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Authors: Julián Ignacio Nantes

Tags: #Ciencia Ficción

Hikaru (5 page)

BOOK: Hikaru
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—Usted también está en falta mi querido Kan. Me he dado cuenta de que hace tiempo no toma su medicación, ya ni siquiera la compra, y para ustedes ese delito se pena con la muerte.

—¿Qué le hace pensar que ya no la tomo?

—Al comienzo, matar al Sr. Feder se encontraba dentro de los planes, pero su IdIn llegó a emitir una señal de alerta. No podía deshacerme de él cuando era probable una investigación policial, por eso lo mantuvimos con vida un tiempo más. Entonces, llegó usted y hasta me alegré que así fuera, porque las drogas que ingieren los Kanes los vuelven vagos… esperaba que fuera demasiado trabajo para usted seguir adelante con una investigación. Sin embargo, de repente llega una orden de desalojo para Feder pedida por usted. Eso me hizo levantar inmediatamente sospechas… quizás no sabe, pero nosotros somos la distribuidora de esa droga dentro de este país, y todo se reduce a una sola farmacia dentro de esta ciudad, aquella donde usted compra la medicina. Todos los meses esa farmacia renueva su stock de “una” unidad, todos los meses durante la primera semana del mes. Y no registramos ninguna venta en este mes, el resto se deduce; es bastante obvio.

—Mm… supongo que estamos a mano.

—Ya puede seguir la línea amarilla de regreso a la salida.

—Pero ahora que he dejado la medicación, echarme para atrás sería demasiado aburrido. Realmente quisiera ver los subsuelos… A cambio le diré dónde ubicar el Cyborg que se les escapó —propone Vulpécula.

Estadio de Fastball de los Saltamontes. Capacidad 20 mil personas.

Partido inicial del ínter universitario de Fastball.

—Bienvenidos al estadio de Fastball de los Saltamontes —dice una voz por altoparlante—. En instantes se llevará a cabo el partido inicial del campeonato ínter universitario de Fastball entre el equipo local de la Universidad Nacional de Rupia y el equipo de la Universidad Privada de la Pax. Vayan tomando asiento.

El equipo de Muro está en el vestuario, sentados en una amplia ronda en torno a Muro que, parado, da las últimas instrucciones.

—Muchachos, este año el sorteo de los grupos no nos ha favorecido. Estaremos jugando nuestro primer partido contra el equipo que nos ha descalificado todos los años anteriores. Pero, por otro lado, eso los debe hacer sentir muy confiados, y ahora tenemos a Hikaru con nosotros. Los sorprenderemos robándole rápidamente los primeros puntos y, una vez que desesperen, el partido será nuestro. Sé que a algunos de ustedes no les gusta, pero recuerden la estrategia, los tiros al arco los hace Hikaru ya que es el que más alto porcentaje de éxito tiene.

Subsuelo de los laboratorios ATHE.

—Y aquí termina el recorrido por los laboratorios subterráneos —dice Ruth—. Ahora dígame dónde encontrar mi robot.

—Un momento —protesta Vulpécula—. Tengo entendido que hay por lo menos dos subsuelos, tardará menos en mostrármelos que en intentar convencerme de que le diga la ubicación ahora mismo.

Una bocina suena, se escucha por todo el estadio.

—Todos arriba, el partido comienza en cinco. —Muro apremia al equipo—. Buena suerte.

Los equipos salen a la cancha por esquinas opuestas. El locutor apenas se escucha por el altavoz, tapado por el público que comienza a vitorear. Hikaru observa, sorprendido, por primera vez ante el colosal estadio y sonríe. Gira para ver a un grupo de chicas en primera fila a pocos metros, pintadas con los colores de la universidad, gritando y extendiendo los brazos. Hikaru sin darse cuenta aminora el paso.

—Ahora concéntrate en el partido —le dice el compañero que viene atrás y lo empuja a seguir caminando—. Si perdemos ya no estarán tan excitadas.

A medida que los jugadores entran a la cancha se les aparece un casco protector transparente.

—¿De dónde salió esto? —pregunta Hikaru a un compañero al tiempo que le da un par de golpecitos al protector—. Es un casco de protección creado por la cancha. Los partidos ínter universitarios se suelen poner un poco extremos, y los han empezado a implementar desde el último campeonato.

Los jugadores están distribuidos por la cancha e imantados a las paredes sin poder moverse. La bocina que da comienzo al juego suena, los espectadores explotan en gritos, la bola entra a la cancha por el techo y los jugadores son liberados. En el centro un saltador de cada equipo se apura a atrapar la bola.

Hikaru se adelanta y roba la bola de las manos de los saltadores, la arroja contra el aro. Hay silencio en todo el estadio. Hikaru anota el primer punto para su equipo. La sirena de gol suena y el silencio estalla en un grito de alegría. El equipo de Muro ha anotado su primer punto a menos de cuatro segundos de comenzado el partido. Hikaru levanta los brazos hacia los espectadores celebrando el tanto y los gritos se vuelven aún más ensordecedores que antes. Hikaru sonríe.

