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Authors: J. H. Marks

Girl 6 (8 page)

BOOK: Girl 6
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—Muy bien, Girl 19. Todas vamos a cerrar los ojos. Contestas al teléfono como Stacey.

Girl 19 pensó que lo mejor era lanzarse y, aunque muy nerviosa, empezó a hablar con la sexual voz de Stacey la cachonda.

—Hola, soy Stacey. ¿Cómo te llamas?

Lil la interrumpió. No merecía la pena perder el tiempo.

—¿Qué les parece?

Ninguna de las presentes parecía impresionada. El «cachondómetro» de Stacey quedaba bajo mínimos. Girl 6 comprendió que tendría que echar más carne en el asador cuando le tocara el turno. Girl 19 había estado insulsa.

Todas se sintieron agradablemente sorprendidas al ver que la inicial dureza de Lil se disipaba en seguida. Aunque se hubiese equivocado al contratar a Girl 19, no estaba dispuesta a aceptar el fallo a las primeras de cambio.

Optó por hablarle a Girl 19 como una entrenadora amable que trata de enseñar pero también de infundir confianza.

—Vuelva a intentarlo, Stacey. Vamos, suéltese el pelo y pellizqúese los pezones. Si con eso se pone en situación, hágalo. Vamos.

Girl 19 procuró corresponder a la generosidad de Lil y lo intentó de nuevo. Sus palabras no fueron muy originales pero su tono de voz fue de lo más sensual.

—Hola, yo me llamo Stacey, ¿y tú?

Girl 6 la miró sorprendida. Vaya... Resultaba que Girl 19 tenía gancho. Ya lo creo que sí. A Lil le satisfizo la mejora.

—Conozcamos ahora a su ninfómana, Girl 19.

—Mi ninfómana se llama Linda —dijo Girl 19, con mayor confianza.

—Perdone, pero ya tenemos una Linda —la atajó Lil.

—Brenda —propuso Girl 19.

—De acuerdo. No tenemos ninguna Brenda —dijo Lil, satisfecha de la rapidez mental de Girl 19.

—Mi ninfómana se llama Brenda —dijo Girl 19 con mayor desenvoltura que antes—. Pelo negro como el azabache. Grandes pechos. Metro sesenta y dos. Se cepilla a todo el que pilla.

Las demás se alegraron de que Girl 19 lo hiciese bien. A medida que se tranquilizaban crecía su espíritu de equipo. A Girl 12 le encantó lo que había dicho Girl 19.

—¡Y si está cachas se agacha! —exclamó Girl 12 sin poder contener su entusiasmo.

Lil pensó que aquél iba a ser un buen equipo. Sólo le faltaba precisarles algunos detalles.

—Brenda se lo monta con quien sea, menos con animales —les dijo—. Hay una serie de cosas que no hacemos. Ahí va la lista. Tomen nota.

Girl 6 observó a las demás, que tomaban notas al margen de la página del manual de fantasías.

—Nada de violaciones, ni incestos, nada con menores, no puede serlo ni la chica que representen ni la persona que llame. Nada de mutilaciones ni de bestialismo. Si les piden algo así, díganles amablemente «lo siento, encanto, pero no me está permitido hacer eso contigo». Si insisten, los pasan a una supervisora. ¿De acuerdo? A ver, Girl 6, ¿quién es su travestí?

Girl 6 no titubeó. Había hecho ejercicios similares durante años. No era más que una especie de improvisación.

—Esmeralda. Un tipazo. Complaciente. Pelo negro como el azabache. Ojos grandes y verdes. A punto de operarse.

A Lil y a las demás les gustó la presentación de Girl 6, que continuó sin necesidad de que Lil se lo dijese.

—A mi ama dominante aún no me la he imaginado. Quizá se llame April. Mi chica corriente se llamará Lovely...

—¿Lovely? —exclamó Girl 12 sorprendida.

—Sí —contestó Girl 6, orgullosa de su originalidad—. Lovely Brown.

