y no puede transmitirse al otro posteriormente. Pero ambos son necesarios. El cerebro procesa la información sensorial, controla y coordina el movimiento, el comportamiento y funciones corporales como los latidos del corazón, la presión sanguínea, el balance de fluidos y la temperatura corporal.
El cerebro es responsable de la cognición, las emociones, la creatividad, la memoria y el aprendizaje. La capacidad de procesamiento y almacenamiento de un cerebro humano estándar supera a los mejores ordenadores hoy en día.
Cuando se realiza una función, el cerebro actúa de manera semejante a una orquesta sinfónica interactuando varias áreas entre sí. Además se ha descubierto que cuando un área cerebral no especializada, es dañada, otra área puede realizar un reemplazo parcial de sus funciones.