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Authors: Adolfo Bioy Casares

Tags: #Otros, #Biografía, #Memorias

Descanso de caminantes (6 page)

BOOK: Descanso de caminantes
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Se anuncia gran cantidad

de estudios y biografías
.

Si no es la posteridad
,

serán las postrimerías
.

Con relación a la frase de Herminia Prieto, «lo más interesante de la vida de ABC es inefable», recordaremos una del Conde de Lovelace: «la vida de Lord Byron no contiene nada de interés, excepto aquello que no debería ser contado», citada en C.E.Vulliamy,
Byron
(1948).

Con una mezcla de orgullo (gotas) y de vergüenza (cantidad suficiente) advierto que soy un precursor de por lo menos dos tendencias del gusto contemporáneo: la literatura fantástica (mis libros,
passim
) y los años veinte (mis libros,
passim
).

El padre de Borges decía que había gente que sólo podía pensar por imágenes. Que las famosas parábolas de los Evangelios prueban que Cristo era una de esas personas. Que los gauchos pensaban por imágenes.

En realidad mucha gente piensa por imágenes. Cuando deploré el inminente triunfo de los comunistas y socialistas en las próximas elecciones francesas de marzo, Rochefort, un astuto hombre de negocios (sinónimo de idiota, dirá el lector) observó: «Mejor así. Francia tiene un forúnculo. Hay que dejarlo madurar para que sane». Cuando yo hablaba de los males irremediables que dejaría el gobierno (aun si era transitorio) salido de esas elecciones, me rebatía con argumentos imbatibles, tal vez para una buena terapéutica de los forúnculos. Le dije que tenía razón, pero que si finalmente resultaba que había alguna diferencia, siquiera de detalles, entre la situación de Francia y la forunculitis, podrían llevarse un desengaño.

Autobiografías. Tan acostumbrado estoy a pensar «Ojalá que me que me libre de esta mujer» (o que consiga otra mujer), o que me libre de las amenazas del lumbago, o que se me cure (sola) la próstata, o que desaparezca el bocio o coto, que de pronto me sorprendo pensando «Ojalá qué…» o Qué bueno sería que… sin saber como concluir la frase.

¿Quién le sigue el paso al Progreso
? Olvido que los ojos no sirven para ver. Para ver sirven los anteojos.

Mi amiga recitaba los hermosos versos de «Aulo Gelio»:

Hoy todavía tu lector, Agelio
,

En lánguida actitud te evoca y te halla
.

Mientras boga tu barca a Grecia o Roma
,

Festín recuerdas y festín preparas
.

Yo los repetí y de pronto recapacité: Agelio, ¿por qué
Agelio
? ¿es posible que yo haya leído tantas veces este poema, haya recitado tantas veces estos versos, y que nunca me haya preguntado «por qué
Agelio
»? ¿O me lo pregunté, pero no tuve el coraje de revelar mi ignorancia? Ahora que lo tengo, pregunto. Mi amiga me propone una explicación que yo mentalmente había desechado: «A por
Aulo
» . «Yo no me atrevería a introducir en un verso a
Acapdevila
», le contesto.

En casa recorro libros de consulta y por último apelo a mi ejemplar de las
Noches áticas
(este orden de investigación parece digno de los mejores o peores profesores y estudiantes). En la primera línea de las «Noticias biográficas» del libro (Noches áticas, traducciones de Francisco Navarro y Calvo. Madrid: Biblioteca Clásica, 1921) leo: «Aulo Gelio (o Agelio como algunos le llaman, por encontrarse consignado así su nombre en algunos manuscritos, sin duda por ignorancia de copistas que reunieron la inicial del nombre con el apellido de familia)».

La acomodadora me dijo que ha escrito una ópera, que ocurre en La Rioja, en tiempos de la conquista: «La escribí en español y la traduje al quichua. Ahora hice un descubrimiento que me preocupa. Los indios de La Rioja no hablaban el quichua cuando vinieron los españoles. El quichua llegó con los españoles, del Perú, que lo enseñaron a los indios. Tengo que averiguar qué idioma hablaban los indios de La Rioja en aquel tiempo. Cuando sepa cuál es lo aprenderé y traduciré a ese idioma el texto».

YO: Pero ¿los personajes hablan en español en tu obra?

ACOMODADORA: Por ahora hablan en quichua.

YO: Pero si la estrenan en Buenos Aires, los espectadores no entenderán nada.

AMIGO DE LA ACOMODADORA: Podrías hacer que hablen en español antiguo.

ACOMODADORA: Yo quiero más a La Rioja que a mis padres, que a mi marido, que a mis hijos. Yo siempre digo que soy la hija de la tierra de La Rioja. Cuando voy allá, en seguida cavo un foso y me meto adentro para sentir la tierra contra mío (sic). Siempre paso el día llegada en ese agujero.

