Border of a Dream: Selected Poems of Antonio Machado (Spanish Edition) (20 page)

BOOK: Border of a Dream: Selected Poems of Antonio Machado (Spanish Edition)
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Noviembre 1913

Un año más. El sembrador va echando

la semilla en los surcos de la tierra.

Dos lentas yuntas aran,

mientras pasan la nubes cenicientas

ensombreciendo el campo,

las pardas sementeras,

los grises olivares. Por el fondo

del valle del río el agua turbia lleva.

Tiene Cazorla nieve,

y Mágina, tormenta,

su montera, Aznaitín. Hacia Granada,

montes con sol, montes de sol y piedra.

November 1913

Another year. The sower is casting

the seed into the furrowed earth.

Two slow teams of oxen plow

while ashen clouds pass overhead

darkening the plain,

the colorless seed-fields,

the gray olive groves. Through the bottom rift

in the valley the river pushes troubled water.

Cazorla
33
is snowy

and Mágina below a storm,

Aznaitín capped by clouds. Toward Granada

mountains of sun, mountains of sun and stone.

33
The Cazorla range, near the Sierra de Quesada, lies near the source of the Guadalqivir River.

Del pasado efímero

Este hombre del casino provinciano

que vio a Carancha recibir un día,

tiene mustia la tez, el pelo cano,

ojos velados por melancolía;

bajo el bigote gris, labios de hastío,

y una triste expresión, que no es tristeza,

sino algo más y menos: el vacío

del mundo en la oquedad de su cabeza.

Aún luce de corinto terciopelo

chaqueta y pantalón abotinado,

y un cordobés color de caramelo,

pulido y torneado.

Tres veces heredó; tres ha perdido

al monte su caudal; dos ha enviudado.

Sólo se anima ante el azar prohibido,

sobre el verde tapete reclinado,

o al evocar la tarde de un torero,

la suerte de un tahúr, o si alguien cuenta

la hazaña de un gallardo bandolero,

o la proeza de un matón, sangrienta.

Bosteza de política banales

dicterios al gobierno reaccionario,

y augura que vendrán los liberales,

cual torna la cigüeña al campanario.

Un poco labrador, del cielo aguarda

y al cielo teme; alguna vez suspira,

pensando en su olivar, y al cielo mira

con ojo inquieto, si la lluvia tarda.

Lo demás, taciturno, hipocondriaco,

prisionero en la Arcadia del presente,

le aburre; sólo el humo del tabaco

simula algunas sombras en su frente.

Este hombre no es de ayer ni es de mañana,

sino de nunca; de la cepa hispana

no es el fruto maduro ni podrido,

es una fruta vana

de aquella España que pasó y no ha sido,

esa que hoy tiene la cabeza cana.

Out of the Ephemeral Past

This man out of some old provincial town,

who saw Carancha
34
take the bull one day,

has eyes veiled by sadness, his spirit down,

his face withered and his hair iron gray.

Below his white mustache, lips in disgust,

a mournful look that isn’t mournfulness

but something vaguely bleak. The shallow crust

of the world mirrors his head’s hollowness.

He still walks sparkling in a Corinth red

velvet jacket and trousers with sharp boots,

a caramel Córdoba hat with thread

woven delicate and absolute.

Three times he had inheritances, and

three times he shot it all at cards. Two times

he was a widower, but found dreamland

only when wading the illegal slime

of gambling, mesmerized before a green

casino cloth, or recollecting days

of caping bulls or following the scene

of gallant bandits on the road, the craze

and skill of bloody murderers. He yawns

at the banalities of government,

and prophesies the liberals will be drawn

back in as the stork soon will be present

on its belfry. Something of a farmer,

he looks up at the sky, scared of the sky.

Worrying about his olive trees he sighs,

fearing rain may come late this summer.

The rest is boredom. He is taciturn,

a hypochondriac, a prisoner

of a phony Arcadia. Only smoke

of cigarettes circling his shadowed face

reveals his thought. He’s not of yesterday,

tomorrow but of never. Hispanic stock

not of ripe fruit or rotten but a vain

fruit of that Spain

which is over and never was,

and which today has graying hair.

34
A famous bullfighter.

Llanto de las virtudes y coplas
por la muerte de Don Guido

Al fin, una pulmonía

mató a don Guido, y están

las campanas todo el día

doblando por él: ¡din-dan!

Murió don Guido, un señor

de mozo muy jaranero,

muy galán y algo torero;

de viejo, gran rezador.

Dicen que tuvo un serrallo

ste señor de Sevilla;

que era diestro

en manejar el caballo

y un maestro

en refrescar manzanilla.

