Read Saga Vanir - El libro de Jade Online
Authors: Lena Valenti
amarillos. Vaya, a juego. Pero bueno, ¿quién la había cambiado de ropa? ¿Habría sido Daanna?
LlE
Se acomodó bien el puñal. Lo colocó con cuidado de modo que no sufriera riesgo de cortarse.
-1
Sólo le faltaba eso...
0rin
Apoyó la espalda en el tronco del árbol más curvado y tomó el libro. Lo acarició sutilmente.
Va
Hizo inspiraciones lentas y profundas recordando las clases de yoga que había hecho en el
eire
gimnasio de Barcelona. Tenía los pelos como escarpias y estaba convencida de que empezaba a
S -
tener fiebre. Sus manos frías y temblorosas acogieron las tapas y las abrieron. Eran hojas un tanto
tin
amarillentas, pero bastante gruesas.
el
Las primeras hojas estaban escritas en símbolos que no logró entender. Y parecían, además,
Vaa
símbolos quemados sobre el papel. Cómo le disgustaba desconocer algunas cosas. Irritada, pasó
Len
78
las páginas rápidamente hasta llegar, por fin, a palabras escritas a mano en inglés. Un inglés que parecía actual.
Mi querida Aileen, éste es mi regalo más preciado para ti. Me gustaría poder dártelo en
mano pero, sin embargo, creo que cuando lo tengas querrá decir que yo ya no estaré contigo
para poder explicarte todas aquellas cosas que tú desees saber.
Con él me recordarás siempre, y aprenderás todo lo necesario respecto a ti y respecto a lo
que eres y a quién eres.
Es un diario como ya te habrás imaginado. Nunca tuve nada especial que explicar hasta
que conocí a tu padre. Luego llegaste tú.
Tendrás muchas preguntas respecto a lo que te pasa o a por qué te sientes diferente al
resto. Confío en que este libro te sirva de guía, mi estrella.
Te quiero con todo mi corazón.
Mamá.
Tragó saliva y cerró los ojos. Parecía que la tierra daba vueltas bajo sus pies. Se sentía mareada y desorientada. Siguió leyendo.
De donde yo vengo, cuando nacen niñas se celebran fiestas por tan dichoso evento. Las
mujeres son veneradas y respetadas, porque son la cuna y el corazón del futuro de nuestro
clan.
Cuando cumplí los dieciocho años, me regalaron este libro. En él debía escribir, si así lo
deseaba, todo aquello que pasara en mi vida.
Supongo que lo que me ha sucedido hoy, a la edad de 22 años, es lo primero que escribiré.
Ha llegado mi conversión. He pasado de ser una humana a convertirme en una berserker.
Ha sido extraño y doloroso, pero parece que ya he hecho la mutación. A los 22 años, tal y
como nos manda la tradición.
Y creo que es una locura, porque desde entonces tengo una cola de berserkers machos
esperando a que les escoja como pareja. El clan cree que soy la mujer más bonita que ha
existido entre ellos. Dicen que soy especial y me apodaron princesa Jade.
Estoy cohibida y ebria de tanta adoración.
ed
Eileen no dejaba de sudar. Se le había secado la lengua y oía un pequeño zumbido en los oídos.
Ja
deor
El libro ha estado vacío de palabras importantes hasta esta noche. Hoy he conocido al
bi
hombre más increíblemente hermoso y apuesto que he visto en toda mi vida.
LlE -
No sé cómo ha sucedido, pero lo he encontrado mirándome entre los setos del West Park.
1 0
Vigilándome y acechándome. Cuidándome y, a la vez, amenazándome. Así es cómo me
rin
siento. El es una amenaza.
Vae
Hoy lo he vuelto a ver, pero esta vez he procurado estar acompañada de los machos del
ire
clan. Ellos me siguen allá donde voy como perros en celo. Son tan adorables.
S -ti
He sentido sus ojos sobre mi nuca, sobre mi cuello y juraría que me ha hablado
nel
mentalmente. Ha exigido que me apartara de ellos y que fuera hacia él, que volviera a él. Si
Va
lo ha hecho, no puedo acercarme. Si su voz era real, debo apartarme. El es nuestro enemigo.
a
Len
79
Hoy me interné en Dudley con el clan. Tenían ganas de acción y sabían que allí la
encontrarían. Nada mejor que abrir antiguas rencillas entre ellos y los chupasangres. No me
gustan las peleas, las odio, no sé por qué me han llevado, pero el ego masculino es así.
El estaba allí. Se reía de nosotros, mordía a los chicos con la mirada y me devoraba a mí
con los ojos. Me miraba. Me estudiaba. Me asusta y me quema por dentro. Al final no ha
habido pelea. Demasiados humanos de por medio.