Alguien preguntó en qué barco había llegado de los Estados Unidos Gustavo Casares. Para lucirme (yo tenía entonces menos de diez años) rápidamente contesté: «En el Water Closet». Todavía yo no sabía inglés; pronunciaba
Water Closs
. Todo el mundo se rió; yo también. Tardé mucho en descubrir por qué. Supe que el barco, en realidad, se llamaba Southern Cross y la confusión Water Closs me parecía bastante natural.

2 enero 1978
. En las cartas de Byron encontré los dichos venecianos: «Sirve para limpiarse los botines», que sé usa despreciativamente, y la exclamación «Por el cuerpo de Venus». El primero permitió la estrofa:

Las obras de Hugo Wast (o G. Martínez

Zuviría
)

sirven para limpiarse los botines
,

vida mía
.

28 enero 1978
.
Consejo
:

Desprenderás por fin el gran alud

si piensas demasiado en tu salud
.

En la versión original, el primer verso era el segundo, pero advertí entonces que
salud
y
alud
no riman para el oído y debí cambiar el orden, para que el lector leyera
salud
como conviene a la rima.

Idiomáticas
. «No está para salir de cuerpo gentil». Sin sobretodo, probablemente.

Hoy un señor se admiró de que yo dijera, con naturalidad y donde correspondía, «no faltaba más». Sin la máquina del tiempo, soy un viajero que llega del pasado.

Idiomáticas. Con tal de
. Curiosa expresión. «Con tal de salir de su casa, inventaba las más inverosímiles compromisos». «Con tal de vestirse de fiesta». Cuando yo era chico había gente que decía «por tal» (en igual sentido que el anterior).

Febrero 1978
.
Sueño
. Estoy explicando «La primera vez que vine, Suiza era un país de pueblitos». Se ve una aldea pequeña y pintoresca; las casas parecen chozas, pero chozas limpias, decorosas, bien cuidadas; una chimenea humea pacíficamente y los fieles entran en la iglesita. Sigo mi explicación: «Ahora, en cambio… ». Señalo una casa de departamentos, de siete u ocho pisos; una tupida muchedumbre la escala por afuera y procura entrar por puertas y ventanas (que dejan ver el interior, repleto de gente). Distingo los uniformes grises de loa policías suizos. «Qué raro —pienso—, un procedimiento, como en Buenos Aires». En seguida descubro que en realidad los policías ayudan a los escaladores y los empujan hacia el interior por las ventanas. Reflexiono: «Por lo menos en lo principal, Suiza no cambió». Miro hacia arriba; a la altura de la buhardilla, por el lado de afuera, hay barrotes de madera, de los que cuelga gente. Con horror, veo que uno de esos barrotes se quiebra, y que el hombre que estaba colgado cae. Vaya cerrar los ojos cuando descubro que el hombre ese, con destreza admirable, se agarra de un barrote inferior y vuelve a quedar colgado. Despierto para no seguir en la zozobra.

Avisos fúnebres
. Espacios de un periódico o diario que la gente paga para dar estado público a las rencillas de familia. Sirven también para comunicar secretos escandalosos.

Con verdadera felicidad, después de largas indagaciones en diversas guías, encontré en el
Baedeker of Switzerland
, 1895, en el plano correspondiente a
outskirts of Genève
, Sécheron, el pueblito de los alrededores de Ginebra, donde se hallaba el Hôtel d'Angleterre, donde estuvieron (sucesivamente) Benjamin Constant y Charlotte de Hardenberg («I am mentally tired —escribe Charlotte—. I have reached the point where I prefer Sécheron just because I happen to be there»), Shelley y Byron (que en el libro del hotel, en el sitio donde debía poner su edad, escribió 100 años). Sécheron está sobre (o muy cerca de) la ruta a Farney entre el Pétit Saconnex y Les Pâquis, a la altura de una Villa Bartholony (¿o
my
?) que está señalada donde Les Pâquis se afilan en una punta sobre el lago Léman. Según Harold Nicolson (
Benjamin Constant
), del Hôtel d'Angleterre sólo queda «hoy» (¡1948!)«one of the large coach houses».

Según me contó el coronel Malambio Catán, Lamadrid cayó herido en una batalla, y murió rodeado de oficiales y soldados de su ejército, murmurando: «Me rindo, me rindo». En otra ocasión, el coronel dijo que las palabras de Lamadrid fueron: «No me rindo, no me rindo». Comentó: ¿Por qué iba a rendirse, si lo rodeaba su tropa?

De una conversación con dos jóvenes bachilleras:

—Rubén Darío es el cuarto poeta de Hispanoamérica. A mí no me gusta.

—El que no me gusta nada es García Márquez. ¿Oyó hablar de él? A mí me tiene harta con tanto Celedonio Buendía o lo que sea. ¿Quién lo entiende?

—Me gustó mucho
La invención de Morel
. Saqué diez y me eximí del examen en literatura de cuarto, gracias a
La invención de Morel
. La verdad es que al principio no entendía, ni palabra.

—Los programas están mal hechos. De la generación del ochenta nos piden únicamente a Cané y nadie se acuerda de Ricardo Güiraldes.

