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Authors: Erving Goffman

Tags: #Sociología

Los momentos y sus hombres (2 page)

BOOK: Los momentos y sus hombres
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5) Compren todo lo que necesiten en Winnipeg, porque en Edmonton y en Dauphin los precios son dos o tres veces más altos.

6) No compren en las tiendas judías, sólo en las aprobadas por la Cámara de Inmigración. Tendrán mejor calidad a mejor precio
[10]
.

Goffman crece en este ambiente de solapada hostilidad aldeana. Posteriormente, dirá a su colega Dell Hymes: «Usted olvida que yo he crecido (en yídish) en una ciudad en la que hablar una lengua extranjera acarreaba la sospecha de homosexualidad
[11]
».

Por suerte, está Winnipeg. Si, a comienzos de los años treinta, Dauphin no cuenta más que sesenta familias judías, en Winnipeg hay más de diecisiete mil
[12]
. La familia Goffman mantiene muchos lazos con la comunidad judía de la metrópolis. Por lo demás, la hermana de Erving, Francés, logrará en ella el éxito en una carrera teatral
[13]
. Erving se reúne con ella en 1936, a los 14 años, cuando ingresa en la
Saint John’s Technical High School.
«Saint John’s Tech», como la llaman en Winnipeg, es una escuela progresista. Su director, George Reeve, es un docente inglés que procede del Ruskin College (el colegio «izquierdista» de Oxford). Ha abierto generosamente su establecimiento a los hijos de inmigrantes judíos: en 1929, más de la mitad de los escolares son judíos
[14]
.

Parece que, en Saint John’s, Goffman es el brillante mal alumno. Sus compañeros lo llaman «Pookie», nadie sabe ya por qué. Es muy bajo, pero musculoso. Es muy fuerte en las paralelas y en el potro. Además, está loco por la química: hasta se ha hecho un laboratorio en casa. Y en la fiesta de baile de fin de estudios, en mayo de 1939, lanza en la sala bombas fétidas de fabricación casera...

Detengámonos en esta imagen, demasiado caricaturesca para ser cierta: Goffman, adolescente rebelde y marginal, judío, hijo de inmigrante y provinciano; Goffman, presto a partir a la conquista del mundo occidental, igual que Sigmund Schlomo Freud, hijo de Jacob, mercader ambulante de la Galicia polaca. ¿Cómo no dejamos llevar por este fácil paralelismo? ¿Cómo retener la singularidad de una vida que parece desenvolverse de acuerdo con un modelo novelesco tan clásico? La contestación no puede ser inmediata.

Volvamos al relato. Goffman ingresa en la universidad en 1939. Se queda en Winnipeg, en la universidad de Manitoba. Escoge como especialidad... Química, naturalmente. Además, la sociología todavía no existe en la universidad de Manitoba en 1939
[15]
, y Goffman está muy lejos de imaginar que hará «carrera» de ella. En 1943, Goffman se encuentra en Ottawa, en el National Film Board (N.F.B.), que dirige John Grierson desde el principio de la guerra
[16]
. ¿Cómo ha llegado ahí? Misterio. No es que haya tratado de eludir el servicio militar. Canadá envía al frente sólo a los estudiantes más mediocres
[17]
. Por tanto, es muy probable que Goffman escapase al alistamiento, y debió de entrar en el N.F.B. voluntariamente. ¿Qué hace allí? Misterio, también. Son pocos los que se acuerdan de él, como su compañero de despacho Alan Adamson
[18]
. Hay que decir que Grierson y los suyos, particularmente Stuart Legg, producen documentales y películas de propaganda a un ritmo infernal: 310 en 1945
[19]
. Muchos equipos, a menudo compuestos por jóvenes universitarios atraídos por la personalidad de intelectual «comprometido» de Grierson, recorren todos los rincones de Canadá. Regresan y vuelven a partir enseguida. De modo que el cuartel general de Ottawa —750 personas— está sumido constantemente en la crisis creativa que suscita la urgencia. Y las baterías de Grierson no se descargan nunca. El único trabajo pesado que parece haber tenido allá Goffman era administrar las cajas de películas de un departamento y otro y preparar embalajes sólidos para expedirlas casi a todo Canadá y el resto del mundo. Durante el verano de 1943, parece que tuvo también la misión de repasar la revista
Nation,
encerrado en un despacho pequeño con pilas enormes de números atrasados... Pero nada impide decir que no se formase, en el tajo, en las técnicas de realización de documentales. Quizá no recibiese una formación explícita en escritura de guiones, filmación y montaje. Pero, como escribe Alan Adamson, muy bien puede haber ocurrido que Goffman estuviese «completamente rodeado por la teoría y parte de la técnica documental de Grierson». Y añade Adamson: «Todos estábamos un poco intoxicados por las ideas de Grierson, y le habría sido muy difícil no agarrarlas
[20]
». En efecto, muchos eran los intelectuales reunidos en el N.F.B. que se apasionaron por el cine y que, después de la jornada laboral, se reunían para ver y discutir una película, leer un guión..., o reformar el mundo de la posguerra. Es poco probable que Goffman quisiese reformar el mundo —para eso le faltaba todavía entrar en él—, pero no sería nada aventurado imaginar que la moviola sustituyó el laboratorio de sus 15 años.

