Zombi: Guía de supervivencia (5 page)

BOOK: Zombi: Guía de supervivencia
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CLASE 4
(Véase «Vivir en un mundo no muerto», pp. 194-226)

DETECCIÓN

Todo brote de no muertos, sin tener en cuenta la clase, tiene un principio. Ahora que hemos definido al enemigo, el siguiente paso es la alarma previa.

Saber qué es un zombi no te servirá de nada si no eres capaz de reconocer un brote antes de que sea demasiado tarde. Esto no quiere decir que construyas un puesto de mando contra zombis en el sótano, claves alfileres en un mapa y acapares la radio de onda corta. Lo único que se requiere es buscar las señales que a una mente desentrenada se le pasarían por alto. Estas señales incluyen:

1. Homicidios donde las víctimas son ejecutadas mediante un tiro en la cabeza o por decapitación. Ha ocurrido muchas veces: la gente reconoce qué tipo de brote es e intenta afrontar el problema con sus propias manos. Casi siempre, las autoridades locales los acusan de asesinos y son perseguidos como tales.

2. Personas desaparecidas, particularmente en zonas salvajes o deshabitadas. Hay que prestar mucha atención a si uno o más miembros de la búsqueda desaparecen también. Si la historia se televisa o fotografía, fíjate en el nivel de armamento que lleva el equipo de búsqueda. Más de un rifle por grupo podría significar que se trata de algo más que una simple operación de rescate.

3. Casos de «enajenación violenta» en los que el sujeto ataca a amigos o familiares sin usar armas. Date cuenta de si el atacante muerde o intenta morder a las víctimas. Si lo hace, ¿aún permanece alguna de las víctimas en el hospital? Trata de descubrir si alguna de las víctimas murió, de forma misteriosa, en los días posteriores al mordisco.

4. Disturbios u otro altercado civil que empiece sin ser provocado u otra causa lógica. El sentido común te dirá que la violencia en cualquier estrato social no ocurre sin un catalizador como la tensión racial, las acciones políticas o las decisiones legales. Incluso la llamada «histeria colectiva» puede llevarnos hasta el origen del problema. Si no lo descubre nadie, encontrarán la respuesta en alguna otra parte.

5. Muertes por enfermedad en las que no se determina la causa o parecen altamente sospechosas. Los decesos por enfermedades infecciosas son, si comparamos con hace un siglo, escasos en el mundo industrializado. Por esa razón, los nuevos casos siempre atraen a los medios. Fíjate en los casos donde la naturaleza exacta de la enfermedad quede sin explicar. También estate alerta de aquellas explicaciones sospechosas como el virus del Nilo occidental o la enfermedad de las «vacas locas». Podría tratarse de ejemplos de encubrimiento.

6. Cualquiera de las anteriormente citadas donde se prohíba la presencia de los medios de comunicación. Es extraño que en Estados Unidos se censure por completo una noticia. Si se da el caso debemos observarlo inmediatamente como una luz roja. Por supuesto, puede haber muchas razones diferentes a un ataque de muertos vivientes. Por otra parte, cualquier evento que provoque restricciones de un gobierno tan consciente como nosotros de los medios merece gran atención. Lo cierto es que, sea lo que sea, no puede ser bueno.

Una vez que el acontecimiento capta tu atención, síguele el rastro. Anota la localización y la distancia a la que se encuentra de ti. Busca incidentes similares en los alrededores o cerca del emplazamiento original. Si, en los siguientes días o semanas, esos incidentes tienen lugar, estúdialos cuidadosamente. Anota la respuesta de las fuerzas de la ley y otras agencias gubernamentales. Si reaccionan más enérgicamente con cada caso, hay posibilidades de que esté teniendo lugar un brote.

ARMAS Y TÉCNICAS DE COMBATE

Eran al menos quince o veinte; hombres, mujeres, niños. Abrimos fuego a setenta, quizá ochenta metros. Veía cómo salían volando pedazos de carne. ¡Nuestros disparos dañaban sus jilas! Pero seguían avanzando. ¡Simplemente, siguieron avanzando! Divisé a uno y dejé escapar una ráfaga de mi BXP. Sé que le rompí en dos la columna porque aquel hombre se dejó caer como una hoja. Aún con espasmos en las piernas, ¡se arrastraba hacia mí! A veinte metros, abrimos fuego con el Vektor. ¡Nada! Veía cómo los trozos de órganos y huesos les salían disparados por la espalda. Había extremidades literalmente serradas por las articulaciones. La SS77 es la mejor ametralladora jamás construida: 840 metros por segundo, 800 disparos por minuto; pero no estaba consiguiendo ¡absolutamente nada! Con las granadas sólo habíamos conseguido derribar a uno de ellos. ¡A uno! Su cuerpo mutilado estaba inmóvil pero la cabeza aún intentaba mordernos. [Nombre no revelado] empezó a disparar con su RPG. El maldito proyectil dio de lleno en un blanco fácil de atacar ¡y destrozó una roca que había detrás! Finalmente, cuando estaban a cinco metros de nosotros, usamos la poca gasolina que nos quedaba para el lanzallamas. Los hijos de puta se encendieron como antorchas pero ¡no se detuvieron! Uno de ellos agarró a [Nombre no revelado], haciéndolo prender también mientras le mordía en el cuello. Vi al resto de aquellas cosas rodearlo conforme nos perdíamos entre la jungla. Una multitud de cuerpos agachados ardiendo desgarrando a otra antorcha humana que no dejaba de gritar. ¡La puta que parió al demonio, ¿qué diablos se suponía que teníamos que hacer?!