—¿Conoce un libro de Robertú o algo así? No se consigue. Llamé a la editorial y me dijeron que ya no lo fabrican más.

—¿Qué es la vanguardia?

—La vanguardia es el modernismo.

—A mí me gustan libros simples, sobre cosas de la vida real; que no me vengan con las rarezas de García Márquez. Me gusta
Los cachorros
de Vargas Llosa.

—La vanguardia es Borges. Borges es importante por los adjetivos. Fíjese:
Funes el memorioso
. ¿A quién se le va a ocurrir
memorioso
? La palabra no figura en el idioma.

—El cuento que piden de Borges es «
Las ruinas circulares
». Ese cuento es de Ficciones. ¿Qué es
ficciones
?

—Otro libro de Borges que nadie entiende es
El Aleph
. ¡Como para leerlo a Borges!

Opinión de un estudiante: «La literatura es muy larga».

En la
Guide Bleu
de los alrededores de París, edición de 1950, veo Louveciennes y Marly-le-Roi; en la primera figura La Trianette, la hostería que está frente al bosque y donde nos acostamos todas las tardes, durante un mes, con Helena Garro; y en Marly-le-Roi, entre el estanque y el Sena, la hostería Le Roi Soleil, que todavía existe y donde nos acostamos una tarde.
Monsieur et dame de la grosse voiture américaine
: según Helena, así nos describían los
aubergistes
.

Rareza consuetudinaria
. Noche a noche, Silvina me pregunta la hora; se la digo; me dice: «Vamos a comer dentro de un cuarto de hora». En menos de cinco minutos vuelve y me dice: «Poné la mesa. La comida está lista».

Siempre pensé que las bombas de tiempo debieran llamarse testamentos. Me acuerdo el desconcierto, la indignación, la alardeada mala disposición a aceptado, cuando mis padres y mis tíos se enteraron del testamento de mi abuela. Una amiga, el día de la muerte de su parienta, me dijo: «Me perfumé demasiado. Debiera haberme perfumado con cenizas». No estaba triste. Estaba indignada con la muerta. A ésta nadie la llora: los unos porque no le perdonan lo que hizo; los demás porque están felices de haber recibido la herencia. Así estuvieron los Casares con mi abuela, cuando dej6 el casco de la estancia a Gustavo. No podían creer mis otros tíos que no hubiera una salida (quiero decir: «para evitar esa idiotez»). Aparte de su comprobada idiotez, la decisión era injusta con Vicente, el mayor, que había sacado a la familia de la ruina y la había puesto en la prosperidad y que de hecho era el patrón de Vicente Casares.

26 febrero 1978
. Un grupo de chicas me rodea en la plaza; me preguntan si puedo explicarles versificaci6n. Quieren saber qué es un endecasílabo. Explico los acentos. Me dicen que es complicadísimo, que no comprenden cómo hay gente que puede escribirlos con alguna soltura. Les digo que es fácil; que continuamente sale alguno en la conversación, y que dicho uno, o dos, la mente se acostumbra al ritmo y que los produce sin esfuerzo, casi inevitablemente. No me creen. Me piden que invente dos endecasílabos. En seguida se me ocurren dos, que transparentan sentimientos un tanto groseros. Les digo que se me han ocurrido pero que no quiero decirlos, porque no les van a gustar. Insisten tanto que les digo:

¿De todas estas chicas no habrá alguna

que en abrazo de amor conmigo se una
?

Trato de explicarles cómo caen los acentos, pero no me dejan. Están divertidísimas. Creen que tengo un completo dominio sobre el verso, que hago lo que quiero; no saben que en verso hago lo que el azar quiere.

Misa de cuerpo presente en el Pilar. El cura: «Yo la he acompañado durante su enfermedad, le tomé la confesión y sé de su fe cristiana, por eso les pido que ahora recen por la hermana Pepa, que está en el purgatorio (
levantando la voz, grave pero subyugante y engolada
), que está en el purgatorio…».

Chofer de taxi
. Se cruzó involuntariamente a otro coche. El del otro coche nos alcanza, pone su coche a la par del nuestro; el individuo, un grandote, le grita al taxista: «Animal». El taxista me dice: «Yo muchas veces pensé que soy un animal; así que a lo mejor razón. En estos casos, yo nunca contesto. No vaya a creer que todos reaccionan como yo. Algunos persiguen al que los insultó, lo corren, le cruzan el coche, se bajan, se plantan en la calle invitando a pelear. Si usted se fija bien, todos esos tipos son grandotes. A mí lo que me sucede es que el físico no me acompaña. ¿Para qué voy a perseguir a un individuo y desafiado a pelear? A lo mejor consigo que encima de llamarme animal me dé una paliza. Pero no vaya a creer que alguna vez no pienso que me gustaría correrlos y pelearlos. Casi seguro que esta noche, cuando esté por dormirme, vaya imaginar que desafío a ese tipo que me llamó animal y que lo tiro al suelo de una trompada. A mí lo que me sucede es que el físico no me acompaña».

BOOK: Descanso de caminantes
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