Detengámonos otra vez en esta imagen, como primer elemento de contestación a la pregunta de si la biografía tiene que respetar la singularidad de una vida. Porque el episodio del N.F.B. es propio únicamente de Goffman, no de todos los hijos de comerciantes judíos emigrados. Este es, sin duda, en la génesis de la obra, «allende el instante, relativamente arbitrario, en que ésta se objetiva en lo escrito» (expresión de L. Boltanski, cit. pág. 14), un momento fundamental. Goffman descubre la
illusio.
Quizá había comprendido ya que su supervivencia en Ottawa, entre todos aquellos intelectuales, dependía de su arte en dar el pego. Pero, en la moviola, la fabricación de la «realidad» aparece como un hecho objetivo, tangible, que puede descomponerse en elementos cada vez más pequeños. Los detalles son verdaderos, indiscutibles, pero el conjunto es arbitrario: se monta, desmonta y se vuelve a montar como se quiere. La vida social no es, pues, tanto teatro como cine de montaje prieto. Necesitará más de treinta años para expresar esta idea, y lo hará en su obra magna,
Frame Analysis...
Antes, habrá visto y reproducido la vida cotidiana en forma de escenas, de planos cortos de algún detalle, de juegos de plano contraplano entre observador y observado, como si hubiese querido hacer otros tantos documentales, aunque en el modo de escritura
[21]
. Goffman cinéfilo: he aquí la primera «fuerza formadora de hábitos», como decía Panofsky, la primera matriz intelectual. Pero hay que establecer otra: el aprendizaje racional del oficio de sociólogo.

Durante el verano de 1944, Goffman traba amistad con Dennis Wrong, joven productor del National Film Board, que se licencia en Sociología (obtiene el «A.B.», Bachiller en Artes, de su especialidad) en la Universidad de Toronto, la más británica de las universidades canadienses (hiedra en muros neogóticos). Sugiere a Goffman que se reúna con él. Para gran sorpresa suya, efectivamente, allá está Goffman al comienzo del curso. Le han permitido estudiar materias sueltas, con las que podrá obtener el diploma de Sociología. Poco integrado en la veintena de estudiantes que se conocen desde tres años antes, podrá abandonarse a sus propios intereses. Dos profesores y una joven estudiante despertarán su vocación de sociólogo.

En 1944-1945, en la Universidad de Toronto, la Sociología está integrada en un departamento de Economía Política, que dirige el historiador economista Harold A. Innis, el mismo inspirador de Marshall McLuhan. De la coordinación de los cursos de Sociología se encarga Charles William Norton Hart
[22]
, antropólogo formado por Radcliffe-Brown en Sydney, y que vivió de 1928 a 1930 en el seno de una tribu, los tiwis, de la isla Bathurst, al norte de Australia. Debe a esta experiencia unos cuantos artículos
[23]
..., y una uña larguísima en el meñique derecho, signo de iniciación. En Toronto, no es sólo esta uña, sino sobre todo su estilo pedagógico lo que extraña a algunos colegas..., y maravilla al joven Goffman.

Hart enseña solemnemente en toga, de acuerdo con la gran tradición inglesa. Pero, para animar la clase, de cuando en cuando se la remanga, se la pone encima de la cabeza, como hace el fotógrafo con su paño, y con terrible energía su uña iniciática señala al estudiante al que quiere preguntar. Goffman lo adora. Todo el curso 1944-1945 ha sido dedicado a la lectura profunda del
Suicidio
de Durkheim. Y así es como Goffman entra en la sociología. Ya no lo abandonará nunca la muletilla de C.W.M. Hart: «Todo está determinado socialmente».

El otro profesor es el que lo introduce en la antropología: Ray Birdwhistell, joven antropólogo de 26 años que empieza a enseñar mientras termina su tesis en la Universidad de Chicago
[24]
. Personal e intelectualmente cercano a Margaret Mead y Gregory Bateson, ofrece un curso sobre el tema, muy corriente en la época, de la relación entre cultura y personalidad. Birdwhistell también es un profesor espectacular, como Hart. Quizá por la costumbre, hace a sus estudiantes leer obras como
Sun Chief
de L. W. Simmons, y
Noven,
de G. Bateson. Pero la originalidad de su enseñanza está en otra cosa: en la manera como les hace comprender que la instancia tercera entre la cultura y la personalidad es el cuerpo. La cultura se encarna. Así, sus alumnos lo escuchan hablar con el labio inferior vuelto al mentón (como hacen en el Sur) o apretado contra los dientes (como en el Norte), o ven que se pone a andar como un actor del Este queriendo imitar un vaquero del Oeste. Birdwhistell es muy alto, muy delgado, muy flexible. Da un verdadero espectáculo, pero sólo con el fin de hacer comprender que lo social penetra hasta en los ínfimos actos cotidianos. Los gestos son, por tanto, tan susceptibles de análisis sociológico como las «instituciones» y otros «hechos sociales». Goffman dirá posteriormente que esta demostración era muy innovadora para la época
[25]
. Aquí, tenemos que abrir un paréntesis.