MERCENARIO SERBIO DURANTE LA GUERRA CIVIL DE ZAIRE, 1994

Elegir las armas correctas (nunca lleves sólo una) puede establecer la diferencia entre un montón de zombis muertos o convertirte en uno de ellos. Cuando te enfrentas con un no muerto, es fácil creer en la estrategia de supercomando: cargar con las armas más pesadas y más potentes posibles y salir a patearles el culo. No sólo es absurdo, también es suicida. Los zombis no establecen torres de control al más puro estilo de Tras la línea enemiga, con un derribo en masa a la primera descarga teatral de artillería. Armarse para el encuentro con un zombi requiere una consideración especial, tener la cabeza bien fría y hacer un análisis práctico de todos los factores implicados.

REGLAS GENERALES

1. ¡OBEDECE LA LEY!:
Las regulaciones gubernamentales sobre armas de fuego y explosivos dependen de donde te encuentres. Síguelas al pie de la letra. El castigo puede ir desde una multa considerable hasta el encarcelamiento. En cualquier caso, el resultado que supone un expediente criminal es algo que ¡no puedes permitirle! Cuando los muertos lleguen, las fuerzas de la ley deben considerarte como un ciudadano modelo, alguien en quien confiar y a quien dejar solo, y no como un criminal de cuestionables antecedentes que debería ser interrogado a la primera señal de problemas. Afortunadamente, tal y como este capítulo te mostrará, de forma sencilla, las armas legales te servirán más que las armas de destrucción masiva.

2. ENTRENA CONSTANTEMENTE:
Poco importa el arma que uses, un simple machete o un rifle semiautomático, debe convertirse en una extensión de tu cuerpo. Practica tanto como te sea posible. Si se imparten clases, apúntate por todos los medios. Aprender de instructores cualificados te ahorrará mucho tiempo y energía. Si puede desmontarse el dispositivo, hazlo tanto de día como de noche hasta que conozcas cada clavija, cada soporte, cada curva y borde de ese aparato tan importante. Con la práctica aparecerán la experiencia y la confianza, dos rasgos que debes desarrollar a la hora de salir victorioso de la batalla contra los muertos vivientes. La historia ha demostrado que una persona bien entrenada con una sola roca, tiene más posibilidades de sobrevivir que un novato con la última maravilla tecnológica.

3. CUIDA TUS HERRAMIENTAS:
Las armas, por muy simples que sean, deben cuidarse como si se trataran de seres vivos. Cualquiera con algo de experiencia en armas de fuego sabe que la inspección y la limpieza forman parte de la vida diaria. Esto también se aplica a las armas para el combate cuerpo a cuerpo. Debemos pulir y proteger del óxido las espadas. Las empuñaduras necesitan revisión y mantenimiento. Nunca abuses de tus herramientas o las expongas a un deterioro innecesario. Si es posible, haz que un profesional con experiencia las examine con regularidad. Estos expertos detectarán los primeros defectos imperceptibles para el usuario principiante.

4. ATENCIÓN A LOS ARTILUGIOS DE EXPOSICIÓN:
Muchas compañías ofrecen una variedad de réplicas de armas, como espadas, arcos, etc., creados, simplemente, para la decoración. Examina siempre los artilugios seleccionados a conciencia y asegúrate de que se fabricaron para usarlos en la vida real. No confíes exclusivamente en la palabra de la compañía. «Lista para el combate» puede significar que el artículo podría soportar unos cuantos golpes en un escenario teatral o en una exposición de historia, pero se romperá por la mitad en el momento crucial de un enfrentamiento a vida o muerte. Si los recursos lo permiten, compra una réplica y entrena con ella hasta que se rompa. Sólo entonces deberías confiar en sus habilidades.

5. DESARROLLA EL ARMA PRINCIPAL:
El cuerpo humano, si lo cuidamos y entrenamos correctamente, es la mayor arma que existe. Los estadounidenses son conocidos por su mala dieta, su falta de ejercicio y su implacable fetichismo por la tecnología del ahorro de trabajo. Tan conocida como es la expresión «parecer un vegetal», un término más apropiado para ellos sería «ganado»: gordo, vago, apático y listo para que te coman. El arma n.° 1, la herramienta biológica que es nuestro cuerpo, puede y debe ser transformada de presa a depredador. Sigue una dieta estricta y un régimen de buena forma física. Concéntrate en lo cardiovascular en lugar de los ejercicios para aumentar la musculatura. Controla cualquier enfermedad crónica que puedas padecer, sin importar lo leve que sea. Aunque tu peor dolencia sean las alergias, ¡trátalas con regularidad! ¡Cuando surja una situación, debes saber exactamente de lo que tu cuerpo es capaz! Estudia y domina al menos un arte marcial. Asegúrate de hacer hincapié en controlar la forma de escapar más que en asestar golpes. Saber cómo escapar de las garras de un zombi es la habilidad más importante y la única que debe preocuparte cuando te encuentres en un combate cuerpo a cuerpo.

