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Authors: Luis González Baixauli

La Lengua de los Elfos (12 page)

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14.2.2 Cambios ortográficos

§161. Los cambios en la primera palabra dependen de su final y del principio de la segunda. Pueden ocurrir los siguientes casos (este análisis está tomado casi textualmente del
Basic Quenya
):

  • -c-v + v-
    , la vocal de la primera palabra se omite.
  • -v-v + v-
    , la segunda vocal de la primera palabra suele omitirse; si el resultado forma un diptongo la primera vocal también se elimina.
  • -v + c-
    , normalmente se unen sin más. A veces la vocal puede alargarse o reemplazarse por
    i
    .
  • -v-v + c-
    ,puede mantenerse una vocal o las dos. La primera nunca lleva el acento tónico (si es necesario se alarga la segunda vocal para impedirlo).
  • -c + v-
    , se unen las dos palabras sin cambios.
  • -c + c-
    , ésta es la situación más complicada. Si resulta una combinación aceptable se unen sin cambios [véase 15]. Si las dos son iguales, se unen sin cambios o se elimina una de ellas. Algunas veces se inserta una vocal. La consonante
    n
    cambia mucho, especialmente cuándo está el final de una sílaba no acentuada (como el
    -en
    de
    elen
    ); puede cambiar a
    l
    antes de
    l
    , a
    r
    antes de
    r
    , a
    s
    antes de
    s
    , a
    m
    antes de
    m, p
    o
    f
    , o desaparecer.

Yavanna
, «Dadora de frutos», viene de
Yáve
y
anna
[S].

Lómeanor
, «Tierra sombría», viene de
lómea
y
nor
[DT].

Earráme
, «Ala del Mar», viene de
ear
y
ráme
[S].

Atanamir
, «Joya de los Hombres», viene de
atan
y
mir
[AP].

Elessar
, «Piedra de elfo», viene de
Elen
y
sar
[CA].

§162. Los cambios en la segunda palabra normalmente se deben a razones etimológicas. Hay palabras que en protoélfico empezaban por unos sonidos que luego se perdieron en el kwenya. Cuándo una palabra que comienza con uno de esos sonidos se usa en el segundo lugar de un compuesto, puede volver a tomar su forma original o una parecida. Por ejemplo, los sonidos primitivos
b, d, g
no se usan en kwenya: pasan a ser
mb, nd, ng
en el interior de la palabra y
m, l
o nada al comienzo. Las palabras que empiezan por estos sonidos pueden pasar a ser
mb, nd, ng
al formar compuestos.

Protoélfico
MBÁR
, «Casa» > Kwenya
mar: Eambar
, «Morador del mar» [CI].

Protoélfico
DÓMÉ
, «noche» > Kwenya
lóme: Tindóme
, «penumbra estrellada» [S].

Protoélfico
DUI
, «cubrir» > Kwenya
luine
, «río» (poco usado) [TC]:
Nunduine
, «río del oeste» [CI].

LAS TENGWAR

Además de crear numerosas lenguas para su mundo. Tolkien las dotó de dos sistemas de escritura. Uno de ellos está basado en las runas germánicas, pero el otro es completamente original. En este libro nos limitaremos a dar unas pocas notas sobre el segundo, las
tengwar
, ya que constituyen la escritura natural del kwenya. Un análisis mas completo (aunque algo confuso) sobre ambos sistemas, así como sus formas y equivalencias para distintas lenguas en la Tierra Media, aparece recogido en los
Apéndices de El Señor de los Anillos
(apéndice E). En este capítulo se incluye una tabla con las tengwar numeradas del 1 al 36 y sus equivalencias durante la Tercera Edad.

Según se cuenta, el origen de este sistema se remonta a Valinor, ya que fue ideado por Rúmil de Tirion, un elfo noldo de la Primera Edad. Sin embargo, fue Fëanor quién reordenó todo el conjunto y le dió su forma definitiva. Además fue el primero en llamar
tengwa
a la representación escrita de un
tengwe
(o signo) hablando, por lo que su sistema de escritura pasó a conocerse como
las tengwar
. Cuándo los Noldor regresaron a la Tierra Media las llevaron consigo y no tardaron en extenderse, ya que estaban mucho mejor adapatadas para la escritura mediante pluna o pincel que los métodos existentes. En poco tiempo acabaron substituyéndolos, de modo que se convirtieron en el sistema universal de escritura de la Tierra Media. Tan sólo los enanos continuaron utilizando habitualmente las antiguas runas ideadas por los Sindar.

Cada
tengwa
consiste en un tallo (o
telko
) y un arco (o
lúva
) y originalmente representaba un único sonido consonántico. La situación y el tamaño del tallo indicaban el modo de articulación: oclusiva si se extendía por debajo de la línea de escritura, fricativa si lo hacía por encima y nasal si no se prolongaba. Además, el número de arcos señalaba la sonoridad: uno indicaba una consonante sorda y dos, una sonora. Por otro lado, las tengwar se agrupaban en series (o
témar
), según el punto de articulación, que se dividían en grados: la serie
tinkotçema
para las dentales, la serie
parmatéma
para las labiales, la serie
kalmatéma
para las velares, y la serie
kwessetéma
para las velares seguidas de la semiconsonante
w
. Existían además otras tengwar fuera de esta estructura que se usaban para representar sonidos que no cabían en ella: eran las consonantes adicionales.