—Me parece estupendo —dijo Girl 19 que, exultante tras su intervención, se alegró del acierto de Girl 6.

Lil se felicitó por haber contratado a aquel grupo. Estaba segura de que sería estupendo. Era evidente que iban a llevarse muy bien. Y eso era bueno para el negocio. Sintió curiosidad por comprobar si Girl 6 era capaz de darle a su chica corriente un tono de voz acorde con Lovely Brown.

—A ver qué tal resulta —dijo Lil.

Girl 6 adoptó la personalidad de la chica corriente más sexy que pudo imaginar.

—Aaaahh... Hoolaaa. Me llamo Lovely. ¿Cómo te llamas tú?

Las compañeras la jalearon. Pero Lil quiso oír más.

—Descríbanosla.

Girl 6 sabía cómo era exactamente Lovely Brown.

—Morena, ojos castaños. Ardiente pero tímida. Un poco excéntrica.

Lil pensó que el grupo ya estaba preparado para pasar al siguiente nivel.

—Bien. A menos que el cliente pida otra cosa, todas ustedes son blancas. Si se lo piden, pueden ser negras, puertorriqueñas, asiáticas, o de cualquier raza o nacionalidad. También pueden hablar con acento inglés o francés. Procuren estar al corriente de los acontecimientos cotidianos, especialmente los deportivos. ¿Qué tal marchan los Knicks en la liga?, pongamos por caso.

Lil miró entonces a la pantalla del ordenador que tenía delante.

—Estupendo —dijo—. Llega una llamada por la línea 17. La pantalla nos dice que se trata de una fantasía de dominación. Pónganse los auriculares y escuchen.

Girl 6 miró a la pantalla y observó con detenimiento el complicado sistema de conexiones. Ella y las demás se pusieron los auriculares. Lil las miró satisfecha. Parecían un pelotón de soldaditos perfectamente entrenado.

CAPÍTULO 8

A los pocos días, Girl 6 empezó en el turno de noche. Llegó media hora antes de que tuviera que ponerse al teléfono y se fijó en que todas sus compañeras iban vestidas del modo más corriente.

En cambio, ella parecía la Marilyn Monroe de la foto de su apartamento, sólo que con una peluca negra de alborotados rizos. También se había puesto uñas postizas.

Aunque sabía que era innecesario cuidar tanto la indumentaria, prefería ir bien vestida. El vestuario formaba parte de todo papel y era importante para cualquier actriz.

Además, ir vestida de un modo provocativo la ayudaría a ponerla en situación antes de que empezasen las llamadas.

Girl 6 buscó el cubículo que le asignaron el día de la sesión informativa. Había veinte, todos prefabricados e idénticos y, como era casi inevitable, se equivocó.

Girl 11 le indicó cuál era el suyo.

Faltaban sólo unos minutos para que Girl 6 empezase en su nuevo empleo. Se situó frente a la pantalla con el auricular en la mano derecha y la mano izquierda junto al teclado. Miró su manual y se preguntó cuánto tardaría en hacer todos los personajes. ¿Cuántas llamadas tendría que atender para reunir el dinero suficiente y marcharse a Hollywood?

Consultó las notas que tomó en las fichas que tenía en la consola. Una de las fichas incluía una detallada

descripción de Lovely Brown —su chica corriente—. En otra tenía la descripción de su travestí, Esmeralda.

Aún no había imaginado cómo era su cachonda. Pensaba aplicarse a ello aquella misma noche, en las horas de menos trabajo. Estaba un poco nerviosa y tenía la boca seca. Abrió una lata de tónica e introdujo una pajita.

Estaba lista para empezar, pero no la llamaban.

Miró en derredor de su espartano cubículo para tratar de concentrarse eñ las actividades de la noche. Lil había hecho que les distribuyeran una lista de las fantasías prohibidas.

Girl 6 arrancó una página del manual y la pegó en la pared con cinta adhesiva. La página incluía un gráfico que podía ayudar a Girl 6 a deducir la edad de los clientes, aunque no creía que necesitase utilizarlo.

