Microsiervos (38 page)

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Authors: Douglas Coupland

BOOK: Microsiervos
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No he querido entrar en las teorías de Karla sobre el cuerpo y el almacenamiento de memoria, porque soy incapaz de hablar de mi propio cuerpo con mi madre. Así que he dicho: «Los ordenadores te enseñan algo importante, y es que no tiene sentido recordarlo todo. Lo importante es ser capaz de encontrar cosas.»

«¿Y qué pasa si no utilizas una memoria con frecuencia suficiente? ¿Si no se usa se vuelve irrecuperable?»

«Bien, si dejamos de lado la degradación de los protones y la posibilidad de que los rayos cósmicos eliminen las conexiones, creo que las memorias son inalterables. Lo que pasa es que se vuelven... inencontrables. Piensa en la pérdida de memoria como si fuera un incendio forestal. Es algo natural. No debería dar miedo. Piensa en las flores que crecen donde la tierra ha sido destruida.»

«Tu abuelo tuvo la enfermedad de Alzheimer. ¿Lo sabías? Quizá no debería decírtelo.»

«Ya lo sabía. Papá me lo dijo hace años. ¿Fue rápido?»

«Peor: fue lento.»

Misty se ha hecho amiga al instante de una chica que corría y había estado tomándose el pulso. Los perros lo tienen muy fácil.

Mi madre ha dicho: «He estado preguntándome si, gracias a la ciencia, no habremos prolongado demasiado el tiempo que debemos permanecer en la Tierra, y también me pregunto si no estaría bien expirar antes de que se cumplan los 71,5 años que garantiza nuestro gobierno.»

«Mamá, ¿no será ésta una conversación tipo: hijo mío, tengo cáncer, verdad?»

«No, por Dios. Es que, al ver a todos esos ancianos tan solos, desmemoriados y demás, me entran pensamientos sombríos. Eso es todo. Qué egoísta por mi parte, darte la lata de este modo.»

A mi madre le enseñaron que los problemas de los demás eran más importantes que los suyos.

«¿Algo más...?», he preguntado.

«Y ahora me hago preguntas, eso es todo.»

«¿Qué preguntas?»

«Tengo la sensación de estar perdiéndome... a mí misma. Suena muy a ama de casa aburrida, pero no estoy aburrida. La verdad es que yo también tengo problemas.» Le he preguntado qué problemas tenía, pero me ha dicho que era mejor no hablar de los problemas y ése es, tal vez, el principal problema de mi familia. Voy a entrar en un grupo de debate metafísico.»

«¿Qué dices?»

«Creerás que estoy majareta» (nunca había oído a nadie utilizar la palabra majareta sin intención irónica, y se ha producido la típica pausa de comunicación vía satélite antes de que pudiera contestar: «¡Claro que no!» Karla y yo tenemos un grupo de debate metafísico los dos solos casi todas las noches).

«Claro que no.»

He pasado la última parte del día de PASEO, recorriendo lentamente esta maravillosa bahía con Karla. Las autopistas... son magníficas: la 280 que recorre la cresta de la montaña que se extiende hacia el norte, más allá de las salidas de Pacifica y Daly City; el nudo en trébol de la autopista 92 en dirección a Hayward
y
la bahía de Half Moon, junto a la 101. Son tan sensuales, tan infinitas, tan llenas de promesas.

Hemos cruzado los potreros y hemos hecho eso de correr en cámara lenta el uno hacia el otro; hemos ido a Molly Stone's, en la calle California, a jugar en la cabina bioanimatrónica en la que aparecen unas verduras que cantan. Después hemos buscado un restaurante italiano para imitar la clásica escena del beso y los espaguetis de
La dama y el vagabundo
.

Durante la comida, hemos charlado sobre criptografía. Se me ha ocurrido preguntarme qué pinta tendría un párrafo sin vocales al recordar que, cuando Ethan conoció a Michael en el restaurante Chili's, Michael se entretuvo en borrar las vocales de la carta. Así que más tarde experimentaré con eso.

