Maldito amor (13 page)

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Authors: Marta Rivera De La Cruz

Tags: #prose_contemporary

BOOK: Maldito amor
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   —Pero ¿te encuentras mal?
   —Sí... Habrá sido la cena.
   —Pues yo he tomado lo mismo que tú...
   —Ya, bueno, pues será que tienes más suerte. Estoy fatal, en serio. ¿Podemos irnos a casa?
   —Claro, claro. Pido la cuenta y nos marchamos. Qué mala pata...
   Sí, pensó Sole de camino a casa. Una pata malísima. Porque, lo quisiera ella o no, aquella noche había cambiado algo en su interior. Salió del restaurante sintiéndose la chica más desdichada del mundo, y sin poder evitar reconocer la canción que sonaba mientras se dirigían a la salida. Era
Las feuilles mortes
. Cómo no, pensó.
   Por supuesto que se le pasó el disgusto. Pero aquella noche, en ese restaurante envuelto en velas aromáticas y música francesa, Sole había descubierto que ella no era una excepción. Que se parecía más de lo que habría deseado al resto de sus amigas. Que, en contra de lo que había dicho durante tanto tiempo, era una chica como las demás. Una chica que soñaba con sortijas con un brillante, con una luna de miel, con bailar un vals ante un montón de invitados. Cuando pensó que Miguel iba a declararse no se sintió aterrada, sino ilusionada. Tanto tiempo creyéndose una excepción a la regla, y resultaba ser como casi todas las mujeres del mundo.
   Ahora recordaba todas las veces que se había reído de las bodas de los demás, cada ocasión en que había celebrado con Miguel el no formar parte de esa grey cursilona que se sentía obligada a ponerse un disfraz para pronunciar un «sí, quiero». En realidad, cuando hablaba con su novio de la ridiculez que suponía la obsesión por casarse no estaba hablando por ella, sino por él. Inconscientemente, se había dado cuenta de que si empezaba a hablar de boda, Miguel saldría corriendo, y por eso se había dedicado a apuntalar su forma de ver la vida. Era una forma de crear empatía, de estabilizar su relación. Un hombre alérgico al compromiso se siente más seguro (y, de esa forma, más feliz) si está con una mujer que dice compartir su punto de vista. Así que ahí estaba ella, viviendo con un hombre que no perdía ocasión de recordar a los demás que ellos no iban a casarse nunca.
   Pero la culpa no era sólo de Miguel. También era culpa suya. Porque nunca había querido mirar en su interior, ni confesar que llevaba años lavándose el cerebro a sí misma. Es verdad que cuando era pequeña no manifestaba interés por casarse, y que no había abrigado ilusiones por el matrimonio en su adolescencia, ni en su juventud. Pero, aunque jamás lo había reconocido, aunque jamás había querido pensar en ello, al conocer a Miguel habían cambiado muchas cosas. Ella no quería casarse por el hecho de casarse. Quería casarse con Miguel. No le emocionaba la idea de llevar una alianza, pero sí la posibilidad de mirar hacia un cordel de oro y recordar que era Miguel quien se lo había puesto en el dedo. No es que necesitase cambiar de estado civil, pero le latía el corazón ante la idea de ser la esposa de Miguel, porque no por ser su mujer iba a dejar de ser ella misma. «¿Qué había de malo en todo eso —se preguntaba—. ¿Qué tiene de terrible sellar el amor, celebrar el compromiso?» Y la propia Sole se daba la respuesta: nada, salvo que era justo lo contrario a lo que llevaba años defendiendo delante del propio Miguel. Por eso, si tanto tiempo después ponía sobre la mesa el asunto del matrimonio, él tendría todo el derecho a sentirse traicionado. Miguel nunca la había engañado a ella con respecto a lo que pensaba sobre el compromiso. Pero ella sí que le había engañado a él.
   Y por eso, Sole sabía que no sería capaz de decirle nada. Pero aquellas frases de Miguel, que subrayaban su alergia a las bodas, la nula posibilidad de pensar en el matrimonio, habían empezado a molestarla. ¿Cuánto tiempo, se preguntaba, haría falta para que el disgusto se convirtiese en amargura, para que el enfado se metamorfosease en tristeza? Y así las cosas, ¿cuánto tiempo podría resistir su relación sin empezar a quebrantarse? Igual que los zapatos de tacón que se puso para la fiesta habían empezado a molestarle antes de provocarle un dolor intenso, sabía que el malhumor que ahora despertaban en ella las aseveraciones de Miguel acabaría por hacerle rozaduras en algún lugar del corazón. Y eso sí que no podía consentirlo. Aquella noche, Sole se dijo que quizá había llegado el momento de sincerarse, mientras observaba que en el talón de su pie derecho empezaba a formarse una ampolla que iba haciéndose más y más perceptible. Una ampolla que empezaba a hacerle más daño del que era capaz de tolerar.

