James Potter y la Encrucijada de los Mayores (45 page)

BOOK: James Potter y la Encrucijada de los Mayores
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Ese fin de semana, James dio una vuelta de prueba en su nueva Thunderstreak por el campo de Quidditch. Ciertamente fue una experiencia totalmente diferente a la de montar cualquiera de las escobas de la Casa. La Thunderstreak era notablemente más rápida, pero lo que era más importante, respondía a la dirección de James con una exactitud y facilidad que rayaba en la precognición. James simplemente estaba pensando en que quizás le gustaría hacer un picado y giro, y de repente descubrió que eso mismo estaba ocurriendo. Ted explicó, más bien jadeante, que la Thunderstreak estaba equipada con una opción llamada Realzamiento Extra-Gestual.

—Básicamente —dijo con tono impresionado—, la escoba puede leer la mente de su propietario, solo lo suficiente como para que con el más ligero toque vaya a donde quieres ir. Ella ya sabe lo que quieres, así que en el momento en que lo admites, ya estás allí.

James se ofreció a dejar que Ted diera una vuelta en la escoba, pero Ted sacudió la cabeza tristemente.

—Está unida a ti. Tú eres el dueño. Si cualquier otro intenta volar con ella, todo le saldría mal. Es el inconveniente de la opción REG. O la ventaja, si te preocupa que alguien intente robártela.

—Yo quieeeeroooo unaaaaaa —dijo Zane en voz baja—. ¿Cuánto cuestan?

—¿Cuánto tienes? —preguntó Ted.

Zane lo pensó un momento.

—Desde que di mis últimos cinco al elfo doméstico de la puerta, er, nada.

—Cuesta más que eso —dijo Ted, asintiendo con la cabeza.

De regreso al castillo, Zane le dijo a James que había tenido una idea sobre como cambiar la túnica por la capa de Ralph.

—Reúnete conmigo esta noche en la sala común Ravenclaw —dijo—. Dile a Ralph que venga también, cuando le veas. Os veré en la puerta a las nueve.

Esa noche, la sala común Ravenclaw estaba inusualmente vacía. Zane explicó que había un torneo de ajedrez mágico en el Gran Comedor.

—Horace Birch está jugando con el profesor Franklyn por el título del gran campeón de ajedrez mágico del universo, o algo así. Extraoficialmente, creo. Sea como sea, todo el mundo está abajo animándole. Entonces, ¿ninguno de los dos ha dado con una forma de quitarle la túnica a Jackson aún?

—Creí que habías dicho que tenías un plan —dijo James.

—Lo tengo pero es bastante dudoso. Pensé en escuchar ideas primero, por si acaso eran mejores.

James sacudió la cabeza. Ralph dijo:

—He estado observando al profesor Jackson. Nunca deja el maletín fuera de su vista.

—En realidad —dijo Zane, sentándose en una silla junto al fuego—, eso no es del todo cierto.

Ralph y James se sentaron en el sofá. James dijo:

—Ralph tiene razón. Hasta lo lleva a los partidos de Quiddtich. Se lo coloca entre los pies en las comidas. Lo lleva con él constantemente.

—Lo lleva con él constantemente —estuvo de acuerdo Zane—, pero hay una situación en la que no está precisamente con un ojo puesto en él.

—¿Qué? —exclamó James—. ¿Dónde?

—La clase de Tecnomancia —respondió Zane simplemente—. Piensa en ello. ¿Qué hace durante toda la clase?

James lo consideró un momento, entonces sus ojos se abrieron ligeramente.

—Pasea.

—Bingo —dijo Zane, señalando a James—. Pone el maletín en el suelo junto a su escritorio, cuidadoso como siempre, pero entonces se pone a pasear. Recorre la habitación diez veces por clase, supongo. He estado observando. Le lleva alrededor de un minuto hacer todo el recorrido por la habitación, lo que significa que durante veinte segundos, está de espaldas al maletín.

—Espera —intervino Ralph—, ¿crees que deberíamos intentar cambiarlo justo en medio de la clase?

Zane se encogió de hombros.

—Como ya he dicho, no es una gran idea.

—¿Cómo? Hay veinte personas en esa clase. No podemos meterlos a todos en el ajo.

—No —estuvo de acuerdo James—. Philia Goyle está en esa clase. Es íntima de Tabitha Corsica, y es posible, incluso probable, que estén metidas en el complot de Merlín. Philia podría incluso saber qué hay en el maletín. Nadie puede saber lo que planeamos.