Abe:

«Hoy ha dejado de llover, asi que he saildo y he dado algunos saltos en la cama elástica. Pero no era lo mismo sin Bug al lado haciendo un minucioso esquema de la fabricación de un cuadripolo con un detalle exquisito.

Me pregunto si no hablo lo suficiente con los seres humanos a lo largo de un día concreto... Tengo algunas interacciones casuales, pero no son gran cosa, en realidad. Y con la gente que, teóricamente, tengo cerca, como mi familia... tampoco hablo de temas profundos con ellos.

De todos modos, esta bien que nosotros hablemos de cosas. Nunca lo habia hecho. Y a veces me siento un poco perdido. Bien, ya he dicho demasiado. Voy a enviarte esto antes de que no pueda callarme.»

Esta noche, barbacoa
chez
mamá y papá.

Nos hemos puesto a hablar sobre el Consumer Electronics Show (CES), la feria de productos electrónicos que se celebra en Las Vegas cada mes de enero y en Chicago cada mes de julio; mi madre nos ha preguntado por qué el CES es tan importante y Ethan ha dejado de comer, ha arrancado un pomelo del árbol que está junto a la glicina y le ha contestado de inmediato. Es encantador con mi madre. Se llevan muy bien. Pero no es una amabilidad a lo niño repelente tipo Eddie Haskell. Es amable amable. Es también un soplahojas informativo:

«El CES empezó a celebrarse anualmente en Las Vegas como espectáculo comercial dedicado a la pornografía y a los altavoces para automóviles. De modo marginal, empezó a exhibir videojuegos a principios de los ochenta. Los juegos se consideraban una novedad de carácter secundario y ha sido más recientemente cuando se han revelado como el camino hacia el futuro de la raza humana. Además de las editoriales, en el CES de Las Vegas encuentras lo que se conoce como un «Demo Derby»: las compañías como la nuestra tienen que tener un ejemplar de demostración de los productos para enseñar sus posibilidades —Toys-R-Us, Blockbuster y Target—, así como sus planes de negocios y las investigaciones de mercado. También hay que tener lo que se llaman «presentaciones de producto» en las que enseñas a la prensa tu producto para atraer a potenciales empresas que desarrollen software para él, y también para conseguir nuevos negocios. He ido ya a dieciocho ediciones del CES. Te encumbran o te hunden.»

Tras esto, Susan ha dicho: «¿Podéis creer que, en el acuario Sea World, se me ocurrió preguntar a Ethan sobre los hábitos alimenticios de Shamu? ¿Cómo puede recordar todas estas cosas? Si es que las recita de un tirón.»

Bug ha roto con Jeremy; dice que está demasiado politizado y que es demasiado extremista. Se ha mostrado bastante abierto con Karla y conmigo.

«Jeremy quería que yo fuera exactamente igual que él, y no me importaría, si no fuera porque él es exactamente igual que todos sus amigos. Eso es como estar otra vez en Coeur d'Alene, pero con pasta y unos pectorales más marcados. Y no me molesta que Jeremy quiera que sea como él; hasta me parece bien. Lo que me preocupa es que Jeremy es esencialmente distinto a mí y somos demasiado dispares para llegar a estar sincronizados. Pensaba que sería un poco más fácil ligar con alguien. No lo es. Y lo que de verdad me asusta es darme cuenta de que soy vulnerable a los cambios de identidad por lo desesperado que estoy por encontrar un nicho comercial. Me siento como si fuera la pepsi crystal.»

Mientras hablábamos de todo esto, mi padre iba trajinando por ahí. Está construyendo en el espacio y el tiempo reales la estación espacial que estoy diseñando. Me ha preguntado dónde estaba la caja con piezas de ocho botones. («Ahí, junto al recipiente de bolas de plástico.» «Ah, es verdad, ahí están.»)

Bug ha proseguido: «Ya sé que soy una especie de
nerd
, que no me visto bien y que a veces refunfuño, Pero quiero seguir siendo yo. Quiero encontrar a alguien, claro que sí, pero no quiero terminar peor de lo que estoy.» Y ha vuelto al trabajo.

