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Authors: Ian Shaw & Stan Hendrickx & Pierre Vermeersch & Beatrix Midant-Reynes & Kathryn Bard & Jaromir Malek & Stephen Seidlmayer & Gae Callender & Janine Bourriau & Betsy Brian & Jacobus Van Dijk & John Taylor & Alan Lloyd & David Peacock

Tags: #Historia

Historia del Antiguo Egipto (52 page)

BOOK: Historia del Antiguo Egipto
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Entre los hijos varones de Amenhotep III y Tiye figura sin duda Amenhotep IV Se desconoce quién fue la madre de un «hijo del rey» y sacerdote
sem
llamado Tutmosis, que puede haber sido mayor que Amenhotep. No sabemos si el rey tuvo hijos con sus esposas extranjeras, pero hay varios príncipes, princesas y mujeres de la corte conocidos sólo por su nombre en objetos funerarios excavados cerca de Malkata. Algunos pueden haber sido miembros de la faniiha real y otras esposas menores.

En el
caché
de momias de la tumba de Amenhotep II (KV 35) se encontró el cuerpo de una mujer de la realeza. Se ha identificado como la reina Tiye, basándose en que muestras de su cabello coincidían con el pelo de la reina cuidadosamente guardado en una caja en la tumba de Tutankhamon. Esta identificación es cuestionable y la confusión persiste, puesto que se encontraron objetos con el nombre de Tiye tanto en la KV 22 como en la enigmática KV 55. La expedición japonesa que trabaja en la KV 22 encontró restos de un sarcófago que podía haber pertenecido a una reina, mas se desconoce si se trata de Tiye o de Satamon, la hija a la que Amenhotep III tomó como «gran esposa real».

Las relaciones internacionales durante el reinado de Amenhotep III

En el año 5 del reinado de Amenhotep III hubo una campaña nubia, conmemorada en la isla de Sai, en Knosso, y a lo largo de la ruta meridional de Asuán. Es posible que el virrey de Kush supervisara la acción militar, pero se desconoce si se trató de Merymose o del anterior en el cargo, Amenhotep. Merymose dejó su propia inscripción en Semna, donde describe una acción contra Ibhet (probablemente la Baja Nubia). La campaña del año 5 tuvo lugar en Kush, quizá incluso al sur de la quinta catarata. La construcción de la fortaleza de Khaemmaat en Soleb, donde el rey también edificó un templo, tal vez estuviera destinada a prevenir nuevas incursiones desde la Alta Nubia. La antigua capital de esta región, Kerma, se encuentra directamente delante de Soleb, al otro lado del río, de modo que el emplazamiento quizá se escogiera deliberadamente para subrayar la sumisión kushita a Egipto.

Las relaciones internacionales con el resto del mundo antiguo se organizaron mediante misiones diplomáticas. Durante el reinado de Amenhotep III, la cantidad de material egipcio en la Grecia continental se incrementa drásticamente y los nombres de ciudades egeas, incluidas Micenas, Faistos y Knossos, aparecen escritos por primera vez en jeroglíficos en las bases de estatuas del templo funerario del rey. Cartas intercambiadas entre Amenhotep III y varios de sus pares en Babilonia, Mitanni y Arzawa se conservan escritas en tablillas de arcilla con escritura cuneiforme. Estas cartas, muchas de ellas encontradas en el archivo de la capital de Akhenaton, Amarna, demuestran la poderosa posición de la que disfrutó Amenhotep III cuando negociaba su matrimonio con las hijas de otros soberanos. En las cartas es evidente la existencia de una estrecha relación entre Amenhotep III y el rey de Mitanni,Tushratta; mientras que el rey de Babilonia, Burnaburiash, que llegó al poder a finales del reinado de Amenhotep, parece mostrarse más receloso del poder egipcio. Es indudable que a mediados del siglo XIV la influencia de Egipto en el mundo antiguo alcanza una de sus mayores cotas, la culminación de las actividades de casi todos los reyes de la XVIII Dinastía.

La administración durante la XVIII Dinastía

Las estructuras administrativas generales en uso durante la XVIII Dinastía se caracterizan tanto por tendencias claras como por algunas situaciones no concluyentes. No existen suficientes funcionarios de Ahmose y Amenhotep I identificados con seguridad como para poder mencionar las familias y regiones presentes en el séquito real a principios de la XVIII Dinastía. No obstante, a mediados de la dinastía los más próximos colaboradores del rey eran enterrados en Tebas o Sakkara, proporcionándonos más documentación la ciudad meridional. A partir del remado de Hatshepsut, entre los funcionarios de élite de los cuales podemos esperar encontrar una capilla de tumba decorada y un pozo funerario en Tebas o Sakkara figuran el visir, el tesorero (hteralmente el «supervisor del sello»), «supervisores de las casas del oro y la plata», «mayordomos reales», «supervisores del granero» (de Egipto o de Amón), «hijo del rey y supervisor de los países meridionales», «heraldos reales» o «coperas reales» (a menudo implicados en la diplomacia), «niñeras reales «(hombres y mujeres), alcaldes regionales (en ocasiones enterrados en sus distritos de origen), el «gran sacerdote de Amón» (Tebas), el «gran sacerdote de Ptah» (Sakkara), el segundo, tercero y cuarto «sacerdotes de Amón», «supervisores del ejército» y varios niveles de escribas reales.