No sé cómo ha sucedido, pero tres hombres vestidos de negro han intentado abusar de mí
en las montañas de Wolverhampton. Eran humanos. Por suerte, él me ha salvado. Creo que
los ha dejado inconscientes, si no los ha matado, porque nunca había visto a nadie luchar con
tanta furia.
Me ha abrazado y me ha cogido en brazos como si fuera una desvalida. Y me ha dicho que
yo era suya, que me prohibía que me apartara de él. Me he enfadado. Me he enfadado
tanto... Nadie me da órdenes y ese hombre parece que es un dominante y un abusón. Los
vanirios son unos prepotentes. Siempre fueron así. Me tocó y me sobó como si fuera
realmente algo de su propiedad, sin tener en cuenta si yo lo deseaba o no. Me da miedo.
Me da miedo, pero... me gusta. Despierta en mí algo primitivo que se encontraba dormido
en mi interior. No me quiere decir su nombre todavía.
No puede hacerlo. No puede hacerlo... Pero, ¿qué se ha creído? Esta noche me ha
secuestrado y me ha llevado a su casa. Una casa preciosa rodeada de jardines y flores
silvestres. Me ha dicho que me deseaba y yo he querido forcejear con él, he querido
liberarme de sus fuertes brazos, de su calor, de su atracción y de su boca que me lamía el
cuello y arrasaba mis labios y mi lengua. Debería estar prohibido besar de ese modo. Aun así
sigue asustándome. Me asusta su intensidad, su modo de querer dominarme y someterme a
él como si fuésemos fieras salvajes. Soy una berserker, soy una fiera por naturaleza, pero él
es mucho más salvaje que yo. Y no sé si estoy preparada, porque él, definitivamente, no es
como yo. Después de discutirnos, me ha dejado de nuevo en Wolverhampton y se ha ido sin
despedirse.
Hoy me ha vencido y ha derribado todo mi autocontrol. No sé cómo ha pasado. Debió de
ser la luna llena y él, ese insoportable y endiabladamente sexy vanirio, se ha metido en mi
mente y no me quiere liberar de sus cadenas.
Lo he encontrado en Segdley hablando con una chica rubia y de tetas enormes (mi padre
me cortaría la lengua por hablar así). Me han entrado ganas de arrancarle los ojos y de
cortarle ese bonito pelo ondulado que tiene y que mueve de un modo presumido y seductor.
Creo que él, cuando me ha visto, ha sonreído y desafilándome con la mirada se ha acercado
e
más a la rubia y... La ha acariciado...
d
Ja
Se me ha hecho un nudo en el estómago y he sentido que quería reírse de mí, que eso es lo
de
que había estado haciendo desde que me vio. He salido de allí corriendo como alma que lleva
orb
el diablo, pero me ha detenido a medio camino, porque ha aparecido en el bosque como si
i Ll
también fuera de él. Le he exigido una explicación y me he convertido en lo que dicen que son
E -1
las mujeres berserkers: unas guerreras celosas y posesivas de sus hombres. Menudo
0ri
espectáculo.
n
El me ha agarrado del pelo y me ha hecho callar con sus labios. Y yo he perdido el norte.
Vaei
No es justo. No puede quitarme el conocimiento de ese modo. Me ha dicho que quería saber
reS
hasta qué punto yo sentía algo por él, que por eso se ha comportado así. Me ha culpado de
-ti
ser fría, de no dejarme llevar, de no ir a él cuando lo pedía. Le he dado una bofetada y le he
nel
dicho que no podía obligar a los demás a comportarse del modo en que él quería que lo
Va
hicieran, pero después de todo el berrinche, me arrepentí de haberle pegado. Estaba furioso
a
Len
80
y su rostro parecía estar cortado por los mismos patrones que las esculturas griegas. Me
cogió como un saco inanimado, me colgó de su hombro y sentí que nos elevábamos por los
árboles y el bosque y que aterrizábamos en el jardín de su casa. Yo estaba asustada, tenía
miedo. No de él, sino de ese fuego abrasador que reflejaban sus ojos. Me desgarró la ropa y
me tumbó en la cama de su habitación. No he logrado entender cómo llegamos hasta allí,
pero llegamos seguro. Me ha anclado a la cama y me ha separado las piernas. Le he gritado
y le he pegado todo lo que he podido pero él no me ha hecho ni caso. Se había quitado la
ropa y estaba desnudo, de rodillas entre mis piernas. Yo temblaba. El me dijo, que no me
resistiera a él, que no intentara alejarlo, que lo dejara entrar y tomar libremente lo que
quería. Nunca lo había visto así, los ojos rojos y las pupilas negras, los dientes largos y
lacerantes. Me dijo que me haría daño, que no lo quería, pero que me lo iba a hacer porque
no podía controlar a la bestia que había en él. Que esa bestia se despertaba sólo conmigo,
pero que iba a intentar regresar. La primera vez iba a dolerme y, a lo mejor, a asustarme.