Cuando mermó su riqueza,

era su monomanía

pensar que pensar debía

en asentar la cabeza.

Y asentóla

de una manera española,

que fue casarse con una

doncella de gran fortuna;

y repintar sus blasones,

hablar de las tradiciones

de su casa,

escándalos y amoríos

poner tasa,

sordina a sus desvarios.

Gran pagano,

se hizo hermano

de una santa cofradía;

el Jueves Santo salía,

llevando un cirio en la mano

—¡aquel trueno!—,

vestido de nazareno.

Hoy nos dice la campana

que han de llevarse mañana

al buen don Guido, muy serio,

camino del cementerío.

Buen don Guido, ya eres ido

y para siempre jamás...

Alguien dirá: ¿Qué dejaste?

Yo pregunto: ¿Que llevaste

al mundo donde hoy estás?

¿Tu amor a los alamares

y a las sedas y a los oros,

y a la sangre de los toros

y al humo de los altares?

Buen don Guido y equipaje,

¡buen viaje!...

El acá

y el allá,

caballero,

se ve en tu rostro marchito,

lo infinito:

cero, cero.

¡Oh las enjutas mejillas,

amarillas,

y los párpados de cera,

y la fina calavera

en la almohada del lecho!

¡Oh fin de una aristocracia!

La barba canosa y lacia

sobre el pecho;

metido en tosco sayal,

las yertas manos en cruz,

¡tan formal!

el caballero andaluz.

Lament for His Virtues and Verses, on the Death of Don Guido

It was pneumonia in the end

that killed don Guido, and all day long

the bells are tolling and commend

him. Ding-dong!

Don Guido died, a gentleman.

A lady’s man, his joy

was being gallant and a bullfight fan.

When old, prayers were his toy.

This gentleman, they say,

kept a harem in Sevilla;

he was a horseman in his day,

and master

in downing cool manzanilla.

When his riches shrank

he had an obsession:

he thought he could think

his head into self-possession.

So he settled down

in a truly Spanish way

which was to marry

a young girl with a great fortune.

Then he repainted his blazonry

and spoke of the fame

of the family name, and cut down

on scandals and cuckoldry.

A great pagan,

he became a brother

in a sacred fraternity,

and on Holy Thursday

he paraded with a candle in his hand,

(that madman!)

dressed as a penitent.

Today the bell gives warning

of tomorrow in the morning

when they’ll take don Guido’s solemn face

out to his burial place.

Good don Guido, you are gone

and now forever. One may say ...

“What did you leave?” I ask, “When done,

what did you give to the world today?

Will it be your love for braids

of silk or gold on your coat,

or the blood of bulls

and altar-candle smoke?”

Good don Guido and baggage,

bon voyage!...

The once here,

and now there,

gentleman

shows in your wasted face

the infinite:

zero, zero.

Oh, the hollow cheeks

now yellow

and the eyelids of wax

and the fine skull

on the deathbed pillow!

O end of an aristocracy!

The white beard and lace

lying across his chest.

He is dressed

as a sackcloth monk,

and lying on the cross his stiff hand.

Completely formal,

the Andalusian gentleman!

Proverbios y cantares

1

Nunca perseguí la gloria

ni dejar en la memoria

de los hombres mi canción;

yo amo los mundos sutiles,

ingrávidos y gentiles

como pompas de jabón.

Me gusta verlos pintarse

de sol y grana, volar

bajo el cielo azul, temblar

súbitamente y quebrarse.

2

¿Para que llamar caminos

a los surcos del azar?...

Todo el que camina anda,

como Jesús, sobre el mar.

4

Nuestras horas son minutos

cuando esperamos saber,

y siglos cuando sabemos

lo que se puede aprender.

5

Ni vale nada el fruto

cogido sin sazón...

Ni aunque te elogie un bruto

la de tener razón.

6

De lo que llaman los hombres

virtud, justicia y bondad,

una mitad es envidia,

y la otra no es caridad.

10

La envidia de la virtud

hizo a Caín criminal.

¡Gloria a Caín! Hoy el vicio

es lo que se envidia más.

11

La mano del piadoso nos quita siempre honor;

mas nunca ofende al darnos su mano el lidiador.

Virtud es fortaleza, ser bueno es ser valiente;

escudo, espada y maza llevar bajo la frente;

porque el valor honrado de todas armas viste:

no sólo para, hiere, y más que aguarda, embiste.

Que la piqueta arruine y el látigo flagele;

la fragua ablande el hierro, la lima pula y gaste,

y que el buril burile, y que el cincel cincele,

la espada punce y hienda y el gran martillo aplaste.