Las escenas del soberano entronizado presentes en las tumbas particulares de los reinados de Hatshepsut y Tutmosis III, durante los cuales poderosas familias ocuparon el cargo de visir y gran sacerdote de Amón, se han explicado como resultado de la necesidad de los faraones de la XVIII Dinastía de conseguir el apoyo de las poderosas familias de la élite. Importantes miembros del séquito de Tutmosis III, incluido el visir User (TT 61 y TT 131), su mayordomo y «contador del grano de Amón», Amenemhat (TT 82), y el «supervisor del granero de Amón», Minnakhat (TT 87), poseen cámaras funerarias con versiones similares de la
Letanía de Ra
y del
Amduat
. El reciente estudio de Erik Hornung sobre los textos de User ha subrayado las prerrogativas reales asumidas por individuos de la élite en tiempos de Hatshepsut y Tutmosis III. Una de las dos tumbas de Senenmut (TT 71 y TT 373) se diseñó para emular un enterramiento real, incluido un cielo astronómico como los utilizados posteriormente en elValle de los Reyes. Un acceso privilegiado al rey también queda manifestado de otros modos, como por ejemplo mediante la concesión de un enterramiento en el Valle de los Reyes, algo que sucedió durante los reinados de Tutmosis III y Amenhotep II.

Al contrario que con las bien conocidas familias de la élite de época de su tía y padre, muchos de los colaboradores cercanos de Amenhotep II habían servido con anterioridad en el ejército, tanto durante el reinado de Tutmosis III como durante el del propio Amenhotep. La estrechas relaciones que pueden surgir del servicio militar quizá se vieran fortalecidas por sus orígenes juveniles, cuando el rey y sus colaboradores de la corte aprendieron juntos a cazar y a conducir carros. Usersatet, «virrey de los países meridionales», pudo muy bien haber sido uno de esos amigos de la infancia que luego sirvió como «heraldo real» en el extranjero durante el reinado de Tutmosis III. La inscripción de una estela erigida por él en la fortaleza de Semna, en la región de la segunda catarata, muestra el texto de una notable carta enviada por Amenhotep II a su antiguo amigo, de servicio en el extranjero: «Siéntate […] un soldado-carrero que lucha por su majestad […] [poseedor de una mujer de Babilonia y un sirviente de Biblos, de una joven doncella de Alalakh y de una mujer vieja de Arapkha». Otro hombre que había servido durante el reinado de Tutmosis III,Amenemheb (TT 85), murió bastante al principio del reinado de Amenhotep II. En una inscripción de su tumba, Amenemheb describe el nombramiento de Amenhotep como rey y luego narra cómo el rey le habló: «Conocí tu carácter cuando (todavía) estaba en el nido, cuando estabas en el séquito de mi padre. Que puedas velar por las tropas de élite del rey».

El cortesano que quizá mejor ejemplifique todo el reinado de Amenhotep II es un amigo de las campañas militares y un antiguo compañero de juegos. El «gran mayordomo» Kenamon luchó junto a Amenhotep en Retjenu. En reconocimiento por sus servicios, fue nombrado «mayordomo» de Peru-nefer, la sede de un gran muelle y centro de construcción naval. Allí también estuvo activa una residencia real a mediados de la XVIII Dinastía. Más avanzada su carrera, la sinecura de Kenamon incluyó el lucrativo puesto de mayordomo de la propia casa del rey. Kenamon parece haber permanecido en activo durante casi todo el reinado de Amenhotep. Su tumba (TT 93) cuenta con elegantes elementos estilísticos, conocidos sólo en tumbas pintadas tardías de este período de tres décadas; pero no existe nada que haga sospechar que Kenamon sobreviviera hasta el reinado de Tutmosis IV. El carácter decididamente no militar de los temas escogidos por Kenamon para su tumba, junto a las imágenes del próspero estilo de vida de la élite, están en armonía con el tono general de las pinturas de las tumbas contemporáneas, tanto de Tutmosis IV como de Amenhotep III.

Existen otros dos personajes que fueron muy favorecidos durante la época de Amenhotep II, probablemente porque eran conocidos de la corte. El visir Amenemopet y su hermano Sennefer, alcalde de Tebas, se volvieron extremadamente ricos gracias a las atenciones del rey. Eran tan influyentes en la región tebana que a ambos se les concedió una tumba en el Valle de los Reyes, donde también fue enterrada Sentmay, la esposa de Senenmut, que era «niñera real». Ambos hermanos cuentan también con grandes capillas funerarias en Sheikh Abd el Qurna, en la orilla occidental de Tebas (la TT 29 en el caso de Amenemopet); de hecho, Sennefer necesitó dos tumbas (la TT 96 inferior y superior) para poder acomodar a varias mujeres diferentes, incluidas probablemente tanto sus esposas como sus hermanas. La hija mayor de Sennefer, Muttuy, que podemos ver en estatuas y en la TT 96 inferior, parece haberse casado con un tal Kenamon, que sucedió a Sennefer como alcalde de Tebas. Esta pareja, Muttuy y Kenamon, fue contemporánea de Amenhotep III y enterrada en la tumba TT 162.