Después de superar ese trance, las demás veces iban a ser frenéticas y rozarían el éxtasis, me
aseguró. Eso me había dicho. ¿Cómo podía creerlo?
Yo no podía estar más asustada de lo que ya estaba.
Se cernió sobre mí, encajó las caderas entre las mías y, sufriendo el dolor más ardoroso e
irritante que había sentido hasta entonces, me penetró de una sola embestida. Luego fueron
más hasta que mi útero lo dejó entrar por completo.
Era un animal. Me había arañado la piel, sentía que yo estaba sangrando entre las
piernas, oía mis sollozos, mis súplicas de que parara, pero no lo hizo. Nada podía detenerlo.
Me clavó los colmillos y bebió hasta que perdí el conocimiento. Aun así, creo que ni entonces
se detuvo.
Cuando volví a despertarme, tenía un regusto a hierro en la boca. Salté de un brinco de la
cama y busqué la puerta más cercana para salir de allí. El me daba miedo. Estaba
aterrorizada, enfurecida y dolida por su comportamiento.
Me detuvo cerniéndose sobre mí y aplastándome contra la pared de espaldas a él. Seguía
siendo demasiado agresivo. A través de la ventana podía ver la luna pálida y brillante en el
cielo, más grande que nunca. Yo no quería volver a unirme a él, no quería ese tipo de
relación. Además, él era un vanirio y yo una berserker. No nos caemos bien, nos repelemos.
Me abrazó, esta vez sin violencia, sólo con ternura y algo de posesividad y hundió la cara
en mi cuello. Con un hilo de voz, me rogó que no lo abandonara, que ese tipo de unión se
daba sólo la primera vez, con la verdadera pareja. Yo era su cáraid, me dijo, su pareja eterna.
Me dijo que yo era suya y él era mío, y me suplicó que le dejara amarme otra vez como él
sabía hacerlo. No sé por qué me acongojé después de aquellas palabras, sobre todo después
ed
de cómo me había tratado, pero quise confiar en él. Volvió a tomarme en brazos y a dejarme
Ja
sobre la cama. Con sus manos y sus besos, calmó mis temblores y mis miedos. Con su lengua,
deor
lamió y chupó mis heridas y también las que no se veían. Se colocó entre mi entrepierna y yo
bi L
me cubrí, me dolía y no quería que volviera a tocarme ahí.
lE -
Cuando me pidió que le dejara curarme, parecí verle los ojos humedecidos y muy
1 0
arrepentidos por lo que había pasado. Me enternecí, no lo pude evitar. Aparté las manos, él
rin
me las tomó y me besó uno a uno los dedos de las dos. Luego se acomodó entre mis piernas y
Vae
me las separó con los hombros.
ireS
Posó su boca y su lengua ahí abajo y yo me envaré. Aquello era increíble. Me chupó y me
-ti
chupó hasta que casi me saltaron las lágrimas pero esta vez de placer y, después de llevarme
nel
al éxtasis tres veces seguidas, se acomodó entre mis piernas y se hundió en mí. Yo creía que
Va
iba a enloquecer de gozo. No había imaginado nada parecido entre hombres y mujeres. Pero
a
Len
81
él, me lo había enseñado. Valió la pena el sufrimiento inicial para luego recibir el placer más
sublime.
Bueno, pues ya no soy virgen. Ahora soy una mujer enamorada de un hombre llamado
Thor. Jade, la princesa berserker, y Thor, el guerrero vanirio. Menuda pareja.
Di-os mí-o. Se le cayó el libro de las manos. Estaba ardiendo y sentía la piel rebosante de sudor. No supo cuándo empezaron los dolores, pero su estómago empezó a retorcerse y a quemarle como si tuviera un incendio interno. Se encogió y apretó el libro contra su barriga. La virgen...
¿Qué le estaba pasando? El dolor remitió poco a poco. Volvió a apoyarse en el tronco del árbol, respirando con dificultad, ligeramente mareada y se dispuso a continuar con el libro. Thor. ¿Sería el mismo amigo de Caleb? Estaba convencida de que así era. Repasó las hojas siguientes que contenían las descripciones explícitas de sus encuentros sexuales. Por lo visto, habían disfrutado mucho el uno del otro.