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Authors: Larry Collins,Dominique Lapierre

Tags: #Intriga, #Policíaco

El quinto jinete (68 page)

BOOK: El quinto jinete
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La primera reacción de los miembros de los Gobiernos norteamericanos e israelí después de la desactivación de la bomba, fue un terrible deseo de destruir en el acto a Libia y a su jefe. Pero este reflejo de cólera no resistió un frío análisis de la situación. La red de misiles nucleares que poseía el jefe del Estado Libio a lo largo de su frontera oriental le permitía tomar en lo sucesivo represalias catastróficas contra Israel, en caso de que su país fuese atacado. Para Israel y Libia había sonado la hora del realismo práctico. A semejanza de América y la URSS desde hacía treinta años, el hecho de poseer armas de destrucción atómica establecía un equilibrio de terror entre los dos países y la perspectiva de un suicidio colectivo en caso de conflicto.

El día de Navidad, el presidente de Estados Unidos, deseoso de explotar el traumatismo provocado por esta crisis en Jerusalén, Trípoli y Washington, invitó secretamente a Menachem Begin y a Muamar el Gadafi en Camp David, a fin de buscar una solución definitiva al conflicto árabe israelí.

Antes de partir para Washington, Begin se presentó en el montículo rocoso de Elon Sichem donde los colonos del Bloque de la Fe y los soldados encargados de su expulsión habían permanecido frente a frente durante diez días, sin que ninguno de ambos bandos se atreviese a tomar la iniciativa de abrir fuego. El Primer Ministro se había hecho acompañar por la única autoridad capaz de doblegar la voluntad de los fanáticos de la colonización judía de Samaria; el viejo rabino Kook. Después de tres horas de uno de los debates más tormentosos de la historia judía, los colonos se avinieron a abandonar su picacho e instalarse provisionalmente en los barracones de un campamento militar israelí de las cercanías.

Leila Dajani no pudo cumplir la orden que le había dado su hermano al despedirse. Tampoco ella volvería a Palestina. Al menos, en un futuro previsible. Tres horas después de haberse separado de Kamal en la Séptima Avenida, su Ford verde fue interceptado por una patrulla de la policía del Estado de Nueva York en la carretera nº 9, a ciento cuarenta kilómetros al norte de Manhattan.

Inmediatamente, fue conducida ante el magistrado del tribunal federal de Kingston, la ciudad más próxima al lugar de su detención, y acusada, en aplicación del articulo 18 del Código Penal de Estados Unidos, de «extorsión nuclear» y de «tenencia ilegal de explosivos». Dos delitos por los que podía ser condenada a veinte años de prisión.

En Washington, y en el patio de la jefatura del FBI de Pensilvania Avenue, se celebró una sencilla y digna ceremonia en memoria de Jack Rand, con asistencia de su esposa y de sus tres hijos. Ministros, miembros del Congreso, el presidente del Tribunal Supremo y el fiscal general, se apretujaban en la tribuna levantada para el acto. El presidente había delegado en su esposa. El jefe de policía Bannion y el inspector Angelo Rocchia representaban a los policías de Nueva York. Cientos de
Feds
, con sus familias, llenaban la galería que rodeaba el patio. La ceremonia fue iniciada por una guardia de honor de Marines, que izó la bandera, y por una banda, que tocó un himno religioso. A continuación, un capellán castrense de Marina encomió el ejemplo del agente federal Jack Rand y conminó a los presentes a que «luchasen con más fuerza por el imperio de la justicia y del derecho en nuestro país y en el mundo». Después de ello, Joseph Holborn, director del FBI, entregó a la viuda del extinto el distintivo más preciado de los
Feds
la placa de agente federal de su marido.

La palabra final de aquellas terribles jornadas de diciembre debería pronunciarla el policía neoyorquino Angelo Rocchia, en el curso de la pequeña recepción ofrecida por Abe Stern en el Ayuntamiento para celebrar su boda con Grace Knowland y la entrega de la más alta condecoración de la policía:
the Legion of Honor
.

Cuando el alcalde le comunicó confidencialmente la noticia de la conferencia de Camp David, Angelo, que tenía una copa de champaña en la mano, exclamó:

—¡Santo Dios! ¡Y pensar que se ha tenido que arriesgar la vida de diez millones de personas para llegar a esto!

Anexos

Plano de la ciudad de Nueva York

Mapa de la cuenca mediterránea

Agradecimientos

La preparación y redacción de
El quinto jinete
ha sido principalmente un trabajo de equipo. Hemos tenido la suerte y el privilegio de vernos acompañados, durante esta larga empresa, por un grupo de colaboradores excepcionales.

En primer lugar, queremos expresar nuestra enorme gratitud a Dominique Conchon, que colabora por cuarta vez en nuestras obras, así como a Jackie Moore, Marie-Thérèse Lege-Germain, Yvette Bizleau y Juliette Carassone.

Damos también las más expresivas gracias a Colette Modiano, por su ayuda excepcional durante los largos meses que requirió la preparación de
El quinto jinete
y la composición final de la versión francesa.

Damos también las gracias a Paul y Manuela Andreota, Jean-Pierre Castelnau y Christian Mégret, por su generosa colaboración en la preparación de nuestro manuscrito francés, así como a nuestro amigo Christian Ferry.