12

Ojos que a la luz se abrieron

un día para, después,

ciegos tornar a la tierra,

hartos de mirar sin ver!

15

Cantad conmigo a coro: Saber, nada sabemos,

de arcano mar venimos, a ignota mar iremos...

Y entre los dos misterios está el enigma grave;

tres arcas cierra una desconocida llave.

La luz nada ilumina y el sabio nada enseña.

¿Qué dice la palabra? ¿Qué el agua de la peña?

21

Ayer soñé que veía

a Dios y que a Dios hablaba;

y soñé que Dios me oía...

Después soñé que soñaba.

22

Cosas de hombres y mujeres,

los amoríos de ayer,

casi los tengo olvidados,

si fueron alguna vez.

23

No extrañéis, dulces amigos,

que esté mi frente arrugada:

yo vivo en paz con los hombres

y en guerra con mis entrañas.

24

De diez cabezas, nueve

embisten y una piensa.

Nunca extrañéis que un bruto

se descuerne luchando por la idea.

28

Todo hombre tiene dos

batallas que pelear:

en sueños lucha con Dios;

y despierto, con el mar.

29

Caminante, son tus huellas

el camino, y nada más;

caminante, no hay camino,

se hace camino al andar.

Al andar se hace camino,

y al volver la vista atrás

se ve la senda que nunca

se ha de volver a pisar.

Caminante, no hay camino,

sino estelas en la mar.

31

Corazón, ayer sonoro,

¿ya no suena

tu monedilla de oro?

Tu alcancía,

antes que el tiempo la rompa,

¿se irá quedando vacía?

Confiemos

en que no será verdad

nada de lo que sabemos.

32

¡Oh fe del meditabundo!

¡Oh fe después del pensar!

Sólo si viene un corazón al mundo

rebosa el vaso humano y se hincha el mar.

35

Hay dos modos de conciencia:

una es luz, y otra, paciencia.

Una estriba en alumbrar

un poquito el hondo mar;

otra, en hacer penitencia

con caña o red, y esperar

el pez, como pescador.

Dime tú: ¿Cuál es mejor?

¿Conciencia de visionario

que mira en el hondo acuario

peces vivos,

fugitivos,

que no se pueden pescar,

o esa maldita faena

de ir arrojando a la arena,

muertos, los peces del mar?

36

Fe empirista. Ni somos ni seremos.

Todo nuestro vivir es emprestado.

Nada trajimos; nada llevaremos.

37

¿Dices que nada se crea?

No te importe, con el barro

de la tierra, haz una copa

para que beba tu hermano.

41

Bueno es saber que los vasos

nos sirven para beber;

lo malo es que no sabemos

para qué sirve la sed.

42

¿Dices que nada se pierde?

Si esta copa de cristal

se me rompe, nunca en ella

beberé nunca jamás.

43

Dices que nada se pierde

y acaso dices verdad,

pero todo lo perdemos

y todo nos perderá.

44

Todo pasa y todo queda,

pero lo nuestro es pasar,

pasar haciendo caminos,

caminos sobre la mar.

45

Morir... ¿Caer como gota

de mar en el mar inmenso?

¿O ser lo que nunca he sido:

uno, sin sombra y sin sueño,

un solitario que avanza

sin camino y sin espejo?

46

Anoche soñé que oía

a Dios, gritándome: ¡Alerta!

Luego era Dios quien dormía,

y yo gritaba: ¡Despierta!

47

Cuatro cosas tiene el hombre

que no sirven en la mar:

ancla, gobernalle y remos,

y miedo de naufragar.

48

Mirando mi calavera

un nuevo Hamlet dirá:

He aquí un lindo fósil de una

careta de carnaval.

49

Ya noto, al paso que me torno viejo,

que en el inmenso espejo,

donde orgulloso me miraba un día,

era el azogue lo que yo ponía.

Al espejo del fondo de mi casa

una mano fatal

va rayendo el azogue, y todo pasa

por él como la luz por el cristal.

50

—Nuestro español bosteza.

¿Es hambre? ¿Sueño? ¿Hastío?

Doctor, ¿tendrá el estómago vacío?

—El vacío es más bien en la cabeza.

51

Luz del alma, luz divina,

faro, antorcha, estrella, sol...

Un hombre a tientas camina;

lleva a la espalda un farol.

54

Ya hay un español que quiere

vivir y a vivir empieza,

entre una España que muere

y otra España que bosteza.

Españolito que vienes

al mundo, te guarde Dios.

Una de las dos Españas

ha de helarte el corazón.

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