COMBATE CUERPO A CUERPO

El combate cuerpo a cuerpo debería evitarse siempre.

Como un zombi carece de velocidad, es más sencillo correr (o caminar rápido) que quedarse y luchar. Sin embargo, puede que necesites matar a un zombi de cerca. Cuando ocurra esto, la coordinación en fracción de segundos será crítica. Un movimiento en falso, un momento de duda y sentirás unas manos frías aferrarse a tu brazo, o unos dientes afilados y rotos mordiéndote.

Por esta razón más que cualquier otra, elegir un arma para el cuerpo a cuerpo es más importante que cualquier otra de esta sección.

1. MAZAS

Cuando usas un arma sin filo, el objetivo es aplastar el cerebro (recuerda que la única manera de matar a un zombi es destruyendo su cerebro). Esto no resulta tan fácil como suena. El cráneo humano es una de las superficies más duras y perdurables de la naturaleza. Del mismo modo, lo es el del zombi. Se necesita una fuerza extrema para fracturarlo y no menos para hacerlo pedazos. Sin embargo, debe hacerse, y hay que hacerlo, de un único golpe en el lugar adecuado. Fallar tu objetivo o no conseguir traspasar el hueso te dejará sin una segunda oportunidad.

Las varas, hachas de mano y otras mazas de madera son buenas para quitarse de en medio o salir airoso de un ataque individual. Lo que hace falta es peso y fuerza para poder dar un golpe letal. Una sección de una tubería de plomo funcionaría en un único encuentro, pero es demasiado pesada para los que están en movimiento. Un mazo tiene la misma limitación y también requiere práctica para aquellos que lo usen para pegar a un objetivo en movimiento. Las barras de aluminio son lo suficientemente ligeras para valer en una pelea, tal vez dos, pero sabemos que se doblan después de un uso prolongado. El estándar, el martillo de carpintero tiene un poder espectacular pero un alcance muy limitado. Su mango corto permite al zombi agarrarte del brazo y pararlo. Una porra de policía, hecha de plástico de acetato (en muchos casos), es lo suficientemente resistente para cualquier batalla pero le falta el poder letal para asesinar de un solo golpe. (Nota: fue diseñado con esa intención.)

La mejor maza es el desencofrador de acero. Pesa relativamente poco y su construcción duradera la hace ideal para el combate cuerpo a cuerpo. Su curvo y semiafilado borde también permite un movimiento punzante a través de la cuenca del ojo, directamente hacia el cráneo. Más de un superviviente cuenta haber matado a los zombis de este modo. Otra ventaja del desencofrador es que puede utilizarse de palanca para abrir una puerta, levantar un objeto pesado o realizar otras tareas para las que fue diseñado en un primer momento. Ninguna de esas funciones puede llevarse a cabo con otra de las herramientas mencionadas anteriormente. El modelo de titanio, más ligero y duradero que el de acero, se está colando en los mercados occidentales desde Europa del este y la antigua Unión Soviética.

2. ARMAS AFILADAS

Las armas afiladas, de cualquier tipo, tienen ventajas y desventajas sobre las anteriores. Las que tienen suficiente fuerza para partir el cráneo en escasas ocasiones resisten después de varias repeticiones. Por esta razón, los cortes, particularmente la decapitación, cumplen la misma función que volarle la cabeza a alguien. (Nota: la cabeza diseccionada de un zombi aún puede morder y debe considerarse como una amenaza.) La ventaja de cortar en lugar de aplastar es que puede hacer que matar a un zombi sea innecesario. En algunos casos, seccionar una extremidad o serrar la columna vertebral es suficiente para incapacitar a un agresor no muerto. (Nota: seccionar una extremidad también conlleva la posibilidad de entrar en contacto con el virus a través del área expuesta.)

El hacha de un civil puede romper con facilidad el cráneo de un zombi, hacer pedazos el hueso y el cerebro de una sola embestida. La decapitación es igual de fácil; por esa razón el hacha ha sido la herramienta favorita para las ejecuciones durante siglos. Conseguirlo si una cabeza se mueve puede resultar difícil. Además de esto, si el golpe termina siendo un desastre total, tendrás que compensarlo largándote.

En última instancia, el hacha de mano, la más pequeña, es una buena arma. Si estás acorralado y las armas más grandes resultan inútiles, un golpe de hacha hará algo más que encargarse del agresor.

La espada es el arma afilada ideal, pero no bastará con cualquiera de ellas. Floretes, estoques y otras armas de esgrima no se han hecho para cortar. Su único uso posible sería una estocada directa a la cuenca del ojo seguida de un rápido giro dentro del cerebro. Este movimiento, sin embargo, sólo ha conseguido realizarse en una ocasión, por un esgrimista entrenado, y por eso no es muy recomendable.

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