Sin la confianza de nuestros editores, que accedieron a ayudarnos sin conocer el tema de nuestro libro, no habríamos podido escribir jamás
El quinto jinete
. Que Robert Laffont, Jacques Peuchmaurd, Huguette Rémont, Claude Jean, Claude Anceau, Patrick Renaudot, Jean-Pierre Liégibel, Jean-Marc Gutton, Daniel Mermet y sus equipos, así como Pierre Wildenstein, Betty Duhamel, Jean Denis, Jean Ther, Jean Levallois, Nicole Lombardo, Marthe Marie, Pietro Londino, Pierre Puel y todos los demás colaboradores de las Editions Laffont, de París; Dick y Joni Snyder, Michael Korda y Dan Green, de Nueva York; Alewyn Birch, de Londres; José Moya e Ignacio Fraile, de Barcelona, Olaf Paeschke y Dieter Lang, de Múnich; Giancarlo Bonacina y Domenico Porcio, de Milán, Narendra Kumar, de Nueva Delhi; Racheli Edelman, de Tel-Aviv, Hiroshi Hayakawa, de Tokio y Erkki Reenpää, de Helsinki, reciban la expresión de nuestro caluroso agradecimiento, así como nuestro viejo amigo Irving Paul Lazar.

También pensamos con reconocimiento en Raymond Fargues, Emilienne Brussat, Simone Sabatier, Auguste y Pierrette Dhieux, Catherine Rocchia, Albert y Felsie Massey, Paule Tondut y Josette Wallet, cuyos atentos cuidados sostuvieron nuestra moral durante los largos meses de trabajo.

Por último, expresamos nuestra más profunda gratitud a todos aquellos —son varios centenares— que quisieron otorgarnos buena parte de su precioso tiempo para que pudiésemos reunir la enorme documentación de que este libro es resultado. Todos ellos nos han pedido que respetemos su anónimo. Pero que sepan que, sin su valiosa ayuda, no habríamos podido escribir
El quinto jinete
.

París-Londres

Navidad de 1979

DOMINIQUE LAPIERRE (La Rochelle, Francia, 30 de julio de 1931), periodista y escritor. Conoció en su infancia la ocupación nazi de Francia y al terminar la guerra su familia se instaló en Estados Unidos. El periodismo le atrajo siendo muy joven, con sólo diecisiete años y gracias a la obtención de una beca de la «Asociación Zellidja» (Organización francesa que ofrece becas a jóvenes entre 16 y 20 para proyectos de estudios autónomos) recorrió más de 30.000 kilómetros por las carreteras de Estados Unidos. Como resultado de esa experiencia escribió un reportaje para Le Monde y también el que fue su primer libro:
Un dólar cada mil kilómetros
.

Se licenció en Economía Política en 1952 en la universidad estadounidense de Lafayette gracias a otra beca, la «Fullbright». En esa universidad será nombrado «Doctor honoris causa» en 1982. Pero no en la disciplina de Economía, sino en la de Literatura.

El 5 de abril de 1980 se casa con Dominique Conchon, que llevaba muchos años de colaboración en la asociación literaria que su esposo mantenía con Larry Collins. Ella es parte activa de los proyectos humanitarios de su marido en su amada India.

Obras en solitario de Dominique Lapierre:

  • Un dólar cada mil kilómetros
    , 1949
  • Chessman m´a dit
    , 1960
  • La ciudad de la Alegría
    , 1985
  • Los héroes de La ciudad de la Alegría
    , 1985
  • Más grandes que el amor
    , 1990
  • Mil soles
    , 1997
  • Luna de miel alrededor del mundo
    , 2003
  • Un arco iris en la noche
    , 2008
  • India mon amour
    , 2012

(En colaboración con Javier Moro —su sobrino—,
Era medianoche en Bhopal
, 2001. Y con Jean-Pierre Pedrazzini,
Érase una vez la URSS
, 2005)

Obras escritas conjuntamente entre Dominique Lapierre y Larry Collins:

  • ¿Arde París?
    , 1965
  • O llevarás luto por mí
    , 1968
  • ¡Oh, Jerusalén!
    , 1972
  • Esta noche, la libertad
    , 1975
  • El quinto jinete
    , 1980
  • ¿Arde Nueva York?
    , 2004
Notas

[1]
En el curso del relato, el lector puede consultar el plano de la ciudad de Nueva York y el mapa de la cuenca mediterránea que encontrará al final del volumen.
<<

[2]
La Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) es un organismo de la ONU que tiene su sede en Viena y está encargado de la inspección y control de las instalaciones nucleares en los países firmantes del tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, para asegurarse de que estos países no emplean materias fisibles con fines militares.
<<

[3]
Fundadora inglesa del cuerpo de enfermeras militares.
<<

[4]
Servicio de Documentación y Contraespionaje.
<<

[5]
Sociedad de Materias y Equipo Nucleares.
<<

[6]
Se supone que esta sustracción se realizó con el beneplácito del presidente Johnson, y tal vez, incluso, con un apoyo activo. Todas las investigaciones realizadas para tratar de descubrir la forma en que desapareció aquel uranio terminaron en fracaso. Cuando el director de la CIA llevó al presidente Johnson la prueba de que una parte del uranio que faltaba se encontraba en Israel, se le rogó que interrumpiese todas sus investigaciones y no revelase a nadie su descubrimiento.
<<

[7]
Con el fin de procurarse mineral de uranio para alimentar el reactor de Dimona, los servicios secretos israelíes organizaron, en diciembre de 1968, la «desaparición» de 299 toneladas de uranio en polvo a bordo del buque
Sheersberg
, que navegaba entre Amberes y Génova.
<<

[8]
Gianni Agnelli, presidente de Fiat.
<<

[9]
Teddy Kennedy.
<<

[10]
Médico personal del presidente.
<<

[11]
«Elint»: Electronic Intelligence: Sistemas de escucha y de detección electrónicos.
<<

[12]
Célebres jugadores de béisbol.
<<

[13]
Esta denominación había sido elegida por el secretario de Estado Dean Rusk en homenaje a Cherokee County, condado de Georgia en el que había nacido.
<<

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