 

   
El compromiso

 

   
Las personas podemos enamorarnos y desenamorarnos a lo largo de toda la vida. De hecho, lo más frecuente es hacerlo varias veces. Si tuviésemos que encontrar una diferencia entre los primeros amores de la adolescencia y los de la etapa adulta o de la vejez, posiblemente descubriríamos lo siguiente: aunque la atracción y la pasión estén presentes en todos ellos, al menos al principio de la relación, es la necesidad de compartir la intimidad o un proyecto de futuro lo que pesa más en el amor maduro. Por eso, el compromiso forma parte de la evolución natural de muchas parejas, aunque para muchas personas sea algo más conflictivo que agradable.
El futuro de la relación

 

   Algunas parejas viven en tiempo presente y cuando hablan de su futuro lo hacen a corto plazo y en primera persona. Hablar de
un futuro juntos
es
comprometerse
. Hablar de un futuro compartido es transmitir un mensaje implícito: «Estoy tan bien contigo que quiero perpetuar este sentimiento», o bien, «No puedo imaginarme el futuro sin ti». Por ese motivo, cuando amamos a nuestra pareja y nos falta el
nosotros
y el plan de aquí a un año o más, nos sentimos inquietos. De repente, el presente no nos llena, necesitamos que nos aseguren que el futuro será similar.
   Esta falta de sincronía en el amor es la base de muchos de los conflictos y malentendidos que pueden darse en una pareja. Es la diferencia entre tener un
plan de vida independiente
o tener un
plan de vida de pareja
. Para el independiente, planear juntos el futuro es opresivo. Para el comprometido, carecer de proyección futura es un vacío.
Diferentes formas de amar

 

   Una de las teorías más conocidas sobre el amor explica que se pueden diferenciar tres tipos de amor según el grado que presenten de las siguientes cualidades fundamentales: pasión, intimidad y compromiso.¹

 

   
La pasión
se refiere a la atracción física y el deseo sexual. Es lo que se puede experimentar desde el punto de vista sensual y erótico, incluyendo los sentimientos derivados de tal atracción como pueden ser la ansiedad, el placer, la ira y los celos.

 

   
La intimidad
se refiere al entendimiento y la comunicación abierta sobre aspectos personales que no se suelen compartir con las demás personas. Incluye la empatía y el apoyo mutuo, y los sentimientos protagonistas son el cariño, el apego y la ternura.

 

   
El compromiso
es la promesa de amar a alguien a largo plazo, a pesar de los altibajos típicos del amor y de las fluctuaciones de la pasión y la intimidad. Implica poder compartir y desear un proyecto de futuro, no importa de qué tipo, el caso es que se comparta.

 

   Estas tres cualidades y su combinación dan lugar a
7 formas de amor
: ²

 

   
1. Cariño
: lo que más pesa es la intimidad. Es el amor que caracteriza la mayor parte de las amistades. Se comparten experiencias, ideas, sentimientos y valores. La empatía y el apego son muy importantes.
   
2. Encaprichamiento
: lo que más pesa es la pasión, sin intimidad o sin compromiso. Está caracterizado por la elevada activación fisiológica y emocional y un intenso deseo sexual. La relación se centra en el sexo y en la exploración del placer. Sin embargo, apenas hay un intercambio de información personal, no hay un conocimiento más integral ni un compromiso perdurable.
   
3. Amor vacío
: lo más llamativo es el compromiso, sin pasión ni intimidad. La pareja es una pareja de socios, que se alían para sacar un proyecto adelante, ya sea de características económicas o familiares. Bastantes parejas que llevan muchos años juntos y que han perdido la pasión y la intimidad se sitúan en este tipo de relación. También lo representan los matrimonios arreglados por las familias. Algunas de las relaciones que comienzan así, como amores vacíos, pueden evolucionar hacia la pasión y la intimidad.
   
4. Amor romántico
: el que combina pasión e intimidad, pero sin compromiso. Es el amor que representa las primeras fases del enamoramiento y que se experimenta con intensidad y felicidad, pero en este caso carece de proyección futura.
   
5. Amor de compañía
: combina la intimidad y el compromiso, pero sin pasión. Se aplica a parejas casadas o de mucho tiempo que han ido perdiendo poco a poco la pasión pero que han mantenido otras cualidades de su amor. También es aplicable a amistades muy íntimas o a algunas relaciones familiares.
   
