Zombi: Guía de supervivencia (12 page)

BOOK: Zombi: Guía de supervivencia
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Cuando elijas un refugio, considera las siguientes cuestiones cuidadosamente:

1. ¿Hay un muro, una alambrada u otro perímetro físico?

2. ¿Cuántas posibles entradas y salidas hay?

3. ¿Las personas de tu grupo pueden defender cada alambrada y cada salida a la vez?

4. ¿Hay una posición defensiva secundaria, varias plantas o una buhardilla?

5. ¿El edificio puede asegurarse?

6. ¿Hay una ruta potencial de escape?

7. ¿Cuál es la situación de los suministros?

8. ¿Hay tuberías?

9. En caso de necesitarlas, ¿hay armas o herramientas disponibles?

10. ¿Los materiales sirven para reforzar las entradas?

11. ¿Qué hay de los medios de comunicación: teléfono, radio, internet, etc.?

12. Dados todos estos factores: ¿cuánto tiempo podríais sobrevivir tú o tu grupo en un asedio prolongado?

Asegúrate de considerar todas las preguntas cuando elijas dónde vas a quedarte. Resiste la urgencia de precipitarte al interior del edificio más cercano.

Recuerda: no importa lo desesperada que parezca la situación, el tiempo que dedicas a pensar de forma clara nunca es tiempo perdido.

LA FORTALEZA

En los brotes de clase 3, las residencias privadas e incluso las estructuras públicas no son suficientes para auxiliar a los humanos. Finalmente, las personas que hay dentro sufrirán la degradación final de sus defensas o simplemente agotarán sus provisiones. En un brote severo necesitamos una estructura prácticamente impenetrable con todas las instalaciones de una biosfera autosostenible. Lo que se necesita es una fortaleza. Esto no quiere decir que debas buscar una inmediatamente. Los primeros días, incluso semanas, de una infestación de clase 3 vendrán marcados por un caos total, una orgía de violencia histérica que hará arriesgado el viaje. Cuando las cosas se hayan calmado, los humanos de la zona se habrán organizado, los habrán evacuado o los habrán devorado. Sólo entonces deberías empezar a buscar una fortaleza.

1. COMPLEJOS MILITARES

Cuando buscas una fortaleza, tu prioridad principal deberían ser las bases del Ejército de Tierra, la Marina o incluso las Fuerzas Aéreas. Muchas están situadas en áreas poco pobladas y por eso menos infectadas. Casi todas tienen elaboradas vallas de seguridad alrededor de sus perímetros. Algunas tienen posiciones defensivas secundarias e incluso de tercer grado. La mayoría están equipadas con un refugio antinuclear lleno de reservas y completamente funcional, otras con la capacidad de una pequeña ciudad. Como tienen múltiples medios de comunicación, sin duda serán las últimas instalaciones en el mundo en perder el contacto con el exterior. Lo que es más importante, sin embargo, no son las fortificaciones físicas, sino los hombres y las mujeres que se encuentran dentro. Como se ha dicho, las personas bien entrenadas, bien armadas, bien disciplinadas son siempre la mejor defensa. Incluso con algunas deserciones, un pequeño grupo entrenado de soldados sería suficiente para mantener el perímetro indefinidamente. Al entrar en una base militar en tiempos de crisis, encontrarías un mundo independiente de especialistas entrenados, probablemente con personas a su cargo (familiares), todos listos para defender su nuevo hogar. El mejor ejemplo fue el Fort Louis Philippe en la zona francesa del norte de África (véase pp. 261-263), donde, en 1893, una unidad de legionarios extranjeros franceses sobrevivió con éxito a un asedio zombi durante el periodo increíble de tres años. Un obvio problema con las bases militares es que sus ventajas las convierten en el centro de atracción de la población durante un brote, lo que crea peligros adicionales como el consumo intenso de las provisiones y la degradación de la seguridad.

2. PRISIONES

Aunque se diseñaron para retener a los vivos dentro, las instalaciones correccionales pueden también ser más que eficientes para retener a los muertos fuera. Tras unos muros formidables, cada celda, pasillo y sala, es una fortaleza en sí misma.

Por supuesto, los problemas surgen cuando consideramos las prisiones como un refugio. De forma irónica, las penitenciarías modernas son menos defendibles que los anteriores modelos por el modo en que fueron diseñadas. Los muros altos de cemento minado son la marca registrada clásica de las prisiones anteriores a 1965. Su diseño es un producto de la era industrial, cuando exagerar el tamaño se valoraba como un medio de intimidación y respeto. Aunque este aspecto psicológico puede haberse perdido en los muertos, cualquiera que busque refugio no podría reclamar si existe una barrera mejor y más consagrada que las que mantenían a nuestros ancestros a salvo de elementos de la sociedad criminal. En una época de balance y presupuesto moderado, la tecnología disponible ha reemplazado a las construcciones macizas y caras. Las cámaras de seguridad y los sensores de movimiento dejan únicamente una alambrada de espino doble como único impedimento físico para escapar. Esto pararía a una docena de zombis. Cientos de ellos podrían causar algún daño.