El punto de vista de Tutmosis IV respecto a la administración fue el de permitir que los cargos militares disminuyeran, sustituyéndolos por burócratas, a menudo seleccionados de entre las familias que ya llevaban tiempo en la élite social. No obstante, cada rey tenía sus favoritos y el de Tutmosis IV era el «mayordomo» Tjenuna (TT 76). La fragmentaria biografía de la tumba de Tjenuna sugiere que mantenía una relación personal con Tutmosis IV parecida a la de un hijo con su padre: se llama a sí mismo «verdadero hijo adoptivo del rey, amado suyo». Si bien no existe suficiente documentación como para apoyar la idea de que Tjenuna fuera tan poderoso como Senenmut o Kenamon, Tutmosis IV muy bien pudo haber confiado en su «mayordomo jefe» (el cual también era «mayordomo de Amón») tanto como en cualquier otra persona. Un funcionario llamado Horemheb también pudo haber sido un aliado poderoso y cercano si lo juzgamos tanto por el tamaño de su tumba (TT 78) como por el hecho de que contenía una representación que lo relacionaba con una de las hijas de Tutmosis IV, Amenemopet.

Los funcionarios civiles a menudo eran representantes de familias influyentes con solera. Hepu fue visir del sur durante el reinado de Tutmosis IV y un tal Ptahhotep fue administrador del norte. Que ambos visires existían simultáneamente queda confirmado por el Papiro de Munich, fechado en el reinado de Tutmosis, en el que ambos personajes son llamados «visir» y aparecen como jueces. La tumba de Hepu (TT 66) se encuentra situada en el prestigioso cementerio de Sheikh Abd el Qurna, un emplazamiento que coincide con el de los visires de los reinados de Tutmosis III y Amenhotep II. A pesar de ser la tumba más profunda del reinado, es bastante pequeña y comparativamente insignificante cuando la comparamos con otras del período (por ejemplo laTT 76 y laTT 63).

Es evidente que la administración real prosperó durante el gobierno de Tutmosis IV, reemplazando casi por completo las conexiones burocráticas y en la corte a las militares. Los rangos de «general» u «oficial militar» son casi desconocidos durante esta época, mientras que abunda el de «escriba real», de modo que incluso el virrey de Nubia, Amenhotep, procedía de un entorno de «chupatintas». El cargo de «escriba de reclutas» nunca estuvo mejor atestiguado; pero el hecho de que sus titulares a menudo estén claramente asociados a la corte sugiere que el puesto no necesitaba a un endurecido militar, sino a un leal funcionario civil. Con excepción de la acción policial de Knosso (véase más arriba, en la sección Tutmosis IV en Siria-Palestina y Nubia), las labores que les eran encargadas a los «reclutas» de esta época y después siguen siendo un misterio. No sería nada sorprendente averiguar que estaban presentes tanto en las expediciones a las canteras como en la construcción de edificios y en las maniobras militares.

La corte de Amenhotep III es inusual, porque la conocemos casi tanto gracias a los monumentos de fuera de Tebas como a los de la propia ciudad. Los «tesoreros del rey», Sobekmose y su hijo Sobekhotep (Panhe-sy), no tienen tumbas tebanas y el primero fue enterrado en Rizeikat. En Sakkara Norte, Alain Zivie ha descubierto varias tumbas del reinado, incluida la de un visir, Aper-el; se trata de una zona donde en el siglo XIX se encontraron numerosas estelas de personas contemporáneas a Amenhotep III. Los colaboradores más conocidos del rey, no obstante, residieron o dejaron tumbas en Tebas. Los visires Ramose (TT 55) y Amenhotep construyeron en Tebas extravagantes capillas de caliza tallada, aunque la del segundo está destruida. Esta familia, si bien sus títulos la relacionan estrechamente con la región menfita, puede de hecho, como menciona William Murnane, haber sido tebana. El «jefe del granero del rey», Khaemkhet también dejó en Tebas una tumba decorada con relieves (TT 47), igual que el mayordomo de la reina Tiye, Kheruef (TT 192). El más querido de todos los cortesanos fue Amenhotep, hijo de Hapu, a quien el rey concedió el privilegio de tener su propio templo funerario, junto al propio templo funerario de Amenhotep III. Amenhotep, hijo de Hapu, «escriba ínilitar» originario de una famiha del delta, supervisó la construcción de muchos de los más dificultosos monumentos de Amenhotep III; el reconocimiento del rey por sus leales servicios terminó llevando a su deificación durante el primer milenio a.C.

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