Subsuelo de los laboratorios ATHE.

—Esto es todo lo que hay para ver —dice Ruth—. ¿Satisfecho? Ahora quiero al robot.

—Dígame, Ruth… ¿le gusta el Fastball?

—No ponga a prueba mi paciencia, Vulpécula. Está dentro de mi laboratorio, y a una palabra mía podría tener cientos de robots asesinos sobre tu cuerpo.

—Tranquilo, estoy cumpliendo con mi parte, ponga un monitor con el partido ínter universitario de Fastball.

Ruth lo mira con desprecio, pero obedece. Hace un gesto de aceptación a un operador que los acompaña y una pantalla flotante aparece y muestra el partido con un primer plano de Hikaru que está festejando una anotación. En seguida Ruth le dice al operador:

—Da aviso al grupo de asalto que estamos saliendo, en diez minutos quiero estar de regreso con mi Cyborg.

Hikaru recibe la bola de la mano de Dani que pasa por su lado. Los bloqueadores saltan sobre Dani pensando que aún la lleva consigo. Hikaru tiene el camino despejado salvo por el líder del equipo contrario que lo vigila constantemente.

—¡Él tiene la bola! —grita el líder a sus compañeros y señala a Hikaru.

En ese momento de distracción Hikaru tira derecho al aro.

El líder no ha terminado de gritar cuando la bola pasa velozmente por su lado y entra al aro.

—El marcador indica LOCAL 9 - VISITANTE 1 —se escucha por el altavoz—. A este paso la victoria parece irrebatible a la Universidad Nacional de Rupia…

Hikaru festeja con los brazos en alto gritando a la cámara que puede distinguir a través de la transparencia de la pared.

El líder del equipo contrario pide tiempo y reúne a su equipo en un círculo. Hikaru continúa festejando.

—Ya me he cansado de este tipo —dice el líder—. Nos sacará del torneo en el primer partido y nosotros nunca antes hemos perdido contra ellos. El que tenga una buena oportunidad para romperle una pierna la aprovecha…

Muro se acerca a Hikaru y le dice:

—Ya está bien de festejos. Hikaru. Comienzas a incomodar a tus propios compañeros, así que no quiero imaginar cómo se siente el equipo contrario. Debes calmarte.

No pasa mucho tiempo más hasta que soldados del laboratorio entran, de a grupos de a tres y con protección de cuerpo completo, por las cuatro esquinas del campo de juego. En la cancha se produce un denso silencio. Se puede escuchar claramente el ruido de las botas de los soldados mientras rodean la cancha.

—Solicitamos la rendición de Hikaru, debe venir inmediatamente con nosotros —dice unos de los soldados.

Hikaru los observa y puede identificar la marca del laboratorio por un pequeño logo en el hombro.

Un grupo de soldados de cada lado se amontonan en las puertas, únicos accesos, que se encuentran en los extremos laterales de la cancha. Hikaru está aún en el techo con la pelota.

—¿Por qué deben llevárselo? —Muro rompe el silencio.

—Así se nos ha ordenado—. ¿No pueden esperar a que termine el juego? —agrega mientras la gente empieza a abuchear a los soldados apoyando la moción.

La situación se tensa.

—No me interesa el partido, arréstenlo inmediatamente, usen la fuerza si es necesario. Ese robot regresa al laboratorio entero o por partes, no me importa —indica Ruth a los soldados por un comunicador enganchado a su oreja.

Un soldado empieza a sacar su arma.

—Un momento, ¡¿qué piensas hacer con eso?! —dice Muro, corriendo hacia el soldado y sosteniéndole el brazo pegado a la funda del arma.

Otro soldado se acerca por detrás y toca su espalda con un guante de descargas, lo deja inconsciente al instante y Muro cae al suelo.

El primer soldado, ahora libre del brazo de Muro, está por disparar. Hikaru cambia de plano en el juego, lanza la pelota contra el arma y la destroza.

“Puede que ya sea hora de hacer una visita al laboratorio…” piensa Hikaru.

—Bien, iré con ustedes voluntariamente —dice y levanta los brazos.

Un jugador del otro equipo aparece de repente y lo agarra por detrás—. ¡Ya lo tengo! —grita.

El soldado con el guante de descargas corre hasta él.

—¡Un momento, no es necesario! —dice en vano Hikaru.

El soldado lo toca, pero la descarga no tiene efecto en Hikaru y se transmite al jugador que lo está sujetando, quien queda inconsciente.

Hikaru está sorprendido, pero no tanto como el soldado, que saca su bastón para golpearlo.

—Si eso es lo que quieren… —dice Hikaru, y toca al soldado que inmediatamente es proyectado hacia arriba y choca contra el techo del campo de juego.

Los soldados de la entrada contraria, que hasta ahora sólo contemplaban, comienzan a perseguir a Hikaru que corre hacia la puerta con el soldado que disparó, pero éste último se hace a un lado. Fuera del campo de juego Hikaru toca al soldado más cercano y lo proyecta sobre los compañeros que esperan afuera. Va dejando a todos en el suelo, entonces sella la puerta de la cancha del lado de afuera.