Varios miles de ellos, sin embargo, gateando los unos sobre los otros formando un montículo retorcido y cada vez mayor, finalmente podrían alcanzar la altura suficiente para desplomar la primera alambrada, luego la segunda, para a continuación entrar en tropel al complejo. Ante esta avalancha, ¿quién no querría cambiar toda la maquinaria de alta tecnología por un muro de cemento pasado de moda de seis metros de alto?

¿Y qué hay de los reclusos? Considera que dentro de los muros de una prisión se encuentran los miembros más peligrosos de nuestra sociedad. ¿No sería más prudente enfrentarse a los no muertos? La mayoría de las veces, la respuesta es sí. Cualquiera con sentido común sabe que es más seguro enfrentarse a diez zombis que a un aguerrido criminal. Sin embargo, en los acontecimientos a gran escala, una infestación a largo plazo, sin duda alguna, los prisioneros serían liberados. Algunos decidirían quedarse y luchar por su seguridad (véase «1960 d. C, Byelgoransk, Unión Soviética, pp. 278-280»), o arriesgarse a los peligros del exterior por la libertad, incluso con la posibilidad de invadir los campos del alrededor. Ten cuidado cuando te acerques a una prisión. Asegúrate de que los presos no se hacen cargo de ella. Se cauteloso si el liderazgo dentro consiste en una coalición de guardias y prisioneros. En otras palabras, a menos que el centro penitenciario esté abandonado o poblado por civiles y guardias, siempre debes estar alerta.

Una vez que cruzas las puertas, debes seguir varios pasos importantes para transformar esta instalación correccional en un pueblo autónomo. Lo que sigue es una lista de tareas para la supervivencia que deberías tener en cuenta en una penitenciaría abandonada.

A. Localiza y cataloga todas las provisiones que hay dentro de los muros: armas, comida, herramientas, mantas, medicinas y otros objetos útiles. Las prisiones no estarán altas en una lista de saqueos. Podrías encontrar casi todo lo que necesites.

B. Crea un suministro de agua renovable. Pueden usarse pozos experimentales y una variedad de receptores de lluvia cuando se sequen las tuberías. Antes de que esto ocurra, asegúrate de que todos los contenedores más grandes estén llenos y cubiertos. El agua no sólo será importante para beber y asearse, también será vital para la agricultura.

C. Planta verduras y, si es posible, cultiva cereales como el trigo o el centeno. Una emergencia a largo plazo podría durar estaciones enteras, el tiempo suficiente para recoger y consumir varias cosechas. Probablemente no encontrarás semillas dentro del complejo, así que cuenta con asaltar las áreas colindantes. Es peligroso, pero necesario, porque la agricultura será el único medio de subsistencia a largo plazo.

D. Aprovecha las fuentes de energía. Cuando se acabe la red de suministros, puede que tengas suficiente combustible para encender los generadores de emergencia durante días, incluso semanas. Las dinamos accionadas mediante fuerza física pueden modificarse fácilmente desde los generadores existentes. Accionar estas máquinas eliminará también la necesidad de un régimen de ejercicios. Puede que el generador no cree la cantidad de electricidad que tenías mientras estabas conectado a la red de suministros, pero debería aportar más que suficiente para un grupo pequeño o mediano.

E. El plan para cuando logren cruzar los muros. ¿Y si de repente las puertas se desploman? ¿Y si una grieta se agrandara en alguna parte del muro? ¿Y si, por alguna razón inesperada, los no muertos desbordaran el complejo? No importa lo resistente que parezca tu perímetro, ten siempre una defensa de apoyo. Elige qué bloque de celdas será tu último recurso. Refuérzalo, ármalo y mantenlo constantemente. Debería ser también tu zona prioritaria para vivir, capaz de albergar a tu grupo hasta que el complejo pudiera ser recuperado o pudiera llevarse a cabo una escapada.

F.¡Permanece entretenido! Al igual que cuando defiendes una vivienda privada, es esencial mantener una actitud mental positiva. Encuentra al animador nato en tu grupo y motívalo o motívala para desarrollar una rutina de espectáculos. Motiva noches de talentos y competiciones entre los demás. Música, baile, cuentacuentos, comedia; cualquier cosa que puedan hacer, sin importar lo mal que lo hagan. Parecerá estúpido, incluso ridículo: ¿Quién prepararía un concurso de talentos cuando hay cientos de zombis arañando las puertas? Alguien que sabe lo importante que es mantener la moral alta en tiempos de crisis.

Alguien que sabe el daño psicológico que un asedio puede causar. Alguien que sabe que un grupo de personas confundidas, enfadadas y frustradas puede ser tan peligroso como los cientos de zombis que arañan las puertas.