Se le daba bien calcular la edad de cualquiera, pero decidió pegarlo para hacer algo mientras aguardaba. Para no estar mano sobre mano toda la noche.

¡Qué bobada...! Aquello no era «hacer algo». Lo que ocurría era que estaba hecha un manojo de nervios, impaciente por empezar.

Siempre le pasaba lo mismo. Sentía pánico cada vez que estaba a punto de salir a escena. Aunque en cuanto empezaba a interpretar al personaje, se serenaba y todo iba perfectamente.

Girl 6 arrancó otra página del manual y la pegó junto al gráfico de la edad. Era una lista de recomendaciones bajo el título «Cómo mantener el interés del cliente».

Siguió hojeando el manual y se detuvo en la página que explicaba qué había que hacer si un determinado cliente quería escribirse con ellas. Incluía un apartado de correos. Una sección explicaba qué debían hacer para satisfacer a «dos a la vez».

Un ambicioso capítulo explicaba la técnica para satisfacer a cuatro —ilustrado con viñetas y con un poco convincente epígrafe que rezaba «¡Puedes hacerlo!»

Una luz roja parpadeó en la consola. Girl 6 sintió Huir la adrenalina por su cuerpo.

Ya estaba. A escena. Respira hondo. Calma. Concentración. No hay problema. Estás preparada para todo...

Miró la pantalla del monitor y leyó el número de la línea a través de la que le llegaba la llamada. Le salió un «hola» tan precipitado, y tan artificioso, que se dio cuenta de ello nada más decirlo. ¡Puñeta! Tenía que hacerlo bastante mejor.

No hubo problema porque quien llamaba por la línea 7 no era un cliente sino Comercial 1.

—Soy yo. Te pasaremos un cliente dentro de un minuto. Algo fácil para empezar. Nada desmadrado. La primera llamada es como una primera cita. Es educado —dijo Comercial 1 con la buena intención de tranquilizarla—. No tienes que hacer nada extraordinario. Sé natural.

Girl 19, que llevaba un
top,
se asomó al cubículo de Girl 6 y se acercó a darle un beso en la mejilla.

—Vas a ser fabulosa —le dijo Girl 19, que en seguida la dejó a solas con su nerviosismo.

Entonces llegó una llamada. Vio que le llegaba por la línea 15 y permaneció unos instantes sin decir nada. ¿Debía dejar que hablase primero el cliente? ¿Lo ayudaría así a creer que dominaba la situación? ¿Le gustaría más así? No sabía qué personaje querría que interpretara. ¿Cuál de las «chicas» de su lista contestaba al teléfono?

Cliente 3 no estaba acostumbrado al silencio.

—Oye. Tú... ¿Hay alguien ahí?

Girl 19 volvió a pasar frente a su cubículo y notó que Girl 6 estaba como paralizada.

—¡Vamos...! Cada palabra que digas es dinero —la animó.

Girl 6 optó por echarle valor.

—Hola, ¿qué tal estás esta noche?

—Muy cachondo —dijo Cliente 3, contento al ver que no había perdido el dinero de los pasos de conexión—. Creía que se había desconectado. Soy Steve.

Lo notó inseguro, temeroso de que no le gustase hablar con él, e incluso de que le cortase. ¿O eran sólo figu

raciones suyas? Lo que tenía que hacer era no darle tantas vueltas. Debía relajarse y hablar con naturalidad.

—No, hombre, no. Estoy aquí contigo —dijo Girl 6 consecuente con lo que acababa de recomendarse. Estaba dispuesta a proporcionarle la satisfacción que desease—. ¿Desde dónde me llamas?

—Desde Houston.

—¿Estás en Texas? Debe de hacer mucho calor por ahí, ¿verdad?

—Un bochorno espantoso —contestó Cliente 3—. ¿Cómo te llamas?

Girl 6 caló en seguida a Cliente 3. Dedujo que el personaje que encajaba con él era la chica corriente.