Ethan se ha dejado caer por la oficina. «¿Objetivos? ¿Estamos alcanzando nuestros objetivos, oh, sistema de entrega mío?»

Susan, Emmett, Dusty y alrededor de una docena de Chyxs se han organizado en la Red y han decidido hacer un piquete en Fry's por fomentar la anulación de la inteligencia femenina no vendiendo tampones. El
San José Mercury News
las ha entrevistado, les ha hecho una foto y se ha marchado enseguida. ¡Victoria!

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Sábado

Michael y Ethan no han aguantado más y nos han comunicado la noticia: NO tenemos dinero. Antes de anunciarlo, se han asegurado de que mi padre no estuviera delante, lo cual es muy amable por su parte. Más o menos, ya lo sospechábamos, así que, al final, no ha sido ninguna sorpresa.

De repente, Microsoft no parece tan mal. ¿Cómo pudimos ser tan tontos como para marcharnos? Microsoft es, ante todo, un negocio, no un estado del bienestar social para las 13.000 personas que tuvieron la suerte de entrar en el momento adecuado.

Michael está petrificado ante la idea de que tengamos que vender su Lego. «Es tan bonito, sería un crimen... un pecado... deshacerlo todo. Y la semana pasada la revista
ID
vino a hacer una foto.»

Lo cierto es que estamos de acuerdo con él sobre el Lego: es demasiado bonito para venderlo. En algún instante concreto que tuvo lugar hace algunas semanas cobró vida, como si fuera un fragmento de ADN al que se le añade el número adecuado de proteínas. No podemos matarlo.

De repente, se me ha ocurrido que Ethan podría vender su reloj Patek Phillipe. En este momento vale 35 millones de yenes. He dicho: «Ethan, vende tu reloj», y él me ha contestado: «No me puedo creer que Pensaras que era bueno», y lo ha dejado caer dentro de la cafetera diciendo: «Seis dólares. Kowloon 1991.»

No hemos hecho nada en toda la tarde. La verdad es que nos hemos emborrachado. No tenemos ni idea de qué vamos a hacer. Supongo que trabajar un poco más.

Abe parece estar a punto de transformarse en un ser no lineal. Su correo electrónico se ha convertido en el indicador de un proceso alarmante:

«A los 21 años, uno hace un pacto faústico consigo mismo: la compañía para la que trabajas tiene permiso para quitarte de 7 a 10 años de tu vida, pero a los 30 tienes que abandonar la compañía; si no lo haces, es que te pasa algo RARO.

El sistema tecnológico se alimenta de chicos brillantes y asociales procedentes de familias divorciadas con padres muy comprometidos con la educación pública. ESTAMOS en una nueua industria; en ella no hay muchas personas mayores. Estamos en la vanguardia de una prolongación de la adolescencia.

Como acostumbra a pasar con la gente de Microsoft, he trabajado como un loco de los veinte a los treinta y entonces me he dado contra la pared y me he quedado *APLASTADO*.

Pero piensa el modo en que las culturas de alta tecnología prolongan deliberadamente la adolescencia de sus empleados hasta los veintimuchos, cuando no hasta los treinta y pocos. Me refiero a todos esos ¡JUGUETES NERF y BEBIDAS GRATIS! Y al modo en que las empresas tecnológicas ni siquiera llaman a su trabajo "la oficina", sino "el campus".

Es enfermizo y perverso. Por lo menos, en California NO trabajáis en un campus.

Cuando tienes 30 años empieza "el cierre"... te das cuenta de que no va a durar siempre... el juego se convierte en algo mucho mós serio. La gente se compromete mós con su trabajo.

Enigma: no puedo imaginarme sin estar dedicado por completo a un trabajo... el 100% de mi... pero si lo HAGO, nunca tendré "una vida propia" (sea lo que sea eso). El problema es, ¿¿quién quiere tener un trabajo que no pueda absorberlo en un 100%??

¿TE DAS CUENTA?»

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