6. Amor caprichoso
: lo protagoniza la pasión y el compromiso, sin intimidad. Representa los idilios arrolladores que llevan a adoptar compromisos rápidos sin apenas conocerse bien.
   
7. Amor consumado
: integra los tres aspectos del amor en la relación. Representa el ideal para muchas personas: fuerte atracción sexual, intimidad y compromiso futuro. Lógicamente, puede que con el tiempo se acabe traicionando el compromiso o se desvanezca la pasión, evolucionando hacia otro tipo de amor.

 

   

 

   La pareja no es un fenómeno estático. Evoluciona porque los miembros que la componen se transforman, y cambian sus necesidades y deseos. A veces, cada uno ama de forma diferente. Por ejemplo, uno de los miembros ama de forma caprichosa y quiere adoptar rápidamente una alianza que les comprometa en el futuro y el otro necesita una relación que le permita intimar más antes de alcanzar un compromiso.
Compromiso y matrimonio

 

   
El matrimonio es una forma, entre otras, de comprometerse, de comunicar a la sociedad ese compromiso y de legalizarlo. El matrimonio es el modo de unión de pareja más predominante en todas las sociedades del mundo. Aunque en cada cultura las costumbres varían, en todas las sociedades tradicionales el matrimonio marca el umbral de la entrada a la vida adulta.

 

 

 

   Los primeros matrimonios surgieron como un modo de regularizar y controlar socialmente la institución familiar y eran concertados por las familias, costumbre aún vigente en muchos países. El valor de la atracción y el amor romántico como justificación principal del matrimonio es algo relativamente moderno. En la actualidad, el ritual del matrimonio, aunque sigue siendo muy atractivo para muchas personas, ya no cumple la función moral, tan esencial de antaño. De hecho, los datos nos muestran cómo en las sociedades occidentales, las parejas contraen matrimonio más tarde que nunca y progresivamente se observa un crecimiento de los solteros y solteras.³
El vacío de Sole

 

   Miguel y Sole tienen al principio algo en común: no les gusta «oficializar» la relación. Conciben el amor de forma más privada y como una verdadera representación de «amor verdadero». Llevan diez años juntos, compartiendo un proyecto de vida y una casa preciosa. El hecho de no estar casados no significa que no estén comprometidos. Sin embargo, Sole siente un vacío, una necesidad de reforzar esa alianza. Se dio cuenta el día en que Miguel la invitó a cenar a un restaurante con velas y se fijó en él de un modo
distinto
en un contexto
romántico
. Estaba convencida de que él sacaría de su bolsillo un maravilloso anillo de
compromiso
, y que reproduciría el ritual que durante cientos de años han repetido los hombres en el mundo: la petición de matrimonio. Pero eso no sucede. Desde entonces, no está bien con Miguel.

 

   
¿Acaso han cambiado tanto sus valores? ¿Está influida por su ambiente de amigos recién casados? ¿Qué puede ofrecerle el matrimonio?

 

   Puede que al principio de su relación con Miguel la idea del matrimonio no pareciera tan atractiva. Pero, poco a poco, es un deseo que va surgiendo y que no se ha atrevido a compartir con su compañero por miedo a alejarle. ¡Ni siquiera se ha atrevido a compartirlo consigo misma!

 

   Cabe la posibilidad de que sus valores no hayan cambiado tanto y que, en caso de llegar a casarse, su vida no fuera muy distinta de la que ahora llevan. Pero hay algo simbólico en el hecho de casarse. Parece que Sole, más que necesitar estar casada, lo que necesita es reforzar sus sentimientos hacia Miguel. Necesita volver a sentir la pasión romántica, reforzar la alianza del amor y confirmar que sigue siendo deseada y amada por Miguel. Quizá Sole esté empezando a vivir con Miguel un
amor de compañía
, basado en la intimidad y en el compromiso, y necesite volver a vivir un
amor consumado
, ese amor que añade la pasión.

 

   Pero cuando comienza a pensar en la posibilidad de casarse, no se atreve a decírselo. Tampoco es demasiado abierta con ella misma. Se lo plantea a sí misma como algo que podría ser «divertido». ¿Es sólo diversión lo que necesita? Conectar con un sentimiento semejante, sobre todo cuando se ha sido defensora a ultranza del amor libre, puede avergonzarnos. También puede darnos miedo descubrir una necesidad que no está siendo satisfecha en la relación y abrir la puerta de un conflicto. De este modo, le damos vueltas y vueltas al envoltorio para que parezca un deseo «normal». Se trata de pasar un «rato divertido». Pero todos sabemos que un rato divertido se puede pasar de muchas maneras.

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