Yo maté a Kennedy (21 page)

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Authors: Manuel Vázquez Montalbán

Tags: #Relato

BOOK: Yo maté a Kennedy
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Desde el punto de vista marxista de Vázquez Montalbán, la xenofobia y la execración de la alteridad no son más que la expresión, dada en la conciencia (conciencia de carácter intersubjetivo,
h. e
., de sujeto colectivo), de la asimetría cabal de los términos de intercambio comercial entre las nociones opulentas y las expoliadas, entre aquéllas que producen con profuso valor agregado y aquéllas que producen con exiguo valor agregado (=las que producen mal y escasamente).

Fuentes bibliográficas

AAVV. 2000. Gran Referencia Anaya. XXI. Madrid: Vox.

Bajtín, Mijaíl Mijáilovich. 1986. La palabra en la novela. En Omelio Ramos Mederos (Editor): Problemas literarios y estéticos. Traducción de Alfredo Caballero, Ciudad de la Habana: Editorial Arte y Literatura.

Bustos Tovar, José Jesús de (Director). 1985. Diccionario de literatura universal. Madrid: Anaya, Madrid.

Hook, Sydney. 1930. "Materialism". En Edwin R. A. Seligman (Editor in Chief): The Encyclopaedia of the Social Science,. X. New York: Macmillan; London: Collier

Macmillan: 209-220.

Korsch, Karl. 1930. "Marxism". En Edwin R. A. Seligman (Editor in Chief): The Encyclopaedia of the Social Sciences, X. New York: Macmillan; London: Collier

Macmillan: 172-175.

Marx, Karl Heinrich. Prólogo de la Contribución a la crítica de la economía política. En C. Marx y F. Engels. S. f. Obras escogidas. Editorial Progreso, Moscú.

Vázquez Montalbán. 1993. Yo maté a Kennedy. Impresiones, observaciones y memorias de un guardaespaldas. Novena edición, Barcelona, Editorial Planeta, S. A., Serie Carvalho.

Notas

[1]
José María Guelbenzu, nacido en Madrid en 1944, es uno de los más reputados narradores contemporáneos en lengua castellana. Guelbenzu, quien ha sido director de la insigne casa editorial matritense Ediciones Alfaguara, y asiduo colaborador (en cuanto crítico literario) de El País, el órgano de la socialdemocracia española, principió su carrera literaria en la década de 1960 mediante la composición y la publicación de textos de carácter acentuadamente experimentalista, como por ejemplo El Mercurio (1968) y El antifaz (1970). En textos como estos, recurrió a la conjunción del collage y el monólogo interior. En estos textos, el monólogo interior es el vehículo de una perspectiva crítica respecto del lenguaje. Ulteriormente, Guelbenzu se orientó hacia una literatura mucho más convencional en cuanto a sus formas y estructura narrativas. El Guelbenzu posterior ha explotado, en modo preeminente, la tensión irresuelta entre razón y sentimiento, entre la vida interna y los condicionamientos históricos y sociales (cf. Gran Referencia Anaya [2000], volumen décimo). En el año 1976, editó
El pasajero de ultramar
; en el año 1984,
El esperador
; en el año 1987,
La mirada
; en el año 1991,
La tierra prometida
; en el año 1995,
El sentimiento
; en el año 1999,
Un puesto en el mundo
. Tales han sido sus últimas composiciones novelísticas.

[2]
En acuerdo con esta perspectiva (concretada desde la autopercepción), Carvalho peca como los más de los mortales, en la medida en que juzga de la moralidad de sus actos (asunto de deonticidad, obligación, necesidad práctica) en función del acaecer o la facticidad (asunto de ser o existencia). Así, pues, incurre cotidianamente en la denominada —a partir de la tradición humeana-falacia naturalista: el esquema argumentativo paralogístico sobre la base del cual se pretende cimentar a la moralidad del actuar sobre la apelación misma a la facticidad. Empero, los dominios de la obligación (=el deber ser) y el ser o la existencia (=la
Wirklichkeit
o realidad efectiva) son últimamente inconmensurables.

[3]
El materialismo dialéctico se cimienta sobre, entre otros principios, el realista y el dialéctico, en acuerdo con el cual el movimiento y el desarrollo materiales son de carácter dialéctico (cf. Hook, 1930: 213). En acuerdo con Karel Korsch, el mérito capital de Karl Marx estribó sobre su crítica radical de la economía política, y sobre el empleo de la concepción materialista de la historia humana para identificar a las leyes rectoras de la gestación y el desarrollo del modo de producción capitalista (cf. Korsch, 1930: 173).

[4]
Desde esta perspectiva, es el modo de acuerdo con el cual procede Carvalho a reproducir su vida material, lo determinante, lo condicionante, con exhaustividad y necesidad, de la índole de su representación del mundo y el hombre. Es precisamente su condición de productor individual lo condicionante de la estructura mental determinante de la forma de conciencia que lo induce a magnificar los valores culturales burgueses (Vázquez Montalbán, 1993: 133).

[5]
En que Vázquez Montalbán, valga referirlo marginalmente, inmisericordemente fustiga la prepotente y falaz apoteosis del éxito (cf. Vázquez Montalbán, 1993: 52); la pretensión, lógicamente falaz y por ende inválida, de justificar los actos en función de su eficacia, no de su armonía con las finalidades conativamente perseguidas. Huelga añadir que zahiere la doctrina del destino manifiesto de los EEUU. He aquí las palabras del presidente John F. Kennedy:

En un día como el de hoy hemos de proclamar cuál es el instrumento de nuestra victoria. Ese instrumento no es ningún arma terrorífica cuya capacidad de destrucción agarrote los músculos del valor, no. Nuestra arma no será mortífera, ni es secreta. Es el arma de la evidencia del ejemplo victorioso. Que nuestros enemigos abran los ojos y vean en la salud de nuestro pueblo la evidencia de nuestro destino óptimo y en la salud de nuestras obras la eficacia de un método de comportamiento coordinado con la voluntad divina (Vázquez Montalbán, 1993: 52).

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