Sin embargo, esta organización teórica tan rígida se suavizó en su aplicación al kwenya, ya que muchas de las combinaciones de modo, sonoridad y punto de articulación posibles no existían en este idioma. La idea original de las tengwar consistía en un sistema de escritura de base fonética, con unos valores teóricos pero no fijos, que se pudiera adaptar para escribir en cualquier lengua. Así, cuándo se utilizan para el kwenya, grados enteros se usan para representar combinaciones de consonantes o incluso semiconsonantes. Esta identificación entre tengwa y consonante (o grupo de ellas) es la causa de las vacilaciones de Tolkien en la ortografía del Kwenya, ya que para un único sonido consonántico del kwenya existen varias posibles representaciones en nuestro alfabeto. La evolución fonética del kwenya provocará el problema opuesto: varias tengwar para un único sonido consonántico.

Junto a los símbolos consonánticos, existen otros signos que se colocan encima o debajo de las consonantes: los
tehtar
. Los más importantes son los que representan a las vocales, que se sitúan sobre la consonante inmediatamente anterior. Si no hay ninguna, se ponen sobre un portador mudo (aproximadamente como la letra
i
pero sin el punto. Las vocales largas se indican repitiendo el tehta sobre la misma consonante o colocándolo sobre un portador largo (como la
j
pero sin el punto). Este mismo símbolo se utiliza en la Tercera Edad para representar la ha en los grupos,
hl, hr
y
ht
. Otros tehtar utilizados son: dos puntos colocados bajo la consonante, que indican que sigue una
y
; una línea colocada bajo la consonante, que indica que la misma es doble; y un rabito a continuación de la consonante, que indica que sigue una ese (para los grupos
ks, ps, ts
).

Pasamos ahora a ver los valores que se utilizan en la Tercera Edad para los tehtar vocálicos y las tengwar. Para representar las vocales se usan tres puntos en forma de triángulo (o unidos formando un circunflejo) como
a
, una tilde como
e
, un punto como
i
, la tilde terminada en un pequeño rabito hacia la derecha como
o
y la tilde con el rabito hacia la izquierda como
u
(véase la inscripción en lengua negra del anillo dónde el rabito a la derecha representa la
u
y el rabito a la izquierda la
o
). Los valores que se asocian a las tengwar aparecen recogidos en la tabla que acompaña este capítulo. En los próximos párrafos explicamos los que no son triviales de aplicar.

Cuándo se dispone de varias tengwar para representar un mismo sonido, se puede actuar de distintas maneras. En el caso de las eses y dobles eses que van de 29-32 son meras variantes, que podemos usar según nuestro gusto. En otras ocasiones tenemos dos tengwar que representan un mismo sonido a partir de una evolución fonética distinta. En este caso debemos saber el origen de la palabra, para así poder usar una u otra. En la tabla se indica el origen etimológico de las tengwar que han llegado a tener el mismo valor por este motivo, y en el vocabulario kwenya-castellano el origen de las palabras dudosas. Por último tenemos el caso de las erres. Al parecer, en la Tercera Edad no había distinción de pronunciación ni una evolución fonética distinta. Tolkien usa la 25 al comienzo de una sílaba o palabra, y después de vocales largas o tónicas. La 21 se usa para plurales, al final de sílabas no acentuadas y en la palabra
ar
.

Otros sonidos que también tienen alguna complicación en su representación son la
y
y los diptongos decrecientes. La
y
puede aparecer formando un grupo con otra consonante, después de h, al comienzo de palabra o detrás de un diptongo acabado en -u o -i. En todos los casos se utiliza el tehta que vimos más arriba para representarla, debajo de la consonante correspondiente en el primer caso, de la tengwa 33 en el segundo y de la 23 en los dos últimos. El único uso complicado que nos queda por ver es el de los diptongos decrecientes. Para su escritura se recurre a las tengwar 35 y 36, colocando la otra vocal (la que va
antes
de la
u
o de la
i
en el diptongo) sobre la que corresponda. Cuándo tenemos dos vocales seguidas que no forman diptongo, se coloca la primera sobre la consonante precedente y la segunda sobre un portador.

Los signos de puntuación que se utilizan son los siguientes: cuatro puntos formando un cuadrado para representar una pausa larga, es decir, un punto y aparte; dos puntos para una pausa media, como un punto y seguido o un punto y coma; y un único punto a media altura para una pausa corta, una coma o dos puntos. Como signo de interrogación se pone al final de la oración un símbolo parecido a una beta o a la tengwa número 1 con dos arcos cerrados, uno debajo del otro; como signo de exclamación se emplea un portador que se prolonga por encima de la línea de escritura. El siguiente texto recoge una muestra del uso de las tengwar y la puntuación.

Además, las tengwar también disponen de un sistema de numeración, que fue presentado por Christopher Tolkien en los números 13 y 14 de la revista Quettar. Para las enumeraciones se usan las tengwar que van de la 1 a la 24 con un punto o una barra encima, de la misma forma que nosotros pondríamos a), b)… Para los números existentes un sistema decimal y uno duodecimal (como ya se vio anteriormente). Los elfos usaban ambos, los enanos el duodecimal y los hombres principalmente el decimal. La característica mas importante de estos sistema es que los dígitos que forman la cifra se colocan en un orden invero al nuestro, así, 123 sería 321. En el sistema decimal los dígitos se marcan con un punto encima, o bien se cubre toda la cifra con una línea contínua. El sistema duodecimal pone los puntos o la línea debajo. Estas marcas pueden omitirse cuándo no haya posibilidad de confusión. Los dígitos son los siguientes (los dos últimos sólo se emplean en el sistema duodecimal):

Tabla de Tengwar y Tehtar

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