—Eso no lo convierte en imposible —dijo Zane.

Ralph frunció el ceño.

—¿Crees que seremos capaces de abrir el maletín de Jackson, cambiar las túnicas, y cerrarlo de nuevo, todo mientras Jackson está de espaldas durante veinte segundos, y sin que nadie más en la clase se dé cuenta?

—Hmm —dijo James, frunciendo el ceño—. Quizás no necesitemos
abrir
el maletín. ¿Y si encontramos otro maletín? Podríamos meter en él la capa de Ralph y de algún modo solo cambiar los maletines mientras Jackson está de espaldas.

Ralph todavía dudaba.

—Jackson lo notaría. Lleva esa cosa con él a todas partes. Probablemente conoce de memoria cada arañazo y rozadura.

—En realidad —dijo Zane pensativo—, es un maletín de cuero de aspecto bastante estándar. He visto otros casi exactamente como ese aquí mismo en Hogwarts. Podríamos encontrar alguno que se acerque lo bastante... —De repente Zane se sentó erguido y chasqueó los dedos—. ¡Horace!

—¿Horace? —parpadeó James—. ¿Horace Birch? ¿El gremlin jugador de ajedrez? ¿Qué tiene que ver él?

Zane sacudió la cabeza excitado.

—¿Recuerdas el Wocket? Horace utilizó un encantamiento
visum-inepto
para hacer que pareciera un platillo volante. ¡Es un encantamiento engaña-a-la-vista! Dijo que la mayoría de la gente ve lo que esperan ver. Si encontramos un maletín que se parezca lo suficiente al de Jackson, y después le lanzamos un encantamiento
visum-ineptio
, ¡apuesto a que será suficiente como para engañar al bueno Cara de Piedra! Quiero decir, nunca esperará que le vaya a ocurrir algo a su maletín durante una clase, así que el encantamiento le ayudará a ver el falso maletín como si fuera el suyo. ¿Verdad?

Ralph pensó en ello y pareció aliviado.

—Es tan alocado que puede funcionar.

—Sí —añadió James—, pero aún así, ¿cómo cambiamos los maletines durante la clase sin que nadie más lo note?

—Necesitamos una diversión —dijo Zane firmemente.

Ralph hizo una mueca.

—Tú has visto mucha tele.

James frunció el ceño pensando en la Capa de Invisibilidad.

—Sabéis —dijo— tengo una idea.

Les habló de su hallazgo de la Capa de Invisibilidad y el Mapa del Merodeador.

—¡Liberados del baúl de tu padre! —sonrió Zane deleitado—. ¡Pequeño bribón! Ted querrá besarte por esto.

—Él no lo sabe, y quiero que siga así, por ahora, al menos —dijo James severamente—. Pero la cuestión es que creo que podemos utilizar la capa para hacer el intercambio sin que nadie lo sepa. Hará falta que participemos todos, sin embargo.

—Yo ni siquiera estoy en esa clase —dijo Ralph.

James asintió con la cabeza.

—Lo sé. ¿Qué clase tienes a esa hora? ¿La primera del miércoles?

Ralph pensó.

—Hmm. Aritmancia. Ugh.

—¿Puedes saltártela?

—Supongo. ¿Por qué?

James explicó su plan. Zane comenzó a sonreír, pero Ralph parecía incómodo.

—Soy un mentiroso terrible. Nos pillarán —gimió—. ¿No puede hacer Zane mi parte? Él tiene talento para eso.

James sacudió la cabeza.

—Está en clase conmigo. No funcionaría.

—Puedes hacerlo, Ralph —dijo Zane animoso—. El truco está en mirar directamente a los ojos y nunca parpadear. Te enseñaré todo lo que sé. Haremos de ti todo un mentiroso.

Esa noche, mientras James se preparaba para ir a la cama, repasó el plan en su mente. Ahora que se había permitido a sí mismo considerar la imposibilidad del retorno literal de Merlín, se sentía bastante tonto por haber estado tan seguro de ello. Obviamente, era sólo una falsa ilusión alocada de magos oscuros ávidos de poder. Aún así, resultaba evidente que Jackson y Delacroix, al menos, creían en ello lo suficiente como para intentarlo. Si James, Ralph y Zane podían hacerse con la túnica de Merlín, esta sería prueba suficiente para que su padre y sus aurores buscaran la isla del Santuario Oculto. Encontrarían el trono de Merlín, y la conspiración quedaría revelada. Aparecería en la portada de
El Profeta
, y el Elemento Progresivo de Tabitha Corsica, que seguramente formaba parte del complot, se revelaría como una campaña de mentiras y propaganda que tenía como único objetivo la guerra y la dominación. Con esa visión en la cabeza, James sintió la firme determinación de hacer todo lo que estuviera en su mano para hacerse con la reliquia.