En Chicago
[26]
, Birdwhistell trabaja bajo la dirección de Lloyd Warner
[27]
, antropólogo que dirige un amplio estudio de una ciudad pequeña de Massachusetts, a la cual llamará «Yankee City», en una serie de cinco libros publicados de 1941 a 1959
[28]
. Su análisis del municipio se basa en la idea de que la «estratificación social» es de tres clases
(lower, middle, higher),
dividida cada una en dos
(upper, lower).
Y la pertenencia a uno de estos estratos se determina combinando seis características (profesión, cantidad de ingresos, etc.), lo que se corona con una multitud de índices de «estilos de vida», que van desde el número de habitaciones hasta el color de las cortinas del salón
[29]
. Volvamos ahora al joven Birdwhistell profesor del joven Goffman.

Birdwhistell enseña a sus alumnos a observar los índices corporales que permitan clasificar según la tipología warneriana. Así, los lleva a veces a una taberna cercana y les pide que determinen la pertenencia social de los clientes por su forma de andar, su vestido o su manera de beber o de fumar. Ejemplo: advierten una joven. No hay duda, es una «U.M.C.»
(upper middle class),
concluyen los estudiantes, muy orgullosos de hacer observaciones tan sutiles. Todo indica su pertenencia a la «U.M.C.»: su modista, sus gestos, etc. «¡Falso!», exclama Birdwhistell soltando una carcajada, «no han prestado atención a los zapatos: son zapatos L.M.C.
(lower middle class).
¡Miren las suelas!» Y los estudiantes se rinden. Goffman se apasiona por esta manera de proceder.

Paralelamente a esta culturización intelectual, Goffman recibe un baño de vida social y política dentro de un grupo de estudiantes llegados del Oeste del Canadá. Unos vuelven de la guerra; otros han pasado por el National Film Board. Muchos de ellos comparten una casa común, en la calle de Bathurst, la gran arteria que baja al lago Ontario. Es una vida bohemia: unos viven en casa de otros, juegan al póquer toda la noche, beben mucho. Cuidan de las chicas de los compañeros que siguen en Europa. Pero nada de eso les impide tampoco pensar, leer y discutir mucho. Se presiente que la guerra acaba y que va a empezar una era nueva. En este sentido, el C.C.F. (Cooperative Commonwealth Federation), el partido socialista canadiense, llena de vanas esperanzas los corazones, porque en junio de 1944 acaba de obtener la mayoría en Saskatchewan
[30]
. Puede que esta victoria se extienda por todo el Canadá...

Goffman participa en tales discusiones, pero considerando la política con una ironía que, a veces, irrita a sus compañeros. Además, no vive con ellos. Acude a las reuniones, pero vuelve después a su casa. Se siente en él como una aversión a dejarse llevar por el grupo. Quizá se lo impida su sentido moral: los compañeros de la calle de Bathurst son muy duros unos con otros, y tales asperezas chocan mucho a Goffman. Una anécdota: su compañero Dennis Wrong le cuenta un día la historia de su operador del National Board, que lo había desplumado jugando a las cartas, hasta el punto que un año después todavía estaba pagándole la deuda. El desplumador estaba también en Toronto con ellos terminando sus estudios. Goffman, indignado, fue a verlo y le exigió que devolviese el dinero a Wrong...

Es en este hervidero de hombres y de ideas donde conoce a Elizabeth (Liz) Bott, estudiante de psicología, interesada por la antropología..., y por muchas cosas. Es viva, inteligente y de buena familia, de universitarios muy conocidos. Su padre fundó el departamento de Psicología de la Universidad de Toronto; su madre investiga psicología infantil. Liz y Erving irán juntos por todas partes. Ella será amiga, confidente y
alter ego.
Erving comienza a adquirir gran prestigio intelectual entre sus condiscípulos, quienes se dicen que es un «genio extraño». Los sorprende, además, por sus observaciones y réplicas rápidas y tajantes. Es vivo e ingenioso..., lo que a veces hace mucho daño. Otro detalle que recuerdan: Goffman lee una monstruosidad, en todos los sentidos. El día en que Talcott Parsons, el sociólogo estadounidense que pronto será maestro de una generación, llega a pronunciar una conferencia en el Departamento, no se espera el chaparrón que le viene desde el fondo de la sala por parte de un estudiante que parece haber leído todos sus libros y que los critica basándose en las obras epistemológicas de Whitehead.

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