Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo

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Authors: Albert Espinosa

Tags: #Drama, Fantástico

BOOK: Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo
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Mi don… Es difícil de explicar. Cómo aprendí a utilizarlo es mucho más extraño de relatar. Pero deseo hacerlo. Deseo contároslo. Hay cosas, detalles pequeños que forman parte de uno mismo y te hacen ser como eres. Y el don era algo que me definía. Aunque lo utilizaba muy poco. Hacía que me sintiera más vivo. Si hubiera tenido conectado el don cuando vi a la chica del teatro quizá no hubiera experimentado lo mismo por ella. Lo que sentí fue primario, fue muy auténtico. Cómo la podía añorar tanto sin conocerla. El ser humano es mágico e indescriptible. Notaba algo especial al volver a recordarla. Una confianza que no debe surgir entre desconocidos pero que a veces existe y es más intensa que la que sientes por alguien que forma parte de tu entorno desde hace más de veinte años. Ella no se había percatado de mi presencia, no había sentido cómo mis ojos no le habían quitado la mirada ni un solo instante.

Albert Espinosa

Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fueramos tú y yo

ePUB v1.1

Mística
17.07.12

Título original:
Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fueramos tú y yo

Albert Espinosa, 2010.

Diseño/retoque portada: Llorenç Pons Moll

Fotografía del autor: Ros Ribas/Teatre Lliure

Editor original: Mística (v1.0 a v1.1)

ePub base v2.0

Prólogo
«El fascinante chico»

nuestros tigres beben leche

nuestros halcones van a pie

nuestros tiburones se ahogan en el agua

nuestros lobos bostezan delante de jaulas abiertas

No, no lo he escrito yo, pero siempre que pienso en él me viene este poema a la cabeza y me siento feliz y valiente, me hace sentir seguro, cómodo y en paz. Me provoca una sonrisa plena, la número 3, una de mis sonrisas preferidas que él tanto conoce. Tiene el don de saber cuántas caras tienes, cuántas miradas, respiraciones, gestos o sonrisas y el significado de cada una de ellas. Otro de sus dones es el de repartir humildad, felicidad, sinceridad, amor y vida a las personas que lo rodean y que él quiere. Siempre encuentra las palabras apropiadas para cada momento y las caras correspondientes. Es fascinante y sorprendente.

Cuando lo vi por primera vez, no sabía quién era, sólo que iba a un ritmo avanzado para el ser humano, que era un adolescente fascinado de la vida en un cuerpo de un chico mayor, que se explica siempre con 5 puntos, de los que se toma más tiempo en explicar y hacer entender a la otra persona el 1.º y 2.º puntos, que ir directamente al 3.º, 4.º y finalmente al 5.º; acompañando esta explicación de dibujos y garabatos en esquinas de hojas, periódicos o servilletas.

La primera vez te saludará con un apretón de manos o algún beso en la mejilla, aunque la despedida de ese primer encuentro seguro que acabará con un enorme abrazo de oso.

No hace mucho que lo conozco, pero durante este intenso tiempo que hemos compartido, de trabajo, risas, palabras y momentos mágicos, abrazos, regalos y algún llanto, lo he conocido más y hemos llegado a un punto en que con sólo escucharnos por teléfono, sabemos qué le pasa a uno o al otro; es el principio de una larga e inmortal amistad que un día buceando por este gran mar, que es la vida, encontré dentro de una ostra que contenía esta perla fascinante y brillante que no era amarilla, sino de colores, y se llama Albert Espinosa.

Albert ha conseguido escribir una novela de ficción llena de magia y amor donde la vida de cada persona no tiene límites para estar con quien desea. Un mundo de fascinantes personas capaces de dejar de soñar pero nunca de amar:
Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo
.

Según él, la vida es girar pomos; yo sólo espero, durante toda mi vida, encontrarme delante de muchas puertas que me transporten a nuevos lugares, caminos o experiencias, y sé que siempre que esté delante de cada una de esas puertas, tendré a un amigo en el que confío para cogerle de la mano y pasar con él, y si en alguna ocasión no me puede acompañar le pediré consejo. No me sueltes nunca la mano, Albert.

R
OGER
B
ERRUEZO
, tu primer extraño

Actor

Me gusta dormir, quizá es lo que más me gusta en esta vida. Y quizá me gusta tanto porque me cuesta mucho conciliar el sueño.

No soy de esos que tan sólo con meterse en la cama se duermen. Ni tan siquiera consigo dormirme en un coche, ni en una silla de un aeropuerto, ni estirado en la playa medio borracho.

Pero después de la noticia que había recibido hacía pocos días, necesitaba dormir. Desde pequeño he pensado que dormir te aparta del mundo, te hace inmune a sus ataques. La gente sólo puede atacar a los despiertos, a los que están con los ojos abiertos. Los que desaparecemos en medio del sueño, somos inofensivos.

Pero me cuesta llegar al sueño. Debo confesaros que siempre he necesitado una cama para dormir, y aún diré más, mi cama. Por ello siempre he admirado a aquella gente que a los dos segundos de colocar su cabeza sobre cualquier tipo de superficie se queda completamente dormida. Los admiro y los envidio… ¿O acaso puedes admirar algo que no envidias? ¿O puedes envidiar algo que no admiras?

Yo siempre necesito mi cama, creo que es una buena definición acerca de mí, bueno, quizá acerca de mi sueño. Además, pienso que tu cama, perdón, corrijo, tu almohada, es el elemento más importante en la vida de una persona.

A veces me han hecho esa pregunta tan inútil: ¿Qué te llevarías a una isla desierta? Y siempre pienso: mi almohada. Aunque no sé por qué acabo diciendo: un buen libro y un excelente vino, utilizando siempre estos dos adjetivos tan poco acertados.

Y lo cierto es que tardas años en hacer tuya una almohada; cientos de dormidas para darle esa forma tan especial que la define y que tanto te atrae y te lleva al sueño.

Al final, sabes cómo doblar la almohada para conseguir el sueño perfecto, cómo girarla para que la temperatura no sobrepase la que te gusta. Incluso sabes cómo huele después de una buena dormida. Ojalá pudiésemos saber tanto de las personas que amamos y duermen a nuestro lado.

Aunque tengo que deciros que yo no creo en el amor, ya lo dejo claro para que no queden dudas. No creo en amarse, no creo en morir de amor, no creo en suspirar por otra persona, en dejar de comer por una persona especial.

Pero en lo que sí he creído siempre es en que las almohadas llevan en su interior parte de tus pesadillas, de tus problemas y de tus sueños. Y es por esa razón por lo que les ponemos esas fundas: para no ver los rastros de nuestra vida. A nadie le gusta verse reflejado en un objeto. Dicen tanto de nosotros nuestros coches, nuestros móviles, nuestra ropa…

Creo que llevaba cuatro horas durmiendo cuando llamaron aquel día a la puerta. Casi nunca dejo ningún «sonido abierto» mientras duermo.

Hay muchos sonidos abiertos en nuestras vidas cuando desaparecemos en los sueños: el teléfono fijo, el teléfono móvil, el interfono, el despertador, los grifos que gotean, los ordenadores… Son sonidos que no descansan, siempre están alerta. Y o bien los apagas o invaden tu descanso.

No sé por qué aquel domingo me dejé abierto el interfono, bueno, sí que lo sé, sabía que justo aquel día llegaría el paquete que cambiaría mi vida. Y nunca he tenido paciencia.

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