Mientras evaluaba el plan, sin embargo, tuvo sus dudas. Ciertamente era un plan bastante embrollado, con muchas variables. Mucho dependía enteramente de la pura suerte. En un minuto James estaba seguro de que funcionaría perfectamente, y al siguiente de que sería un estrepitoso fracaso en el que los tres serían capturados. ¿Qué dirían entonces? Jackson sabría que eran conscientes de su plan. ¿Sería eso suficiente para detener el complot? James era, después de todo, el hijo del Jefe de Aurores. Creía que no. Si James y sus amigos eran atrapados intentando robar la reliquia, Jackson sabría que aún no habían contado nada a Harry Potter. ¿Se rebajarían Jackson y sus compañeros de conspiración al asesinato para mantener su plan en secreto? Apenas podía creerlo, pero de todas formas, también le había asombrado descubrir que Jackson estaba involucrado en un plan tan terrible para empezar. Fuera como fuera, James estaba seguro de una cosa; probablemente él más que Zane o Ralph, pero los tres estarían en gran peligro si su plan fracasaba.

Por primera vez, consideró el contárselo todo a su padre. Podía enviar a Nobby con una carta, explicando todo lo que habían averiguado hasta ahora. Si tenían éxito en su plan de recuperar la túnica, tendrían pruebas para cuando llegara la carta. Si fracasaban y eran capturados, al menos alguien sabría lo del complot Merlín. Era demasiado tarde para escribir la carta esa noche, pero se sintió tranquilizado habiendo tomado la decisión de que sería una buena idea, y estaba decidido a hacerlo mañana a primera hora. Pensando en eso, cayó dormido.

A la mañana siguiente, sin embargo, se sentía perfectamente confiado en que su plan funcionaría. El fracaso era inconcebible. Tenía tan alto el ánimo al respecto que apenas se fijó en el mago pálido de la pintura de la Inauguración de Saint Mungo que le observaba atentamente, frunciendo el ceño y con cara de piedra.

12. Visum-Ineptio

La primera dificultad a la que James, Ralph y Zane se enfrentaron para apoderarse del maletín de Jackson fue el simple hecho de encontrar uno lo suficientemente parecido como para realizar el cambio. Era, como Zane había indicado, un maletín de cuero negro bastante modesto, más parecido a un bolso de médico que a un verdadero maletín. La noche del lunes durante la cena, lo estudiaron cuidadosamente ya que estaba debajo de la mesa del profesorado, entre las botas negras del profesor. En la parte superior, tenía dos asas de madera, un cierre metálico articulado, y ciertamente estaba bastante desgastado y ajado. Se sintieron desanimados al descubrir que en uno de los lados tenía adosada una pequeña placa de bronce deslucida dónde figuraba impreso “T. H. Jackson”. Aunque en la mayoría de los aspectos parecía un elemento de transporte absolutamente intrascendente, los muchachos pronto descubrieron que no era, de hecho, fácil encontrar uno exactamente igual. Muchos estudiantes y profesores tenían maletines y portafolios de cuero, pero todos eran muy estrechos o del color incorrecto, o de un tamaño o forma bastante distinto. Llegado el martes por la noche, aún no habían encontrado un maletín que pudieran emplear para realizar el intercambio. Ralph insinuó que posiblemente tuvieran que esperar hasta la semana siguiente para hacerlo, pero James insistió en que debían seguir intentándolo.

—No sabemos cuándo planean reunir todas las reliquias —explicó—, si esperamos demasiado, lo intentarán y entonces no tendremos acceso a ninguna de las reliquias en absoluto. Imaginarán que no funcionan y por lo tanto las esconderán o las destruirán.

Ralph y Zane estuvieron de acuerdo aunque este hecho no los hizo estar más cerca de encontrar un maletín apropiado para el intercambio. Entonces, el miércoles por la mañana, el día que tenían clase de Tecnomancia, Ralph llegó a la mesa del desayuno con un brillo maníaco en los ojos. Se dejó caer frente a Zane y James y los miró fijamente.

—¿Qué? —preguntó James.

—Creo que encontré un maletín que podemos usar.

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