G. ¡Aprende! Casi todas las cárceles de Estados Unidos tienen su propia biblioteca. Usa tu tiempo libre (que tendrás mucho) para leer cualquier texto útil. Materias como la medicina, la mecánica, la construcción, la horticultura y el psicoanálisis; hay tantas disciplinas esperando ser aprendidas... Haz que cada miembro de tu grupo se especialice en algo. Organiza clases para que se enseñen entre ellos. Nunca sabrás cuando puedes perder a un experto y tener que nombrar a otro que lo sustituya. Lo que aprendas en la biblioteca de la prisión ayudará con cada tarea de esta lista.

3. PLATAFORMAS PETROLÍFERAS

Cuando elegimos una fortaleza principalmente por su seguridad, nada en la Tierra puede compararse con estas islas artificiales. Están completamente aisladas de la costa, con espacio para vivir y trabajar muy por encima del nivel del mar, donde ni un zombi hinchado ni flotante podría llegar a subir. Esta razón hace que la seguridad ni se cuestione, por lo que podéis permitiros, tanto tú como tu grupo, concentraros plenamente en la tarea de sobrevivir.

Las plataformas en mar abierto también destacan por la autonomía, especialmente a corto plazo. Al igual que los barcos, cuentan con instalaciones médicas y dependencias donde vivir. Muchas están equipadas para abastecer todas las necesidades de la tripulación durante al menos seis meses. Todas tienen sus propias destilerías, así que el agua fresca nunca resultará un problema. Como todas están equipadas para extraer tanto petróleo como gas natural, la energía será ilimitada.

Hay comida en abundancia también, porque el océano provee de una dieta nutritiva (y, algunos argumentarían, superior) de pescado, kelp y, si es posible, de mamíferos marinos. A menos que la plataforma esté extremadamente cerca de la orilla, no hay peligro de contaminación industrial. La gente puede, y lo hace, vivir entera e indefinidamente de las riquezas del mar.

Este aislamiento completo, tan atractivo como suena, también presenta su propia gama de dificultades.

Cualquier persona que viva cerca de la playa te dirá que el Mentó salado puede ser mortal. La corrosión será tu enemigo número uno y, a la larga, las medidas preventivas no serán suficientes. Las máquinas esenciales pueden repararse. Las destilerías de crudo de acero y las tuberías de cobre funcionan tan bien como las desalinizadoras de alta tecnología. Las dinamos accionadas por el viento o las mareas pueden proveer más de la mitad de la energía de los generadores de combustible fósil. Sin embargo, los equipos electrónicos delicados como los ordenadores, las radios y los aparatos médicos, serán los primeros en estropearse y los más difíciles de reemplazar. Finalmente, el complejo entero se deteriorará, de una maravilla industrial puntera a un simple y oxidado, aunque útil, armazón.

Al contrario que las prisiones y las bases militares, las plataformas petrolíferas serán el primer lugar que se abandone. Durante los primeros días de un brote, los trabajadores no dudarán en solicitar volver con sus familias, dejando la plataforma sin tripulación especializada. Si ninguna persona de tu grupo sabe cómo funciona la maquinaria, aprender podría ser difícil. A diferencia de las prisiones, no hay bibliotecas con manuales de uso en cada estantería. Esto puede requerir una pequeña improvisación creativa, apañándote con lo que puedas operar en lugar de o hasta que puedas dominar toda la tecnología que se puede encontrar en las más sofisticadas plataformas.

Los accidentes industriales (como explosiones de reservas de petróleo o gas) son suficientemente malos en tierra. En mitad del océano, se han materializado como algunos de los peores desastres de la historia. Incluso con todas las instalaciones antiincendios y de rescate, de un mundo funcional y activo, tripulaciones enteras murieron cuando las plataformas estallaron en llamas. ¿Qué pasaría si comienza un incendio y no hay nadie a quien pedir ayuda? Esto no quiere decir que las plataformas petrolíferas sean bombas marinas esperando a estallar; no quiere decir que deberían ser evitadas por todos excepto los más arriesgados. Lo que se recomienda, sin embargo, es apagar la perforadora. Esto te quitará el nuevo petróleo, pero hará maravillas con la esperanza de vida. Usa el combustible ya almacenado para el generador. Como se ha dicho más arriba, no te dará el mismo amperaje que el generador principal, pero con la perforadora apagada y las instalaciones industriales cerradas, ¿para qué lo necesitarás?

El océano puede ser una fuente de vida, pero también un asesino despiadado. Las tormentas, golpeando con una ferocidad raramente vista en tierra, pueden destrozar incluso las plataformas más firmes. Las grabaciones de noticias de plataformas literalmente volcadas en el mar del Norte, hechas escombros y hundidas bajo las olas, son suficientes para hacerle a uno pensárselo dos veces antes de alejarse de la costa. Desafortunadamente, es un problema que la humanidad no puede resolver. No hay nada en este o en otro libro que pueda salvarte de la naturaleza cuando decide borrar este amasijo de acero de su océano.

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