—Me llamo Lovely. Lovely Brown. Te diré cómo soy. Soy morena, tengo los ojos castaños y un tipo que quita el sentido.

—Y unas buenas tetas, ¿a que sí? —dijo Cliente 3 seducido por la descripción.

La verdad es que Lovely Brown tenía un buen par de tetas.

—Noventa y seis. Bonitos, grandes, firmes y sanos.

Girl 6 alzó un momento la vista y vio que Girl 19 la observaba, le sonreía y alzaba los pulgares a modo de felicitación. Girl 6 se iba a desenvolver estupendamente.

—Mentirosilla —dijo Cliente 3 ávido de algo más jugoso—. Ya sabía yo que tendrías los pechos grandes. Me encantan enormes, grandes como Texas.

Girl 6 captó en seguida lo que el tejano quería oír y se arrancó con variaciones sobre el mismo tema.

—Tengo los pezones muy grandes, muy sensibles. Poca cintura; sólo sesenta. Ochenta y nueve de cadera. Y... la garganta..., muy profunda, Stephen.

Le había empezado a sudar la frente, pero no se había dado cuenta. Estaba tan concentrada en la llamada que sólo pensaba en satisfacer al cliente. Hasta hacía cinco minutos, Girl 6 hubiese dicho que aquel trabajo sólo significaba dinero. Ahora, antes de terminar su primera conversación, se había olvidado de su verdadera personalidad. Se había sumergido en la de Lovely

Brown, sin mas oojetivo que hacer llegar al orgasmo al tejano.

—¿A que no sabes lo que he hecho hoy? —le preguntó Cliente 3—. Pues he ganado un millón de dólares.

Lovely Brown no era una escéptica. No señor. Si el cliente decía tener un millón de dólares es que lo tenía.

—¿De verdad? —exclamó Girl 6—. ¿Y cómo lo has conseguido?

—He comprado barato y he vendido caro —dijo Cliente 3.

Sentada a su mesa de la oficina, Lil escuchaba la conversación de Girl 6.

—¿Qué tal lo hace? —se acercó a preguntarle Comercial 1.

—Ha empezado nerviosa, pero en seguida le ha cogido el tranquillo —repuso Lil, visiblemente complacida.

Lil siguió a la escucha y observó a Girl 29, que acababa de entrar en la oficina.

El tejano le explicaba a Girl 6 cómo funcionaba el negocio.

—La empresa A es muy agresiva. La empresa B es una buena presa, un diamante en bruto. ¿Me sigues?

—Te sigo —le aseguró Girl 6 sin olvidar darle a su voz un tono algo cohibido.

Girl 29 cogió un teléfono y dio la clave que utilizaba para fichar al empezar su turno. Lil le preguntó cuál era su número y Girl 29 le sonrió. Tuvo que hacer juegos malabares para no soltar el auricular ni el manual y le mostró a Lil 29 dedos. Lil tomó nota.

—Entonces yo utilizo a la empresa A para aplastar a la empresa B —prosiguió el tejano—, compro la empresa B, la levanto y la vendo mucho más caro.

—¡Ooooohh! —exclamó Girl 6 con un gemido de estupefacción, muy del agrado del cliente.

—Y
voilá
—prosiguió el magnate—, un millón de dólares.

Girl 6 lo estaba haciendo tan bien que había conseguido que Cliente 3 se sintiese todo un millonario.

—¡Apasionante! —exclamó ella.

Girl 6 estaba tan concentrada en encarrilar la conversación por donde quería el cliente que no vio a Ronnie, el vigilante de seguridad, que acababa de pasar por su lado con comida del restaurante chino.

El tejano pensó que ya había gastado demasiado tiempo en circunloquios, que ya era el momento de abordar lo que tenía entre manos.

—Seguro que te encantaría que te echase un polvo —dijo Cliente 3.

Girl 6 estaba allí para acceder a los deseos del cliente. De manera que eligió la respuesta número tres del manual.

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