“Esto debería darme algo de tiempo”, piensa Hikaru.

Hikaru sale corriendo de la cancha y del estadio. Es plena noche. Afuera, se encuentra con Ruth y se detiene.

—Te he estado esperando —dice Ruth—, habla conmigo, arreglemos las cosas.

—¿Justo, tú? Hikaru ve un máquina expendedora, la toca y al soltarla sale disparada hacia el jefe. Impacta de lleno en él y lo deja muy mal herido.

Hikaru observa el cuerpo reducido a una masa deforme y sanguinolenta y entra en estado de shock.

Prisión y muerte

Fuera del estadio, un grupo de soldados muy bien armados rodea a Hikaru.

—Ha matado al jefe…

Desconcierto…

Suena una radio.

—Yo tomaré el mando de la operación. Continúen con el plan, captúrenlo por cualquier medio.

—¿Quién habla? —contesta el de la radio.

—Oficial primero Kan Vulpécula.

El capitán que se encontraba a su lado escucha la conversación.

—Nos atendremos al plan, ordena —y grita otras órdenes— captúrenlo, disparen el rayo.

Un rayo de luz cruza el aire, Hikaru se da vuelta y se cubre la cara con el brazo derecho. El rayo permanece encendido por unos segundos, para cuando se apaga Hikaru se encuentra en el piso medio quemado.

Hikaru es atrapado, llevado de vuelta al laboratorio y arrojado a un pozo de diez metros de profundidad y unos pocos metros de diámetro. Se retuerce en el piso y piensa:

“Maldición, necesito un hospital. Con estas heridas no viviré mucho más, al menos conservo la conciencia clara, pero no puedo usar mi brazo derecho, duele demasiado…”

Laboratorios ATHE.

Vulpécula recibe en el laboratorio al grupo de soldados médicos que cargan con el cuerpo de Ruth en una camilla.

—Increíble, jamás en tantos años de guerra vi un cuerpo tan dañado. Olvídense de sus equipos médicos, este hombre no sobrevivirá ni veinte minutos más. Llévenselo al subsuelo y transfieran la información de su cerebro a un Cyborg modelo Hikaru.

La transferencia se lleva a cabo exitosamente al poco tiempo y el Cyborg con la mente de Ruth es dejado en una habitación del ala médica de los laboratorios.

Dos días después Ruth despierta, Vulpécula está sentado a su lado.

—¿Qué ha sucedido? —pregunta Ruth.

—Se ha enfrentado a Hikaru y por poco lo mata. He ordenado transferir su cerebro a una unidad Hikaru, era la única forma de que sobreviviera.

—¿Que ha hecho qué? —Ruth se sienta en la cama y se observa el cuerpo. Se toca sus firmes abdominales, su pecho marcado—. Bueno, no está mal —se lleva las manos lentamente a la cara—. También luzco como él, ¿no es así?

—Es el único modelo —dice Vulpécula levantando los hombros—. ¿Qué va a hacer ahora con él? Lo tienen aquí en el laboratorio, en las jaulas de restricción del subsuelo.

—No lo sé. Originalmente quería estudiarlo, él solía ser el mejor resultado del experimento. Pero ahora… —se mira las manos— supongo que hasta debería darle las gracias. De todas formas es propiedad de la empresa. —Ruth se levanta de la camilla y va a buscar unas prendas dejadas sobre la mesada a un costado—. Le diré la verdad, y si no coopera, lo destruiré.

—Debo irme a continuar con mis asuntos, no quiero levantar sospechas ni que el Cyborg me relacione con todo esto. —Vulpécula también se levanta de la silla—. De ser posible me gustaría volver a tratar amistosamente con él.

—Vulpécula, estoy en deuda con usted, cualquier cosa que necesite dígamelo.

—De hecho hay algo…

Hikaru camina alrededor de las paredes del pozo pasando su mano.

—Las quemaduras de mi cuerpo y mi brazo han desaparecido, ha sido una recuperación realmente asombrosa. Ahora, a buscar una salida —y empieza a dar golpecitos en las paredes a medida que camina.

Ruth se encuentra en su oficina y llega su secretaria con un portafolio con máscaras. Ruth escoge una y se la coloca.

—Gracias, esto servirá por ahora. Sería muy problemático que vaya por ahí con la cara de Hikaru.

Hikaru se detiene pensativo.

—Todas se escuchan bastante sólidas. Probaré aquí —toca la pared y suelta.

Se escucha un fuerte golpe. La placa de metal que recubre el pozo se aplasta y deforma hundiéndose apreciablemente, pero nada más sucede.

Ruth se da cuenta de lo que intenta Hikaru y se comunica por una pantalla que aparece de pronto en el pozo.

—Eso es absurdo, lo único que te rodea es tierra, no hay nada que puedas hacer.

—¿Y tú quién eres?

—Soy el jefe de este laboratorio, el nuevo jefe… Pero más importantes es, ¿quién eres tú?

—Yo soy Hikaru.

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